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viernes, 27 de julio de 2018

PORQUE DIOS EXISTE, TODO ESTÁ PERMITIDO


Por: Jairo Báez

Unas palabras más en torno a lo nunca dicho literalmente, pero de cuya afirmación se cuenta, está en la Obra de Dostoievski, y la cual ha hecho carrera en las disertaciones sobre la moral humana: “Si Dios no existe, todo está permitido”. De entrada, podríamos asumir que todo lo permitido, no necesariamente encara la no existencia de Dios; más aún, sería igualmente valedero, enunciar una contrapartida con igual posibilidad de veracidad: “Porque Dios existe, todo está permitido”. No obstante, intentemos detenernos un poco, antes de avanzar, en la sentencia de marras para mirar algunas conclusiones no tenidas en cuenta.

De inicio, hemos de suponer sin el menor reparo que Dios tiene el control sobre todo lo existente y que, en ese orden de ideas, dictamina lo que debe y no debe hacer el hombre y no solamente en él, sino también en todo lo que puede o no puede existir. Esto, irremediablemente nos llevaría a un Dios bastante curioso y celoso, pues siendo capaz de controlar todo lo existente, permite la existencia del mal, lo cual no sería potestad del hombre sino de Dios mismo. Así nos encontramos ante una gran paradoja y suprema aprensión: Dios tiene la potestad sobre el bien y el mal; igualmente, tiene la potestad sobre el hombre y, sin embargo, permite al hombre ejecutar el mal para luego castigarlo. Se nos antoja curioso y aprensivo, porque si fuera un Dios y realmente tuviera la potestad de permitir al hombre su hacer o no, lo primero que debería no permitirle es ocasionar el mal y así no tendría razón para castigarlo. A menos, y la curiosidad aumentaría, que fuera un Dios ávido de crueldad y obediencia pero quisiera satisfacerse con una víctima inocente. Otra solución, para no castigar al hombre, sería no permitir la existencia del mal; así, ante la libertad que pudiera darle al hombre, éste no se vería compelido bajo ninguna circunstancia a cometer el mal, pues este no existiría.

 Al ser de este modo, todo lo permitido no está determinado por la existencia de Dios, sino por su propia voluntad. Y esto llevaría a la sana y prematura conclusión que esbozamos de principio: “Porque Dios existe todo está permitido”. Pues es Dios, todo poderoso, quien lo permite, no su existencia; en otras palabras, la condición de que todo esté permitido es la voluntad de Dios y para ello, necesariamente debe existir.  Aún más, Dios es imprescindible; sea lo que sea, al fin y al cabo, es lo único que hasta ahora ha sido asumido como causa original. Sea que exista para quienes dicen creer (teósofos) y no exista para quienes dicen no creer (naturalistas), Dios existe, pues no se trata de un cuerpo cierto sino de una suposición indispensable para poder dar una explicación a lo existente.

Por lo tanto, se hace más que imprescindible, para actualizar la discusión sobre la sentencia de marras, no confundir, la causa no causada, con la antropomorfización de la misma. Si Dios (causa no causada) es asumido en las mismas condiciones en que se asume la existencia del hombre, se estaría dando por hecho que esa causa actúa a voluntad y libre albedrío; (doble paradoja, pues se sabe que hasta ahora a quien se le supone libre albedrío, nunca lo ha tenido a plenitud). No obstante, si Dios, es asumido en rigor, compelido por unas leyes que están más allá de su voluntad y libre de todo razonamiento, se tendrá que aceptar que Dios es el culpable de todo lo existente y que, en ese orden de ideas, toda aquella variedad en el proceder del hombre en torno al bien y el mal, es absoluta y clara causa suya.

Si lo pensamos de nuevo, tenemos que afirmar que a Dios no se le puede declarar inmortal o mortal, pues eso sería demeritarlo y reducirlo a la misma condición del hombre. Dios es; por tanto no muere ni nace y por lo mismo, ha de ser el único causante de todo lo existente pero nunca culpable; pues no se le podría probar dolo en tanto no tiene voluntad, sólo es. Dios es causa de que el mal exista y de la existencia misma del hombre, pero no tuvo el libre albedrío ni la voluntad para la existencia o no existencia de ninguno de los dos. Que exista lo uno o lo otro son consecuencias de su propia existencia, no de su voluntad ni su razón. Antes bien, que Dios sea la causa del mal y del hombre es una consecuencia de la voluntad y razón del hombre.

Por otro lado, a pocos se les ha ocurrido detenerse en detalle en la contraparte; esto es, que Dios no sea bueno ni propenda por el bien en sí mismo sino que sea malo y se apasione por el mal. El mal, que hasta ahora ha sido delegado a uno de sus hijos, al más díscolo; pero también podría ser, una de las estrategias de Dios para allegar al mal, poner como chivo expiatorio de su legítima voluntad a su propio hijo. Y de la misma manera que hemos dicho, que si ha permitido al hombre cometer el mal, esta vez, si permite a su hijo caído incentivar el mal, es de su absoluta responsabilidad y voluntad lo que ocasionen los suyos. Empero, si volvemos a la sentencia de marras aducida a Dostoievski y ante la presencia del mal, nuestra sentencia sigue igualmente incólume: Porque Dios existe, todo está permitido. Y en su defensa, volveríamos a insistir, que no se trata la existencia o no de Dios, pues esta es insalvable, sino de la ausencia o presencia de voluntad y razón en él. Dios no tiene voluntad ni razón, solo es; por tanto, tampoco es culpable de lo que hagan sus consecuencias.

Si Dios no tiene voluntad, ni razón, error es intentar dialogar con él. Dios no entiende ni comprende y menos actúa a libre albedrío en la condición de sus consecuencias, sea este el hombre, su hijo o todas y cada una de sus consecuencias. Dios, en tanto causa no causada, es indiferente a la compresión, el entendimiento y las acciones que su emanación produzcan. Siendo más factible, concebir o Dios sin voluntad y sin razón y no obstante todo poderoso, no queda más al hombre que aceptar sus efectos. O en consecuencia, con tal deducción tan lapidaria, negar todo posibilidad de una causa no causada y asumirse cada hombre, en sí mismo, no como un Dios, sino como un ente capaz de ocasionar sus propias consecuencias y responsabilizarse de todos y cada uno de sus efectos y resultados.

jueves, 12 de julio de 2018

A PROPÓSITO DE LA GUERRA, DEL FASCISMO Y DE LOS ETERNOS PROBLEMAS DE OCCIDENTE

Por: Jairo Báez




Que nos hemos perdido en las seguridades que nos brinda un mundo tangible mediante los sentidos y olvidamos que somos seres de lenguaje, es una proposición que invita de nuevo a la reflexión. Desechamos ese logo tan perfecto de ¨seres hablantes¨ que por antonomasia nos corresponde, para asumir ilusamente que existen seres iluminados que no hablan sino que logran captar la realidad y describirla mediante la creación de un lenguaje depurado, capaz de trasmitir las verdades reveladas. En esa ilusión se la ha pasado occidente, denigrando de la condición de hablante, que hace aparecer un mundo mediante actos de lenguaje, pero, que en nada asegura el absoluto acceso a una realidad por siempre revelada. Perdido en la búsqueda de verdades finales, el hombre de occidente perdió el camino que le brinda esa condición, para hacer mundos mucho más acordes con una convivencia y aceptación de la multiplicidad de realidades que permitan una existencia dispar pero respetable. Sin aceptar que su consabida perfección de compresión e intelección de la realidad es un ¨palabrerío¨ más, aquel que lo produce y aquellos que se acogen a él, se asumen los únicos portadores de la verdad y así, combatientes inmisericordes contra todos esos que den lugar y compartan otros ¨palabreríos¨. Precisamente, así es como en la historia del occidente se puede ver que el palabrero pagano es combatido por el palabrero religioso y este, a su vez, combatido por el palabrero filosófico y, este último, combatido por el palabrero científico; esto, sin mencionar, que a su interior, se puede comprender lo mismo: un palabrero religioso, combate otro y así en cualquiera de los campos mencionados.

En occidente, advenimos fascistas al mundo y la gran lucha, que ha de encarar cada ser hablante, es exactamente esta, dejar de imponer nuestros criterios a los demás hablantes y permitir que cada uno se autoimponga su criterio; ya con eso es suficiente. Si a cambio de querer imponer nuestros criterios al otro, - desvalorizando la necesidad de imponer los propios a nuestro sí mismo-, promulgamos por ser coherentes con lo que enunciamos, el problema de lo occidente sería otro; no sería ese mismo que ha ocupado su hacer durante tantos milenios. La hegemonía no se impone, la hegemonía debe emerger espontáneamente, si aquella, en alguna parte de lo real yace. Por eso se debe insistir, la lucha, la única lucha que se ha de encarar es contra el fascismo que quiere homologar a todo ser hablante bajo un mismo saber y una misma práctica.

Si los auto-denominados investigadores y los amantes de la verdad de occidente, confesaran que sus grandes aportes y descubrimientos se dan más en las relaciones que establecen entre ellos en los pasillos, las cafeterías, los bares y las camas y que más bien nada, en las aulas de clase, los laboratorios y en los refinados experimentos, tal vez, el avance hacia una depuración de tanta palabrería que llaman ciencia podría tener un mejor futuro. De igual manera, si confesáramos que es más el narcisismo y el amor propio lo que nos mueve hacia la gloría intelectual y para nada el deseo de un bien social o, mínimamente, el bien hacia otro que no sea el sí mismo, las relaciones entre esos sujetos hablantes serían más auténticas; por tanto, más productivas para el bienestar de cada uno.

Una posición ética es lo que se necesita; una posición que arrastre a otros seres hablantes a su cumplimiento. Pero no mediante la imposición violenta y grosera sino mediante la seducción propia de quien se convierte en objeto de deseo del otro. La posición ética, esa que conlleva imaginar y simbolizar un real imposible para desde allí actuar, es lo que debería preocupar y ocupar a occidente; la anexión de otros a esa posición, total o parcial, en poca o gran medida, no debe ser ningún motivo de intencionalidad intrusiva y policiva; el despertar el deseo en el otro, al hacer evidente la forma como ese ser hablante actúa, imagina y piensa, será lo mucho, lo poco o nada esperado. Con sostenerse en una dicha posición ética es más que suficiente para garantizar el lazo social.

lunes, 20 de febrero de 2017

LO QUE CONSTITUYE MI SER

Por: Marco Aurelio


Todo lo que constituye mi ser no es más que un poco de carne con un aliento de vida y dotado de la facultad de pensar. Abandona tus libros, suprime las diversiones, pues nada de eso te está permitido, y pensando que eres perecedero, desprecia esta carne, montón de sangre y de huesos, tejido de nervios, de venas y de arterias.

Considera también lo que es tu respiración: aire, solo aire, siempre distinto, arrojado continuamente y aspirado sin cesar. Solo queda, pues, la parte principal, la que piensa. Ahora bien, habla contigo mismo; eres viejo; no tengas por más tiempo esclavizada esta facultad maestra y por deseos incompatibles con el bien de la sociedad, no consientas que sea sacudida como un muñeco. No te quejes de tu suerte presente ni temas la futura.

Tomado de Marco Aurelio. (2013). Pensamientos. Libro II. Madrid. Antígona. 

jueves, 25 de febrero de 2016

LA NOTA CARACTERÍSTICA DE LA VIRTUD PURA EN UN EJEMPLO

Por: Inmanuel Kant

Explíquese [a un niño de diez años de edad], la historia de un hombre honrado a quien se invita a secundar a los calumniadores de una persona inocente, aunque de posición modesta. Se le ofrecen ganancias, es decir, grandes regalos o una elevada distinción, pero los rechaza. Esto provocará solamente aplauso y aprobación en el alma del oyente, porque es ganancia. Pero ahora empiezan a amenazarlo con pérdidas. Entre esos calumniadores están sus mejores amigos, que ahora le niegan su amistad, próximos parientes que amenazan con desheredarlo, personajes poderosos que pueden perseguirlo y ofenderlo en cualquier lugar y estado, y un príncipe que lo amenaza con la pérdida de la libertad y aun de la vida. Pero, para colmar la medida del sufrimiento, para hacerle sentir también el dolor que sólo puede sentir íntimamente el corazón moralmente bueno, imagínese que su familia, amenazada con la más extrema miseria y aflicción, le suplica que ceda, y a él mismo, que aun siendo honrado, no está dotado de órganos rígidos, insensibles para la compasión como propia aflicción, en un momento en que desea no haber vivido jamás el día que lo expuso a tan indecible dolor, y, no obstante, se mantiene fiel a su propósito de honradez, sin vacilar o siquiera sin dudar: mi joven auditor se sentirá progresivamente elevado de la mera aprobación a la admiración y de ésta al asombro y, por último, a la máxima veneración y a un vivo deseo de poder ser él un hombre así; y, no obstante, la virtud en este caso sólo vale porque cuesta tanto, no porque produzca algo. Toda la admiración y aun aspiración a ser semejante a ese carácter, se funda totalmente en este caso en la pureza del principio moral que sólo puede representarse de modo que salte a la vista apartando de los móviles de la acción todo cuanto los hombres pueden incluir en la felicidad. Por lo tanto, cuanto más pura se represente la moralidad, tanto más fuerza debe tener sobre el corazón humano. De donde se sigue, pues, que para que la ley de las costumbres y la imagen de la santidad y virtud ejerzan algún influjo en nuestra alma, sólo pueden ejercerla recomendándola como móvil puro, desprendido de consideraciones sobre el bienestar propio, porque es en el sufrimiento donde más sublime se muestra. Pero aquello cuya eliminación fortalece el efecto de una fuerza motora, debió ser un obstáculo. Por consiguiente, toda mezcolanza de móviles que provengan de la felicidad propia, es un obstáculo para proporcionar a la ley moral influencia sobre el corazón del hombre. Yo sostengo, además, que aun en esa admirada acción, si el motivo que hizo que se realizara, era la elevada estima del deber propio, ese respeto por la ley, no una pretensión a la opinión íntima de grandeza de alma y modo de pensar noble y meritoria, es entonces lo que tiene la máxima fuerza sobre el ánimo del espectador y, por consiguiente, el deber y no el mérito es lo que debe tener sobre el ánimo, no sólo la influencia más determinante, sino, mirándolo a la debida luz de su inviolabilidad, la influencia más penetrante.

Referencia: Kant Inmanuel. Crítica de la razón pura práctica. Losada. Buenos Aires. 2007. Págs. 227-229.       

jueves, 7 de agosto de 2014

A PROPÓSITO DE LOS CUADERNOS DE HIROSHIMA DE KENZABURO OÉ

Por: David Parada
Sin duda cuando uno se enfrenta a una realidad cargada por la guerra y la muerte busca la voz y la mirada que ordenan y aprueban la destrucción sin sentido. Resulta inútil en esta tarea buscar y encontrarlo en los dirigentes de un país, en los noticieros, en las redes sociales o incluso en las víctimas, estas últimas más que querer poner en el espectáculo una escena horrorosa se encuentran atrapadas por la perplejidad y la urgencia de sanar las heridas causadas por el déspota que dejó tan gran herida con cicatrices para toda la vida. En esa medida solo después, mucho después, podrá hablarse de las dantescas escenas que el delirio por el poder deja como sombra sobre el yo, y quienes preocupados por esa oscuridad que habita en el hombre y que cierne sobre sí mismo van a intentar explicarlo, topándose con que hacen un libro sobre ello. A Kenzaburo Oé escritor japonés nacido en 1935 le sucedió con sus Cuadernos de Hiroshima publicados en el 2011.
Este escritor se dedica entre 1964 y 1965 a desenrollar de una gran madeja los hilos para resolver su pregunta sobre los efectos de la bomba nuclear no solo en los japoneses sino en la humanidad entera. Cuerpos pulverizados literalmente, sin cuerpo sobre el cual llorar su muerte es lo que más impacta de las escalofriantes escenas que va relatando Oé, quién aunque intenta respetar el silencio que muchas víctimas han reclamado por su situación y que no quieren que sea politizada, le parece también que el silencio total no es posible sobre todo cuando sabe que su vida personal fue afectada por el fantasma nuclear, uno de sus amigos se suicida por el miedo delirante que le causaba volver a vivir un impacto nuclear.
Cuenta todas las escenas de desesperanza y parálisis que la bomba dejó en los japoneses, un personaje central es aquel médico intentando revertir y curar esa enfermedad llamada bomba nuclear, en la que veía como las células se deformaban, mutaban y provocaban la muerte repentina de las personas sin tener un tratamiento para ello. Se decía que luego de esto la hierba no volvería a crecer durante por lo menos 75 años, y es aquí donde Kenzaburo pone su grito de crítica a los verdugos de este acto; dice que la moralidad del Japón siempre fue y será distinta a la occidental y estadounidense, dice que para el japonés la palabra moralidad en el sentido que se le daba en la antigüedad japonesa traducía: “ comentarista de la vida humana”, y siente que los japoneses son eso, y en cierta medida tiene razón dado que el hecho vivido allí deja en claro que son las víctimas de esta bomba las que pueden dar cuenta de la moralidad humana en un sentido que toca al más vil y falso de los humanismos, que muestra como a la fuerza y bajo el traumatismo, el Otro déspota, intenta inscribir significantes que con el tiempo tomarían el semblante de la energía nuclear, ya no de bomba. Cuenta Oé que los diarios y de por sí el lenguaje caligráfico no lograba inscribir las palabras “radioactividad” y “bomba atómica” para comunicar lo que había caído en Hiroshima, no había letra solo la Cosa. Afortunadamente la hierba volvió a crecer.
Descrito los eventos más ominosos el autor nos deja la duda de sí esta huella nuclear coincide con la locura desbordada de aquellos que decían ser los más dignos ejemplos de humanidad, si es posible con el resistirse a olvidar y no analizar poder aplacar la voz del delito en el nombre del poder, y si es posible mirar hacía un pasado que aún no deja de hablar en los cuerpos de personas que padecen del fantasma de las bomba nucleares, esos monstruos que con su irascibilidad dejaron en la humanidad un tufo de melancolía que se expresa en el poco interés por acceder a un Otro capaz de responder a lo que Kenzaburo Oé se pregunta sin preguntar en el título de uno de sus libros: Dinos como sobrevivir a nuestra locura.

miércoles, 5 de febrero de 2014

PARA UNA ÉTICA DEL LADRÓN


Por: Jairo Báez

Nunca será suficiente, ni la discusión cesará tan pronto y la situación permanecerá inamovible. El poder de un discurso, que logra tornarse hegemónico, mostrará su poder para imponer sus criterios, cuando se le interrogue sobre su veracidad. Y no obstante, habrá resistencia y deseos de diálogos, allí donde constantemente solamente es perceptible un oído sordo. El diálogo pacifista y armonioso neuro-bio-psi (neuro-bio-psicológico) es reflejo último de la dinámica que ha emergido desde aquel momento en que la filosofía fue perdiendo su lugar holístico de explicación y práctica, para dar lugar a saberes analíticos, que en su conjunto, se hicieron llamar ciencia. De la Cosa se pasó a las cosas, y del Objeto a los objetos; y con ello, la instauración de diferentes discursos, con pretensión de veracidad, que quieren eliminar a todos aquellos otros que, por a, b ó c  circunstancias, les sea impuesto el rótulo de falaz. El problema se acentúa cuando diferentes discursos apuntan al mismo objeto u objetos semejantes. Es el caso de la Psiquis (Psyche), esa parte que se disputan todos esos discursos que versan sobre lo humano y su sociedad.

Tres de los discursos que han querido dictar verdades absolutas sobre la Psiquis, han querido dialogar pero bien hubiera podido estar presente otro cúmulo de discursos y el debate se habrá complejizado aún más. La biología, la neurología y el psicoanálisis, hacen presencia para mostrar una vez más su posibilidad de diálogo; las conclusiones se evidencian pronto: no hay diálogo allí donde diferentes discursos convergen. Los psicoanalistas se quedan hablando solos. Se podría objetar que no solamente están estos tres discursos, que también está la filosofía presente, y que con la filosofía sí se pudo dialogar; pero aún así, no será fácil sostenerlo, pues es claro que los filósofos escuchados tendrán un claro aprecio por el psicoanálisis.

En este des-encuentro se escuchan tesis que vale la pena rescatar, no tanto por su novedad sino por el lugar que acusan en la actualidad. - Aunque es necesario señalar que por momentos no parecen tesis sino dogmas irrefutables -. Una de estas tesis señala que el sujeto ha muerto, la destitución del sujeto es promocionada por la misma neurología, pero a cambio se promueve como tesis complementaria la innegabilidad del objeto, el objeto es incuestionable, independiente de la imposibilidad que se tiene hasta el día de hoy de acceder a él. La tesis hegeliana de ese real que se escapa al ser cognoscente pero que mediante la dialéctica logrará ser atrapado, se muestra favorable para los intereses de la neurología. Esta tesis conlleva una paradoja ya mostrada por Jacques Lacan: un objeto conoce otro objeto, pero solo uno de ellos tiene la capacidad de conocer; y llevada esta tesis a ultranza, se tendría una petición de principio que sostiene que, el objeto que conoce es el objeto que conoce bien y los demás objetos no conocen porque conocen mal.  Es la tesis que da estatus a la biología darwiniana (!Darwin dio en el clavo!) y de paso permite al neurólogo asumirse en su verdad ineludible: por selección natural se logra la proeza de que un objeto conozca a los otros y, por solo petición de principio, se da por sentado que el camino para acceder a la verdad es el método que utiliza el neurólogo. En síntesis, sólo existe un método para llegar a desentrañar los secretos de la Psiquis, pero este no se ha encontrado aún, y si en algún momento se encuentra, estará en la depuración del método que utiliza la neurología, que asume como indiscutible la selección natural y, en el neurólogo, el ser favorecido por ella.

Otra de las tesis que se escucha sostiene que, el conocimiento se encuentra fragmentado y que, si se logra hacer alianza entre aquellos que lo portan, la solución a los problemas que plantea el objeto, estarán resueltos. Esta tesis, igualmente, tan de boga en las ciencias sociales y humanas, es la que ha despertado el interés por el trabajo interdisciplinario, multidisciplinario y transdisciplinario.  Las fluctuaciones en la práctica, que van desde el hacer cada uno lo que le corresponde ante el objeto (especializaciones), hacer lo que por convicción debe hacerse con el objeto, respetando las creencias de los otros (todo vale), hasta el hacer sin reparar en la necesidad conceptual (metaparadigmas), es notable en los ambientes académicos que ponderan el posmodernismo epistémico. Como consecuencia de esta tesis, todo esfuerzo, en solitario o mancomunado, es válido siempre que se tenga en mente el bien del objeto en el cual se opera. Empero, lo que no se tiene presente o se quiere obviar es que ese ¨bien para el objeto¨ no es el mismo para los diferentes discursos que avalan la praxis que deviene de ellos e, igualmente, no se comprende ni se entiende que existen incompatibilidades al analizar en detalle las singularidades de las diferentes prácticas que se asumen una por fuerza de la buena voluntad de convivencia entre diferentes profesiones. Los parámetros éticos, coherentes y consistentes, son los que se soslayan en este tipo de posiciones de concertación en la diferencia, que asume que todo discurso, devenido en práctica, tiene su potencial que no es posible desconocer.

La tesis anterior tiene su origen en un axioma: la defensa a la vida y vida sólo hay una. No obstante es, precisamente, ese axioma, el que habría que cuestionarse: ¿Qué es la vida? es una pregunta que no ha sido resuelta y que, cuando se ha intentado responder, se ha canalizado en sostener que la vida es aquello que fue definido por el cristianismo: la vida es un don de Dios, cuya máxima expresión se puede concebir en el ser humano; y, con mayor precisión, la vida a defender se encuentra en el cuerpo humano.  Esto nos lleva a retomar la primera tesis para llegar a una mejor comprensión de la posición neuro-bio, (neuro-biológica; también se podría incluir algunos discursos psi-): si el objeto conocedor se sostiene en la selección natural,  la vida se sostiene en el regalo dado por Dios, así que serán dos baluartes indiscutibles a defender por antonomasia, el método de la neurología y la vida fundada en los principios cristianos. De allí que si la psiquis se encuentra en el cuerpo, mal se haría al no centrar el estudio en la praxis para mantener el cuerpo vivo y en óptimo funcionamiento.

Otra tesis sostendrá que la fuerza de un discurso hace una praxis vital. El discurso decide lo que es la vida y esa decisión ocasiona una práctica que obliga a unas relaciones con el otro- Otro; esto es, a cada discurso subyace una ética que no es negociable con la ética de otros discursos; puede ser discutible, comentada, socializada, confrontada, con otros discursos, pero imposible de sincretizar. La coherencia y consistencia del discurso se levanta como único y posible juez ante la ética vital; los intentos de hacer pasar por el lenguaje, ese real que permanece imposible de franquear, tiene su fundamento en la pregunta aun no resuelta ¿Qué es la vida? Misterio inadmisible y difícil de resolver y de responder mientras se sea sujeto del lenguaje. 

De allí que la propuesta de quien escribe, interesado en los cruces de la locura y la política, es asumir, en este tipo de encuentros la ética del ladrón. El escuchar al otro-Otro es ya arriesgar a que le enrostren la escisión, la herida en el discurso que se asume coherente y consistente; y aun así, únicamente el sujeto del discurso aludido en su falta será quien decida si acepta la afrenta y, en silencio, se la roba como si fuera un tesoro para taponar el hueco que le ha sido señalado. No es la imposición del otro-Otro lo que haga mella en el discurso ajeno si este se cree completo y potencialmente práctico. Su complemento, viene en la palabra que se enuncia ante el oído sordo; algo habrá de corroer la obstrucción que ocasiona el sentimiento de estar completo y ser dueño de la verdad revelada. Cuando se enuncia un discurso, allá donde otros tienen el suyo propio, no habrá de ser para catequizar ni mucho menos para adoctrinar, pues ya Freud lo había señalado, hasta el loco ama su delirio como a su propia vida; entonces, es de esperar la resistencia discursiva por parte de los normales. Más si sopesamos que Freud debió mejor enunciar: el loco ama su delirio porque allí está su propia vida. Al enunciar un discurso, se está a expensas de que le roben algo, ese algo es un significante, aquel del que cualquier cosa podrán hacer.

sábado, 1 de junio de 2013

DIEZ EXPERIMENTOS PSICOLÓGICOS PARA REFLEXIONAR

Tomado de: Pijamasurf.com 
10 experimentos que de algún modo revelan la existencia de esas potencias que al menor descuido se apoderan de la frágil mente humana, ese juguete de fuerzas que nunca creeríamos que también nos habitan y forman parte de nosotros.

La mente humana —que de algún modo experimentamos como un teatro— se compone de elementos que fácilmente podemos manipular, sea con variaciones de la propia percepción o con agentes externos que, como los químicos, intervienen directamente en las estructuras del cerebro.

Sin embargo, como con todo experimento, la posibilidad de fracaso se encuentra siempre presente. Hay ocasiones en que las cosas no se resuelven como la hipótesis inicial lo planteaba y las variables salen del control de los experimentadores.

A continuación presentamos 10 experimentos que desbordaron todas las previsiones planteadas, demostrando de algún modo que la mente es, como querían los antiguos griegos, el juguete predilecto de potencias que se manifiestan solo cuando el precario dominio que ejercemos sobre ella afloja por un instante la rienda.

El experimento de la prisión de Stanford

En 1971, Philip Zimbardo, psicólogo en la universidad de Stanford, convocó a un grupo de estudiantes para estudiar la manera en que se asumen ciertos roles —y, secretamente, para explorar la noción del mal en el alma humana. Simulando una cárcel, algunos tomaron el papel de guardias y otros el de prisioneros, aunque sin avisarles previamente. Una mañana kafkiana los primeros fueron a los hogares de los segundos y los arrestaron, llevándolos a celdas donde los vigilaban y incluso más que eso: pasados algunos días, el poder obtenido súbitamente trastornó tanto a los guardias que pronto incurrieron en prácticas sádicas como la tortura. Apenas 6 días después de iniciado, Zimbardo se vio forzado a suspender el experimento.

Wendell Johnson y los huérfanos tartamudos

Tomando como sujetos de experimento a 22 niños huérfanos, 10 de ellos tartamudos, Wendell Johnson, de la universidad de Iowa, los dividió en dos grupos que recibieron, cada uno por su cuenta, terapia del lenguaje, solo que el primero con un terapista que reconocía sus progresos y el otro con uno que castigaba sus errores. Con el tiempo, los niños pertenecientes a este último grupo mostraron serias afectaciones en su salud mental e incluso algunos desarrollaron trastornos que antes no tenían. Todo esto sucedió durante seis meses 1939. En 2007, seis de los niños del grupo “negativo” recibieron una compensación de casi 1 millón de dólares por el daño causado por el experimento.

MK-ULTRA

El célebre proyecto MK-ULTRA de la CIA, que tenía como propósito fundamental explorar la noción y las aplicaciones del control mental, fue durante la década de los 50 y los 60 un semillero de individuos desequilibrados cuyas vidas terminaron destruidas por esta ambición de reducir a una persona —y eventualmente a cientos o miles— a un objeto sin voluntad propia.

Elefantes en LSD

El LSD, una de las drogas favoritas de la experimentación en la década de los 60 y los 70, enigmática en sus efectos sobre la mente, conoció también una prueba en que fue administrada a un elefante por Warren Thomas, director del Lincoln Park Zoo situado en Oklahoma. Su prueba, sin embargo, aportó poco o nada al conocimiento científico, pues el animal que recibió la dosis murió a los poco instantes entre convulsiones y estremecimientos.

El experimento de Milgram

Antecedente directo de Zimbardo, Stanley Milgram estaba obsesionado con el concepto de autoridad y la manera en que cualquiera lo asume casi sin reflexionar, apegándose inmediatamente a los mandatos de otro solo porque, digamos, este viste una bata (y entonces suponemos que es un médico) o se encuentra en una jerarquía social superior (categoría que, cuando se le mira de cerca, también parece bastante endeble). En particular Milgram no entendía el asunto del Holocausto, el hecho de que una persona perdiera toda piedad, compasión y demás emociones humanas y, aparentemente como si realizara una acción mecánica, matara a decenas o cientos de personas.

El experimento de Milgram consistió en pedir a una persona que hiciera preguntas a otra, a quien cada respuesta equivocada le costaba un choque eléctrico cuya intensidad aumentaba a la par de los errores, todo esto supervisado por un hombre con la aparente autoridad de un científico que conocía las razones del experimento.

Lo que no sabía la primera persona es que su contraparte era un actor que fingía el dolor sentido por las descargas eléctricas, mismas que en realidad no existían.

Para sorpresa de Milgram, había personas que siguiendo las órdenes del supervisor seguían aplicando los choques a pesar de que el hombre se retorcía de dolor y suplicaba que su agonía cesara.

Esquizofrénicos que dejaron de tomar sus medicinas

En los ochentas, un grupo de psicólogos de la Universidad de California diseñó un experimento para saber cómo mejorar el tratamiento de la esquizofrenia, teniendo como fase fundamental que pacientes con esta enfermedad suspendieran los medicamentos que acostumbraban consumir para mantenerla a raya. La medida fue contraproducente y casi todos vieron exacerbados sus síntomas. Incluso uno, Tony LaMadrid, saltó desde la azotea de un edificio seis años después de haber formado parte del estudio.

El pozo de la desesperanza

Como inspirado en una ficción de Poe o algún otro maestro del terror, el psicólogo Harry Harlow buscó arrancar su secreto al amor aislando monos en un aparato que denominó “el pozo de la desesperación”, una cámara vacía en la que el animal se encontraba privado de todo estímulo y socialización. ¿Los efectos? Ninguno otro más que la locura, manifestándose en comportamientos como que algunos animales comenzaron a comerse a sí mismos. 

La Tercera Ola

La Tercera Ola (The Third Wave) fue el nombre que recibió un experimento a un tiempo psicológico y político, en el que se pretendió comprender cómo una sociedad democrática podría virar hacia el fascismo y el autoritarismo. Entre un grupo de estudiantes adolescentes se creó una especie de “clase privilegiada” u orden en la que eran admitidos solo unos cuantos. Y si bien, de inicio, esta circunstancia motivó a todos a esforzarse por pertenecer a dicha élite, con el tiempo sus miembros desarrollaron prácticas como la marginación y la discriminación de quienes no gozaban de dicho privilegio, comportamientos que incluso fueron llevados más allá del salón de clases. Bastaron cuatro días para que el experimento, ante la evidente falta de control, se diera por concluido.

Terapia de aversión a la homosexualidad

Si toda enfermedad tiene su cura y la homosexualidad es una enfermedad, entonces esta puede curarse. Víctimas de tan falsa e insostenible lógica, muchas personas en la década de los 60 asistieron a terapias que prometían curarlas de su orientación sexual y devolverlas a la “normalidad”. Técnicas entre las que destacó la “terapia de aversión”: al mismo tiempo que una persona era expuesta a imágenes homosexuales, se le daban electroshocks e inyecciones que provocaban náuseas y vómito.

David Reimer

Con tan solo 8 meses de edad, en 1966, David Reimer perdió su pene a causa de una circunsición mal realizada. John Money, psicólogo, sugirió entonces a sus padres que la mejor alternativa para el futuro desarrollo del pequeño David era una cirugía de cambio de sexo. Money, sin embargo, tenía intereses propios en el asunto y, sin comunicárselo a los padre, utilizó al recién nacido para probar que la identidad de género no era innata, sino una consecuencia de la educación y la interacción social. David se transformó en Brenda y aunque sus genitales tenían la apariencia de una vagina y desde siempre recibió suplementos hormonales, actuó como un niño durante toda su infancia. Esto provocó que la familia se separara. A los 14 Brenda supo la verdad, y tomó la decisión de volver a ser David, nombre con el cual se dio muerte a los 38 años.

jueves, 10 de noviembre de 2011

COMUNICADO MOVIMIENTO ESTUDIANTES COLOMBIANOS

EL PRESENTE DE
LA EDUCACIÓN SUPERIOR
NOS PREOCUPA

Mediante la difusión de distintos medios de comunicación se ha disfrazado la realidad en torno a la propuesta de reforma a la ley de Educación Superior, presentada  y radicada en el congreso por el presidente Juan Manuel Santos y la ministra de educación María Fernanda Campo. Si este proyecto de ley es tan positivo, se ha preguntado usted,  ¿Por qué los estudiantes de las distintas universidades colombianas, públicas y privadas nos oponemos a él??

¿Sera que es tan bueno como lo pintan?¿Sera que en realidad hay más presupuesto para la educación superior?¿Nos servirán los créditos para asegurar la cobertura en educación?¿Si habrá mayor inclusión?¿Se dará un mejoramiento continuo de la calidad educativa?,¿Se respetara la autonomía de las instituciones?¿Se respetara el derecho a la educación?

EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL NACIONAL DICE
 ¡NO!

Las razones son las siguientes:

- Las regalías siguen siendo un medio de financiación con ánimo de lucro y con lucro no se garantiza la calidad, solo el enriquecimiento de los mismos.

- Si abren 92.000 cupos mas, sin mejorar el presupuesto real para cada estudiante (para  infraestructura, bibliotecas, laboratorios, investigación etc), no solo nada se logrará, sino que se deteriorara la calidad de la educación ofrecida a cada estudiante.

Usted, padre de familia, amigo, ciudadano, hombre o mujer, que ha sido víctima de los créditos de vivienda (que es el mínimo necesario para vivir), se endeudaría con su hijo, para pagar sus estudios, sabiendo que luego se quedaría pagando por ello más de 15 años?. En últimas ¿estudio 5 años y me endeudo 15?, pagando cuotas con interés compuesto que aumentaran constantemente!!

- Las carreras técnicas y tecnológicas tendrán prioridad en los créditos, además serian los lugares privilegiados para que nos eduquemos –según esta ley- , lo que implica que ser profesional seguiría siendo privilegio de unos pocos, mientras la mayoría de la población se prepararía para ser mano de obra barata, o maquiladores, dedicados solo a trabajar sin derecho a pensar. Queremos pensar, queremos transformar, queremos cuestionar, investigar, porque es la vía del conocimiento el  camino hacia el verdadero desarrollo humano y social.

- Porque obtener un buen resultado en el ICFES ya no es garantía de reconocimiento social,  ni de apoyo económico, puesto que a lo que se accede es una “beca crédito”, ¿otro endeudamiento más??? ¿Qué paso con la responsabilidad del estado?

En una sociedad como la nuestra, donde la educación es promulgada como derecho fundamental, es un deber del estado proporcionar educación de calidad, accesibilidad de todos a ella, de forma gratuita y enmarcada en un Estado de derechos, no es posible admitir este tipo de reformas. Por ello, nos oponemos a que nuestro derecho a la educación no se respete, que se nos engañe, los estudiantes no somos mercancía. Nuestra voz se está haciendo sentir y la movilización lo invita a usted, a su familia, a la comunidad a que se entere y se una  a la protesta contra esta reforma a la ley 30.

- Si en realidad deseamos cambiar la sociedad Colombiana, NO solo necesitamos educación para todos, sino mejor educación, UNA DE CALIDAD!!!

miércoles, 26 de octubre de 2011

EL MENSAJE INVERTIDO DE NUESTROS POLITICOS

Por: Anónimo Inteligente

Con cariño: Los Políticos 
Nosotros cumplimos con lo que prometemos.  
Sólo los necios pueden creer que 
no lucharemos contra la corrupción. 
Porque si hay algo seguro para nosotros es que  
la honestidad y la transparencia son fundamentales  
para alcanzar nuestros ideales 
Demostraremos que es una gran estupidez creer que 
las mafias seguirán formando parte del gobierno como en otros tiempos.
Aseguramos sin resquicio de duda que 
la justicia social será el fin principal de nuestro accionar. 
Pese a eso, todavía hay idiotas que fantasean - o añoran - que
se pueda seguir gobernando con las mañas de la vieja política. 
Cuando asumamos el poder, haremos lo imposible para que
se acaben las jubilaciones de privilegio y los negociados.
No permitiremos de ningún modo que 
nuestros niños mueran de hambre...
Cumpliremos nuestros propósitos aunque 
los recursos económicos se hayan agotado. 
Ejerceremos el poder hasta que 
Comprendan desde ahora que 
Somos la 'nueva política'. 

Ahora leelo de abajo hacia arriba

martes, 6 de septiembre de 2011

AL DESCONOCIDO

Al Desconocido

Rosendo Rodríguez Fernández

Para el viejo amigo Jairo, visitante de la tierra de México.

La noche es un beso infinito de las tinieblas infinitas.
Todo se funde en ese beso,
todo arde en esos labios sin límites,
y el nombre y la memoria
son un poco de ceniza y olvido
en esa entraña que sueña.
                                               Fragmento de “El Desconocido”, de Octavio Paz.

Una noche de quinientos años, fue pronosticada por el último emperador azteca, Cuauhtémoc. Un poco de oídas, y por lo que circula en el mundo de la virtualidad, pero también precisamente en la obra de Garry Jennings, “Azteca”[1], todo un universo se eclipsó sin los gritos de agonía que esperaba Cortés del Huey Tlatoani, quemado por los pies, hasta su paso a otra conciencia. El director Alfonso Arau, en su “Zapata, el sueño del héroe”[2], plantea que el espíritu de los antiguos aztecas dio vida a la revolución del sur de México, que alcanzó su apogeo con la entrada del general a la capital, en 1914. Ese año, el primero de la Gran Guerra europea, el terreno militar trazado con sangre mexicana se fue delineando a favor del nuevo gobierno, del que el personaje de Arau sabe muy bien que no quiere participar, en tanto que se trata de una degeneración de la revolución. Frases contundentes, como que “no hay revolucionario que aguante un cañonazo de 50.000 pesos” denuncian el triste precio del alma, a la vez que señalan la eternidad de Cuauhtémoc.

Un legado, el del maíz fecundo en la sangre. Una denuncia: alimento de vacas de hacienda de última tecnología al norte del Río Grande. Mestizos, sin saber, después de todo, si responder al cristianismo de los abuelos de línea hispánica, o a los antiguos dioses mexica, el drama de esas tierras repite un esquema, una y otra vez, propio de lo que se ha dado en llamar América Latina. Como una miríada de identidades fracturadas en la noche del tiempo, con las infecciones de Pizarro en el Perú, y Cortés con su Malinche, la traición es la regla del nuevo americano, pues no hay Padre, o tal vez hay mucho Padre, lo cual, para el caso, es peor.

Almas mezquinas, florecen en empresas cuya grandeza es obediente a la vieja y olvidada conquista. Se prefiere olvidar, y vivir el confort dudoso de los días del presente, y no saber de orígenes ni abuelos asesinos, o de tatarabuelas putas que llegaron por Cartagena con aire de señoras. De águilas a vencejos, se quejaba uno de los poetas de la apodada heroica, en que la sangre bulle por el hotel y la playa, y por unas cuantas gotas de ron, antes que por el honor de Lezo, o por algún sueño moribundo de abuelo de los Mil Días.

Se ha olvidado, en medio de tanta luz de la Razón, y tanta admiración por los dueños del Cielo y de la Tierra, a esos otros del Otrocidio, el término de Eduardo Galeano que apunta a los siglos de desprecio, a los otros abuelos cuyas lenguas han muerto, y solo retornan en sueños locos de cineasta o en afanes de psicótico transpersonal.

¿Qué decir de ese hijo que quiere olvidar? ¿Qué decir del Americano que detesta su origen cubierto de sangre y violación por las décadas del rencor mezquino y la pequeña venganza? ¿Por qué no va a entregar aquello que ya no es sagrado, al fuego fatuo del posmoderno capital?

Que no se olvide el nuevo dueño de la tierra, de la personalidad y la nacionalidad (transnacional), que es hijo de un crimen, y que su semilla está condenada por la limpieza étnica, por un racismo incólume a la investigación, y una victimización que siempre desemboca en el terreno del Derecho.

Ley de Justicia y Paz que es Ley de Olvido y Rencor. No olvidemos que el colombiano es el fruto macerado de la violencia de la espada y la cruz, y los gérmenes de la guerra biológica. Como en todas partes del Nuevo Mundo, lo nuevo de la Guerra, la Esclavitud y las Pandemias, se debate en nombrarlo genocidio o catástrofe demográfica.

¿Qué importa cuál abuelo mató a cuál? Si el resultado es un hijo de asesino y de víctima, ¿A dónde se inclinará su fidelidad? Vete acomodando, maldito infeliz, que estás listo ahora para tratar de ser lo que no eres.

El hombre de la actualidad, está listo para ser simpático con Obama y su democracia, o con la democracia europea, y con toda su ideología de la superioridad racial, enmascarada en el posmodernismo. Peor, listos a consumir de nuevo sabidurías y verborreas que llegan ahora por internet.

Dediquen pues, almas mezquinas, sus esfuerzos a sostener la máquina del olvido, y a mantener en prisión los remordimientos y las injurias, para que su mundo de playas y mujeres sin bikini sea su horizonte ontológico y su verdad de a puño. ¿Qué les puede importar, después de todo, que un loco como yo, los odie tanto?

Septiembre, 2011.


[1] Novela histórica, publicada en 1980 por Editorial Vergara, Estados Unidos de América.
[2] Film de 2004, producida por el propio Arau y Javier Rodríguez.