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domingo, 9 de mayo de 2010

¿DÓNDE ESTAN LOS URIBISTAS?

¿Dónde están los uribistas?

Por María Jimena Duzán

Publicado en: Semana. com

Alguien me puede informar dónde se metieron las mayorías uribistas desde que la Corte Constitucional tumbó el referendo que le permitía al presidente Uribe aspirar a una segunda reelección. Lo pregunto porque desde entonces no aparecen ni en la red, ni en las encuestas, ni en las universidades, ni en los centros comerciales.

De un momento a otro, de ser los más activos en la red, los uribistas fueron superados por los fans partidarios de la ola verde, los cuales han acogido a Mockus en menos de un mes como si se tratara de una estrella de rock. De aparecer durante años y años como unas mayorías aplastantes e incuestionables en las encuestas electorales, hoy se han convertido en imperceptibles y no se les ve acompañando a Juan Manuel, su candidato. Si estas mayorías uribistas, que nos pintaban las encuestas tan demoledoras y tan consistentes, estuvieran con Santos, la favorabilidad de Uribe, que no baja del 70%, automáticamente habría contagiado la candidatura de Juan Manuel y hoy sería el gran favorito para ganar esta contienda electoral de manera holgada y en la primera vuelta.

Pero como ni lo uno ni lo otro está sucediendo, y en cambio al candidato de la U no solo lo están abucheando en los centros comerciales y en las universidades, sino que le ha tocado contratar a un experto en matoneo electoral como J.J. Rendón para evitar que Mockus gane en la primera vuelta, repito mi pregunta: ¿Dónde están las aplastantes mayorías uribistas? ¿Dónde fue a parar el estado de opinión sobre el que tantas fantasías de poder se montaron? ¿Por qué no pudo ganar 'Uribito' la consulta conservadora si él era el mejor representante de ese estado de opinión que, según los uribólogos, reflejaba el sentir de la mayoría del pueblo colombiano? ¿Por qué Juan Manuel Santos no tiene el teflón que tiene el presidente Uribe y en cambio sí se le está traspasando todo el desprestigio acumulado en estos ocho años de uribismo.

Como ningún uribista da razón de nada por estos días y casi todos andan con la cabeza gacha, atravesando por la etapa de la negación, yo me atrevo a aventurar algunas tesis que expliquen por qué las mayorías uribistas se esfumaron.

La primera es la más obvia, así el uribismo se frunza: en realidad esas mayorías nunca existieron como tales o al menos no como nos las promocionaron en estos años los spin doctors del uribismo, quienes nos acostumbraron a leer las encuestas a su acomodo con el propósito de convertirlas en la base para edificar el famoso 'estado de opinión' del que ya ni Valencia Cossio habla.

La segunda tesis es que estas infranqueables mayorías uribistas no eran ni tan uniformes, ni tan manipulables, ni tan uribistas. La trepada de Mockus en las encuestas demuestra que muchos de estos colombianos que antes salían clasificados en las encuestas como uribistas hoy están castigando a Uribe en cuerpo ajeno por todos los abusos de poder y por todos los escándalos que se produjeron en su gobierno. Y que los que le dan a Uribe el 70% de favorabilidad, pero califican mal su gestión de gobierno -una constante en casi todas las encuestas-, le están diciendo que muchas gracias pero que ya no más; que no lo quieren ver más en el poder ni a él ni a su pupilo porque desde hace cuatro años están desempleados, no tienen salud y perdieron su casa.

Pero además, con lo que está sucediendo en esta campaña, la tesis de que el sucesor de Uribe tendría que ser una réplica suya en razón de que esa era la única forma de llegar al poder, ya no es cierta. Queda claro también que todos los políticos que se creyeron esa falsa premisa terminaron bajando en las encuestas, comenzando por Noemí, quien en un debate dijo que Uribe no había cometido ningún error en su gobierno; para no hablar de Petro, cuya campaña fue concebida para hacerse perdonar del establecimiento acariciando el extremo centro; o como la de Rafael Pardo, cuyo lema en la consulta interna del liberalismo fue 'El siguiente paso'. Si ellos no hubieran caído en esa trampa, Mockus no estaría en la cresta de la ola verde.

El surgimiento de la inesperada ola verde demuestra que este país no se puede definir nunca más como una mayoría uribista y que por lo menos hay medio país pensando que es necesario un cambio que nos aleje de los falsos positivos, de la yidispolítica, de los jota jota, de la parapolítica y de una forma de hacer política que ha entronizado a la mafia y la corrupción.

sábado, 27 de febrero de 2010

TRIUNFO O DESCUBRIMIENTO

TRIUNFO O DESCUBRIMIENTO

JAIRO BAEZ

La caída del proyecto de referendo para la reelección dejó una duda inmensa. No se sabe si fue una derrota para el uribismo o el descubrimiento de que el país sigue anclado en estructuras medievales que no lo han dejado evolucionar. El uribismo no mostró nada diferente a lo que ya mostraron otros movimientos políticos que han accedido al gobierno: la maquinaría heredada de las costumbres feudales. Los señores feudales, dueños de la tierra, apoyados por los dos o tres propietarios de las incipientes industrias, disponen a su libre arbitrio de las normas existentes o se inventan nuevas y urgentes cuando sus intereses lo piden. En el peor de los casos, se escamotea cualquier obstáculo jurídico o legal que salga a detener su paso de vencedor. Cualquier Conde puede fungir de Rey; cualquier hijo de rey, Príncipe.

Uribe no perdió, sería iluso pensar que Uribe orquestó todo ese complot que lo llevó a mantenerse en el poder por ocho años y aspirar a reinar vitaliciamente un reino, que antes fuera de los Chibchas y posteriormente de los colonizadores españoles, aquellos que adquirieron sangre azul a costa del desmadre de los nativos. Sería llevar realmente al estado de hombre iluminado y mesiánico, si se creyera que este egregio hombre permeó las estructuras del Estado colombiano para entronizarse como amo y señor. No, Uribe no muestra nada distinto a cuanto Delfín o Conde criollo han mostrado: ser beneficiado y beneficiar con la maquinaria feudal a los de siempre, a las mismas pocas familias dueñas de lo muchos recursos con los que cuenta este territorio.

Con la derrota del uribismo, se descubre que la máxima aspiración de nuestros ricos sigue siendo el apropiarse de la tierra, despojar a los pequeños parceleros y defender sus adquisiciones terrenas a como dé lugar. La industrialización y venta de servicios, no deja de ser más que intereses de unos cuantos favorecidos por las contingencias provenientes de propuestas foráneas con intenciones de expansión multinacional. Capitalismo, libre mercado, no hay en Colombia, el modernismo, la ilustración, no han tocado estos lares; eso se patenta cada vez más; cuando en otras latitudes tiende a desvanecerse el capitalismo, en el país aún no se piensa ni se implementa. Los ejércitos privados, a lo Cid Campeador, son necesitados y apetecidos por los Condes antioqueños, costeños, llaneros, vallunos, etcétera, para defender las miles de hectáreas de tierra adquirida y subutilizada en la cría de caballos y ganado vacuno. No se puede hablar de una industrialización de la agricultura en el país, de producción de alimentos a gran escala. Se estaría mintiendo si se toman los pequeños agroindustriales, que se benefician más de los subsidios del Estado que de su misma producción.

Con el descubrimiento del feudalismo en Colombia se hace necesaria la restructuración de sus cimientos; si realmente se quieren atacar los problemas endémicos y crónicos de su sociedad el cambio debe darse en lo económico para que le dé formalidad a una nueva forma de actuar políticamente. El descubrimiento, mostró que la solución no está en modificar la Constitución en sus partes de interacción social dentro de un modelo económico sino modificar un modelo de relación económica que de posibilidad a una interacción social diferente y de lugar a una nueva Constitución. Mientras el modelo económico se mantenga, los vicios que él permite, dan lugar a la manipulación de cualquier propuesta de saneamiento en la interacción social. En Colombia las normas se instauran para todo aquel que pueda violarlas. En este país la norma no la infringe quien quiere sino quien puede; y este poder lo brinda el modelo económico. No es suficiente con una Sociedad Civil en resistencia a los vicios propios del modelo económico; se necesitan urgentes cambios en la forma como se adquiere y se administra el capital en lo colectivo y lo individual, en lo público y lo privado. Mientras el gran valor de este país, sea la adquisición de tierras, el país y su gente se van a quedar afincados en sus mismos problemas.

El país nada ha ganado, dejando en suspensión el referendo; otros Mesías serán impuestos por la maquinaria. Votos nunca faltarán, sean estos comprados, prestados, regalados o robados; la maquinaria da para todo. Son las fallas de la democracia en sistemas económicos tales como el feudal colombiano: los habitantes de un territorio no son los que deciden, menos las grandes colectividades; los que deciden son los que controlan la economía y los que controlan la economía los que deciden. Así que después de la caída del referendo, no surgieron ni triunfadores ni vencidos, pues los triunfadores seguirán siendo los mismos y los derrotados los de siempre. Sigamos disfrutando de felices sueños colombianos, porque la realidad sigue y seguirá siendo la misma aún después de la caída del referendo.