Head

miércoles, 5 de febrero de 2014

PARA UNA ÉTICA DEL LADRÓN


Por: Jairo Báez

Nunca será suficiente, ni la discusión cesará tan pronto y la situación permanecerá inamovible. El poder de un discurso, que logra tornarse hegemónico, mostrará su poder para imponer sus criterios, cuando se le interrogue sobre su veracidad. Y no obstante, habrá resistencia y deseos de diálogos, allí donde constantemente solamente es perceptible un oído sordo. El diálogo pacifista y armonioso neuro-bio-psi (neuro-bio-psicológico) es reflejo último de la dinámica que ha emergido desde aquel momento en que la filosofía fue perdiendo su lugar holístico de explicación y práctica, para dar lugar a saberes analíticos, que en su conjunto, se hicieron llamar ciencia. De la Cosa se pasó a las cosas, y del Objeto a los objetos; y con ello, la instauración de diferentes discursos, con pretensión de veracidad, que quieren eliminar a todos aquellos otros que, por a, b ó c  circunstancias, les sea impuesto el rótulo de falaz. El problema se acentúa cuando diferentes discursos apuntan al mismo objeto u objetos semejantes. Es el caso de la Psiquis (Psyche), esa parte que se disputan todos esos discursos que versan sobre lo humano y su sociedad.

Tres de los discursos que han querido dictar verdades absolutas sobre la Psiquis, han querido dialogar pero bien hubiera podido estar presente otro cúmulo de discursos y el debate se habrá complejizado aún más. La biología, la neurología y el psicoanálisis, hacen presencia para mostrar una vez más su posibilidad de diálogo; las conclusiones se evidencian pronto: no hay diálogo allí donde diferentes discursos convergen. Los psicoanalistas se quedan hablando solos. Se podría objetar que no solamente están estos tres discursos, que también está la filosofía presente, y que con la filosofía sí se pudo dialogar; pero aún así, no será fácil sostenerlo, pues es claro que los filósofos escuchados tendrán un claro aprecio por el psicoanálisis.

En este des-encuentro se escuchan tesis que vale la pena rescatar, no tanto por su novedad sino por el lugar que acusan en la actualidad. - Aunque es necesario señalar que por momentos no parecen tesis sino dogmas irrefutables -. Una de estas tesis señala que el sujeto ha muerto, la destitución del sujeto es promocionada por la misma neurología, pero a cambio se promueve como tesis complementaria la innegabilidad del objeto, el objeto es incuestionable, independiente de la imposibilidad que se tiene hasta el día de hoy de acceder a él. La tesis hegeliana de ese real que se escapa al ser cognoscente pero que mediante la dialéctica logrará ser atrapado, se muestra favorable para los intereses de la neurología. Esta tesis conlleva una paradoja ya mostrada por Jacques Lacan: un objeto conoce otro objeto, pero solo uno de ellos tiene la capacidad de conocer; y llevada esta tesis a ultranza, se tendría una petición de principio que sostiene que, el objeto que conoce es el objeto que conoce bien y los demás objetos no conocen porque conocen mal.  Es la tesis que da estatus a la biología darwiniana (!Darwin dio en el clavo!) y de paso permite al neurólogo asumirse en su verdad ineludible: por selección natural se logra la proeza de que un objeto conozca a los otros y, por solo petición de principio, se da por sentado que el camino para acceder a la verdad es el método que utiliza el neurólogo. En síntesis, sólo existe un método para llegar a desentrañar los secretos de la Psiquis, pero este no se ha encontrado aún, y si en algún momento se encuentra, estará en la depuración del método que utiliza la neurología, que asume como indiscutible la selección natural y, en el neurólogo, el ser favorecido por ella.

Otra de las tesis que se escucha sostiene que, el conocimiento se encuentra fragmentado y que, si se logra hacer alianza entre aquellos que lo portan, la solución a los problemas que plantea el objeto, estarán resueltos. Esta tesis, igualmente, tan de boga en las ciencias sociales y humanas, es la que ha despertado el interés por el trabajo interdisciplinario, multidisciplinario y transdisciplinario.  Las fluctuaciones en la práctica, que van desde el hacer cada uno lo que le corresponde ante el objeto (especializaciones), hacer lo que por convicción debe hacerse con el objeto, respetando las creencias de los otros (todo vale), hasta el hacer sin reparar en la necesidad conceptual (metaparadigmas), es notable en los ambientes académicos que ponderan el posmodernismo epistémico. Como consecuencia de esta tesis, todo esfuerzo, en solitario o mancomunado, es válido siempre que se tenga en mente el bien del objeto en el cual se opera. Empero, lo que no se tiene presente o se quiere obviar es que ese ¨bien para el objeto¨ no es el mismo para los diferentes discursos que avalan la praxis que deviene de ellos e, igualmente, no se comprende ni se entiende que existen incompatibilidades al analizar en detalle las singularidades de las diferentes prácticas que se asumen una por fuerza de la buena voluntad de convivencia entre diferentes profesiones. Los parámetros éticos, coherentes y consistentes, son los que se soslayan en este tipo de posiciones de concertación en la diferencia, que asume que todo discurso, devenido en práctica, tiene su potencial que no es posible desconocer.

La tesis anterior tiene su origen en un axioma: la defensa a la vida y vida sólo hay una. No obstante es, precisamente, ese axioma, el que habría que cuestionarse: ¿Qué es la vida? es una pregunta que no ha sido resuelta y que, cuando se ha intentado responder, se ha canalizado en sostener que la vida es aquello que fue definido por el cristianismo: la vida es un don de Dios, cuya máxima expresión se puede concebir en el ser humano; y, con mayor precisión, la vida a defender se encuentra en el cuerpo humano.  Esto nos lleva a retomar la primera tesis para llegar a una mejor comprensión de la posición neuro-bio, (neuro-biológica; también se podría incluir algunos discursos psi-): si el objeto conocedor se sostiene en la selección natural,  la vida se sostiene en el regalo dado por Dios, así que serán dos baluartes indiscutibles a defender por antonomasia, el método de la neurología y la vida fundada en los principios cristianos. De allí que si la psiquis se encuentra en el cuerpo, mal se haría al no centrar el estudio en la praxis para mantener el cuerpo vivo y en óptimo funcionamiento.

Otra tesis sostendrá que la fuerza de un discurso hace una praxis vital. El discurso decide lo que es la vida y esa decisión ocasiona una práctica que obliga a unas relaciones con el otro- Otro; esto es, a cada discurso subyace una ética que no es negociable con la ética de otros discursos; puede ser discutible, comentada, socializada, confrontada, con otros discursos, pero imposible de sincretizar. La coherencia y consistencia del discurso se levanta como único y posible juez ante la ética vital; los intentos de hacer pasar por el lenguaje, ese real que permanece imposible de franquear, tiene su fundamento en la pregunta aun no resuelta ¿Qué es la vida? Misterio inadmisible y difícil de resolver y de responder mientras se sea sujeto del lenguaje. 

De allí que la propuesta de quien escribe, interesado en los cruces de la locura y la política, es asumir, en este tipo de encuentros la ética del ladrón. El escuchar al otro-Otro es ya arriesgar a que le enrostren la escisión, la herida en el discurso que se asume coherente y consistente; y aun así, únicamente el sujeto del discurso aludido en su falta será quien decida si acepta la afrenta y, en silencio, se la roba como si fuera un tesoro para taponar el hueco que le ha sido señalado. No es la imposición del otro-Otro lo que haga mella en el discurso ajeno si este se cree completo y potencialmente práctico. Su complemento, viene en la palabra que se enuncia ante el oído sordo; algo habrá de corroer la obstrucción que ocasiona el sentimiento de estar completo y ser dueño de la verdad revelada. Cuando se enuncia un discurso, allá donde otros tienen el suyo propio, no habrá de ser para catequizar ni mucho menos para adoctrinar, pues ya Freud lo había señalado, hasta el loco ama su delirio como a su propia vida; entonces, es de esperar la resistencia discursiva por parte de los normales. Más si sopesamos que Freud debió mejor enunciar: el loco ama su delirio porque allí está su propia vida. Al enunciar un discurso, se está a expensas de que le roben algo, ese algo es un significante, aquel del que cualquier cosa podrán hacer.

jueves, 12 de diciembre de 2013

DR. MOCKUS, LÁRGUESE

Dr Mockus, lárguese 

Por Matheo Gelves

Tomado de: www.evernote.com


 
Doctor Antanas, la presente es para solicitarle a usted, ex alcalde y ex candidato a la Presidencia, que por favor se largue de nuestro país, pues considero que no lo necesitamos ni a usted, ni a sus políticas e ideologías. Es más, me he tomado el atrevimiento de irrumpir en su domicilio y empacar sus maletas para que pueda irse cuanto antes.
Lo primero que encontré en su armario, por allá guardados en una linda cajita, fueron los valores éticos y democráticos que usted siempre ha querido articular en nuestra sociedad. ¿Cómo se le ocurrió siquiera pensar en que la prioridad para un gobierno, y el principal destino de los recursos, serían la educación y la cultura ciudadana? ¡Es usted un ignorante! todos bien sabemos que lo que necesitamos es ponerlos en la guerra contra las FARC, que es nuestro principal y único problema.
Junto a esos valores, encontré colgado en un gancho el pantalón que usó el día de su famosísima conferencia en la Nacional. Si, esos que se bajó para mostrarles el culo a todos los estudiantes. ¡Es usted un animal! ¡Puerco, degenerado, inmoral! ¿Cómo se le ocurre hacer semejante banalidad frente a una sociedad como la nuestra, en donde los únicos culos que aceptamos ver son los de las prostitutas en la zona de tolerancia y los de las damas de Soho en las grandes vallas publicitarias? Lo lamento, pero su culo es demasiado escandaloso para nuestra casta sociedad. Con grandes arcadas y ganas de vomitar, empaco ese pantalón suyo.
También colgados y enmarcados en su estudio encontré un gran número de diplomas y reconocimientos que le han sido otorgados. Necesité una maleta extra para empacarlos todos. Lléveselos lejos, porque aquí no necesitamos profesores y académicos como funcionarios, tal como usted decidió hacerlo. En fin, regrese a Harvard a seguir dando sus charlas y cursos. Aquí nada de eso lo encontramos útil. Entienda que nuestros políticos (los que en verdad necesitamos) son esos que, en vez de culpar –como usted- a la educación y las decentes prácticas culturales de nuestro país, prefieren culparse unos a otros y a sus respectivos partidos. Respete el statu-quo, por favor.
Mientras empaco, aprovecho para comentarle que nunca supimos si era usted de derecha o izquierda.Solo supimos que era diferente. Y eso -lo diferente- nos espanta en este país. Aquí estamos acostumbrados al menú de siempre: dos tazas de corrupción al desayuno para iniciar bien el día, un platado de palabrerías y discursos al almuerzo, y una bandeja de show mediático para dormir bien y seguir con la rutina al día siguiente. Ni se atreva usted a meterse con nuestro diario vivir, con nuestro pan de cada día.
De su mesita de noche saqué su historia clínica. ¡Se me olvidaba la peor parte! Es usted un enfermo.Con una infinita pena le comento que su Parkinson nos resulta una peor enfermedad que la corrupción y el deseo de poder de nuestros dirigentes. Es claro que no puede usted ocupar ningún tipo de puesto en nuestro sano país. No nos expondremos al riesgo de contagiarnos de sus ideas. Es que nada más con pensar en que usted, viejo locus, optó por abandonar su pantano verde cuando nuestro Gran Colombiano decidió apoyarlo ya muestra el tipo de persona que usted representa.
Y hablando de ideas, encuentro bajo su historia clínica la propuesta que hizo en su mandato de expandirescuelas, bibliotecas e institutos. Sólo a un loco, demente y enfermo de Parkinson como usted se le ocurriría proponer semejante cosa, cuando lo que necesitamos es expandir las cárceles y estaciones de policía, pues nos invaden los vándalos y nos sentimos inseguros en la calle y hasta dentro de nuestras casas (para los que tenemos). Y aunque su ejemplar ley de la hora zanahoria haya trascendido a otras ciudades de Suramérica, no la necesitamos más, ni siquiera cuando se está matando media Bogotá borracha al volante y en medio de riñas. Usted, como sus propuestas, ya no son vigentes.
En fin, tras varias horas de trabajo he empacado una infinidad de sus pertenencias: Su absurdo plan debeatificar los recursos públicos, su tonta idea de ver a los indígenas como una minoría “extraña pero valiosa”, su propuesta del desarme de la población civil de Bogotá a cambio de bonos de mercado, su acción de cambiar los policías de tránsito por mimos que se burlaban de los imprudentes porque, según usted, los colombianos le temen más al ridículo que al castigo y ¡ah! lo más importante, su mayor defecto: el pensar mucho antes de hablar. ¡Eso sí que nos disgusta en nuestro afanoso y visceral país! Una persona que se tome tiempo para reflexionar, pensar y ahí si hablar. No tenemos tiempo para esas estupideces.
Ya es hora de que acepte la realidad, doctor Antanas. Se disfrazó del superhéroe de la política cuando la verdad es que un “político artista” como usted no va a ganarle a la corrupción colombiana, ni mucho menos va a poder escribir la sangrienta historia de nuestro país con lápiz y libros. ¡Lárguese de una buena vez y deje de insistir tanto! Colombia no está lista para una persona y una mente como usted.
Post-Data: Sus maletas y pertenencias ya fueron enviadas al aeropuerto. Adjunto a esta carta uno de sus más absurdos chistes:
“Me encantaría que cada mañana, cuando un estudiante se levante para ir a clase, comprendiera que allí, en su colegio o universidad; que cada maestro al dar la clase, o un papá al revisar la tarea por las noches, son los escenarios donde se juega la soberanía del país, la diferencia de poder futuro”
  

viernes, 22 de noviembre de 2013

miércoles, 20 de noviembre de 2013

EL PRINCIPIO DE REALIDAD EN NUESTRA SOCIEDAD ES DETERMINADO POR UN GRUPO ECONÓMICO

Por: Rubén Andrés Rios Osorio


Principio de placer

Como nos esboza Freud (1930)  “el programa del principio de placer es el que fija su fin a la vida”, (p.76)  el principio de placer gobierna el aparato anímico en dos sentidos uno positivo y otro negativo, en el negativo ordena evitar o cancelar las sensaciones de dolor y displacer, y en el positivo poder vivenciar intensas sensaciones placenteras lo que se califica como dicha.
Este principio de placer se fundamenta desde muy temprano en la vida anímica, desde la lactancia, cuando el lactante al estar alejado del objeto seno materno, tiene una sensación displancentera para este, llorando como reclamo de asistencia; en el momento de pérdida del objeto para su yo.

Así se permite dilucidar el principio de placer como un programa que ordena las sensaciones que son evitadas o intensificadas, con un objetivo de dicha o felicidad en el individuo.

 Principio de realidad

El principio de realidad se establece en el momento que el lactante empieza a distinguir lo interno perteneciente al yo y lo externo proveniente del mundo exterior (Freud, 1930); de esta manera el individuo se relaciona con el exterior, diferenciando su yo del exterior y buscando menguar las sensaciones displacenteras que pudiera percibir, así la censura reprime las representaciones que no se ajustan a ese exterior, conciliando el principio de realidad con el principio de placer.

Este principio dirigirá al individuo y cómo este se debe desenvolver en la cultura, de manera que siga las normas establecidas, las cuales son significativas para el individuo y su relación con el entorno.

Economía libidinal

La economía libidinal es entendida como una reducción de energía o un acomodamiento pulsional, de forma que el individuo pueda tener una sensación placentera y un alejamiento de las sensaciones que no lo son, de manera fácil y rápida, por ejemplo con el alcohol se busca sensación placer y/o un alejamiento de la miseria, lo cual se logra con unas cuantas botellas.

Principio de placer vs Principio de realidad

El principio de placer es el programa que  busca la dicha, esa felicidad de cada individuo, pero cuando esta es enfrentada a lo externo, es evidente que es irrealizable, ya que no es posible cumplir con todo el placer que el individuo desea, ya que este  es incongruente con el exterior,  y el exterior es el que establece las reglas, de esa forma impide la manifestación consiente del placer. Adicionalmente  el sufrimiento se presenta así trate de evitarse y estas sensaciones pueden ser provenientes del propio cuerpo, del exterior o de las vinculaciones con otros seres, haciendo que el individuo padezca por sus representaciones placenteras, de tal manera este reduce sus exigencias de dicha y las moldea de acuerdo a lo permitido por su cultura (Freud, 1930). “Bajo la presión de estas posibilidades de sufrimiento los seres humanos suelen atemperar sus exigencias de dicha, tal como el propio principio de placer se trasformó, bajo el influjo del mundo exterior, en el principio de realidad, más modesto” (p.37), de esta forma el exterior influye en nuestro placer, haciendo que se establezcan censuras para aquellas representaciones que trasgreden lo permitido, y en busca de una economía libidinal las expectativas de placer bajan, de forma que el individuo tenga varias expectativas y con intensidad mesurada en caso de fallo, por tal motivo el individuo toma de la cultura las probabilidades y las formas correctas de placer,  así la censura en el individuo genera la  represión del placer por la exigencia de la cultura.

Es posible dilucidar que la cultura con su neurotisismo, establece lo correcto y lo incorrecto, lo que se debe hacer o no se debe hacer, lo que es placentero y lo que no lo es, y es así como el individuo establece su censura de manera que sus representaciones conscientes son acordes a lo culturalmente aprobado.
                                                                         

La economía como padre de la cultura

Para el contexto freudiano, la cultura tenía grandes connotaciones religiosas, ya que desde el siglo XVIII podemos evidenciar el deslinde de la ciencia de la religión, pero cuando comparamos eso factores a los de los principios del siglo XXI es imperativo que esta asociación sea realizada desde la economía que por así decirlo es el nuevo Dios.

La economía Neoliberal, nos arroja hacia una cultura consumista, donde el poseer es sinónimo de abundancia, de felicidad, donde el dinero es imperativo, y la acumulación de este describe a una persona, competente, inteligente e interesante, con múltiples oportunidades y placeres, un modelo a seguir.

La economía global es movilizada por un puñado de compañías, que llevan sus productos y servicios a cada rincón del planeta, parte de su mecanismo para influenciar los mercados, es que sus productos son parte de modelos de vida, y se convierten en estados aspiracionales de las sociedades, donde es necesario la identificación del producto o servicio en la vida de millones de personas, que consumen lo que estas compañías ofrecen.

El modelo aspiracional, donde la venta de promesas de placer indescriptible (Como Coca Cola y su chispa de la vida)  o de la prevención o evitación  de sensaciones displacenteras (Como los seguros, o un buen trabajo) permitirá que los individuos sean parte de ese mundo feliz que es mostrado a través de la publicidad, como si fuese una ventana hacia al paraíso.

El placer se compra, la posibilidad de acceder a la felicidad está en la compra, en la adquisición, en el tener, y estas compañías cavilan estos paraísos, donde el sufrimiento se esboza como la falta y la ausencia de estos productos y servicios en su modelo de vida.

Si estas compañías son las normalizadoras de la sociedad, de lo aprobado culturalmente, de lo bueno, lo malo, lo feo, lo placentero, se dilucida que allí encontramos la norma, encontramos al padre, a la fuente normativa, la cual brinda la solución de la necesidad, la ubicación del objeto perdido, de aquel objeto que no se tiene, pero que con unas cuantas monedas se puede acceder al vida que estos proporcionan.

Bajo esta panorámica podemos empezar a dilucidar el cuestionamiento tratado en este escrito ¿El principio de realidad en nuestra sociedad es determinado por un grupo económico?

¿El principio de realidad en nuestra sociedad es determinado por un grupo económico?

El principio de placer se trasforma en principio de realidad, cuando el placer es ajustado a las expectativas del exterior, a las expectativas de un entorno que enmarca la cultura, el individuo se enfrenta al sufrimiento de la vida y este  ajusta su placer a estos, encontramos que ese exterior hoy en día está regido por la economía, por el mercado, por la constante ausencia y así como establece Freud (1930) hay tres fuentes de ese sufrimiento:

1.    Con uno mismo, cuando el ser se siente insatisfecho con sí mismo, cuando sus pulsiones parten de sí exigiendo ser satisfechas.

2.    Con el entorno, cuando la ausencia del objeto, genera padecimiento, sufrimiento y deseo.

3.    En las relaciones con los demás, cuando esas interacciones con los otros no fluctúan con la expectativa propia de la representación.

El comercio, brinda soluciones a la vista de cada uno de estos sufrimientos, el exterior brinda sus reglas con las cuales el individuo moldea sus representaciones conscientes a su modelo de vida, familia, intereses, conocimientos, acciones, gustos, comidas, relaciones sexuales, etc., estas son promovidas por los intereses económicos de productos y servicios, que muestran cómo cada sufrimiento se desvanece con la obtención, y el individuo se establece como parte del sistema consumista, ya que su realidad (el externo) influye en el yo, esta mediatizado por las necesidades económicas de las marcas que mundialmente venden el modelo del hombre feliz, de la dicha para el individuo.

Estas normas establecidas por un modelo económico neoliberal, instaura en el individuo censuras que son dirigidas por un modelo de vida externa, así el principio realidad es cavilado por unas pocas empresas, que principalmente buscan poder y montones de dinero, imponiendo las expectativas de millones de personas que  adquieren sus productos y servicios, al moldear un estilo de vida basado en la posesión de objetos como obtención de placer.

Este ciclo de la obtención consumista de productos y servicios, es interminable, nunca habrá una satisfacción total del placer, ya que la censura es trasformada en el principio de realidad que está sujeta al sufrimiento, como el exterior es influenciado por la economía empresarial, y estos imponen objetos que sustituyen el sufrimiento por la pérdida del objeto primario y que a pesar de ser obtenidos no son satisfechos, el individuo estará siempre consumiendo en búsqueda inalcanzable de la mengua de su miseria, pero esta nunca se satisface, sin embargo este puñado de empresas llenan sus arcas con las expectativas hechas por el mismo individuo que acomoda sus censuras y representaciones conscientes, a la manipulación comercial, en un ciclo infinito de comprar placer y no alcanzarlo.

Referencias.


Freud, S. (1930) El malestar en la cultura. Buenos Aires, Argentina: Amorrortu editores

miércoles, 9 de octubre de 2013

CONSULTA PSICOLOGICA

Consultar Psicólogo o Psicoanalista



Yaneth Ortíz
(Psicóloga)


Bogotá. Celular 3024005792 


Jairo Báez
(Psicólogo - Psicoanalista)

Bogotá. Col. Celular 3002228010


Alfredo Malagón
(Psicólogo - Psicoanalista)


Tunja. Col. Celular 3142666009


Rosendo Rodríguez
(Psicólogo - Psicoanalista)

Bogotá. Col. Celular 3118807454

Ulises Cruz
(Terapeuta - Experto en Tratamiento de Adicciones)

Bogotá. Col. Celular 3138258752

Sergio Alejandro Palomeque
(Psicólogo - Terapeuta. Presencial - Online. Bilingüe Inglés-Español )

Bogotá. Col. Celular 3133735959


sábado, 14 de septiembre de 2013

EL PROTAGONISMO DEL CUERPO EN UN DÍA DE LGBTI

Por: David Parada

A lo lejos se venía escuchando un retumbar que antes de ser melodía mi cuerpo lo percibía como una ola del mar a contracorriente, entre más me acercaba a aquella muchedumbre, más clara se hacía. 

Gloria Trevi. Una voz que identifica una actitud LGBTI, mientras la canción decía: “Y yo la paso bailando, cantando amando mi libertad ya sin ti”, varios eran los que se aglomeraban alrededor de la canción para ofrecer su tributo al conmemorativo día. Cada uno con su particular forma de vestir, siempre creyendo en todos los casos ser quien tiene el mejor traje o pavoneo. Miradas se cruzan, cuando el pavoneo tiene éxito  dos de estos personajes LGBTI se acercan y deciden compartir el festejo. Entre gritos, cantos y voces susurradas de matices LGBTI todos se van expresando y va emergiendo el alma de la masa.

Mientras se va caminando en un atardecer acompañado por nubes y el intermitente sol, aparecen en escena lenguajes corporales que fragmentan los espacios cargados de monotonía y cotidianidad. El constante participante de esa masa de carne llamada cuerpo es la voz, con ella jocosamente se reclaman derechos, deberes no, pues el cuerpo reclama placer, goce, exceso, ya aquello normativo y de mantener cabales sociales está agotado. Siempre hay un dejo de queja en toda consigna.

Mientras la voz cumple su función de reclamo, algunos brazos alzan extensiones ornamentales del cuerpo a manera de falos que auxilian la voz, y aquí la letra hace su presencia, intentando dar un orden con frases, paradojas y material escrito en pancartas.  Otros usan sus brazos para abrazar, consentir, golpear, manosear, saludar, ocupándolos en una acción con la cual sentirse parte del acogimiento de este espíritu LGBTI.

Las piernas y los pies, siguen su ruta ya escrita en redes sociales, en el voz a voz y en el ritual anual ya inscrito en el entusiasmo de sus participantes,  van caminando hacia el altar sacrificial, donde la discriminación será sacrificada al Tótem diversidad. Quizás sea ese el motivo de caminar, consumar el ritual.

¡Que no se crea que fue lo externo lo único que  trabajó en este festejo, no! Hígado, tripas y corazón también hicieron su presencia allí. Cómo se dice que  el único lazo social posible en la actualidad es el capitalista, el estómago lo recordó al pedirle al homúnculo una mazorca o un chorizo, o una arepa, o un chorizo con arepa  por esto de lo diverso en las metonimias de la genitalidad. Así se sacio el hambre de muchos estómagos, y se permitió al corazón palpitar en las fluctuaciones del barullo de las masas.

Finalmente, como único producto de este cuerpo que se enfrentó en esta marcha a su alegría, tristeza, odio y a su deseo, quedaron la orina y las heces, elementos que al igual que los genitales,  tuvieron un valor metonímico; entre el  jolgorio,  las risas y el  maniculichupeteo se botaron objetos, papeles publicitarios, comida, se derramaron bebidas alcohólicas, gaseosas, y bueno, un sinfín de materiales parecidos a nuestra caca y orina. Finalmente la basura quedó como testigo de que las pulsiones de vida expresadas a través del cuerpo se unifican con la pulsión de muerte.


 Alguien equiparaba la exhibición de un par de tetas en un trans a un acto político, ¿cómo saberlo?, ¿todos los trans quieren actos políticos, poéticos, de que tipo es el acto de cada uno?, pues no se olvidan algunas frases de ellos mismos luego de una apasionada pelea cuerpo a cuerpo: “-¿Por qué te pegó?- - por ser linda-“, ¿es posible pensar la política únicamente en función de una polis? ¿O en función de pelear un derecho?, ¿acaso no es importante escuchar?, ubicar lo LGBTI y sus demás derivaciones en lo particular, hoy esta marcha demostró cuan implicado está el cuerpo como medio de desplazamiento político, ¿pero valdrá la pena  preguntarse hacia dónde va mi cuerpo?