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sábado, 7 de julio de 2012

LAS 7 VENTAJAS DE LA GORDURA


Por: Alejandra Azcárate

Publicado en Aló.com (Recuperado 7/7/2012)  

Me gusta el cuerpo liviano, ágil y elástico. Me identifico por mi genética y metabolismo con una estética sin protuberancias, relieves y desproporciones. Pero así mismo, hoy decidí alejarme de mi primaria perspectiva de lo bello para abrir mi mente y analizar las ventajas de la gordura. Una mujer que nace gorda o que se engorda debe tener ciertos puntos a su favor que deben ser resaltados y no señalados por las flacuchentas como yo.
  1. No piensan a la hora de comer. Esa es una invaluable sensación de libertad. No se mortifican por los horarios adecuados para ingerir los alimentos ni mucho menos se estresan por la escogencia de los mismos. Una bandeja paisa al desayuno no es una posibilidad absurda, al contrario, puede ser una realidad semanal.
  2. Cuando van a los almacenes no se pasan horas midiéndose opciones de prendas porque pocas veces encuentran su talla. Sus compras son breves. ¿Qué me queda? Eso me llevo. Punto.
  3. Se sienten como unas princesas ya que ellas sí conocen de cerca la verdadera caballerosidad. Los hombres les ceden el puesto por miedo a que se les sienten encima, las miran con ternura para evitar una agresión, les sonríen, las saludan con palmada en el hombro, les corren la silla porque no caben, les abren la puerta del carro para cerciorarse de que sí entran y no las morbosean porque rayarían con la aberración.
  4. Disfrutan a plenitud la amistad. Las gordas no generan envidia, así que además de convertirse en grandes amigas producen una confianza que solo es recompensada con lealtad. No sufren el dolor de la traición ni prueban el veneno del engaño.
  5. En el sexo se desinhiben con facilidad. Contrario a sentir complejos por su figura, tienden a ser tan seguras de ellas mismas que se convierten en grandes amantes. Siempre se entregan como si fuera la última vez, porque de hecho saben que podría serlo. No tienen límites, no les preocupa si la luz está prendida o apagada, no las altera ninguna posición, saben con certeza que su fortaleza es generar placer hasta el punto de hacerle olvidar a su pareja la sensación de estar amasando un sofá abullonado.
  6. La playa o el plan de piscina no las cohíbe. Uno las ve pavoneándose sin pareo y sin el menor pudor. Se asolean como un sapo boca abajo desparramadas sin tapujos. Con la bronceada se les marcan los pliegues a los cuales el sol no alcanzó a entrar, quedan llenas de líneas como si hubieran sido atacadas por un león y no les importa. Salen de esqueleto, ombliguera o shorts, frescas.
  7. No viven pendientes de los tratamientos, trucos o sistemas para alcanzar la figura ideal, son conscientes de su realidad, se aceptan evitando luchas sin sentido. Así se aman y así las aman.
Si resumimos, la gordura genera libertad. Algo que pocos seres logran conocer a lo largo de su vida. Es cierto que por momentos debe producir insatisfacción y una lucha por modificar lo existente. Pero a la vez se alejan con facilidad de las presiones y convierten su figura en su mayor factor de seguridad.

Con todo y eso, no nos digamos mentiras, es mejor ser flaca. Así que no se engañen más. Dejen de pensar que son de huesos grandes, que retienen líquido y que el color negro adelgaza. Están gordas. ¡Asúmanlo! Y así suene cruel, es la cruda verdad. Ojo no con la tiroides sino con la ‘mueloides’ y sobre todo no olviden que uno gordo se ve lindo solo cuando es bebé.

martes, 17 de abril de 2012

LA DIFICULTAD DE VIVIR - JACQUES LACAN

La dificultad de vivir 

Entrevista publicada por la revista Panorama (Roma) en su número del 21 de diciembre de 1974

Panorama: Prof. Lacan,  se escucha hablar más y más a menudo de la crisis del psicoanálisis: se dice que Sigmund Freud está  superado, la sociedad moderna ha descubierto que su doctrina no alcanza a comprender al hombre ni a interpretar a fondo  su relación con el ambiente, con el mundo... 

Lacan: Son historias. En primer lugar : la crisis, no existe. No está, el psicoanálisis, al contrario,  no ha alcanzado  del todo sus límites. Hay aún muchas cosas para descubrir tanto en la práctica como en la doctrina.  En el psicoanálisis  no hay solución inmediata, sino solamente la larga  y  paciente investigación acerca de los porqués. En segundo lugar: Freud. ¿Cómo se lo puede  juzgar como superado si no lo hemos  comprendido enteramente? Lo que sabemos es  que ha dado a conocer cosas totalmente novedosas que no se habían imaginado antes de él, problemas... del inconsciente hasta la importancia  de la sexualidad, del acceso a lo simbólico al sujetamiento a las leyes del lenguaje.
Su doctrina ha puesto a la verdad en cuestión, un asunto que concierne a cada uno personalmente. Nada que ver con una crisis. Repito: estamos lejos de los objetivos de Freud. Es porque  su nombre ha servido para cubrir muchas cosas que  ha habido desviaciones, los epígonos no han seguido siempre fielmente el modelo, eso ha creado la confusión.
Después de su muerte en 1939, algunos de sus alumnos pretendieron hacer el psicoanálisis de otra manera, reduciendo su enseñanza a algunas  pequeñas fórmulas banales: la técnica como rito, la práctica reducida al tratamiento del comportamiento y, como objetivo, la readaptación del individuo a su entorno social. Es decir, la negación de Freud, un psicoanálisis acomodaticio, de salón.
Él mismo lo había previsto. Decía que hay tres posiciones imposibles de sostener, tres  tareas imposibles: gobernar, educar y psicoanalizar. Hoy día  poco importa quien  tiene las responsabilidades de gobernar y todo el mundo se pretende educador.  En cuanto a los  psicoanalistas,  ¡ay!, por desgracia prosperan como los magos y los curanderos. Proponer ayudar a las personas significa el éxito asegurado y la clientela detrás de la puerta. El psicoanálisis es otra cosa.

Panorama: ¿Qué exactamente? 

Lacan: Lo defino como un síntoma, revelador del malestar de la civilización en la cual vivimos.  No es ciertamente una filosofía, yo aborrezco la filosofía, hace ya tiempo que ella  no dice  nada interesante.  No es tampoco una fe y tampoco  me va  llamarla ciencia. Digamos que es una práctica que se ocupa de  aquello que no anda, terriblemente difícil ya que  pretende introducir en la vida cotidiana al imposible y al imaginario. Hasta ahora, ha obtenido ciertos resultados, pero no dispone aún de reglas y  se presta a toda suerte de equívocos. 

No hay que olvidar que se trata de algo totalmente nuevo, tanto sea  en relación a la medicina, o a la psicología o a las ciencias afines. Es asimismo muy joven. Freud murió apenas hace 35 años. Su primer  libro, “La interpretación de los sueños” fue publicado en 1900 y con muy poco éxito. Creo que  fueron vendidos unos 300 ejemplares en aquellos años. Tenía pocos alumnos que  pasaban por locos y ellos mismos  no estaban de acuerdo acerca de la manera de poner en práctica  y de interpretar aquello que habían adquirido.

Panorama: ¿Qué es lo que no anda en el hombre hoy en día? 

Lacan:  Hay una gran fatiga de vivir como resultado de la carrera  hacia el progreso. Se espera del psicoanálisis que descubra hasta dónde se puede llegar arrastrando esa fatiga, ese malestar de la vida.  

Panorama: ¿Qué es lo que empuja a la gente a analizarse? 

Lacan:  El miedo. Cuando al hombre le llegan las cosas, incluso las cosas que ha querido, que no comprende, tiene miedo. Sufre de no comprender y poco a poco entra en un estado de pánico. Es la neurosis. En la neurosis histérica el cuerpo deviene enfermo del miedo de estar enfermo sin estarlo realmente. En la neurosis obsesiva el miedo pone cosas bizarras en la cabeza ... pensamientos que  no se pueden controlar, fobias en las cuales formas y objetos  adquieren significaciones diversas y espantosas.

Panorama: ¿Por ejemplo? 

Lacan: El neurótico llega a sentirse empujado por una necesidad espantosa de  tener  que verificar docenas de veces  si la canilla  está cerrada de verdad o si tal cosa está  bien en su lugar, sabiendo con certeza que la canilla está como debe estar y que la cosa está en su lugar. No hay pastilla que cure eso. Tú debes  descubrir por qué  eso te llega y saber  lo que eso significa. 

Panorama: ¿Y el tratamiento?

Lacan:  El neurótico es  un enfermo que se trata con la palabra, sobre todo con la suya. Debe hablar, contar, explicar él mismo. Freud lo define así: “asunción de la parte del sujeto de su propia historia, en la medida en que ella está constituida por la palabra dirigida a otro”. El psicoanalista no tiene mas remedio que ser  el rey de la palabra. Freud explicaba que el inconsciente no es tanto profundo  sino más bien que es inaccesible a la profundización  consciente. Y decía también que en ese inconsciente “ello  habla”: un sujeto en el sujeto trascendiendo al sujeto. La palabra es la gran fuerza del psicoanálisis. 

Panorama: ¿Palabra de quien? ¿Del enfermo o del analista?

Lacan:  En el psicoanálisis, los términos “enfermo, médico, medicina” no son exactos, no son utilizados. Incluso las fórmulas pasivas  que son utilizadas habitualmente no son justas.  Se dice “hacerse psicoanalizar”. Es falso. Aquel que hace el trabajo en análisis es aquel que habla, el sujeto analizante mismo si el lo hace según el modelo sugerido  por el analista que le indica cómo proceder y lo ayuda con sus intervenciones. Las interpretaciones  que les son proporcionadas parecen dar sentido en un primer abordaje a aquello que el analizante dice.

En realidad la interpretación es más sutil, tiende a borrar el sentido de las cosas  por las cuales el sujeto sufre. El objetivo es el de mostrarle a través de su propio relato que su síntoma, digamos la enfermedad, no está en relación con nada, que está desanudada de todo sentido. Incluso, si en apariencia es real, él no existe.
Las vías por las cuales esta acción de la palabra  procede pide  mucha práctica y una paciencia infinita. La paciencia y la ponderación son los instrumentos del psicoanálisis. La técnica consiste en saber  ponderar la ayuda que se le da al analizante;  es por esto que el psicoanálisis es difícil.

Panorama: Cuando se habla de Jacques Lacan, se asocia inevitablemente ese nombre a una fórmula: “el retorno a Freud”. ¿Qué significa eso?

Lacan: Exactamente eso que es dicho. El psicoanálisis es Freud.  Si se quiere hacer psicoanálisis, hay que referirse a Freud, en sus términos, en sus definiciones, leídas e interpretadas en su sentido literal. He fundado en París una escuela freudiana justamente  para eso. Hace  20 años o más que vengo explicando mi punto de vista: el retorno a Freud simplemente significa  despejar el campo de las desviaciones y de los equívocos, de las fenomenología existenciales por ejemplo tanto como del formulismo institucional de las sociedades analíticas, retomando la lectura de su enseñanza según los principios definidos y catalogados en su trabajo. Releer Freud quiere decir solamente releer Freud. Aquel que  no hace esto en psicoanálisis, utiliza formas abusivas.

Panorama: Pero Freud es difícil. Y Lacan ,dicen, lo torna incomprensible. Se le reprocha a Lacan  hablar y sobre todo escribir de tal manera que solamente aquellos iniciados pueden esperar comprender.

Lacan:  Lo sé, tengo la reputación de ser un oscuro que esconde su pensamiento en  nubes de humo. Yo me pregunto el porqué. A propósito del análisis, respeto conjuntamente con Freud que sea “el juego intersubjetivo a través del cual la verdad entre en el real”. ¿No está claro? Pero el psicoanálisis no es una cosa simple.

Mis libros tienen reputación de incomprensibles. ¿Pero por quién? No los he escrito para todos, para que sean comprendidos por todos. Al contrario, no me he preocupado ni  un instante de complacer a algunos lectores. Tengo cosas para decir y las digo.  Me es suficiente tener un público que lee, y si no comprende, paciencia.  En cuanto al número de lectores, tengo mas chance que Freud. Mis libros son  muy leídos; estoy asombrado por eso.

Estoy convencido que  dentro de 10 años  como máximo, quien me lea  me encontrará transparente como una buena jarra de cerveza. Es posible que entonces se diga: ¡ ese Lacan, es banal! 

Panorama: ¿Cuáles son las características del lacanismo? 

Lacan:  Es un poco apresurado  decirlo ya que el lacanismo no existe aún. Se percibe apenas un olor, como un presentimiento. 

Sea lo que sea, Lacan es un señor que practica  el psicoanálisis hace 40 años y que estudia desde hace más tiempo. Creo en el estructuralismo y en la ciencia del lenguaje. He escrito en uno de mis libros que “ aquello a lo cual nos devuelve el descubrimiento de Freud es a la importancia del orden en el cual hemos entrado, en el que somos, si se puede decir, nacidos  por  segunda vez, saliendo del estado llamado justamente infans, sin palabra”.
El orden simbólico sobre el cual Freud ha fundado su descubrimiento está constituido por el lenguaje, como momento  del discurso concreto universal. Es el mundo de las palabras que creó el mundo de las cosas, inicialmente confusas en el devenir  del todo. Solamente las palabras  dan un sentido cabal a la esencia de las cosas. Sin las palabras, nada existiría. ¿Cuál sería el placer sin el intermediario de la palabra?
Mi idea es que Freud al enunciar en sus primera obras (“La interpretación de los sueños”, “Mas allá del principio del placer”, “Tótem y tabú”) las leyes del inconsciente formuló, como precursor de su tiempo, las teorías con las cuales algunos años mas tarde Ferdinand de Saussure  abrió el camino de la lingüística moderna.

Panorama: ¿Y el pensamiento puro? 

Lacan:  Sometido, como todo el resto, a las leyes del lenguaje, solamente las palabras pueden introducir y darle consistencia. Sin el lenguaje, la humanidad no daría un paso hacia el frente en las investigaciones  acerca del pensamiento. Del mismo modo para el psicoanálisis. Sea cual sea la función que quisiéramos atribuirle, agente de cura, de formación o de sondeo, no hay mas que un medium del que se sirve: la palabra del paciente. Y  cada palabra pide respuesta. 

Panorama: ¿El análisis como diálogo? Hay gente que lo interpreta sobretodo como un sucedáneo laico de la confesión... 

Lacan:  ¿Pero qué confesión? Al psicoanalista no se le confiesa nada. Se va a decirle simplemente todo lo que se  le pasa por la cabeza. Palabras precisamente. El descubrimiento del psicoanálisis, es el del hombre como animal parlante. Es asunto del analista el poner en serie las palabras que escucha y de darle  un sentido, una significación. Para realizar un buen análisis, hace falta un acuerdo, una afinidad entre el analizante y el analista. A través de las palabras de uno, el otro  busca hacerse una idea de lo que se trata y a encontrar mas allá del síntoma aparente, el difícil nudo de la verdad.  Otra función del analista es la de explicar el sentido de las palabras para hacer  comprender al paciente  acerca de lo que puede esperar del análisis. 

Panorama: Entonces es una relación de una extrema confianza.

Lacan: Sobre todo un intercambio, en el cual lo importante es que uno habla y el otro escucha. Aún en silencio. El analista no plantea preguntas y no tiene ideas. Da solamente las respuestas que hace falta dar a las preguntas que suscitan sus buenas ganas. Pero  a fin de cuentas, el analizante va siempre a donde el analista lo lleva.

Panorama: Eso es la cura. ¿Y acerca de las posibilidades de curación? ¿Se sale de la neurosis? 

Lacan:   El psicoanálisis tiene éxito cuando  vacía el campo  tanto del síntoma como del real, y así  llega a la verdad. 

Panorama: ¿ Podría explicarme  ese concepto de una manera menos lacaniana? 

Lacan: Yo llamo síntoma  a todo aquello que viene del real. Y el real es todo aquello que no anda, que no funciona, eso que hace obstáculo a la vida del hombre y a la afirmación de su personalidad. El real vuelve siempre al mismo lugar, se lo encuentra siempre allí con las mismas manifestaciones. Los científicos disponen de una bella fórmula: que no hay nada de imposible en el real. Hace falta ser un caradura para  hacer afirmaciones de ese género, o bien como yo lo sospecho, una ignorancia total acerca de lo que se hace y de lo que se dice.  El real  y el imposible son antitéticos;  no pueden estar juntos. El análisis empuja al sujeto hacia el imposible, le sugiere considerar el mundo como es verdaderamente, es decir  imaginario y sin ningún sentido. Mientras que el real, como un pájaro  voraz, no  hace otra cosa que nutrirse de cosas sensatas, de acciones que tienen un sentido.
Se escucha  siempre  repetir que hay que darle un sentido a esto o a aquello, a sus propios pensamientos, a sus propias aspiraciones, a los deseos, al sexo, a la vida. Pero de la vida  no sabemos nada de nada, cómo  se sofocan los científicos por explicar.  Mi miedo es que por  culpa  de ellos, el real, cosa monstruosa que no existe, termine tomando la delantera.  La ciencia está en tren de  sustituir  a la religión, con otro tanto de despotismo, de oscuridad y de oscurantismo. Hay un dios átomo, un dios espacio, etc. Si la ciencia o la religión lo logran, el psicoanálisis está acabado.

Panorama: ¿Qué relación guardan entre sí hoy día la ciencia y el psicoanálisis? 

Lacan: Para mí la única ciencia verdadera, seria para seguir es la ciencia ficción. La otra, aquella que es oficial, que tiene sus  altares  en los laboratorios, avanza  a tientas y a locas y comienza  a tener  miedo de su sombra.  Pareciera que a los científicos también les llegó el momento de angustia. En sus laboratorios asépticos revestidos de sus guardapolvos almidonados, esos viejos niños que juegan con cosas desconocidas, manipulando aparatos siempre más complicados e inventando fórmulas siempre más oscuras, comienzan a preguntarse qué es lo que  podrá sobrevenir mañana y qué terminarán aportando sus investigaciones siempre novedosas.  En fin, digo. ¿Y si es demasiado tarde? Se llamen biólogos, físicos, químicos, para mí están locos.
Solamente por el momento, mientras están en vías de destruir el universo, les  viene al espíritu preguntarse si por azar eso que hacen no sería peligroso.  ¿Y si todo saltara? ¿ Y si las bacterias tan amorosamente elevadas en  los blancos laboratorios se trasmutasen en enemigos mortales?  ¿Y si el mundo fuera  barrido por una horda de esas bacterias  con todo lo merdoso que lo habita, comenzando por los científicos de los laboratorios? Hay tres  posiciones imposibles  dichas por Freud: gobernar, educar y psicoanalizar. Agregaría una cuarta: la ciencia. Tan cerca como las demás, los científicos  no saben que están en  una posición insostenible.

Panorama: Es una definición bastante pesimista de aquello que comúnmente se llama progreso. 

Lacan:  Para nada, no soy para nada pesimista. No llegará a nada, por la simple razón de que el hombre es un bueno para nada, incapaz de destruirse a sí mismo.  Una calamidad total promovida por el hombre, eso lo encontraría personalmente maravilloso. Sería la prueba de que finalmente ha logrado fabricar alguna cosa con sus manos, con su cabeza, sin intervención divina, natural o de otra especie.
Todas  esas bellas bacterias bien nutridas que se pasean por el mundo, como  las langostas bíblicas, significarían el triunfo del hombre. Pero eso no llegará jamás. La ciencia tiene  su buena  crisis de responsabilidad. Todo reentrará  en el orden de las cosas, como se dice.  Lo he dicho, el real  tendrá  la superioridad como siempre y nosotros estaremos jodidos como siempre.

Panorama: Otra de las paradojas de Jacques Lacan. Nos lanza no solamente  la dificultad del lenguaje y la obscuridad de los conceptos, los juegos de palabras, los divertimentos lingüísticos, los acertijos a la francesa y precisamente las paradojas. Aquel que lo escucha o lo lee debe de sentirse desorientado. 

Lacan: No agrado del todo, digo las cosas  muy seriamente.  Salvo que utilice las palabras como lo los científicos, de los que hablamos antes, utilizan sus alambiques y sus gadgets electrónicos. Busco siempre referirme a  la experiencia del psicoanálisis.  

Panorama: Usted dijo: el real  no existe. Pero el hombre medio sabe que el real es el mundo, todo aquello que lo rodea,  lo que se ve ante el ojo desnudo, se toca, es ... 

Lacan: De entrada rechacemos a este  hombre medio que, él,  para comenzar no existe, es solamente una ficción estadística, existen los individuos y eso es todo. Cuando escucho hablar del hombre de la calle, de los sondeos, de los fenómenos de masa o de cosas parecidas, pienso en todos los pacientes que he visto pasar sobre el diván de mi consultorio en cuarenta años de escucha. No hay uno solo que sea parecido a otro, ninguno con la misma fobia, la misma angustia, la misma manera de relatar, el mismo miedo de no entender. El hombre medio, ¿quien es? ¿Yo, usted, nosotros, mi conserje, el presidente de la república? 

Panorama: Hablamos del real, del mundo que todos vemos ... 

Lacan:  Precisamente. La diferencia entre el real, a saber, eso que no va y el simbólico y el imaginario, a saber, la verdad, es que el real es el mundo. Para constatar que el mundo no existe, que no es, hace falta pensar en todas las cosas banales que  una infinidad de gente estúpida creen que es el mundo. E invito a los amigos de Panorama, antes de acusarme de paradoja,  a reflexionar acerca de lo que acaban de leer.

Panorama: Siempre  más pesimista se diría... 

Lacan:  No es cierto.  No me coloco entre los alarmistas ni entre los angustiados. Estupendo si un  psicoanalista no ha dejado atrás su estado de la angustia.  Es cierto, hay alrededor de nosotros cosas horripilantes y devorantes, como es la televisión, por la cual la mayoría de  nosotros se encuentra regularmente fagocitado.  Pero es únicamente porque las personas se dejan fagocitar  que llega a inventarse un interés  para  aquellos  que los ven.  Luego hay otros gadgets monstruosos tan devorantes, los cohetes en la luna, las investigaciones en el fondo del mar, etc, cosas que devoran, pero  no hay de qué hacer  un drama. Estoy seguro que cuando hayamos tenido los cohetes, la televisión y todas las otras malditas investigaciones para la vida, encontraremos otras cosas para ocuparnos. Hay una reviviscencia de la religión ¿no?  ¿Y que mejor monstruo devorante que la religión, una feria continua con  la cual entretenerse durante siglos como ya ha sido demostrado?
Mi respuesta a todo ello es que el hombre siempre supo adaptarse al mal. El solo real concebible al que tenemos acceso es precisamente este y  hay que  darse una razón. Dar un sentido a las cosas como se dice. De otro modo el hombre no tendría angustia. Freud no habría devenido célebre y yo  no sería profesor del colegio.  

Panorama: Las angustias, ¿son todas ellas  siempre de ese tipo o bien  hay angustias ligadas a ciertas condiciones sociales, a ciertas etapas históricas, a ciertas latitudes?

Lacan: La angustia del científico que tiene miedo  de sus propios descubrimientos puede parecer reciente, pero ¿qué sabemos nosotros de aquello que  les llegó en otras épocas, de los dramas de otros investigadores? La angustia del  obrero  remachado a la cadena de montaje como  al remo de una galera, esa es la angustia de hoy día. ¿O  mas simplemente  está ligada a las definiciones y a las palabras de hoy?  

Panorama: Pero ¿qué es la angustia para el psicoanálisis?

Lacan: Algo que se sitúa en el exterior de nuestro cuerpo, un miedo, un miedo de nada más que del cuerpo - comprometido el espíritu -pueda motivar. En suma, el miedo del miedo. Mucho de esos miedos, mucha de esas angustias, al nivel donde lo percibimos,  tienen alguna cosa que ver con el sexo.
Freud decía que la sexualidad para el animal parlante que se llama el hombre,  no tiene ni remedio ni esperanza. Uno de los deberes del analista es el de  encontrar en las palabras del paciente el nudo entre la angustia y el sexo, ese gran desconocido. 

Panorama: Ahora que  se coloca al sexo en todas las salsas, sexo en el cine, en el teatro, en la televisión, en los diarios, en las canciones, en la playa, se  oye decir que la gente está menos angustiada concerniente  a los problemas ligados a la esfera sexual.  Los tabúes han caído, se dice, el sexo ya no da miedo ... 

Lacan:  La sexomanía galopante es solamente un fenómeno publicitario. El psicoanálisis es una cosa  seria que comporta, y lo repito, una relación estrictamente personal entre dos individuos: el sujeto y el analista. No existe psicoanálisis colectivo, como no existe angustias o neurosis de masas.
Que el sexo sea puesto a la orden del día y expuesto  en todos los rincones de las calles, tratado de la misma manera que no importa cual detergente en los carruseles  televisivos, no constituye absolutamente promesa alguna de beneficio. No digo que esté mal. Ciertamente, eso  no sirve para asistir a las angustias y a los problemas singulares.  Eso forma parte del mundo, de esa falsa liberación que  nos es proporcionada como un bien acordado desde lo alto por la  susodicha sociedad permisiva.  Pero eso  no sirve al nivel del psicoanálisis.




viernes, 18 de noviembre de 2011

DUEÑOS DE UNA PSICOSIS PARANOIDE


Dueños de una psicosis paranoide
 
Por: David Parada
 
Es difícil lograr ubicar a quién o a qué se le ocurrió construir la sociedad de la palabra, fundada en  una máquina que habla desde la angustia, el miedo,  el principio de placer y la falta. Un nuevo llanto se escucha en las salas de parto tras la palmada de la mano de aquel figurín a quien le encargaron recibir  las cuatro vidas que nacen, en el instante en que una persona muere, y así el enlatado humano se va ensanchando, día tras día, nuevas historias se tejen ¿y quién las escucha?, buena pregunta  en  la época del afán desmedido por ser el dueño del falo. 

Dueños, poseedores, amos, gerentes de ventas, gerentes de la escoba, ejecutivos del  formato, burócratas de la miseria. Un joven es sacado de la calle para insertarlo a un sistema social que no pregunta por el deseo, tiene la certeza del superhombre, artificio de la máquina  que como diría un coronel antes de ver ante él los sesos esparcidos de un suicida: “yo aquí no quiero vagabundos”,  no sirve… a la basura, y si sirve utilicémoslo hasta hacer de él la ruina en carne viva, anciano que estorba  y que cuesta, “ muérete, porque en tu paso por la vida no dejaste más que el plus de tu sufrimiento”  y de ello no vive la máquina, ella vive del sudor pélvico de las putas que se convierte en hambre y luego en dinero para comprar en un gran almacén de cadena una fruta que le sale más cara que una hamburguesa.

Los jóvenes son recluidos en instituciones escolares sí son neuróticos comprometidos con la máquina, sino, están las fundaciones que pululan con sus talleres de asertividad, en adaptabilidad a la máquina. Para los autistas está el banco donde reprimes tus movimientos estereotipados y logras hacer calmar la angustia de una madre que no comprende el mensaje de su hijo, con esto el camino se hace más fácil para las familias y les dan trabajo a psicólogos, educadores especiales y terapeutas ocupacionales que a  posteridad serán los enemigos del paciente, las terapias deben apuntar a una mejoría y ella debe quedar escrita en la historia clínica, pues la máquina reza “la historia clínica es un documento legal, y con ella te puedes defender”, por ende no tiene cabida aquí el malestar, el yin yang que se enfrenta para producir algo distinto, nuevo, abducido del real de la experiencia humana; se prefiere callarlo, no dejarlo escuchar, porque no se sabe qué hacer con él, nos perseguiría la angustia con la que llegamos a este mundo.

En el ambiente citadino se alza una niebla que nos hace ver como frailejones estáticos, difusos, esperando que el páramo se convierta en desierto. El papel de controlar nos paraliza. Profesores, psicólogos, sacerdotes, abogados, cuidando que su labor corresponda con la demanda de vigilar y castigar que imparte el  gran Otro.  La sinceridad y la honestidad es poco amiga de este ambiente, no hay una realidad, todo es ficción dijo Lacan,  pero entonces ¿cómo lograr entenderme con esta sarta de mentiras?, falos con erecciones lánguidas, máscaras que al levantarse ponen de manifiesto una hilera de rostros que no se corresponden a la primera impresión.

El  sujeto  sujetado ¿no tiene nada que decir?, ¿por el hecho de estar sujetado no puede lograr articular algo más allá de su yugo?, ¿qué es el sinthome entonces?,  ¿un invento lacaniano que justifica el síntoma?, preguntas que surgen de la sensación persecutoria  de no encajar en un sistema; cada acto es registrado, documentado, grabado porque creer en el otro más allá de su diferencia nos cuesta a tal punto que se escuchan  frases como “desconfía hasta de tu sombra”,  devenidas paradójicamente del normal, el que maneja dineros, selecciona personal, dicta cátedras y dirige un rebaño hacia el señor. Queda la duda entonces del porqué todo acto, palabra, sentimiento está mediado por un toque paranoico en la cotidianidad de la vida. La práctica freudiana lo revela con casos como la joven homosexual, la fobia de Hans o Juanito, el sueño del hombre de los lobos y la paranoia más explicita de todas,  la  del político Schreber. ¿Qué es lo que nos persigue?

Acudiendo a lo más próximo de la teoría psicoanalítica recuerdo tres conceptos, la pulsión de muerte,  lo real y el Otro. Cada uno con sus efectos tanto en la clínica, como en la experiencia analítica y la vida misma.

Pulsión de muerte que todo lo unifica, caos psíquico que nos pone a danzar sobre la partitura de una melodía que retorna al compás inicial. Niños que intentan anudar realidades construidas por la angustia de los adultos… ancianos que retornan a lo más propio y vivido del cuerpo: la orina, las heces, el cuidado de una madre.  Constancia de que el objeto es vuelto a encontrar por el resto de la vida, la primera muerte es la que llega con el símbolo, allí ya se entra en esa cadena que nos lleva al goce de los muchos que la cultura nos ofrece. Si gozar es sufrir con  placer, al sujeto no le queda más que vivir con ello ante la mirada de los otros, hacerse a este goce y protegerlo desde su particularidad, del uno que lo pone en el juego de la mirada del otro y el Otro.

Lo real, persigue la existencia megalómana del hombre del saber, se dice en ocasiones “todo está dicho o escrito”, sin embargo cuando todo está al hombre le queda la duda por la verdad. Intenta tomarla de un vasto océano para unificarla en una  partícula originaria, dadora, que ofrece el don. Pero lo real se extiende a lo efímero de la palabra, un  día se cree tener la felicidad, al otro día no. Lo real persigue la angustia de construir y destruir un mundo, son muchas las veces que uno se encuentra con páginas en blanco donde no hay nada para escribir.

Bien... el Otro con su inconsistencia deja inscritas en el sujeto marcas a manera de significantes, es decir deja una huella que se transforma en fantasma  desde el cual operamos y retroactivamente actualizamos nuestro discurso. Aquel Otro inventa nuevos semblantes a diario, la misión del sujeto será acomodarse a alguno, ¿y si no?, pues paga con la psicosis que te depara el infortunio de la virtud. De algunos analistas he escuchado decir que la paranoia es el punto más efervescente de la psicosis, a mi manera de escuchar, es quizás lo que tanto psicóticos, como  neuróticos y perversos tenemos, una paranoia particular con la que reaccionamos a la demanda del Otro.

Un poema a manera de conclusión:

La Rosa De Hiroshima 

De Vinícius de Moraes

Piensen en la criaturas
Mudas telepáticas
Piensen en las niñas
Ciegas inexactas
Piensen en las mujeres
Rotas alteradas
Piensen en las heridas
Como rosas cálidas
Pero oh no se olviden
De la rosa de la rosa
De la rosa de Hiroshima
La rosa hereditaria
La rosa radioactiva
Estúpida e inválida
La rosa con cirrosis
La antirosa atómica
Sin color sin perfume
Sin rosa sin nada.


domingo, 11 de septiembre de 2011

martes, 9 de agosto de 2011

EL ESTALLIDO DE LA BURBUJA EDUCATIVA CHILENA

El estallido de la burbuja educativa chilena

Por Adriana Puiggrós *

Reproducido de: Pagina12.com.ar

El “modelo” educativo de Chile ha estallado en mil pedazos, lo cual es un síntoma fuerte del agotamiento del neoliberalismo como forma de la economía, la política y la cultura. No se trata de cualquier experiencia educativa, sino de la que fue alabada, mimada y mostrada como ejemplo hasta hace escasos días por los sectores políticos que abjuran del viejo liberalismo estatista, por los mercaderes de la educación que se han multiplicado como una plaga dejando muy atrás a la escuela privada tradicional, por los que impulsan la meritocracia como mecanismo selector de la población que alcanzará distintos niveles de educación, varios de ellos en campaña electoral en estos días.

En los años ’70 y ’80, sociopedagogos como Bowles y Gientis, Basil Bernstein, Baudelot y Establet y Pierre Bourdieu, entre otros, denunciaron en un lenguaje científico que los sistemas escolares ratificaban las pertenencias de clase previas de los alumnos y cuestionaron fuertemente que la escuela promoviera la movilidad social. Sus conclusiones eran escasamente generalizables en referencia a los sistemas escolares del siglo XX. Pero lejos de haber servido a la superación de las disfuncionalidades de esos sistemas, hoy pueden leerse sus apreciaciones como pronósticos del modelo que implementaría el neoliberalismo.

La condición para que la educación –en lugar de distribuir democráticamente la cultura y colaborar en la nivelación de la instrucción pública y la formación científica y técnico profesional– se tornara en un dispositivo reproductor de desigualdad fue destruir la unidad de los sistemas escolares, privatizar todas sus instituciones, desjerarquizar a los docentes y retirar del Estado toda la responsabilidad que fuera posible. Es lo que se hizo en Chile, donde cursar la educación primaria y secundaria requiere del pago mensual, restando un mínimo de educación gratuita de pésima calidad para los más pobres, y el costo de la educación superior es inaccesible hasta para la clase media. Las universidades chilenas están entre las más caras del mundo, de acuerdo con datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), un organismo que ha incorporado a la educación entre los bienes transables y que impulsa el libre mercado de educación superior, así como el retiro de los Estados de todo tipo de inversión y supervisión sobre las universidades.

No podemos dejar de señalar que pocas publicaciones de organismos internacionales han dejado de admirar al modelo educativo chileno y que muchos de los político-educadores neoliberales han exhibido estadísticas muy favorables a ese modelo. Desde la orilla en la que se defiende la educación pública, el papel principal del Estado, el derecho a la educación del pueblo, la gratuidad de toda la educación, incluida la educación superior, descreímos de esas informaciones que denunciamos frecuentemente como basadas en falsas premisas. El más burdo ejemplo es que se muestra como ejemplo de la inversión chilena en educación, que es de un 6 por ciento, sin aclarar que más de la mitad es privada y que parte de la pública se ofrece en forma de créditos que encadenan a las familias por décadas para que sus hijos estudien. Precisamente uno de los elementos de la actual crisis es la imposibilidad de sostener esos créditos; se trata de una situación comparable con la española en relación con la burbuja inmobiliaria.

En Chile, los criterios de la educación instalados desde la época de Pinochet fueron enriquecidos por el neoliberalismo pedagógico que dentro de la Concertación ganó terreno y dio origen a la burbuja educativa. Sus engañosos componentes son términos como “calidad”, “excelencia” educativa, eficiencia de la inversión, equidad (término que en el “modelo chileno” opera permitiendo cobrarle la educación a la mayoría con la excusa de balancear la inversión que el Estado hace con algunos pocos), que en el marco del discurso pedagógico neoliberal adquieren contenidos estigmatizadores y discriminadores. En nombre de la eficiencia se transfirieron las escuelas y los colegios a los municipios, que a su vez arancelaron la prestación o se deshicieron de las escuelas privatizándolas. Esa situación tampoco aguanta más y el movimiento de secundarios, la “revolución pingüina”, que comenzó ya en los años del gobierno de Bachelet, se ha generalizado y superado ante la profundización de las injusticias educativas por parte del gobierno de Sebastián Piñera, que desde su postura conservadora no ha podido pensar más allá que en emplear un decreto firmado por Pinochet en 1983 para reprimir a los estudiantes.

Las demandas del movimiento estudiantil-docente chileno están contempladas en la Ley de Educación Nacional y en el conjunto de la política educativa argentina que han llevado los gobiernos de Néstor y Cristina Fernández de Kirchner. En la Argentina sólo la inversión estatal llegó al 6,5 por ciento en educación, y nuestras universidades reciben con los brazos abiertos a los hermanos chilenos que vienen de a cientos a seguir su formación profesional. La educación pública es una tradición argentina y a ella se debe que nuestro pueblo siga teniendo la cultura que le ha permitido reconstruir el país en los últimos ocho años al compás de los gobiernos que ha elegido. Chile también tenía una tradición de educación pública y democrática. Su pueblo no lo ha olvidado y hoy emerge como un ejemplo inverso al “modelo neoliberal”: los sucesos de estas horas demuestran que si la educación se reduce a las leyes del mercado en algún momento emerge la sociedad profunda reclamándola como propia.



* Presidenta de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados.


miércoles, 3 de agosto de 2011

PSICOSIS EN LA ACTUALIDAD COLOMBIANA, LA TRIBU URBANA DE LA PSICOSIS

PSICOSIS EN LA ACTUALIDAD COLOMBIANA, LA TRIBU URBANA DE LA PSICOSIS

Por: Edgar Alejandro Gómez Bernal

“los problemas con solución complicada del hombre lo hacen huir de la realidad, ocultándose así en la psicosis”

Primero es bueno definir qué es la psicosis; puedo decir que está arraigada y nace a partir de la “huida de lo real” ideas delirantes, alteración de la percepción (pensamiento confuso, alucinaciones, cambios de conducta).

¿Pero por qué es viable en la sociedad contemporánea la psicosis? Tal vez porque los jóvenes somos de cierto modo malnacidos en la historia. “poseemos una madre, a la cual seguimos, pero nos falta un padre para guiarnos y poder obtenerla”. Lastimosamente no sabemos nuestro lugar en la historia y qué hacer cuando nacemos si todo ya está hecho, para comodidad. Nuestra naturaleza nos lleva a descartar las acciones que requieran esfuerzo primero. Qué hacer con tanta tecnología que nos conduce al sedentarismo al punto de depender de ella. Como ejemplo, puedo exponer: “los celulares nuestra segunda memoria”. La siguiente situación es más usual de lo que ustedes piensan. Tenemos todos los números de teléfonos en el celular, cuando este no está, no conocemos ni el número de nuestra propia casa.. cómo nunca nos llamamos a nosotros mismos.

¿La psicosis como tribu urbana? ¿A qué se refiere? Haber me explico, el cuento de las “tribus” surgió de la necesidad primordial de poder vivir dentro de la sociedad expresando el pensamiento (paradigmático).de pequeños grupos de personas. A esto le sumo la psicosis. Es tal el punto de expresión, que se crea un paralelo, “por así decirlo”, en donde se adopta la pérdida de la realidad. ¿Por qué lo digo? la sociedad en su impotencia ante la crisis que evoca la destrucción, formula nuevas formas de pensamiento. Tal vez, inconscientemente interiorizamos esto de lo social a lo individual como sujeto (persona). Hemos pasado a lo largo de la historia por cuatro importantes etapas: El mito, el destino, la fe, el caos, (complejidad); esta última sobre todas las otras. Seguimos e imitamos conductas para buscar soluciones y respuestas.

Puedo cerrar esto con la cita de Jorge Mario Rozo. “evocar un esquema de pensamiento como mecanismo defensivo, una sociedad que no da tiempo ni lugar en la historia”.(1) Entendiendo como historia el desarrollo del hombre a lo largo del tiempo. Tal vez a la historia se le olvidó que en la vida lo más importante es el conocernos a sí mismos, “pues en la vida lo más importante tendrá que ser el yo”, ser consciente. Pues siento que el sí mismo es emotivo, no es verbal ni mecánico. Es vida, pensamiento individual.

Veo a la psicosis como ese punto en el cual el joven o el mayor se enrolan para crear su realidad o escapar de ella. Como aquel otro que escucha su música rock y se viste desordenado como queriendo decir que es libre y hace lo que quiere. Siguiendo esto, termino con una pregunta al vacío infinito…. ¿Si esto es así, cómo buscar la cura de la psicosis. Acaso queremos curar la libertad. Así sea fuera de nuestra realidad? ¿Acaso para que el sujeto sea curado es necesario que esté en el lado real, insertándolo en la sociedad para actuar y aparentar su salud?

Notas

(1). Karam, jorge Mario. La psicosis en el escenario contemporáneo. En Báez, Jairo; Rodríguez, Rosendo; Velosa, Jaime; Karam, Jorge Mario. (2009). Cuatro documentos desde el psicoanálisis sobre la investigación de la psicosis en Colombia. Fundación Universitaria los Libertadores. Bogotá, Colombia.





miércoles, 26 de enero de 2011

LA MIRADA INVISIBLE


LA MIRADA INVISIBLE
JAIRO BAEZ


¨Cada segundo que paso sin verte es una interminable tortura¨

Sábato (1)

La mirada invisible, fue el título que aglutinó el 9º Coloquio de 17, Instituto de Estudios Críticos, realizado entre del 28 de junio  3 de julio de 2010 en Ciudad de México. En esta ocasión, la muestra fotográfica, tomada de fotógrafos sin vista o con pérdida sustancial de la misma, dio lugar a exposiciones, talleres y ponencias, que permitieron revelar para reflexionar parte y algo de lo estético, lo político, lo filosófico, lo semiótico y lo psicoanalítico del asunto.

Como asistente, dos elementos cruciales a destacar y que permiten la siguiente cavilación. El primero, las estrategias técnicas del fotógrafo que van de la mano con su sello inconfundible de su contenido; se vio en fotografía, la niñez, la sexualidad, la ciudad, el desazón, que permitían una identidad con el autor. El segundo, el encuentro-desencuentro entre dos: los que se nombran videntes y los nombrados invidentes.
 
¿Quién mira? es la pregunta que inicia la disertación en torno a un sujeto, ahora que los ¨invidentes¨, aquellos que no tienen el sistema perceptor visual, o lo tienen mediado por una atrofia, deciden mostrar que se puede y encuentran su placer en foto-grafiar el afuera en el que se desenvuelven como mortales. Los ¨videntes¨, esto es, aquellos que, en contravía, muestran su capacidad visual orgánica ¨completa¨ son el punto de contraste para insistir: ¿Quién observa? Sin embargo, es necesario, desde ya, dejar la duda  acerca de si existe posibilidad alguna de fotografiar arbitrariamente, de observar, lo que está en el afuera.

El ¨vidente¨ es el primer sorprendido cuando el ¨invidente¨ enuncia su deseo de sacar a la luz (foto) su deseo; y registrar mediante la foto (luz) su objeto de deseo. Pregunta que sólo se hacen los ¨videntes¨: ¿Por qué insistir en poner bajo la luz un deseo y un objeto de deseo cuando se tienen otras formas mucho más asequibles  y menos dispendiosas y traumáticas, en ocasión de haber perdido el don de la vista? ¿Por qué no dibujar, esculpir, sonorizar, palpar, los objetos ante la imposibilidad visual? ¿Por qué esforzar la memoria, hacer uso de las corrientes de aire, los efluvios de luz, la intuición y el tacto?

Esa pregunta es ya denunciante de la invidencia del ¨vidente¨; y esa pregunta la contesta con premura y casi, con candidez, el ¨invidente¨. La pregunta del ¨vidente¨ está hecha desde la ortopedia y no desde el fin; más relacionada con el proceso y el instrumento, y menos con fin o el producto; la pregunta del vidente está ávida de saber si quien ve, es el ojo, la cámara o  el dedo. La pregunta del ¨vidente¨ no sospecha jamás que el ojo, la cámara y el dedo pertenezcan a alguien que ve, que enfoca y que obtura.

La respuesta por tanto es sencilla, en tanto, no es el aparato el que fotografía; la presencia, o ausencia, del aparato no determina la ¨invidencia¨. El ojo no hace falta para ver, al igual que no hace falta la cámara ni le dedo para fotografiar; sólo se necesita el deseo y el objeto del deseo para que ¨eso¨ emprenda su marcha hacia el logro: sacar a la luz, poner a la luz, lo que yace en la penumbra, lo que se oculta en la obscuridad. ¨Eso¨ es el sujeto del deseo.

Cuando el ¨invidente¨ manifiesta su deseo de poner a la luz su deseo, inmediatamente nos remite a una pregunta crucial que involucra a los ¨videntes¨. ¿Qué se puede enunciar como lo que significa mirar? ¿Mirar es descubrir un objeto o mirar es encontrar un objeto? (2). No obstante, si el mirar es descubrir, esto supone que hubo un acto previo de cubrir y si esto es así, significaría que la mirada antecede a un ocultamiento. Pero ¿qué se oculta? ¿Cuál es ese ¨agalma cima de la oscuridad donde el sujeto está sumergido en la relación del deseo¨? (3).

Si hemos de tomar en serio la enunciación y los enunciados de los ¨invidentes¨, mirar versa sobre el descubrimiento y menos sobre el encuentro; y esto nos devuelve a la pregunta ¿Quién mira?, pero, esta vez, se debe complementar con aquella otra pregunta,  ¿qué mira? Si ¨eso¨ que mira no es el ojo, ni la cámara, ni el dedo, sino un sujeto; lo qué se mira, (lo que se descubre), es el objeto velado, el objeto del deseo: ¨el agalma [ ] este objeto al cual [el sujeto] cree que su deseo apunta y lleva a su extremo el desconocimiento de este objeto como causa del deseo¨ (4). Acá ya la dicotomía entre ¨invidente¨ y ¨vidente¨ se desvanece y, a todo aquel que se considere sujeto de la mirada, se le ubica como Invidente. Se concluye así, que quien mira es el invidente; y que quien hace uso de las ortopedias, sean estas naturales, (ojo), o artificiales, (cámara fotográfica), es un ciego; esto es, todo sujeto.

Si de origen el sujeto es ciego, mal se haría al crear linderos adosados con juicios de valor, fundamentados en la diferencia que ocasiona lo natural y lo artificial. Los portadores de aparatos ortopédicos naturales, (órganos y sistemas), se abrogan arbitrariamente el lugar del competente, y ubican, (arbitrariamente), a los portadores de aparatos ortopédicos artificiales, (cámara, sustancias reveladoras),  como los incompetentes.

La diferenciación arbitraria toma dos semblantes (el negativo y el positivo, pero a la largo ambos perjudiciales). Segregar al portador de aparatos ortopédicos artificiales es tan nefasto como querer llevarlo al mundo dominado por los aparatos naturales. En la bondad de aquellos que asumen necesario ¨ayudar¨ al no portador de la visión natural para que viva adecuadamente en un mundo de los visuales, se esconde la incapacidad de aceptar la subjetividad y la diferencia que va caracterizar a un sujeto. En el amor al prójimo acecha cierta antipatía hacia el diferente. La exclusión adentro es igual a la inclusión afuera, es una de las paradojas de la política de la falsa igualdad humana que denuncia Zizek (5).

Lo que dice el discurso del no portador de ortopedias artificiales, si se le escucha con detenimiento, es que todo sujeto tiene el derecho de hacer uso de sus estrategias para mirar, sin que esto lleve a determinar que los unos son más que los otros. La diferencia entre lo natural y lo artificial, en el mirar, no hace la diferencia entre lo superior y lo inferior. Hay que insistir, el mirar denuncia que todos somos ciegos.

La denuncia acerca de que todo sujeto es ciego en su origen, recuerda la famosa pizarra mágica de la que Freud (6) hiciera mención en alguno de sus textos. Parodiando la pizarra mágica, se puede afirmar que la mirada funciona de igual manera: la mirada no se posa en cualquier objeto, la mirada se posa en el objeto preciso en el que debe hacerlo; no obstante, ilusoriamente, se asume que la mirada es autónoma y que ésta se posa en cualquier objeto. Es de recordar-saber que Freud hace uso de la famosa pizarra mágica para describir el proceso de lo inconsciente.

Si el sujeto de la mirada es el sujeto del inconsciente, las ortopedias son solamente estratagemas para la realización del deseo velado. Que las ortopedias diversas, -artificiales-, son precisas en ausencia de aquella en falta, -natural-, puede ser una sana conclusión del encuentro entre dos sujetos a la postre ciegos pero, paradójicamente, planteados en diferencia con respecto al mirar y el no-mirar.  Si el ser sujeto del inconsciente hace un sujeto de la mirada, ningún mortal estará exento de ortopedias visuales.

Notas

(1)   Sábato E. (2001).  El túnel. Seix Barral. Barcelona.
(2)   Siguiendo una de las acepciones del Diccionario de la Real Academia de la Lengua: dar con alguien o algo sin buscarlo.
(3)   Lacan, J. Seminario 10 bis. Los nombres del padre. Clase única. 20 noviembre 1963. Escuela Freudiana de Buenos aires. Buenos Aires.
(4)   Lacan, J. Seminario 10 bis. Los nombres del padre. Clase única. 20 noviembre 1963. Escuela Freudiana de Buenos aires. Buenos Aires.
(5)   Zizek, S. (2006). Arriesgar lo imposible. Madrid. Trotta
(6)   Freud, S. (1925/1986.). Nota sobre la pizarra mágica. Amorrortu. Buenos Aires      
         
 Referencias

Freud, S. (1925/1986). Nota sobre la pizarra mágica. Amorrortu. Buenos Aires.

Lacan, J. Seminario 10 bis. Los nombres del padre. Clase única. 20 noviembre 1963. Escuela Freudiana de Buenos aires. Buenos Aires.

Real Academia de la Lengua. (2001). Diccionario de la Real Academia de la Lengua. Espasa. Madrid.

Sábato E. (2001).  El túnel. Seix Barral. Barcelona.

Zizek, S. (2006). Arriesgar lo imposible. Madrid. Trotta