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miércoles, 11 de agosto de 2010

III ENCUENTRO DE TRABAJADORES DE LA SALUD MENTAL EN BOGOTA

III ENCUENTRO DE TRABAJADORES DE LA SALUD MENTAL EN BOGOTA


INVITACIÓN A PONENTES

El Grupo PSICOSIS Y PSICOANÁLISIS, en el marco del Proyecto de Investigación que viene desarrollando en torno al aporte de Dispositivo Analítico en el tratamiento del paciente psicótico, va a realizar el III Encuentro con Profesionales Trabajadores de Instituciones Públicas, Mixtas y Privadas de la Salud Mental, en las instalaciones de la Fundación Universitaria Los Libertadores, los días 14 (jueves) y 15 (viernes) de octubre de 2010. El derrotero, esta vez, es socializar propuestas novedosas de trabajos que se vengan realizando con pacientes catalogados como ¨enfermos mentales o con trastornos mentales¨. Las participaciones se pueden dar en modalidad de mesas de trabajo, conferencias, conversatorios, afiches, videos, etc. Toda propuesta es bienvenida; pero se espera que la Psicología y el Psicoanálisis muestren sus desempeños con esta población en el contexto colombiano. No se descarta tampoco, las propuestas que puedan llegar de otros países, especialmente latinoamericanos.


Los resúmenes de los trabajos a socializar se están recibiendo desde ya y hasta el día 30 de septiembre de 2010. Enviar a email jairbaez@gmail.com (Jairo Báez)



Datos Básicos

1. Título del trabajo a presentar:
2. Nombre de los ponentes:
3. Dirección electrónica (email):
4. Institución a la que pertenece:
5. Resúmen: Máximo 250 palabras.


Agradecemos su participación y recordamos que: conocimiento que no se socializa no existe.

viernes, 9 de abril de 2010

CASO REIJ

Fecha: Medellín. 1998.

Nombre: Reij. (Hombre)

Sexo: Masculino

Edad: 17 años

Escolaridad: Bachiller

Ocupación: Mesero



Reij llega, por intermedio de la guía telefónica, pidiendo le sea practicada una prueba de inteligencia; pues, piensa que tiene algunas capacidades algo extraordinarias. Aduce no tener dinero. Se le aplica la prueba de inteligencia mostrando un coeficiente intelectual normal al promedio. Por algunas deficiencias en las subpruebas de atención y concentración se le recomienda aplicar una prueba de personalidad; en ésta aparecen rasgos acentuados de esquizofrenia y paranoia.

Al comunicarle el análisis de los resultados de las pruebas, especialmente la de personalidad, Reij refiere algunas experiencias que son las que realmente lo han llevado a consultar. Dice que ha logrado el desdoblamiento en sueños. Su espíritu abandona su cuerpo y puede hacer viajes astrales, logrando ver la tierra desde arriba. También, haber podido leer el pensamiento a una persona; señala que fue una experiencia de instantes, a la que él mismo no podía dar crédito. Otra experiencia que recuerda es haber predicho el daño de una película de video con sólo mirar el casete. Con estas referencias Reij muestra su interés por una terapia, con el fin de saber lo que le está sucediendo. Sigue insistiendo en no tener dinero; pero, cree que sus capacidades, al ser estudiadas, pueden traer beneficio al terapeuta y a la ciencia; por tanto se brinda como objeto experimental, en contraprestación a la ayuda que se le pueda brindar. Reij refiere que estas experiencias comenzaron desde muy niño; sufriendo de enuresis nocturna, una vez, quiso no volver a orinarse y pudo claramente deslindar, (en estado onírico), lo que era sueño de la realidad; de esa manera logró detener la orina en el mismo sueño.

En la primera sesión se muestra algo desconfiado y expectante. Su único logro, en la sesión, relata, es sentir “el movimiento como de un columpio”. Al comunicársele la suspensión de la sesión, señala sus temores de que algo malo le pueda suceder al acercarse a secretos oscuros de su vida. Refiere, entonces, experiencias extraordinarias que ha tenido, las cuales no quería comentar por miedo a que el terapeuta lo tachara de loco; igualmente, complementa con otros detalles las experiencias que ya había narrado.

Señala que ha tenido contactos con un espíritu, quien es su guía espiritual. Este espíritu, (hombre), le ha dicho que en la casa donde Reij habita, existe una mujer que quiere hacerle daño, que se llama Anita. Reij corrobora que efectivamente en el piso de abajo, (él vive en el tercero), vive una señora casada, que se llama Anita, que tiene una hija. Según Reij, el espíritu le dijo que la hija de Anita está poseída por un demonio y que la intención es que este demonio pase al cuerpo de Reij. Para mostrar la veracidad de las revelaciones el espíritu le hizo saber que, en esos precisos momentos, en los que ellos se encontraban hablando, Anita estaba esperando en la sala, viendo televisión, semidesnuda, a que Reij bajara para que la amara. No obstante, el espíritu no lo iba a dejar bajar porque sabía que le podrían hacer daño. Efectivamente, Reij escuchó cómo la puerta de la calle se abría y llegaba el esposo de Anita. El pensaba: qué habría sucedido si el espíritu lo deja bajar y el esposo lo hubiese encontrado allí.

Reij es un enviado especial de Dios, según se lo confesó el espíritu guía, y la prueba está en que ha tenido una visión. El espíritu le dijo que saliera de la habitación y mirara al cielo; así lo hizo y vio cómo las nubes se movían de forma extraña; sintió un deseo intenso de girar, media vuelta sobre sí mismo, y mirando de nuevo al cielo percibió claramente una cruz. El espíritu le ha dicho que debe mantener una cruz en su cuarto; por tal motivo ya compró una. Reij tiene ahora claro, que es un hombre bueno, señalado por Dios para ayudar a la gente; Reij siente que algo terriblemente malo para el hombre se está gestando. Lo que no sabe todavía es que es, exactamente, eso malo que se está preparando.

Junto con la cruz Reij debería comprar una biblia, porque así lo ordenó el guía espiritual. Cuando fue a comprarla, al momento que el dependiente fue a pasar la biblia a las manos de Reij, la lámpara, que los alumbraba, se apagó por un instante y de forma misteriosa. El dependiente que lo atendía miró a otro de sus compañeros cómo interrogándolo, posteriormente los dos miraron a Reij de forma extraña. Al consultar posteriormente al guía espiritual, este le dijo que era una prueba que Dios le había puesto; que ahora Dios estaba seguro de que Reij era un buen hombre, porque no se había amilanado ante lo sucedido.

Reij también ha invocado a Nostradamus, le ha preguntado cómo hizo para poder profetizar cosas tan exactas; Nostradamus le ha devuelto la pregunta diciéndole que cómo se imagina que lo hizo. Reij le ha respondido que viajando al futuro, ya que es la única forma de lograr proezas tan grandes; Nostradamus le ha dicho que sí pero que también hay otras formas, (no le ha dicho cuales son esas otras formas).

Reij recuerda que al hacer uno de los desdoblamientos, cuando iba ascendiendo en su viaje astral, una bruja, (al principio no sabía sí era bruja o espíritu; ahora sí está seguro), le dijo que se iba a apoderar de su cuerpo. Al escuchar esto, Reij regresó rápidamente donde estaba su cuerpo y por unos “largos instantes” no pudo entrar a él; era como si alguien se lo impidiera.

Reij a veces duda de todas estas experiencias y se encuentra en el dilema de creer o no creer. Piensa que ha perdido mucho de su potencial extrasensorial, debido a una deuda de dinero que adquirió hace unos dos años; cosa que lo ha dejado extenuado, debido a la presión a que estuvo expuesto hasta que logró pagarla.

Reij es de raza negra, pertenece a los barrios bajos de Popayán; su madre es bastante activa mientras su padre es bastante pasivo, refiere; es el mayor de tres hermanos. Terminó su bachillerato y se vino a la capital en busca de un mejor futuro en sus estudios y cuestiones de trabajo. Al llegar a Medellín, trabajó en la fábrica de armas del ejército, y también como vendedor independiente de libros y casetes (donde adquirió la deuda de la cual hace mención). Le gusta y aprendió a tocar la batería; compró una con sus ahorros, dictó algunas clases de este instrumento en su casa. En la capital siempre ha vivido en pequeñas habitaciones de alquiler. En el momento se encuentra trabajando como mesero en un restaurante y hace algunos turnos de portero en una discoteca los fines de semana. Está cursando primer semestre de ingeniería biomédica.

Reij ha seguido haciendo contactos con espíritus y en una de las sesiones hace una demostración de la facilidad que tiene para ello. Sentado frente a un escritorio, pide que se le brinde una hoja de papel; sobre ésta coloca la punta del lapicero, que sostiene con su mano en posición de escribiente, y comienza la invocación: “pido al señor creador que me permita comunicarme con el espíritu de Nostradamus, pido a mi espíritu guía no permita que otros espíritus se apoderen de mi cuerpo”; esta sentencia la repite por tres veces, (posteriormente explica que es para cerciorarse que los espíritus malos no le hagan daño). Seguidamente comienza a deslizar su mano en movimientos circulares cambiando la velocidad intermitentemente. Empieza a verbalizar la conversación, que tiene con el espíritu, en la medida que la escribe sobre el papel. “Eres realmente Nostradamus”, pregunta, y el espíritu corrige diciendo ”Michael de Nostradamus”. Nostradamus le pide que no lo vuelva a invocar y que lo ayude porque se está degradando. Luego del encuentro con el espíritu Reij explica que cuando los espíritus hacen algo que no les es permitido por el creador, son degradados y pierden su estatus en ese mundo donde se encuentran; de esta manera explica el pedido que hace Nostradamus. Reij pregunta, al terapeuta, a quien más se podría invocar; el terapeuta pide que se comunique con Sócrates. Reij pide una nueva hoja y con el mismo ritual invoca al espíritu. Sócrates le pide que le diga porque razón lo ha invocado, y Reij le responde que su deseo es saber en que se basó para crear su método mayéutico. El espíritu responde que se basó en el péndulo de Aquimeda. El espíritu insiste en que le diga cuál es la verdadera razón por la cual lo invocó. A petición del terapeuta, le hace la pregunta de porqué no escribió jamás; el espíritu responde que el creador no se lo permitió y además porque sabía cosas muy terribles que no se podían decir.

Reij explica que los espíritus hacen presentes a los médiums y que en varias ocasiones los ha pedido. -Sabe, porque lo ha leído, que las donaciones que hacen son en flores o minerales y que provienen de un líquido especial que tienen los médium- . No le han dado nada hasta ahora.

Reij comenta que ya tiene un borrador del libro que piensa publicar, relacionado con todas estas experiencias que está viviendo. Le ha consultado a su espíritu guía y éste le ha respondido que por ahora, todo lo que ha escrito puede ser publicado, pero que hay cosas que jamás se podrán publicar. Reij está preocupado porque los espíritus a veces mienten y el todavía no ha podido saber cuándo dicen la verdad y cuándo no. Cuenta que en la casa, donde vive, hicieron un robo y él decidió comunicarse con su espíritu guía para que le señalara quien había sido el culpable. El espíritu le dijo que, con seguridad, era un vecino que tenía los objetos robados en la habitación donde dormía. El espíritu obligó a Reij a que fuera hasta donde los damnificados del robo, les contará quien había sido y lo que tenían que hacer para recuperar las cosas perdidas. Acto seguido fueron hasta donde estaba el supuesto ladrón; le requisaron toda la habitación sin encontrar los objetos robados. Reij siente vergüenza por el “oso” que le hizo pasar el espíritu guía. Posterior a estos sucesos Reij se volvió a comunicar con su espíritu guía y le pidió explicaciones sobre estas mentiras. El espíritu le insistió en que el vecino era el ladrón. Situaciones como estas son las que tienen desconcertado a Reij, y no entiende la razón por la cual los espíritus deban mentir.

Reij relata que ha tenido un comunicado directamente con Dios, en el cual le informa que el planeta tierra va a ser arrasado por otro planeta, que es tres veces más grande que éste; algo particular de este nuevo planeta es que nadie lo puede ver y nadie más que Dios lo puede detener para así evitar la catástrofe. Según refiere, Dios está disgustado por el comportamiento que ha tenido el hombre desde sus comienzos y por tal motivo va a exterminar esta generación y creará una nueva clase de hombres que cumplirá con los mandatos de él. Reij ha sido designado por Dios para que guíe esta nueva clase de hombres y promulgue el mensaje de arrepentimiento; nadie podrá agredirlo porque está bajo la protección del supremo, gracias a que ha sido el único que ha cumplido con su voluntad. A Reij se le ha permitido conocer parte de lo que es el infierno, pero no se le permite divulgar lo que vio allí. En el mismo mensaje, Dios le informa a Reij la razón que tuvo para exterminar los dinosaurios y la relación que ha mantenido con el demonio. El demonio fue creado por Dios a través de Belcebú, quien no quiso nunca ser la madre de este malo entre los malos, que quiso confabularse con los mil demonios para matarla. El demonio estuvo presente cuando Dios creo el hombre; Dios se dio cuenta a los cinco días de haberlo creado, que esta obra no era buena, porque pedía insaciablemente y quiso destruirlo de nuevo, pero el demonio le dijo que no lo destruyera que lo dejará vivir. Reij muestra un escrito, el cual dice es, una transcripción del mensaje que le fue dado por Dios; este mensaje debe ser divulgado por todo el mundo y en todos los idiomas. Reij sabe que le será difícil cumplir por no tener acceso más que al español y al inglés, no obstante cree suficiente si logra publicarlo en estos dos idiomas. Ha sacado diez copias del escrito y las ha empezado a distribuir en diferentes partes, tales como iglesias, editoriales y medios de comunicación. Lo que más preocupa a Reij es no saber que va a suceder con él después de esta experiencia, pues sabe que ya no será normal y puede ser tachado de loco por la gente. Piensa que entre las alternativas posibles está el recluirse en un monasterio; aislarse, como ha sido su tendencia desde pequeño. Todo esto que le ha sucedido, confirma a Reij las sospechas que ha tenido desde el mismo momento de su nacimiento: que vino para hacer algo especial en este mundo. Señala su decisión de asumir los riesgos al emprender una tarea de este tipo, pues por un lado, no duda en ningún momento de la veracidad del mensaje y de su transmisor; además sería mucho más terrible si callara y le pasara algo a la humanidad debido a su cobardía. Algo que lo reconforta es saber que ya Nostradamus había hablado del nuevo planeta en sus profecías; también el ver nuevos, y antes desconocidos, aportes tales como la forma como fue creado el hombre y la desaparición de los dinosaurios.

Reij vuelve tres días después refiriendo sentirse menos tensionado debido a que ya ha sido eximido de la tarea que le había sido impuesta de divulgar el mensaje de Dios. Comenta que se reunió con otras personas que dicen tienen conocimiento de los mensajes de Dios y de sus enviados. Ellos pusieron en duda el mensaje recibido por Reij. Le indicaron que por lo general esos mensajes son dados por demonios que usurpan la identidad de Dios. Le argumentaron que el mensaje habla de iglesias, cuando la biblia jamás las ha nombrado; además ven muchas contradicciones en los apartes. Reij les hizo una defensa de la autenticidad del mensaje pero ellos terminaron creando ciertas dudas en él. Después de este encuentro Reij se comunicó de nuevo con Dios y éste le respondió que el mensaje era falso y que por tanto lo rompiera, cosa que hizo inmediatamente. No obstante, después de haberlo roto, se dio cuenta que quien le había dado la orden de romper el mensaje era un demonio que había usurpado el puesto de Dios. Cuando se comunica directamente con Dios, él lo recrimina por haber roto el mensaje, Reij se arrepiente y le pide perdón, logrando la benevolencia de Dios, quien le dice que, en vista de las dificultades que ha tenido al divulgar el mensaje, lo mejor es que no lo siga divulgando más que aquellos que deseen escucharlo y especialmente a su familia.

Reij explica nuevos apartes de cómo le fue dado el mensaje por Dios. Señala que en un primer momento Dios le indicó que escribiera que Reij era Jesucristo su hijo único. Cosa que fue rechazada por Reij, quien le aclara a Dios que esto no podía ser bajo ninguna circunstancia, Dios le insiste y Reij rechazaba este calificativo, hecho por el mismo Creador. En vista de su renuncia a este título, Dios lo llama “mi segundo hijo”, argumento nuevo que es rechazado por Reij, quien explica a Dios la inconsistencia de llamarlo “segundo”, pues si Jesucristo era su “único hijo” no podría existir otro hijo. Este argumento es aceptado por Dios quien decide entonces que Reij sea señalado en adelante como el “enviado de Dios”.

Reij toma como argumentos de la veracidad de que Dios le dio el mensaje, algunos acontecimientos, para él significativos. El hecho que se le hubiese ocurrido sacar diez copias, que concuerda con el hecho de que el escrito tenga diez apartes y exactamente diez páginas. El hecho “inusual” de que al sacar una replica fotoscópica del mensaje, la primera hoja se arrugara en dos ocasiones distintas, además de la aparición en las demás hojas fotocopiadas, de ciertas rayas que, según él, no se pueden aducir a imperfecciones de la máquina. Otro hecho que ayuda a verificar la autenticidad del mensaje es que cuando Reij lo recibe en limpio, después de mandarlo a tipografiar, se encuentra con un señor que lo pone en comunicación directamente con los expertos en mensajes y enviados de Dios. Uno más a su favor, es el hecho como consiguió el dinero para sacar las copias, obtenido a partir de un mal cobro que le hizo a un cliente en el bar donde trabaja. El excedente del dinero cobrado de más, sirvió para este fin. Así como también le sirve de apoyo el fenómeno, muy raro para él, surgido cuando fue a entregar una copia a un lugar de aquellos en los que estuvo distribuyendo el mensaje: el teléfono sonó por varias veces y en ninguna de las veces que contestó quien lo atendía, respondió persona alguna al otro lado; unido a este detalle, recuerda Reij que en otro lugar, cuando entregaba el mensaje, sintió como si temblase la tierra.

Reij asiste de nuevo a consulta después de veinte días de ausencia, señala que ahora está interesado en conocer la fisiología de los sueños y le gustaría ponerse en contacto con un neurólogo que lo pueda asesorar y le permita ser motivo de experimentación. Ha estado haciendo averiguaciones, por su cuenta, en la biblioteca y ya ha logrado buen material, que trae a la sesión. Su punto de atención está en lograr mediante un proceso hipnótico un “tercer estado” en donde pueda visualizar y percibir enteramente todo lo que sucede a su alrededor mientras está dormido. De sus experiencias mesiánicas, refiere que ha decidido dejarlas de lado porque ha visto que pueden ser muy peligrosas y él no está preparado para tanta tensión.

Reij, recordando que cuando pequeño practicó el juego de la “güija”, refiere un hecho anecdótico, que hoy le causa mucha risa pero que a la vez le permitió alejarse de ese instrumento. Según comenta, con su hermano estaban invocando espíritus en el dormitorio que compartían, uno se manifestó y luego pudieron constatar, era un espíritu malo que no quería abandonar el cuarto, ellos le daban ordenes para que se fuera pero éste se resistía; estando en la discusión, la cama, y todo a su alrededor, empezó a temblar quedando Reij y su hermano paralizados del miedo, sin poder moverse o hacer algo. No saben cuanto tiempo pasó antes de escuchar las voz de su madre, desde afuera de la casa, que les gritaba desesperada que por favor salieran rápido porque estaba temblando la tierra. Cuando lograron salir todos los vecinos estaban en la calle, miedosos de entrar a las casas por temor a otro movimiento telúrico.


 


sábado, 20 de febrero de 2010

ENTREVISTA A JACQUES-ALAIN MILLER

Entrevista de María Esther Gilio a Jacques-Alain Miller, en su visita a Buenos Aires


Publicado en: Página 12

Lacan se ubicó allí donde todo se cruza: y el inconsciente es eso. De su paso por el maoísmo; de su encuentro "clásico" con la hija de Jacques Lacan; del posible lugar de los psicofármacos en tratamientos psicoanalíticos; de las "psicosis no desencadenadas", de los lazos entre Borges y Lacan y del "supuesto saber" del presidente electo Fernando de la Rúa: de casi todo habló con Página/12 Jacques-Alain Miller, coordinador general de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, en su visita a Buenos Aires. Por María Esther Gilio


--Es difícil que pase un año sin que usted venga a Buenos Aires. ¿La razón de estas visitas es sólo trabajo o hay otras que tienen que ver tal vez con la ciudad, con la gente?

--Hubo años en que vine varias veces. Durante el proceso de creación de la Escuela de Orientación Lacaniana, venía cada dos meses. Luego de eso empecé a venir sólo una vez al año. ¿Se sorprende? Argentina es una suerte de capital del mundo analítico. Dalí decía que la estación de Perpignan era el centro del mundo. Buenos Aires es, sin duda, el ombligo del mundo analítico.

--Esta aseveración suya no dejará a nadie indiferente. Usted sabe que en este país es amado y odiado.

--¿Odiado?

--Sí, también. Creo que respecto de usted no hay términos medios. ¿Recuerda la primera vez que vino? Tal vez sería en el ochenta. Una joven psicoanalista vivió en la sala del SHA, donde usted habló, un extraño episodio que parecía provocado por la emoción de su presencia.

--Sí, sí, lo recuerdo bien, pero ¿también odiado? ¿Usted cree? dice, y queda pensativo--.

--Han pasado más de 30 años de los movimientos franceses de los sesenta. Usted tenía veintitantos años y era prochino. ¿Qué esperaba de esa ideología?

--Yo era prochino a comienzos de los sesenta. ¿Qué esperaba? Estábamos en plena Revolución Cultural ÷-dice con aire pensativo--, pero yo era más espontaneísta que maoísta. Había varias corrientes maoístas. Los dogmáticos, los espontaneístas. Yo era espontaneísta.

--Al pasar los años se bajó de ese carro.

--No, yo no me bajé. Me bajaron. Me echaron.

--De cualquier manera no habría sido fácil seguir siendo maoísta con las cosas que luego pasaron en China.

--Mmm..., nunca fui maoísta por amor a lo que pasaba afuera, en China. Para mí el maoísmo era algo para Francia. Algo que tenía que ver con una posición dogmática de fe en la voluntad de rebeldía de lo que se concebía como el pueblo.

--¿Y qué pasó con esa esperanza?

--No se verificó, no se verificó --dice, menos para mí que para sí mismo--.

--No se verificó en Francia.

--No se verificó en ninguna parte. Hablé sobre esto con Lacan en aquel momento. Yo estaba bastante entusiasmado y le explicaba mi interés en aquello que veía. Yo hablaba de la situación general, de los valores. Y de cómo aquellas cosas que hasta el momento parecían inamovibles en la sociedad humana habrían comenzado a moverse o, por lo menos, a mostrar que eran posibles de ser movidas. Yo hablaba de una novedad absoluta. Era como si el sol y los planetas hubieran cambiado de lugar.


--¿Qué dijo él?

--Lacan me escuchó con gran atención y dijo: "Ohhh... bien, pero ¿cuánto tiempo va a durar?". Y ésa era la buena pregunta. Porque si bien hubo una conmoción, lo que en un momento se levantó volvió a caer. Y hoy no sé si hay un país en el mundo donde el capitalismo sea más salvaje que en China. La de Lacan era la buena pregunta, la que había que hacer. La Revolución Rusa fue más larga que la Comuna de París, 70 años, pero ¿qué es en la historia? Apenas un paréntesis.

--¿Cuando ocurrían estas conversaciones con Lacan, ya era novio de su hija?
--Nooo, casado.

--Disculpe una pregunta impertinente. ¿Qué fue primero: la pasión por Lacan o la pasión por la hija?

Jacques-Alain Miller mira hacia la ventana en silencio.

--¿De eso no se puede o no se debe hablar?

--No en términos de pasión. Conocí a la hija en el ámbito del padre, por supuesto. Algo muy clásico.

--Se podría decir que usted llegó al psicoanálisis a partir de la filosofía de Althusser y de Foucault. ¿Piensa que el estudio de estos filósofos lo condujo al estudio de Lacan?

--No, no. Althusser me invitó a leer a Lacan a fin de participar con él en un seminario sobre Lacan. Así fue que leí a Lacan --dice y sonríe--.

--¿Qué está recordando?

--Al poco tiempo Althusser comprobó que yo me había inclinado fuertemente hacia Lacan, lo cual lo disgustó un poco, lo desencantó.

--¿Empezó profundizando en aquellos textos de Lacan más vinculados con la filosofía, Hegel, Marx, lógica moderna?

--No, no. No sería posible leer lo filosófico de esa manera, separadamente. En Lacan no hay una sola trama. No hay una parte filosófica aquí y una clínica allá. Todo está junto y así lo leí.

--Usted trató en los lejanos sesenta de transmitir Lacan de manera que fuera inteligible. Pasó su obra a un lenguaje más comprensible y...

Es evidente que a Jacques Alain Miller no le gusta este juicio sobre su trabajo y, aunque espera pacientemente que termine, su mirada se ha endurecido.

--Aunque... ¿tal vez no sea ésta la mejor manera de expresar lo que hizo?

--Veamos ÷-dice con aire paciente y sereno--. A partir de mi ponencia en el seminario de Althusser cobré fama en el Barrio Latino de que yo entendía a Lacan, cuando todo el mundo estaba convencido de que...
--... era incomprensible.

--No, no de que era incomprensible sino complicado. Eso terminó consolidándome en esa posición.

--En definitiva, que su lectura permitió a mucha gente acercarse al pensamiento de Lacan. ¿Qué quiere decir exactamente cuando en los seminario de Lacan editados después de su muerte usted dice: "Texto establecido por Jacques Alain Miller"?

--En los seminarios reales está la charla de Lacan, que, a pesar de la extensa preparación, es una charla improvisada, con frases inacabadas, palabras repetidas. En fin, está allí la fluidez y la incertidumbre de la palabra oral. Sabe cómo es eso. ¿Qué hará usted con el texto de esta entrevista? Deberá, entre otras cosas, corregir mi castellano.

--Agradezco su castellano con algunos errores y mucha riqueza.

--Usted ya se habrá dado cuenta de que yo soy el periodista de Lacan.

--Es una linda broma ésa. ¿Qué diría usted sobre las diferencias entre la clínica en tiempos de Freud y la clínica de hoy?

--No conozco todo lo producido por las escuelas, pero aun así cualquiera puede percibir que algo de la clínica ha cambiado desde Freud. Algunos analistas tienen hoy una suerte de sueño que consiste en pensar que aquella clínica de principios de siglo puede ser suplantada por no sé qué clínica de las neurociencias, que han estado de moda aunque cada día pierden prestigio, por ejemplo en Estados Unidos.

--¿Considera que no tiene valor la neurociencia?

--Tiene su valor, claro. Pero pensar que va a solucionarlo todo... No lo creo.

--¿En qué sentido la neurociencia tendría valor para el analista?, ¿en qué sentido serían beneficiosos los medicamentos?

--Para empezar, los medicamentos están. Están presentes en la vida de la gente. En cuanto al terapeuta, ellos le permiten tener acceso a sujetos psicóticos a quienes, en el pasado, no era posible acercarse. Los medicamentos son formas de anestésicos.

--Que no resuelven el problema. No curan.

--No curan pero, como le dije, permiten trabajar con determinados pacientes. De la misma manera que la anestesia permite hoy trabajar al dentista.


--Ahí tendríamos una diferencia entre la clínica de hoy y la del pasado.

--Otra diferencia con la vieja clínica son las psicosis a las que, entre comillas, llamamos "inclasificables".

--¿Sería lo que también se llama borderline?

--Son formas de psicosis no desencadenadas. Es decir, esas formas no típicas ni francas que hoy llegan a las instituciones de salud mental como no llegaban antes.


--¿No se producían en el pasado, o simplemente no llegaban?

--No llegaban, carecían del carácter espectacular de las grandes psicosis, de aquellas que son las más fácilmente reconocibles como la paranoia. Se trata de psicosis más modestas, no tan manifiestas, cuya identificación no es inmediata porque no son posibles de ser tan fácilmente diferenciadas de la simple neurosis. Podemos decir que esta diferenciación nos ayudó a refinar la clínica.

--No tiene dudas entonces sobre los beneficios que el psicoanálisis puede proporcionar al psicótico.

--Sí, hace muchos años que esto es así. Yo diría que es así a partir de la medicación que pacificó al psicótico permitiéndole el habla. Aun cuando el psicoanálisis en estos casos no pueda desarrollar toda su potencia, es beneficioso para el paciente.

--Hay algunos fenómenos del mundo moderno con los cuales se ha metido poco el psicoanálisis. La televisión, por ejemplo. ¿Qué pasa con la cabeza de la gente a partir de la televisión?

--La televisión anestesia al ser humano. Le permite dormir con los ojos abiertos. No tengo televisión.

--Si pensamos en el psicoanálisis y en su aplicación a individuos de culturas diferentes, ¿son iguales las técnicas que utiliza el analista para trabajar con un paciente de Africa que con un paciente de Berlín? ¿Las técnicas usadas por el analista serán las mismas en uno y otro caso?

--El ministro de Relaciones Exteriores de la República del Congo, marido de quien fue secretaria de Lacan, me ha dicho, unos días antes de venirme, que cada día piensa en lo que ha aprendido de Lacan. El conversa sobre Lacan con el cardenal de Kinshasa, a quien dediqué el último seminario.

--Sí, pero ése no es exactamente un ejemplo de lo que le pregunto. Por lo que usted dice, este hombre está muy vinculado con Francia y a la cultura francesa. Pensaba en alguien más sumergido en su propia cultura. ¿Se juega igual el Edipo, por ejemplo, cuando las culturas son profundamente diferentes?

--La lógica del Edipo es la misma en cualquier cultura aunque los personajes no sean los mismos.

--Es decir que, en aquellas culturas donde el tío ocupa el lugar del padre, ocupa también el rol que aquél tiene dentro de la familia y dentro del mito.

--Exactamente.

--Desde hace un siglo, el psicoanálisis ha pesado más y más en la cultura de Occidente: ¿sería posible pensar cómo habrían sido en este siglo la literatura, la pintura y el cine, por ejemplo, sin esta influencia?

--Pensemos en algún autor no tocado por el psicoanálisis. Creo que Borges, en cierto modo, se presenta como alguien intocado. Pero a la vez no sé si esto es tan exacto, ya que él definía al psicoanálisis como una suerte de ciencia-ficción. Lo cual, en verdad, también se puede decir de su literatura. Por otra parte, Lacan consideraba la obra de Borges como muy resonante con lo que él mismo hacía.

--Quiere decir que encontraba en Borges ecos de su obra. Lo sentía cerca. Qué curioso.

--No tan curioso. La idea borgiana de Pierre Menard reescribiendo el mismo texto cuyo significado van cambiando el tiempo y la historia...

--Podríamos decir que el mismo texto cambia cuando cambia el contexto. Se vuelve otro.

--Claro. Y eso, se puede decir, es la esencia misma de la interpretación analítica.


--¿Qué podría decirnos de la relación psicoanálisis-política?


--El tema de nuestras jornadas no es ajeno a este punto, ya que vamos a hablar de "sujeto supuesto saber", tema que no existe solamente en el análisis, ya que opera también en el campo político. El presidente electo Fernando de la Rúa ÷-esto lo he visto en los periódicos-- tiene fama, precisamente, de haber obtenido un voto de confianza sin develar los puntos fundamentales de su futura política. Es decir que se le supone un saber para hacer las cosas bien. Por otra parte pienso iniciar las jornadas con una frase bíblica atribuida al actual presidente: "El hombre es amo de sus silencios y esclavo de sus palabras". Me gusta ese pensamiento, muy aplicable a la situación que se da en la clínica, donde el analista es el amo de sus silencios mientras el analizado es esclavo de sus palabras.

--¿Qué cree usted que busca quien se somete a un análisis?

--Uy, uy, las respuestas posibles son muchas ya que cada uno buscará cambios diferentes.

--Es decir que hay algo que siempre se busca, un cambio. El cambio es lo común.

--Sí, eso es así, nadie va al análisis con el pedido de quedar tal como es. A veces el cambio que busca es imposible. Por razones que el analista es capaz de ver, aquel cambio deseado no podrá producirse. En este caso, claro, deberá manejar la situación para no permitir que se creen falsas expectativas. No todo se arregla en el análisis. El analista deberá, en esos casos, moderar algunas esperanzas. La edad puede poner límites. El análisis es posible a cualquier edad, pero hay determinados cambios que la edad hace imposibles. Y hay también trastornos que, vaya a saber por qué, la mayoría de las personas creen inmodificables y no lo son.

--¿Por ejemplo?

--La eyaculación precoz es un ejemplo. En definitiva, creo que si algo podemos decir es que nadie ve al analista sino es para obtener un cambio.

--¿Qué piensa sobre la cultura judía y el psicoanálisis? ¿No cree que en esta cultura hubo algo que se abrió al psicoanálisis, como si éste encontrara en ella su ambiente natural?

--¡Eso es una evidencia! El psicoanálisis nació dentro de una tradición de lectura; de desciframiento apasionado del texto sagrado. Lacan decía: "Los judíos saben leer" y ésa fue la conexión más esencial con el psicoanálisis. De cualquier manera, sobre este punto he escuchado los comentarios más diversos e incluso contradictorios. Después de un curso mío sobre Lacan una persona se acercó y me dijo: "Pero Lacan es el Corán". Y otro: "No es posible entender a Lacan si no conocemos la lógica matemática". A un amigo de Roma, que pronunció sus votos de cura, y más tarde eligió una mujer para vivir con ella, lo he oído decir: "Lacan es toda la cultura eclesiástica". Y a otro: "En Lacan, como en la Biblia, está todo".

--¿Qué significan para usted estos comentarios tan diferentes?

--Creo que está aquí la fascinación de Lacan, la cual viene del hecho de que con pocas palabras logra un eco que refiere cosas muy distintas. Para mí significa que él se ubica en el lugar donde todo eso se cruza. Y el inconsciente es eso. El inconsciente es algo como el aleph de Borges, en el cual todo se concentra. Si uno logra ubicarse en su centro, todo se iluminará de otra manera. Yo lo veo así.




jueves, 21 de enero de 2010

LALENGUA Y EL VINCULO SOCIAL

CONVERSACIÓN CLÍNICA

Barcelona, 23 y 24 de Febrero de 2008



Precariedad del vínculo social en las psicosis ordinarias


"Lalengua" y el vínculo social


Tres preguntas a Josep Sanahuja


1. El vínculo social está fundado en el lenguaje. Sin embargo, hay una parte de goce que quedaría fuera de él y que "lalengua" hace presente. ¿Cómo se las arregla el sujeto psicótico con ese goce en su uso particular de la lengua? (Si encuentras una viñeta clínica será bienvenida)

La pregunta me remite a articular la relación entre lenguaje y lalengua y su articulación con la psicosis. Como Miller propone en La psicosis ordinaria, a partir del Seminario 20 Lacan descompone el lenguaje en dos partes correlativas: lalengua y el lazo social. Por un lado lalengua comprende los efectos de goce, los malentendidos infantiles, las homofonías, las significaciones investidas, y correlativamente el lazo social comprende las leyes que normalizan lalengua, como la gramática, el significante amo. Esta perspectiva permite situar las dificultades del psicótico para hacer lazo social, en la medida que no logra inscribir un significante amo que normalice la lalengua, al mismo tiempo que trae a primer plano su relación a lalengua, a la que está más conectado.

Es lo que ocurre en el caso de una paciente que considera que está rebotada con todo el mundo y le hace falta socializarse; al mismo tiempo que dice tener envidia de la gente que tiene vida propia ella no tiene amigos y se considera asilvestrada. Desde el primer momento llama la atención la incontinencia verbal y la rabia que se precipitan en su decir, entre insultos y desconsideraciones que dirige hacia ella misma y el Otro. En relación al padre están las promesas incumplidas, en relación a la madre su abandono, y ella misma no se encuentra capaz de hacer nada por lo perfeccionista que es. Después de un tiempo, en el que por mi parte sólo apunto alguna cosa y aceptando sus respuestas sin cuestionarlas, en su relato aparecerá un recuerdo de una vivencia enigmática que me confiesa al pasar: a los 15 años, estando en el sofá de su casa tiene la experiencia de irse de sí misma y que todo se vuelve nítido; desde entonces ha comparado este episodio con varias cosas sin que ninguna de ellas agote su significación, aunque este trabajo ha permitido producir algunos efectos de nominación. Entiendo que lo que se presentaba al comienzo en la vertiente de la rabia y el insulto es la expresión de la lalengua, que no logra normativizar su relación al Otro, y que por otra parte, recuerda el lugar fundamental que Miller da al insulto en su Clínica irónica. Luego, en la medida que el sujeto pudo depositar algo se ve como la lengua misma está afectada por una significación enigmática que lleva al trabajo de nombrar el goce que sobrepasa a la significación.

En la clínica debemos orientaros por la invención del sujeto en el trabajo sobre lalengua, en su capacidad para encontrar una solución singular que concilie lo vivo con el lazo social. El efecto de la práctica misma de lalengua es lo que a mi entender Eric Laurent menciona como una práctica del surcamiento, planteando como se regula eso que es la lengua fundamental o privada del psicótico para hacer posible el lazo social.


2. Generalmente, entendemos el goce de "lalengua" fuera del vínculo social ¿Pero de qué manera la precariedad del vínculo social en la psicosis puede enseñar algo nuevo sobre la “lalengua”?

La precariedad del vínculo social es algo a lo que la época actual nos confronta en la clínica y fuera de ella. En la clínica hoy, se observan modalidades de demandas en las que se evidencia la dificultad de localizar al Otro, lo que nos conduce a enfrentar otra lógica más continuista que la que planteaba la perspectiva estructural de neurosis-psicosis. En este sentido, La psicosis ordinaria es un magnifico ejemplo para pensar las similitudes que nos plantea esta práctica con el abordaje de las subjetividades de la época.

Si partimos del goce, del Otro que no existe, de lo clínicamente manifiesto y no del Otro previo o de la estructura previa, el tratamiento del goce implica destacar el estatuto del significante solo, el síntoma como modo de tratamiento de lo real por lo simbólico, tanto en la neurosis como en la psicosis, destacando la vertiente de invención del síntoma.

En la psicosis ordinaria nos encontramos con casos en donde la hipótesis de un desencadenamiento precoz es casi inverificable y, faltando el punto de basta tenemos sujetos para quienes el contacto con la lengua está, de entrada, “...desenganchado de la ilusión del funcionamiento normalizado del lenguaje”; quedan más o menos desenganchados del Otro y siguen más conectados con su lalengua, no se normativizan en el uso del lenguaje, sino que se advierte una dimensión de “lengua privada”.

Lalengua está hecha de equívocos: lo oído, los malentendidos infantiles, las homofonías, los sentidos gozados, son los que invisten lalengua. Las psicosis revelan una relación particular con lalengua. Y la época nos revela así mismo manifestaciones del mismo modo, que involucran el lenguaje, el lazo, la percepción, el cuerpo. Los excesos en los pasajes al acto y losacting dan cuenta de modos de salidas sin el Otro, o de un impasse en este registro.

El punto mas delicado y primordial es lograr situar lalengua de la transferencia en cada caso, eso que hace signo sin el sentido, de manera de que, a partir de allí, se pueda ordenar algo de ese goce irruptivo, descarriado. Léase, sobre este punto, la contribución de la Sección Clínica de Angers y su discusión posterior.

3. ¿Crees que el efecto, y el uso, de “lalengua” en el sujeto psicótico puede velar en algún caso la precariedad del vínculo social? (De nuevo, si encuentras una viñeta clínica será bienvenida)

Sin duda lalengua no es incompatible con el uso de los significantes del Otro social, no tiene porqué evidenciar una desorganización de la gramática o de los componentes fonemáticos del lenguaje. Aún cuando, en su origen, lalengua procede de la lalación, el laleo, esto no significa un lenguaje precario. Como aclara Miller, lalengua, en tanto concepto, capta el fenómeno lingüístico a nivel donde nadie se entiende con nadie, puesto que la investidura libidinal de la lengua es propia para cada cual, al mismo tiempo que es a partir del lenguaje que cada uno hace su lalengua. De este modo, es por el uso que distinguimos el estado de funcionamiento de lalengua.

A veces, aún estando el sujeto fuera del vínculo social puede al mismo tiempo transitar su vida cotidiana sin el sostén de un discurso establecido. A menudo el sujeto hace esfuerzos por ajustarse a los usos comunes, estándares, anudándose al significante amo que lo introduce en el código del Otro, para dar lugar al uso de una "lengua pública".

A través del trabajo de lalengua, la conversación con el analista puede ayudar en su esfuerzo para mantener su vínculo social.

domingo, 27 de diciembre de 2009

LA PSICOSIS ORDINARIA

La psicosis ordinaria

Jacques-Alain Miller y otros

ICBA - Paidós.

Por Francisco Depetris

Este libro contiene los trabajos elaborados por las Secciones Clínicas del Campo Freudiano de Francia y de Bélgica, junto a las discusiones que suscitaron en una Conversación Clínica que se llevó a cabo en Cannes, en Setiembre del 98. Con este volumen, subtitulado La Convención de Antibes, se cierra una terna iniciada por el Conciliábulo de Angers en 1996 y seguida por la Conversación de Arcachon en 1997. Estas dos primeras conversaciones clínicas fueron también traducidas y publicadas en su oportunidad en la misma Colección por el Instituto Clínico de Buenos Aires en un solo volumen y bajo el título Los inclasificables de la clinica psicoanalítica. De modo que, para el lector de lengua española, La psicosis ordinaria representa una continuación y una profundización de las temáticas de Los inclasificables de la clínica psicoanalítica. Y este solo hecho le garantiza de entrada a este volumen un nutrido público de lectores que ya están familiarizados con los trabajos y con las discusiones tan fecundas de esas dos conversaciones clínicas anteriores.

El libro está dividido en dos partes: la primera consta de nueve informes que están agrupados en tres capítulos temáticos. El primero titulado El neodesencadenamiento (que trata de las distintas formas de desenganches o desanudamientos psicóticos que se diferencian del desencadenamiento clásico), la neoconversión (en los que se aborda los fenómenos del cuerpo que no son interpretables a la manera clásica) y la neotransferencia (que plantea la maniobra de la transferencia en las neopsicosis). La segunda parte del libro es la Conversación Clínica propiamente dicha, que se prolongó durante tres medias jornadas.

El título La psicosis ordinaria provino de la constatación de que en todos los trabajos se abordaban casos de psicosis que no son tan resonantes ni para nada tan extraordinarios como el del ya célebre Schreber y que, si bien pueden suscitar sorpresas a sus terapeutas, se manifiestan de un modo mucho más modesto. Son psicosis que adoptan formas que hoy día se confunden en una especie de media que puede ser nombrada de distintos modos: la psicosis compensada, la psicosis suplementada, la psicosis no desencadenada, la psicosis medicada, la psicosis en terapia, la psicosis en análisis, la psicosis que evoluciona, la psicosis sinthomatizada.

En sus palabras introductorias a la Conversación, J.-A. Miller hace una visión retrospectiva del camino recorrido hasta la Convención de Antibes. En un primer momento, en Angers, el tema elegido había sido el de las sorpresas de la clínica, es decir que se admitía implícitamente que hay en la práctica con psicóticos cierta rutina o cierto clasicismo -por lo menos respecto de esa norma de referencia que es el escrito De una cuestión preliminar- sobre cuyo fondo se pueden recortar algunos casos que provocan sorpresas. En el segundo momento, en Arcachon, se mantuvo esta perspectiva de un fondo de rutina o normativo porque el tema fueron los "casos raros" que se diferencian respecto de ella. Esta segunda conversación seguramente aportó una conceptualización de las sorpresas de la conversación anterior, pero esta vez explicitando bastante más la referencia a la norma clásica de la psicosis y, debido a esto, permitió una discusión más radical de ess enfoque clásico de la psicosis. En este tercer tiempo, el de Antibes, lo que había sido abordado desde el ángulo de los casos raros, se aborda desde el ángulo de los casos frecuentes. En verdad ya implícitamente se sabía que lo que se había designado como casos raros en verdad, en la práctica cotidiana eran casos frecuentes. Y lo que se produce en Antibes es la admisión colectiva de que las psicosis ordinarias son casos frecuentes.

La clínica actual de la psicosis nos divide entre dos puntos de vista que, si bien son contrastantes, no son excluyentes. En una primera aproximación es preciso admitir una discontinuidad entre neurosis y psicosis, como dos clases diferentes y determinadas. Es el abc de lo que se enseña a partir de Lacan. El segundo punto de vista, en cambio, permite percibir una continuidad y presentar neurosis y psicosis como dos salidas diferentes a la misma dificultad, a la misma condición humana.

Es algo que Lacan ya había acentuado en su texto Acerca de la causalidad psíquica cuando le recordaba al psiquiatra que él no era esencialmente diferente del loco. Luego reapareció esta perspectiva con fuerza, en su última enseñanza, como una igualdad que nos lleva a hablar de modos de goce particulares. Precisamente hablamos de modos cuando ya hemos hecho desaparecer la discontinuidad entre las clases. Todos iguales ante el goce. Y ya no se distinguen clases sino modos, que son variaciones del mismo tema.

A partir de ese momento cobra importancia la noción y el uso de la aproximación, del más o menos, en nuestra aprehensión de la clínica, de lo real en la clinica. Está lo cierto, lo demostrable con certeza, que es más bien raro (Lacan reservaba la certeza a su matema de la histeria). Luego está lo seguro pero no cierto, que es otro grado: se sabe que es así, pero no se lo puede demostrar, no se lo puede poner en fórmulas. Y finalmente está lo no seguro, que es lo más frecuente. Precisamente por eso son tan importantes las Conversaciones Clinicas.

Del primer capítulo es destacable el aporte de la Sección Clínica de Lille, Investigaciones sobre el inicio de la psicosis que, utilizando las categorías clínicas de De una cuestión preliminar -como el encuentro con un padre y F0, la forclusión del falo-, define modos de entrada en la psicosis sin perturbaciones de lenguaje, lo cual aún a nivel de este texto clásico plantea variaciones a la noción clásica de desencadenamiento, que requería de este tipo de fenómenos. A propósito de este trabajo, Alexandre Stevens y Geneviève Morel animan una discusión sobre los trastornos de lenguaje y su relación con P0, el agujero en lo simbólico y a propósito de esta discusión -y recordando un párrafo de Acerca de la causalidad psíquica en el que Lacan retoma las formas verbales de la interpretación delirante de Giraud-, J.-A.Miller propone un uso extendido de la noción de perturbaciones del lenguaje, más allá del neologismo franco. Quedarían incluidos así el retruécano, la homonimia, la alusión verbal y, para la captación de los delirios, la intención inefable, la fijación de la idea en un semantema, el hundimiento de la sintaxis y la duplicidad de la enunciación, entre otros fenómenos.

Los tres aportes del segundo capítulo sobre las neoconversiones son igualmente destacables y dan lugar a una articulación muy fina de los casos en la discusión, todos los cuales presentan síntomas en el cuerpo que no son susceptibles de interpretar como conversiones. Se destacan dos intervenciones: la de Bernard Lecoeur, quien propone un matema para el síntoma conversivo apoyándose en un párrafo del seminario sobre Las formaciones del inconsciente en el que Lacan habla del deseo y su máscara y la de Eric Laurent, quien propone considerar la relación del psicótico con su cuerpo como la norma, porque para todo el mundo ocurre que el cuerpo está permanentemente amenazado de estallar; el cuerpo no se sostiene y hay que hacer enormes esfuerzos para mantenerlo como uno, por eso se apela a la localización del goce en alguno de sus órganos, por ejemplo, dando lugar a una clínica en la que lo psicótico parece reducido a un solo punto que es la relación con alguna parte del cuerpo. Sobre el final J.-A.Miller proponer extender la noción de conversión somática a la noción de una conversión de lo simbólico en lo real, traduciendo el planteo de Laurent en los térmnos de una pareja que forman la conversión significante por un lado y la localización de la libido por otro.

Finalmente, la discusión sobre la neotransferencia se inicia y se sostiene en especial a partir del aporte de la Sección Clínica de Angers, Lalengua de la transferencia en las psicosis, que intenta pensar la relación del psicótico y su terapeuta psicoanalista a partir de la noción de lalengua. El punto de vista es fecundo en más de un sentido: rescata por esta vía la singularidad del síntoma psicótico, opone con verosimilitud lalengua expuesta del psicótico al saber supuesto en la neurosis y plantea una alternativa práctica para el terapeuta psicoanalista: o bien esperar del sujeto -y pedirle también- que haga un esfuerzo de traducción de su lalengua en el lenguaje corriente o bien tratar de aprender su lalengua con lo que incluye esto de posibilidad de ponerse a delirar junto con él. Esto da lugar a una discusión mucho más amplia acerca de la oposición entre lalengua como privada y lalengua compartida o pública en cuya crítica E. Laurent enmarca la cuestión práctica de las condiciones de nuestra conversación con el psicótico. En su intervención final, E. Laurent reúne aportes de distintas intervenciones para plantear la cuestión de la transferencia con el psicótico, en términos de distintas maneras de obrar ante las distintas manifestaciones del amor en la psicosis y cierra proponiendo un final de análisis en la psicosis como separación de lo que se obtuvo en la elucubración de saber y sus efectos de verdad.

Este volumen ya tiene su lugar de privilegio entre los aportes más actuales a la clínica psicoanalítica de las psicosis y está seguramente destinado a convertirse, junto con Los inclasificables.., en un clásico. Será por mucho tiempo de lectura recomendable para todos aquellos que se plantean este tema dentro de la enseñanza de Lacan. Y, en particular, creo que tiene una gran importancia para todos los participantes del Curso de Clínica de la Sección, porque es hasta el momento una de las máximas expresiones del nivel que ha alcanzado la elaboración del tema de la psicosis en el Campo Freudiano.

jueves, 3 de diciembre de 2009

CONVERSACIÓN CLÍNICA

CONVERSACIÓN CLÍNICA
Barcelona, 23 y 24 de Febrero de 2008

Precariedad del vínculo social en las psicosis ordinarias
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La Conversación Clínica 2008

por Graciela Martínez


Bajo el título Precariedad del vínculo social en las psicosis ordinarias tuvo lugar la Conversación clínica anual del Instituto del Campo Freudiano en España.

Convocados por este verdadero acontecimiento, se dieron cita en Barcelona participantes de las Secciones Clínicas, grupos de investigación, Seminarios del Campo freudiano de España e incluso inscriptos provenientes de Francia y Argentina. Cada uno, previamente, pudo tener acceso a la lectura de los casos, como así también a las preguntas en torno al tema que la comisión organizadora realizó a distintos analistas. Una vez más contamos con la presencia de Jacques-Alain Miller quien, con sus precisiones clínicas, relanzaba las preguntas.

Seis casos presentados por Ricard Arranz, Eugenio Díaz , Graciela Sobral, Jorge Sosa , Miguel Angel Vázquez y Liana Velado compusieron la mesa coordinada por Vicente Palomera y Mercedes de Francisco.

El primer caso, una mujer que consulta por un dolor en el cuerpo del que demanda el diagnóstico de fibromialgia y que, en nueve sesiones, puede dialectizar el goce y retomar el vínculo social y profesional, permitió algunos esclarecimientos de la clínica diferencial entre la psicosis y la histeria. Pero fundamentalmente permitió a J.-A. Miller, ante la evidencia de los efectos terapéuticos, subrayar la importancia de la pragmática y su transmisión. Nos confrontó a la pregunta de cómo decimos lo que hacemos y este fue un eje que se sostuvo a lo largo de la Conversación, con distintas intervenciones que apuntaron a la necesidad, para salir a lo público, de aprender a formalizar este pasaje a la episteme.

El segundo caso sirvió para mostrar el bricolaje que el analista ayudó a componer, bricolaje del que el sujeto se sirve para insertarse en un discurso y con ello pasar de una vida marcada por “ser el que sobra” a nombrarse “la torna”, que le permite añadirse en la serie de otra manera. El caso mostró además, en su particularidad, la transformación que el sujeto hace de la función social habitual del bar en un lugar asocial donde encuentra el goce autista del alcohol y piezas sueltas del saber, pero por donde le resulta necesario pasar para establecer el lazo familiar.

La presentación con la que se cerró la mesa del sábado permitió precisiones sobre la clínica diferencial entre la psicosis y la fobia. El caso de una mujer en la que aparece la angustia, con su correlato en el cuerpo, cuando su hermano enferma de gravedad, abrió a los interrogantes por si se trataba de un goce no localizado por el falo y en consecuencia el esfuerzo del sujeto por localizarlo en los síntomas (no poderse trasladar sola y la necesidad de hacer pis) o bien (con el síntoma de la necesidad de hacer pis) esperar algo que al final no viene, el falo. J.-A. Miller señaló la significación de castración que tenía la presencia de este hermano para la paciente, lo que permitiría entender por qué al morir éste se producía de manera sorpresiva una importante restitución de la vida en ella.

La mesa del domingo se abrió con una presentación clínica que permitió ver cómo los fundamentos del lazo social resultaban atacados por la no pacificación de la relación imaginaria; explicándose de este modo el impulso del sujeto a desaparecer de la escena. Este caso sirvió para mostrar el desfase entre simbólico, real e imaginario y la posibilidad de escuchar el acento de singularidad en las palabras del psicótico, donde no se trata del contenido de éstas sino del tipo de sentimiento que se expresa.

A continuación, el quinto caso, el sujeto que se sirve de la figura de “Ícaro” para mantener a distancia la invasión de goce, introdujo a la discusión precisiones sobre el concepto desinthome. Por otra parte se trabajó el uso particular que hace este sujeto de los objetos de la industria, lugartenientes del objeto a que no hay, para conectarse con los demás.

En el último de los casos se recortó la frase que se fabrica el sujeto “Uno como los demás”. Frase que sirvió para interrogar este Uno autosuficiente, aislado, que al mismo tiempo que preserva al sujeto de lo imposible de soportar, le permite sostenerse en el mundo con una cierta movilidad. Respecto de la precariedad del vínculo social se pudo situar la función de la transferencia que permitía abrir y sostener una modalidad diferente de vínculo para el sujeto.

Hacia el final de la Conversación, J.-A. Miller planteó el interrogante de cómo transmitir, frente a los valores actuales de eficacia y rapidez, la docilidad del psicoanalista, que ofrece un lugar de existencia para aquellos que no pueden tener una vinculación social y posibilita nuevamente una inserción en el lazo común.

Más aún, se preguntó si no deberíamos ir al límite de plantear que cada ser hablante merece un psicoanálisis, en tanto todo el mundo padece de algunas palabras y, para relacionarse con los demás, necesita deslibinizarlas. Al respecto señaló la respuesta de los CPCT frente a las promesas de bienestar en la civilización.

En este marco, cuando J.-A. Miller dijo que el psicoanálisis debería ser para todos, ¿no advertía más bien del riesgo de que en el porvenir no lo sea para nadie?

Inquietud que supo transmitir y que logró despertarnos al trabajo de extraer todas sus consecuencias.

martes, 17 de noviembre de 2009

EL SEMBLANTE DEL LAZO SOCIAL EN EL PSICOTICO

EL SEMBLANTE DEL LAZO SOCIAL EN EL PSICOTICO

Jairo Báez

El lazo social que puede hacer el psicótico ha sido puesto en entredicho desde la institución hegemónica que asume como única salida, para el sujeto, la normalización por parte de la psicología y la neurotización desde la postura del psicoanálisis del yo. Esto conlleva una práctica centrada en su reconstrucción evolutiva en procura de restablecer un Edipo al cual se le aducen infinidad de anomalías en su origen, cuando no hacer del psicótico un ser funcional que responda a las expectativas de un modelo de producción neoliberal. No obstante, Lacan (2009), propone una alternativa a la condena del psicótico en lo social: el sinthome y la posición activa del analista, con respecto a la psicosis, tendrían aquí un asidero mucho más consecuente con una clínica de lo real y menos trágica para cuando se propone una intervención en la psicosis desde un ideal institucional.

Premisa básica para comenzar a ubicar el semblante del lazo social en el psicótico: el significante representa al sujeto ante otro significante (Lacan, 2000). ¿Qué se puede extractar de esta sentencia lacaniana en tanto nos interesa saber cuál es la posibilidad de nexo qué pueda instaurar un psicótico con el Otro? Un significante no muestra una potencialidad en su capacidad significativa unívoca y en cambio sí en su capacidad vinculante con el Otro. Un significante no tendrá sentido más que en una cadena significante y, en tanto el otro es, por antonomasia, un significante, el lazo social solamente puede ser concebido como el síntoma que detiene, contiene, sostiene y retiene el goce idiota (Lacan, 1981).

Otro objeto, que funge como significante, no tendrá más opción que no significar nada, no esperar nada, que no venga de la cadena significante del psicótico, quien le irá a dar un sentido, a pesar de su precisar delirante. No es el otro quien le da el significado al sujeto; es justo refrendar de nuevo la idea lacaniana: es el sujeto quien le da el sentido al otro, en cuanto lo ubica como un significante más que queda incrustado en la cadena significante. Esto alecciona al otro acerca de su lugar, donde la omnipotencia de la comunicación queda reducida al máximo evento de dar por bien servido el parte de recibido del mensaje; no obstante, ignorar la forma como el mensaje se acomoda en la cadena significante, iniciada mucho antes de este nuevo acontecer.

En la medida que el mensaje se recibe invertido, y solamente el punto de capitón, esto es, el significante último, da el sentido a la cadena significante (Lacan, 2007), el lugar del otro no permite más que el corte que aferrará el goce y ya nunca la pretendida acción instructiva de la acción comunicativa. Si un significante puede ser cualquier algo, ubicable por el sujeto, en la troika que conforma el real, el simbólico y el imaginario del anillo de la realidad psíquica, ya es suficiente con la presencia del otro objeto, en el campo pulsional del psicótico, para que empiece a funcionar como significante que encadena y vira el sentido, en cualquiera de los términos reales, simbólicos o imaginarios en la realidad del psicótico.

Así, no es posible plantear una clínica de la enseñanza con el psicótico; la pretendida clínica del enseñar a vivir bien y actuar bien no va con el psicótico en tanto, siempre, se va a tener incompatibilidades de código y de mensaje. Con el psicótico, el aprender la experiencia cede su lugar al aprehender un significante a una cadena significante de por sí precaria, cuando no totalmente paranoica, y no obstante, posible de sostener un lazo social. Como tal, el lazo social se torna primero, una relación con el cuerpo del ser mismo del sujeto psicótico, luego con los espacios y los tiempos, para finalmente emprender el enganche con los otros objetos inanimados y aquellos, animales y humanamente vivientes.

El cuerpo del psicótico, concebido, algunas veces, como enjambre de significantes sueltos o como cadena significante, más o menos fragmentada, es el lugar de inicio del lazo social; cuestión que es, fuera de la teoría analítica lacaniana, con frecuencia ignorada. La mutación, mayor o menor en la obstinación con una parte del cuerpo, es ora prueba de la modulación del lazo social; igual, la certificación del abandono de un espacio físico o imaginado de permanencia habitual, hacia otro u otros espacios, medidos en pequeños o grandes intervalos de tiempo, es garantía de que el lazo social toma otro semblante; con la misma convicción, el tiempo que pase el psicótico enunciando ante otro y aceptando el en enunciado del otro es, también, lazo social. El nombrarse en un deseo aunque pobre, el hacerse a un cuerpo, el catectizar significantes objetos nuevos, hasta crear una nueva o implementar una cadena significante ya alienante de por sí, es la apuesta cuando se enuncia la posibilidad de que el psicótico haga lazo social.

No obstante, lo anterior no es sinónimo de haber logrado plena comunicación con el psicótico y, a partir de allí, asumir que el acto alienante lo llevará a responder al deseo del Otro. Si no es posible que el otro de la actualidad logré romper la tiranía del significante amo en el neurótico, mucho menos se podrá pensar tal proeza con el psicótico que ha quedado preso de la forclusión de un significante esencial. Los recortes y anudamientos en la cadena significante vienen a ser la salida del terapeuta que decide tomar un lugar en el mundo del psicótico.


Lacan, J. (1981). Seminario 3. Las psicosis. Paidos. Buenos Aires

Lacan, J. (2007). Seminario 5. Las formaciones del inconsciente. Paidos. Buenos Aires

Lacan, J. (2009). Seminario 23. El Sinthome. Paidos. Buenos Aires

Lacan, J. (2000). Seminario 12. Los problemas cruciales para el psicoanálisis. Escuela Freudiana de Buenos Aires. Buenos Aires