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sábado, 11 de diciembre de 2010

DOS ÉTICAS Y UNA SOLA MIRADA: A PROPÓSITO DEL MODELO PSICOANALÍTICO Y EL PROGRAMA DE ECOTERAPIA EN EL ABORDAJE A LA PSICOSIS.

DOS ÉTICAS Y UNA SOLA MIRADA: A PROPÓSITO DEL MODELO PSICOANALÍTICO Y EL PROGRAMA DE ECOTERAPIA EN EL ABORDAJE A LA PSICOSIS.

Jorge Mario Karam Rozo 


Nunca está de más articular algunas reflexiones en torno a la ética presente en las psicoterapias; máxime cuando se plantea la misma en el abordaje a las psicosis; un cuadro tan complejo como rico en significados y connotaciones sociales, religiosas, clínicas, políticas y económicas entre otras. 

Es menester hacer una fundamentación de entrada y es que al hablar de ética se plantea desde un ejercicio particular y no comunitario; esto acorde con la etimología propia al termino ética que lo acerca al significante latino “ethicus”, significante que se podría interpretar como “carácter” y no como “costumbre”.


Lacan en su intenso seminario sobre la ética en el psicoanálisis (1989) insistió sobre aquella diferenciación en tanto resultaba central para diferenciar a la ética de la moral y es que en la actualidad es común asemejar un término con el otro.


De hecho no es del todo equivocado interpretar ética como moral en su acepción romana en tanto el término “Ethos” puede interpretarse con cualquiera de los dos sentidos (carácter o costumbre); pero para efectos de la ética del psicoanálisis resulta vital conservar dicha diferenciación. 

En el mismo seminario Lacan dejo fundamentado una pregunta que consideró como el pivote de la ética en el psicoanálisis: “¿has actuado en conformidad a tu propio deseo?” nótese que la formulación siempre funciona a modo de pregunta, nunca a modo de asertorio, ya que en una especie de ejercicio cartesiano, la ética en el sujeto se sostiene siempre y cuando se dude de la misma como condición. 

Así pues al revisar la acepción de ética con carácter, término que por demás resulta común para Aristóteles y que fundamenta el lugar del soberano bien (1094ac), se encuentra un lugar claramente diferenciado para el sujeto, en tanto el carácter puede estar incluso en oposición a la costumbre, de modo que cualquiera puede ser ético sin llegar a ser moral a su vez. 

Curiosamente occidente esta permeado por el atributo ético asociado a la moral; seguramente influenciado por los principios Kantianos de actuar de manera tal que los actos propios se vuelvan una máxima universal (1781).

Un principio derivado de la moral (y no del carácter) tiene que ver con la capacidad de  “ponerse en los zapatos del otro”, algo que no es fácil incluso si se toma en el sentido literal; es hasta anecdótico escuchar los comentarios que las personas pueden llegar a enunciar cuando en una actividad de orden lúdico se solicita hacer dicho ejercicio. Ni que decir cuando se trata de un lugar “real”, obras literarias tales como “El príncipe y el mendigo” (1881) ejemplifican muy bien lo señalado al mostrar como al final de cuentas nadie quiere estar en los zapatos del otro.


Pero esta no es la ética del psicoanálisis, por lo menos no la que se promulga desde la vertiente lacaniana y tampoco se encontraría fundamentada desde la teoría freudiana. No se trata de ponerse en los zapatos del paciente y si bien una condición para ser analista es haber sido analizante esta no es por sí sola garante de la condición de psicoanalista. 

El psicoanalista esta en un “Otro” lugar, de lo contrario no se podría articular el discurso necesario capaz de producir significantes unarios que permitan la reestructuración subjetiva (reestructuración de tipo ético además).  Un lugar que le permita hacer semblante de “ofrecer” algo que no tiene, para así activar la demanda y el deseo en el sujeto. 

Este discurso (conocido a secas como “el discurso del analista”) se ubica claramente en una ética de lo particular, un rescate a la subjetividad y a los efectos de la misma que por supuesto guarda tras de sí profundas implicaciones que diferencian la ética propuesta por el psicoanálisis de las que puedan aparecer en otros pensamientos, disciplinas y corrientes.  Por supuesto dicha diferenciación también cobija a las psicoterapias formuladas con orientación psicoanalítica de otras esbozadas a partir de por ejemplo criterios de orden humanista. 

Lo anterior no tiene por qué ser leído de manera excluyente frente a los demás modelos, cualquiera esta en todo su derecho de ejercitar su práctica a través de una ética que a su vez es la que termina por forjar el carácter; claro que los demás pueden ampararse a través de una moral de tipo público y seguramente tendrán una mayor acogida en tanto no solamente no discrepan con el sistema dominante sino que se “adaptan” y en dicho proceso pueden llegar hasta a “mejorarlo”. 

La ética de lo particular no se debe confundir con el beneficio individual por encima de lo colectivo, Aristóteles no dudó en calificar a ello como “bestial”, por el contrario el sujeto debía hacer una especie de proceso o “peregrinación” (nótese el carácter religioso del término) que lo condujera con claridad en la búsqueda de la virtud, en sus términos sería más claro señalarlo como la búsqueda del “justo medio”. 

En términos absolutamente coloquiales sería decir “Ni tanto que queme al santo ni tan poco que no lo alumbre”, pues bien el sistema aristotélico funciona de manera triangular siendo los extremos de la base el bien individual y el bien colectivo, pero de acuerdo a Aristóteles el sujeto no debe procurar ninguno de los dos, sino que debe centrar su búsqueda ética en la canalización de la virtud que logra en la mitad. 

Paradójicamente la ética del psicoanálisis podría acercar al sujeto más al terreno del bien individual y no al colectivo, con lo que tampoco sería un sujeto virtuoso lo que aparecería al final del análisis; De modo que si alguien espera que a partir del psicoanálisis se puede obtener un modelo de convivencia social se podría llevar una tremenda decepción. 

Pero antes de profundizar en el psicoanálisis se pretende revisar la ética que se deriva de un modelo alternativo en atención a pacientes psicóticos; este es “Ecoterapia”. 

El semillero en psicosis y sociedad desde el psicoanálisis llevó a los investigadores a adentrarse en el terreno terapéutico para el abordaje de la psicosis ofrecido en el hospital de Nazareth y que obedece al nombre de “Programa de Ecoterapia” (2008). 

Pese a ser un modelo centrado en el aprovechamiento del recurso ecológico y con raíces claramente ambientales (Dumas, 2007) no es común que dicho modelo se lleve al terreno de la salud mental, en ese sentido el proceso llevado a cabo en el hospital de Nazareth ubicado en la localidad de Sumapaz (Bogotá, Colombia) tiene todo el derecho a considerarse como pionero en campo. 

No es la intención del presente documento discutir sobre los alcances del mismo, si bien hay que reconocer que son altamente significativos (Daza y otros, 2008), lo que se pretende es revisar el sustento ético que lo soporta. 

El hecho de soportarte en el aprovechamiento de los múltiples recursos de la naturaleza con fines curativos (Dumas, Ibíd.) muestra un profundo sentido humanista en sus principios terapéuticos, la búsqueda ecologista y la armonización del sujeto al interior de la misma ha mostrado tener unos efectos inmediatos y duraderos en el tratamiento de pacientes diagnosticados con severos trastornos de salud mental (Daza y otros, Ibíd.). 

La propuesta del programa de Ecoterapia parte de un claro reconocimiento del espacio físico que rodea a los habitantes de Sumapaz, una clara manera de llevar al sujeto a que asuma su lugar social dentro de un colectivo donde no se debe leer al “otro” enfermo como un extraño sino como parte del mismo ecosistema y por ende asumir la responsabilidad colectiva que tanto él como los otros tienen en su tratamiento; un modelo interesante a todas luces y que ha mostrado ser efectivo y por ende valido. 

Evidentemente la ética que lo soporta se puede asemeja con facilidad desde un sentido Kantiano; ponerse en los zapatos del “paciente” no es tarea fácil, pero con el ecosistema como escenario común tanto para el paciente como para el terapeuta se dan unas condiciones únicas de progreso terapéutico. 

Así las cosas se tiene que dentro de la Ecoterapia es fundamental no solo armonizar al paciente con el ambiente sino también a los profesionales tratantes; esta “común unión” llevaría a que ambos bandos cortaran las diferencias y encontrarán de este modo un espacio de comunicación efectiva índice del éxito terapéutico. 

Lo anterior no tiene discusión (ni se pretende hacerlo); los resultados son contundentes y el ejercicio resulta tan atractivo y ambiental que casi resulta paradójico que muchos más lugares no hayan adoptado un modelo que sería de muy buen recibo en épocas donde la deshumanización frente al daño al ecosistema (y por ende al calentamiento global) busca alternativas de solución.

No obstante vale la pena aclarar que la Ecoterapia si tiene numerosas aplicaciones en terrenos diferentes a la clínica en psicosis, algunas de ellas se relacionan en tanto trabajan con salud mental, como por ejemplo con la depresión  (Saltzman, 2008).

Volviendo al escenario de la ética, la Ecoterapia erige su labor dentro de una ética de tipo kantiano, de hecho su proceso “curativo” tendría como ideal “devolver” al paciente completamente adaptado al previo escenario familiar, a tal punto que pudiera ser un modelo de comportamiento digno de ser acogido por los demás (algo loable completamente, difícil pero perfectamente comprensible como ideal). 

¿Cómo compaginar una ética de bien común con una ética de bien individual?; las fusiones de este tipo suelen ser peligrosas (basta con recordar las enormes críticas que en su momento se le dieron al modelo de Eric Berne y su análisis transaccional por considerar que su lectura de tipo “humanista” alteraba los fundamentos éticos del psicoanálisis, discusión que se zanjó con la práctica “exclusión” de la teoría de Berne de los principios y postulados propios al psicoanálisis (en la actualidad el análisis transaccional existe pero casi totalmente alejado de sus orígenes dentro del psicoanálisis). 

La respuesta se mantiene desde la alteridad; es decir desde la posibilidad de existir ambos y ser un posible referente el uno del otro, cohabitar pero no convivir, ser sus críticos pero a la vez sus más claros auditores en la búsqueda de mejoramiento. 

La explicación a lo anterior se encuentra en la máxima limitación que puede encontrar cada uno de estos enfoques al ser mirados desde el terreno ético: el psicoanálisis en su búsqueda de que el sujeto actué conforme a su propio deseo puede perderse en los terrenos inconmensurables (o en términos aristotélicos “incontinentes”) del bien individual, un sujeto que no podría hacer lazo social en tanto no lograra establecer dialéctica con el lugar del Otro (usualmente ubicado en el Bien Común). 

Pero desde el modelo de Ecoterapia el problema sería prácticamente opuesto, si se lleva al extremo se encontraría con un sujeto completamente moldeado al acomodo del otro, perdiendo su deseo en aras de alienarse y enajenarse totalmente con el Bien común, perdería su subjetividad y en su lugar aparecería simplemente otro. 

Un clásico ejemplo señalado con el autismo puede aclarar lo que se pretende explicar: luego de un intenso tratamiento con un sujeto autista este logra hablar, el terapeuta le dice “saluda a tu mamá por favor” y este responde “Saluda a tu mama por favor”… ¿se puede decir que este sujeto ingreso en el mundo del lenguaje como un individuo? 

Cualquiera de los dos extremos impide el lazo social, quizás la permanente revisión de dos éticas que pese a ser prácticamente antagónicas pueden “verse” de frente ayude a un alcance terapéutico central en el propósito del abordaje de las psicosis: el lograr un lazo social con el sujeto


REFERENCIAS DE INTERES

Lacan, j.(1989) El seminario. Libro VII. La Ética del psicoanálisis. (Sesiones de 1959-60) compilación realizada por J.A. Miller. 1989 Paidos. Argentina

Aristóteles. (1984) Etica Nicomaquea  o ética a Nicómaco (original en 1094ac). Alianza Editorial. España

Kant. Critica de la razón Pura (1781) Editorial Losada. S.A. Argentina

TWAIN, M.   (1977) Las aventuras de Tom Sawyer. Las aventuras de Huckleberry Finn. (obra original en 1881) Un yanqui en la corte del Rey Arturo. El Príncipe y el mendigo.  Ed. Col. Juvenil Carroggio Barcelona.  

Daza, G y Otros (2008) “El producto de un sueño” Programa de Ecoterapia. Ed Versalles. Bogotá- Colombia  

Dumas J. (2005) Ecoterapia y conciencia social. De norte a Sur. (Argentina) 2005

Saltzman (2008) (revision) Richard Louv last child in the woods: saving our children from nature-deficit disorder. Journal of the international community for eco psychology. Ed. Chapel Hill, NC: Algonquin Books of Chapel Hill.

jueves, 9 de diciembre de 2010

WIKILEAKS

WIKILEAKS

Por: Comunidad Avaaz

La feroz campaña de intimidación en contra de Wikileaks está estremeciendo a defensores de la libertad de prensa en todo el mundo.

Expertos legales opinan que es probable que Wikileaks ho haya vulnerado ninguna ley. Sin embargo, destacados políticos estadounidenses lo han tachado de grupo terrorista y se ha llegado a insinuar que habría que matar a los miembros de su equipo. La organización está sufriendo un ataque masivo por parte de gobiernos y corporaciones, pero WikiLeaks se está limitando a publicar información facilitada por confidentes, en colaboración con algunos de los periódicos más prominentes del mundo (New York Times, The Guardian, Spiegel, El País), quienes examinan cuidadosamente la información antes de publicarla.

Esta gigantesca intimidación extra-judicial constituye un ataque a la democracia misma. De manera urgente, necesitamos alzar nuestras voces en defensa de la libertad de prensa y expresión. Firma la petición para poner fin al asalto, y reenvía este mensaje a todos tus conocidos. ¡Reunamos 1 millón de voces esta semana y publiquemos anuncios a toda página en periódicos en los EE.UU.!

http://www.avaaz.org/es/wikileaks_petition/?vl

WikiLeaks no está actuando sola. Está trabajando conjuntamente con destacados periódicos a nivel mundial (New York Times, Guardian, Der Spiegel. El País, etc) para evaluar cuidadosamente 250,000 cables diplomáticos de los EE.UU. y eliminar cualquier información cuya publicación fuese irresponsable. Solamente 800 cables han sido publicados hasta la fecha. Anteriores revelaciones de WikiLeaks han destapado casos de tortura a manos de gobiernos, el asesinato de civiles inocentes en Irak y Afganistán, y escándalos de corrupción en el seno de grandes corporaciones.

El gobierno de los EE.UU. está agotando todos los posibles cauces legales para impedir que WikiLeaks publique más cables, pero lo cierto es que las leyes democráticas protegen la libertad de prensa. Es muy posible que los Estados Unidos y otros gobiernos no sean partidarios del tipo de legislación que protege nuestra libertad de expresión, pero es precisamente por ello por lo que es crucial que existan dichas leyes, y que sólo a través de un proceso democrático sea posible reformarlas.

Es normal que existan desacuerdos sobre si WikiLeaks, y los periódicos con los que está colaborando, están diseminando más información de la que los ciudadanos debieran conocer; o si las informaciones publicadas debilitan el principio de confidencialidad diplomática, y si eso es algo bueno. O sobre si el fundador de Wikileaks, Julian Assange, tiene la personalidad de un héroe o de un villano. Pero nada de esto justifica la encarnizada campaña de intimidación dirigida a silenciar un medio de comunicación legal emprendida por gobiernos y corporaciones. Haz clic a continuación para unirte al llamamiento para poner fin a este asalto:

http://www.avaaz.org/es/wikileaks_petition/?vl

¿Os habéis preguntado alguna vez por qué los medios de comunicación casi nunca ofrecen la verdadera historia de lo que sucede a puerta cerrada, entre los bastidores de la política? Aquí tenemos el por qué: porque cuando así lo hacen, los gobiernos pueden llegar a ser despiadados en sus respuestas. Y cuando esto ocurre, somos los ciudadanos los que tenemos que alzarnos en defensa de nuestros derechos democráticos a gozar de libertad de prensa y de expresión.

Con esperanza,

Ricken, Emma, Alex, Alice, Maria Paz, Luis, Paula y el resto del equipo de Avaaz.


martes, 9 de noviembre de 2010

1984

1984

George Orwell

(Fragmento)

Descubrió entonces que durante todo el tiempo en que había estado recordando, no había dejado de escribir como por una acción automática. Y ya no era la inhábil escritura retorcida de antes. Su pluma se había deslizado voluptuosamente sobre el suave papel, imprimiendo en claras y grandes mayúsculas lo siguiente:


ABAJO EL GRAN HERMANO

ABAJO EL GRAN HERMANO

ABAJO EL GRAN HERMANO

ABAJO EL GRAN HERMANO

ABAJO EL GRAN HERMANO


Una vez y otra, hasta llenar media página. No pudo evitar un escalofrío de pánico. Era absurdo, ya que escribir aquellas palabras no era más peligroso que el acto inicial de abrir un diario; pero, por un instante, estuvo tentado de romper las páginas ya escritas y abandonar su propósito. Sin embargo, no lo hizo, porque sabía que era inútil. El hecho de escribir ABAJO EL GRAN HERMANO o no escribirlo, era completamente igual. Seguir con el diario o renunciar a escribirlo, venía a ser lo mismo. La Policía del Pensamiento lo descubriría de todas maneras. Winston había cometido - seguiría habiendo cometido aunque no hubiera llegado a posar la pluma sobre el papel - el crimen esencial que contenía en sí todos los demás. El crimental (crimen mental), como lo llamaban. El crimental no podía ocultarse durante mucho tiempo. En ocasiones, se podía llegar a tenerlo oculto años enteros, pero antes o después lo descubrían a uno.


Las detenciones ocurrían invariablemente por la noche. Se despertaba uno sobresaltado porque una mano le sacudía a uno el hombro, una linterna le enfocaba los ojos y un círculo de sombríos rostros aparecía en torno al lecho. En la mayoría de los casos no había proceso alguno ni se daba cuenta oficialmente de la detención. La gente desaparecía sencillamente y siempre durante la noche. El nombre del individuo en cuestión desaparecía de los registros, se borraba de todas partes toda referencia a lo que hubiera hecho y su paso por la vida quedaba totalmente anulado como si jamás hubiera existido. Para esto se empleaba la palabra vaporizado.


Winston sintió una especie de histeria al pensar en estas cosas. Empezó a escribir rápidamente y con muy mala letra: me matarán no me importa me matarán me dispararán en la nuca me da lo mismo abajo el gran hermano siempre lo matan a uno por la nuca no me importa abajo el gran hermano...

lunes, 30 de agosto de 2010

LA MORAL DEL SICARIO

LA MORAL DEL SICARIO

Edelberto Torres-Rivas


Publicado: El Periódico (22/07/2010)

El que mata por dinero no odia a la víctima; el escenario no lo define el criminal sino quien lo contrata, que de esta suerte no cabe duda quién es el responsable. La etapa del sicariato como un dato periodístico aparece en Guatemala hace unos cinco años. No fue novedad porque venía de Colombia. Pero la antigüedad está llena de esta repugnante figura;

 
aprendimos a odiarla con la historia de Judas Iscariote (Judas el sicario) que amaba a Cristo pero por treinta denarios lo denunció. También ha sido objeto de un intenso debate político y científico, cuando apareció el libro de Daniel Goldhagen (1996) ‘Los verdugos voluntarios de Hitler: los alemanes corrientes y el Holocausto’, que concluye responsabilizando al pueblo alemán: el nazismo fue cruel porque los alemanes lo eran. Todo esto a propósito de una angustiante pregunta que nos hemos venido formulando a propósito de los indescriptibles asesinatos cometidos con ocasión del conflicto armado y que se reitera con la metástasis criminal de la actualidad. ¿Quién dio la orden para asesinar, primero, a los diputados salvadoreños y luego a los policías que los asesinaron? ¿Y en el Boquerón? ¿El Infiernito? ¿Quién es el responsable de los cinco o seis muertos diarios, anónimos, gente pobre, que no alcanza caja mortuoria? El problema está planteado: ¿Quién (o quiénes) es el responsable? ¿Dónde se detiene la línea de mando? No es posible aplaudir el crimen de varios criminales y luego rechazar la búsqueda de los responsables. Si hay delito, hay criminal.

 
¿Soldado, quién te ordenó disparar?

 
En Plan de Sánchez todo fue como si fuera guerra. La verdad de esta guerra y de cualquier otra guerra, la verdad de todas las guerras es la muerte. Por eso las guerras se parecen. En el fondo esta guerra no fue distinta porque la muerte iguala a todas las guerras y sin embargo, te engañas, porque en verdad esta no se parece a ninguna otra guerra salvo por la muerte, abundante, variada, silenciosa, excesiva. ¡Con mucha sangre y gritos! Muchos alaridos y baladros, pero sin riesgos ni peligros para ti, soldado. ¿Cómo fue esta guerra que te dio la seguridad casi completa… pero con miedo? Un temor profundo, impreciso ¿el aullido de dolor te produjo miedo? Sabías que ibas a la guerra, no por el uniforme que llevabas, verde, limpio, exacto, sino porque te entrenaron para matar, para morir, para obedecer. Te enseñaron que enfrente, a un lado o atrás hay un enemigo que te puede matar. ¿Sabías que en la guerra de Rabinal el enemigo eran mujeres y niños, eran los enemigos quienes no podían disparar? En Plan de Sánchez se terminaron los temores y se desataron los odios.

 
Desde que salió el sol, desde que empezó la tarde de ese domingo de mercado, el 18 de julio de 1982, supiste que para matar no es necesario odiar. Fue por ello que en la casa grande, a la entrada de la aldea, encerraron un montón de gente que no conocías y con miedo y maldiciones los quemaron vivos. Tú regaste la gasolina, porque el oficial te lo ordenó cuando a su vez él cumplía instrucciones. Viste la pequeña luz del fósforo que prendió fuego a la casa y te diste vuelta. Lo mismo ocurrió en la Escuelita, pero con menos gente, sacada a patadas de sus chozas. Pensaste que ese era un plan bien trazado, porque según oíste del Jefe de comisionados, había que ahorrar balas sin desperdiciar muertos. ¿Te tocó torturar a los sospechosos? Dicen que como en esta guerra, a un viejito le cortaron las orejas que luego tuvo que comerse; y que a un muchacho respondón le sacaron los ojos con cuchara. En el bullicio sin pausa de aquella tarde dominguera tus compañeros dispararon sin cesar. El silencio, un instante milagroso, fue el minuto molesto y discordante entre aullidos de dolor y falsos cohetes de fiesta con fusil. El sol empezó a ceder. Eran casi las cinco de esa tarde cuando amarradas, a empujones, arrastraron una veintena de muchachas menores todas y las violaron muchas veces. A las casadas les llegó su turno, después. Te faltó valor para abrirte la bragueta pero fuiste testigo cómplice de aquellos soldados y patrulleros voluntarios que en la penumbra del día que moría, las estupraron, las ultrajaron y de inmediato, como si fuera la guerra, las mataron. Cuando llegó la noche no sabes porque se te anudó el miedo, la angustia y la vergüenza. ¿Victoria militar? En toda guerra hay vencedores y héroes, ¡aquí no! Al dejar Plan de Sánchez, camino de Rabinal, quedaron atrás 268 cadáveres y la vida rota de numerosos parientes y amigos. ¿Quién dio la orden soldado?

domingo, 9 de mayo de 2010

¿DÓNDE ESTAN LOS URIBISTAS?

¿Dónde están los uribistas?

Por María Jimena Duzán

Publicado en: Semana. com

Alguien me puede informar dónde se metieron las mayorías uribistas desde que la Corte Constitucional tumbó el referendo que le permitía al presidente Uribe aspirar a una segunda reelección. Lo pregunto porque desde entonces no aparecen ni en la red, ni en las encuestas, ni en las universidades, ni en los centros comerciales.

De un momento a otro, de ser los más activos en la red, los uribistas fueron superados por los fans partidarios de la ola verde, los cuales han acogido a Mockus en menos de un mes como si se tratara de una estrella de rock. De aparecer durante años y años como unas mayorías aplastantes e incuestionables en las encuestas electorales, hoy se han convertido en imperceptibles y no se les ve acompañando a Juan Manuel, su candidato. Si estas mayorías uribistas, que nos pintaban las encuestas tan demoledoras y tan consistentes, estuvieran con Santos, la favorabilidad de Uribe, que no baja del 70%, automáticamente habría contagiado la candidatura de Juan Manuel y hoy sería el gran favorito para ganar esta contienda electoral de manera holgada y en la primera vuelta.

Pero como ni lo uno ni lo otro está sucediendo, y en cambio al candidato de la U no solo lo están abucheando en los centros comerciales y en las universidades, sino que le ha tocado contratar a un experto en matoneo electoral como J.J. Rendón para evitar que Mockus gane en la primera vuelta, repito mi pregunta: ¿Dónde están las aplastantes mayorías uribistas? ¿Dónde fue a parar el estado de opinión sobre el que tantas fantasías de poder se montaron? ¿Por qué no pudo ganar 'Uribito' la consulta conservadora si él era el mejor representante de ese estado de opinión que, según los uribólogos, reflejaba el sentir de la mayoría del pueblo colombiano? ¿Por qué Juan Manuel Santos no tiene el teflón que tiene el presidente Uribe y en cambio sí se le está traspasando todo el desprestigio acumulado en estos ocho años de uribismo.

Como ningún uribista da razón de nada por estos días y casi todos andan con la cabeza gacha, atravesando por la etapa de la negación, yo me atrevo a aventurar algunas tesis que expliquen por qué las mayorías uribistas se esfumaron.

La primera es la más obvia, así el uribismo se frunza: en realidad esas mayorías nunca existieron como tales o al menos no como nos las promocionaron en estos años los spin doctors del uribismo, quienes nos acostumbraron a leer las encuestas a su acomodo con el propósito de convertirlas en la base para edificar el famoso 'estado de opinión' del que ya ni Valencia Cossio habla.

La segunda tesis es que estas infranqueables mayorías uribistas no eran ni tan uniformes, ni tan manipulables, ni tan uribistas. La trepada de Mockus en las encuestas demuestra que muchos de estos colombianos que antes salían clasificados en las encuestas como uribistas hoy están castigando a Uribe en cuerpo ajeno por todos los abusos de poder y por todos los escándalos que se produjeron en su gobierno. Y que los que le dan a Uribe el 70% de favorabilidad, pero califican mal su gestión de gobierno -una constante en casi todas las encuestas-, le están diciendo que muchas gracias pero que ya no más; que no lo quieren ver más en el poder ni a él ni a su pupilo porque desde hace cuatro años están desempleados, no tienen salud y perdieron su casa.

Pero además, con lo que está sucediendo en esta campaña, la tesis de que el sucesor de Uribe tendría que ser una réplica suya en razón de que esa era la única forma de llegar al poder, ya no es cierta. Queda claro también que todos los políticos que se creyeron esa falsa premisa terminaron bajando en las encuestas, comenzando por Noemí, quien en un debate dijo que Uribe no había cometido ningún error en su gobierno; para no hablar de Petro, cuya campaña fue concebida para hacerse perdonar del establecimiento acariciando el extremo centro; o como la de Rafael Pardo, cuyo lema en la consulta interna del liberalismo fue 'El siguiente paso'. Si ellos no hubieran caído en esa trampa, Mockus no estaría en la cresta de la ola verde.

El surgimiento de la inesperada ola verde demuestra que este país no se puede definir nunca más como una mayoría uribista y que por lo menos hay medio país pensando que es necesario un cambio que nos aleje de los falsos positivos, de la yidispolítica, de los jota jota, de la parapolítica y de una forma de hacer política que ha entronizado a la mafia y la corrupción.

viernes, 23 de abril de 2010

EL ALMA DE LOS VERDUGOS

El alma de los verdugos

Gerardo Young.
gyoung@clarin.com

Publicado en el Clarin.
5 de abril 2010



Primero Von Wernich, luego Astiz, "El Tigre" Acosta y Pernías. En Tribunales, hoy se los escucha como nunca. ¿Qué piensan? ¿Sienten remordimiento? Sus coartadas y quejas. Los días en prisión.

El único que viste jean, camisa escocesa y mocasines, es Alfredo Astiz. Los otros acusados llevan impecables trajes de tintorería, corbatas rosas o rayadas. A las cinco de la tarde se levantan sonrientes de sus asientos de cuero, se saludan entre sí, se festejan, giran para mandar besos a la treintena de familiares y amigos que observaron las 9 horas de la jornada del juicio desde el palco. Junto a los familiares, sólo hay un estudiante de Estados Unidos y el periodista de Clarín. Muy poco público, a pesar de ser el acontecimiento judicial sobre la represión más importante desde el Juicio a las Juntas de 1985. Los acusados son nada menos que los responsables de la ESMA, el mayor centro clandestino de detención de la última dictadura militar.

¿Qué piensan esos señores de traje o camisa escocesa? ¿Qué pasa por sus cabeza ahora que han pasado más de treinta años desde que eran los dueños de la vida de miles de personas? ¿Sienten remordimiento? ¿Miran hacia atrás con la libertad que regala los años? ¿Son psicópatas o sólo engranajes de un sistema psicótico?

En su libro El Alma de los verdugos, editado hace unos meses (en coautoría conVicente Romero), el juez español Baltasar Garzón, quien juzgó a muchos de los responsables de la represión argentina, cuenta una charla que tuvo con el escritor uruguayo Eduardo Galeano. Y le dice Galeano:

- En el fondo los verdugos son burócratas del dolor. No les vamos a regalar la grandeza de creer que son monstruos extraordinarios.

Las pericias psicológicas que se hacen a todas las personas que enfrentan un juicio, en estos casos han dado un resultado casi calcado: se trata de hombres "normales", conscientes de cada uno de sus actos. Eso corre para Astiz, para Jorge "El Tigre" Acosta -ambos señores de la ESMA-, pero también para el cura Christian Von Wernich y otros. Ninguno ha podido argumentar algún grado de inimputabilidad psicológica.

Como dice Baltasar Garzón en su libro, son personas normales que en determinado mataron y luego dejaron de hacerlo. "Lo que hicieron resulta incomprensible para una mentalidad normal. Pero eso no quiere decir que los autores ni los ejecutores de aquel plan criminal estuviesen locos. Estaban perfectamente cuerdos y sabían lo que hacían y las consecuencias que tendrían sus actos".

Cuando se habla de los verdugos de la dictadura, se está hablando de muchos. Los registros oficiales estiman que existieron 340 centros clandestinos de detención en 11 provincias, en los que trabajaron no menos de 20 mil personas, de las cuales, entre la CONADEP, el Ministerio de Justicia y los organismos de Derechos Humanos, han logrado identificarse a unos 2.500 verdugos.

¿Qué dicen ellos? Los testimonios empezaron a desplegarse lentamente a partir de la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, en junio de 2005, que permitió retomar los juicios contra los represores. Los primeros en ser condenados habían actuado dentro de la Policía Bonaerense. Fueron los ex policías Simón "El Turco" Julián, Miguel Etchecolatz, y el sacerdore Von Wernich, quien, antes de ser condenado el 9 de octubre de 2007, dijo que los testigos que lo habían acusado eran "el demonio". De Von Wernich se sabe: asistía a las salas de tortura para "garantizar" la "conversión" de los torturados antes de morir.

En diciembre pasado empezó, en los Tribunales de Retiro, el juicio a los jefes de la ESMA. Son 19 los acusados, y algunos de ellos están declarando. Astiz, aquel rubio marino que pasó a la historia por infiltrarse entre las Madres de Plaza de Mayo y por ser de los más eficaces "cazadores" de enemigos de la dictadura, decidió provocar, mofarse. Apenas se inició el juicio, se levantó de su asiento y mostró a la audiencia un libro llamado "Volver a matar", de Juan Bautista Yofre, donde se narran los crímenes cometidos en los '70 por los grupos guerrilleros. El 17 de marzo pasado, cuando tuvo la oportunidad de declarar, Astiz permitió leer un texto que había escrito en la cárcel y que refleja una posición mayoritaria entre sus viejos camaradas: "Sólo cumplimos órdenes, sólo somos soldados que participamos de una lucha y la ganamos".

La obediencia debida es clave para entender este proceso. No sólo porque signifique una parte esencial del sistema de coartadas, sino porque, de algún modo, encuentra allí una liberación. Según el psicoanalista Hernán C. Guggiari, la obediencia debida es una tesis exculpatoria comparable a la psicósis alucinatoria: como la del hombre que escucha una voz que le dice "Mata", y entonces va y lo hace. (Ver Sobre la psicosis...)

La dictadura militar gobernó al país entre la madrugada del 24 de marzo de 1976 y la mañana del 10 de diciembre de 1983. Está claro, ya, que la represión se inició antes, al menos desde el 21 de noviembre de 1973, con el primer atentado de la Triple A, contra el político radical Hipólito Solari Yrigoyen. El discurso de los actores más notables de la represión -Astiz, Von Wernich, Acosta o Pernías- coincide en intentar recontar aquellos años, en instalar la idea de que la represión fue reacción a un tiempo de extrema violencia, protagonizado por las guerrillas que, es innegable, atentaban con bombas y secuestros.

¿Pero piensan, realmente, que darle al contexto una mayor dimensión, incluso más precisa, los libera de las responsabilidades de la picana y los desaparecidos? "Este es un tribunal de facto y ya tiene la sentencia firmada", dijo Astiz en el juicio. Se saben condenados; lo que buscan es justificarse.

"Ellos no entienden qué hacen acá, juzgados, por algo que hicieron como soldados en un contexto totalmente diferente. No entienden por qué ni cómo cambiaron tanto los tiempos, por qué ahora nadie se acuerda de los guerrilleros y sólo se habla de ellos", dice Guillermo Coronel, hijo y abogado de Julio Coronel, uno de los acusados en el Juicio a la ESMA al que le atribuyen, en particular, la muerte del periodista y escritor Rodolfo Walsh.

Coronel hijo habla con el periodista de Clarín apenas termina una nueva jornada del juicio a la ESMA, el miércoles pasado. Está tranquilo, intenta explicar la posición de los suyos, espera que lo llamen desde la Alcaidía. Su padre es uno de los pocos que, por tener más de 70 años, volverá a su casa a cumplir el encierro domiciliario. La mayoría de los otros está viviendo en la cárcel de Marcos Paz, donde un pabellón de seguridad especial los reúne días y noches desde que empezaron a caer presos (Ver página 34).

En la cárcel de Marcos Paz, entre mates y juegos de cartas, es donde los ex miembros de los Grupos de Tareas comparten estrategias, penas y añoranzas. Cuenta otro defensor, que prefirió el anonimato: "Se comparte información de las causas, se cruzan datos y algunas estrategias, como cuestionar la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Pero ellos no se arrepienten de nada, están convencidos de que lo que hicieron fue parte de una guerra".

La mención a una guerra está en boca de todos los represores desde siempre. En sus declaraciones, citan una y otra vez los atentados de Montoneros, ERP y otras organizaciones guerrilleras, aun cuando esos atentados no pueden justificar lo que vino después. Pero lo notable y novedoso es que muchos de ellos no hablan de una guerra pasada y muerta. Hace veinte días, fue invitado a declarar en el juicio a la ESMA quien fue el jefe máximo del Grupo de Tareas, "El Tigre" Acosta. De pelo increíblemente blanco y lacio, la cara en forma de pera, Acosta todavía siente su vieja superioridad y se creyó obligado a contestar preguntas, a dialogar fuera del esquemático escrito que había preparado. Y entonces habló de una guerra en presente continuo, de una guerra que creía ganada y ahora ve perdida: "En el actual gobierno hay guerrilleros, como Duhalde o Righi". Se refirió así al Secretario de Derechos Humanos, que en los '70 era abogado de militantes sociales, y a Esteban Righi, ministro del Interior de Cámpora y ahora Procurador General. ¿Pero es que Acosta no advierte que tanto Righi como Duhalde ya peinan canas, que incluso él ha visto pasar más de 34 años desde el golpe Isabel Perón? Acosta no está para la nostalgia, sino que se expone pragmático, provocador. "Uno de los grandes problemas fue haber dejado gente viva", dijo aquella tarde. El reproche tenía un destinatario claro. Y es una queja que comparte con muchos de sus compañeros en el juicio, una queja contra el ex almirante Emilio Massera, mandamás de la Armada en la primera Junta de la Dictadura e inventor de un proyecto inédito en la historia, el de intentar convertir a sus torturados, o al menos a algunos de ellos, en bastiones de un nuevo proyecto político acorde a sus deseos. Sólo por eso hubo sobrevivientes de la ESMA. Sólo por eso se pudo conocer tanto de lo que ocurrió en el Casino de Oficiales, lugar donde fueron torturadas y empezaron a desaparecer 4.500 personas.

El miércoles pasado le tocó a Pernías, otro de los marinos de aquel grupo. Clamó: "¿Qué pretenden? ¿Que nos humillemos de rodillas? Y cargó, como Acosta, contra "este gobierno que distorsiona la historia", en referencia a los Kirchner.

Uno de los documentos más aterradores de los métodos represivos de la dictadura, es un cuaderno que dejó Carlos José Samojedny, militante de izquierda detenido por la Triple A en 1974. Samojedny estuvo preso primero en Rawson y finalmente en la cárcel de Caseros, hasta la recuperación de la democracia. Sólo entre febrero de 1975 y noviembre de 1980 alcanzó a contar 235 sesiones de tortura. A pesar de eso, nunca olvidó su profesión, la de psiquiatra. Y aprovechó el encierro para analizar la conducta de torturados y torturadores. Sus conclusiones ocupan 38 carillas de terror, 38 carillas históricas ahora a la vista del periodista de Clarín, que describen los límites insospechados del ser humano. Samojedny escuchó, habló, observó y preguntó, para luego analizar y clasificar a los torturadores y torturados. De los verdugos hizo varias clasificaciones. Los definió según el grado de contacto que tenían con las víctimas, con el dolor de las víctimas, con las técnicas de tortura. Los encontró morbosos, sadomasoquistas, obsesivos, pero sobre todo encontró a muchos "paranoicos". De ellos escribe:

"El paranoico es el torturador ideológico, fascista, de ultraderecha, racista. Cree en un mundo occidental y cristiano y que está combatiendo el mal. Además de torturar, es partidario de eliminar a la víctima para acrecentar su sentimiento de triunfo. Utiliza las técnicas de tortura más aberrantes, no es proclive a las aberraciones sexuales, desprecia al resto de los torturadores, no considera a lo suyo como un trabajo sucio si no como un arma ilegal pero efectiva."

¿No se refería a la misma psicosis alucinatoria que menciona Guggiari? Quizá no haya más misterio -ni menos- que una voz oculta, que el designio de una convicción ilusoria. De otro modo: "¿Cómo explicar que alguien se haya convertido en asesino durante tanto tiempo y de pronto deje de serlo?", se pregunta Baltasar Garzón.

Myriam Bregman, abogada de la familia Walsh en el juicio a la ESMA, intenta probar la participación de los acusados en la muerte del escritor. Ella sigue el juicio día a día, observa a los marinos, los ve "sonreír en los pasillos, como si todo fuera un juego". Pero también está sorprendida: "Hay un cambio en relación a lo que pasaba antes. Ahora están culpando a la institución de la Armada, a los que eran sus jefes por no haberse hecho cargo. Están pidiendo una defensa que ya no encuentran".

Como tantas veces cada vez que se hable de tragedias así, hay que recurrir a la filósofa Hannah Arendt. Después de presenciar el juicio a Adolf Eichmann, el gran arquitecto de la solución final nazi, Arendt cayó en un estado de perplejidad. Es que Eichman sabía lo que había hecho, pero lo veía como un medio para ascender en su carrera, para obtener más poder, no como un fin en sí mismo. Fue entonces cuando Arendt empezó a hablar de "la banalidad del mal".

Se sabe que Eichmann estuvo en la Argentina en la década del cincuenta. Pero habrá sido apenas una pirueta de la historia, porque el drama es humano y no sólo nuestro. Como dijo Eduardo Galeano en la charla que inicia esta nota, "el peor de los verdugos es el sistema que necesita de verdugos". O sea: el sistema que dice "Mata". Y que logra que algunos lo obedezcan.

sábado, 20 de marzo de 2010

EL SUJETO POLITICO

El sujeto político
Jairo Báez

¿Qué podemos decir los psicólogos del fenómeno político que experimenta nuestro país? Bienvenidos sean sus aportes. Como promesa previa: no vamos a cambiar nada. Para empezar, o bien estamos ante el cínico o bien ante el fariseo o, por qué no, tal vez, estemos ante los dos que a la vez es uno.

¿Qué hace que un fenómeno sea un fenómeno?: La extrañeza. Ahora, ¿podríamos hablar de un fenómeno político en nuestro país? ¿Qué es lo raro en la política actual como para poder hablar de un fenómeno? Si lo vemos detenidamente, son los mismos gobernando a los mismos: desde Camilo Torres viene la Casta domeñando a los Patirrajados; hoy sucede lo mismo, por tanto esto no hace fenómeno a lo que acontece en mi país.

¿Es la violencia con la que se sostiene el poderoso en el poder? Tampoco. Los gobiernos anteriores, unos más que otros, han mostrado el plus violento que ocasiona la voracidad del poderoso. Los nombres que toma el significante donde se encarna el plus de la violencia han sido variados.

¿Es la usurpación del poder y la ley por parte de civiles rebeldes e inconformes? Menos. También la historia más ciega, tiene que ceder a que ésta ha sido una constante nacional. Esta sí que es una frecuencia de goce: los malos gobernantes han de ser sustituidos por buenos revoltosos y disconformes. (Repitamos este párrafo jijuemil veces y sabremos lo que es gozar).

¿Es la presencia de un Mesías? Nooooo. Mesianismo sí que ha sobrado en este territorio abandonado de la mano de Dios. Hasta sería válido preguntar qué líder, sea del bando que sea, y qué cohorte de feligreses montaraces no ha delirado con la Salvación Nacional. Aquí se puede llegar hasta la caricatura y bosquejar lo más llamativo de nuestro Mesías y de su Cohorte. Aquí sí que caben los versos de Santos Dicépolo: !Que siempre ha-bído chorros, maquiavelos y estafados, contentos y amargados, valores y dublés!

En resumen, sin agotar lo que hace identidad con otros momentos políticos, creería que lo que hace al momento actual llamativo, no es tanto el fenómeno, pues de ello no hay nada, es que la situación que estamos padeciendo es terrible e inmensamente igual a todos los momentos políticos de nuestro triste historia político social. Estamos ante una más de las paradojas que mostraría Zizek, lo que hace fenómeno al momento político es precisamente eso, que no es un fenómeno, porque a lo máximo lo que hace es encarnar y caricaturizar lo que siempre ha sucedido en la historia político social de este país. Siendo así, se le entiende a quien dice que todavía es mucha la miel que nos tocará lamer. El acontecimiento-verdad, a lo Badiuo, para mover al país de su forma de gozar no se ha dado. Ante un acontecimiento falso estamos. En síntesis más de lo mismo es-lo-que-te- ne-mos-en-el-show-de-U-ri-be.

Para finalizar. A la pregunta primera ¿Quién se es? la respuesta tajante es: nada; incluso, a lo que era, (que nunca se supo lo que era), se tuvo que renunciar en aras de ser nada, único fundamento para empezar a ser algo: real, simbólico e imaginario. La identidad tiene síntomas adicionales que ameritan respuestas que todavía no tengo. ¿Por qué la identidad que se funda en el Otro/otro pasa por un espacio y un tiempo? Ser colombiano y tener 48 años, es constante este tipo de presentación que hace un ser parlante tal. ¿Qué es ese lastre que refiere a un lugar y ese inseparable que pasa por el tiempo?. Abordar una identidad desde la imposibilidad que ocasiona la falta de tiempo y espacio, pudiera ser el reto. No obstante, amanecerá y veremos.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

S(IN VALIDEZ)

S(in Validez)

Rosendo Rodríguez Fernández

Para un blog subversivo, sin citas, sin recursos a la autoridad.


Saludo, con beneplácito, a quienes se atreven a escribir desde sí mismos, para los demás, estén o no dispuestos a escuchar o a leer.


Después de un buen recorrido, llego, junto con otros, a la conclusión de otros: lo que tenemos entre manos, y entre pecho y espalda, además de colonizar nuestro pensamiento, es el discurso del Amo. Sin más, digamos que todos los discursos, situados desde S1, significante Amo, o primordial, se instauran con la fuerza de lo afectivo en lo real. Así que, anestesiados o no, estamos librados al mundo de las justificaciones, problemas, objetivos, métodos, técnicas, mediciones, resultados y análisis que aportan a las discusiones, que son propios de la autoridad de la ciencia o de la filosofía, o ahora, con un disfraz de humildad, de algún saber. No quiero citar a nadie, si bien el pensamiento que estoy esgrimiendo no se originó en las estrechas nebulosidades de mi mente. Quiero solamente decir, como texto y pretexto, que todo cuanto vemos se sostiene en la fe. Fe en la ciencia y la metodología, fe en la filosofía, fe en el saber. También, por otro lado, fe en la religión, la política o la economía, así, como son concebidas, como doxas. Se sostienen por la propaganda, se sostienen como mensajes, se sostienen como sentidos que proporcionan sentidos a la vida de los mortales, que nos proporcionan horizontes, que nos dicen incluso porqué causa hay que vivir y porqué reverso de la misma causa hay que morir. Con sangre o sin sangre, con víctima o victimario, o sin ellos, en la oscura soledad de la montaña, la búsqueda de sentido tiene todo su sentido puesto en la propaganda que hace creer en una ideología que es capaz de llenar, y ser consistente, como cosa en sí que a la vez es para sí, con toda una profundidad ontológica.


Como dicen por allí, la ilusión es que la cosa tenga status ontológico, que la ideología se funde en las cosas, y que sea la expresión de la plena verdad. Si bien toda la crítica se va lanza en ristre, en palabras típicas de un amigo, contra este principio de autoridad, y contra sus variaciones, sus petitio principii, sus tautologías, sus lógicas aristotélicas, contra lo perverso que resulta el principio de autoridad, el asunto termina siendo cuestión de honor, porque no es otra cosa lo que está al final de juego. Se trata en últimas de la vanidad del poeta, vanitas vanitatis et omnia vanitas, vanidad que podemos traducir en ciencia sostenida en principios de validez y confiabilidad; filosofía sostenida en lógicas y paralógicas; saber sostenido sobre la correcta interpretación de la experiencia, si bien ya la experiencia engaña, y se reconoce que engaña. Tan extraño se ha vuelto el horizonte de la lógica matemática, de los razonamientos productores de realidades, de las realidades productoras de interpretaciones, que no se puede superar, al parecer, el límite señalado por los filósofos que llaman de cierto modo, según la escuela, o la parroquia de proveniencia. Así que resultamos metidos en algo absolutamente contradictorio, que está en el lenguaje, y que a la vez está proscrito del lenguaje. Pero no pienso, de todos modos, meterme de nuevo en el pensamiento de otro para terminar sancionando en un referente de autoridad lo que quiero decir. Por supuesto que a los sabios, y a mis amigos debo estas palabras, pero también son propias, y tal vez incluso sean pensadas para la ocasión. Así que digamos de buena gana que este escrito, dirigido a una revista No Indexada, es para No-Ser-Válido, y para No-Ser-Confiable, y también por supuesto, para decir desde mí mismo que soy capaz de escribir una idea sin requerir de la autoridad para sancionarla. Es más, me interesa decir que la validez y la confiabilidad, bien se pueden recoger. A pesar de los metodólogos que no voy a citar, la validez es un engaño, una ilusión, equivalente a la confiabilidad. Con el método científico, se busca darle seriedad y prestigio al discurso que se precia de ser lo más excelso del pensamiento humano. ¿Qué es válido y confiable? Válido, sin citas, es que el resultado obtenido de una medición se consigue a partir de un instrumento que en efecto mide lo que se pretende medir. Si esto es así, peor para el objeto que se somete a la medición, puesto que la medida del objeto es S1, arbitraria, impuesta. Es discurso del Amo. De la confiabilidad, entendida como consistencia de los resultados obtenidos con un instrumento, vamos a decir lo mismo. Confías en tus inventos, homo sapiens.

De antiguo se sabía que la ciencia no descubre, sino inventa. Tiene que inventar el modo de ver la realidad, la cual obedece a lo que se pueda pensar. La teoría determina lo que podemos observar, decía un sabio, sabiamente, pues vemos lo que nuestras concepciones nos permiten ver, o en otras palabras, hacemos el mundo de palabras. Dos telares: significantes y significados, son lo que nos hace incluso. No solo nos hacen ver, sino nos hacen ver a nosotros mismos. Amo, histérica, universitario, analista... discursos todos basados en uno solo, el Amo, por cuanto se instaura el S1 inapelablemente. Otro anarquistas ya lo dijeron claramente, antiedípicamente. Todo surge de S1... Nombre del Padre, padre de los nombres. Preferimos, en efecto, ser eruditos a ser pensadores. Casa de citas, reza un antiguo chiste que versa sobre lo mismo: no decir, o decir sobre los hombros de otros. S2, significado que proporciona sentido, que, para tenerlo, sin embargo, requiere un S1. Discurso que requiere de un Otro para emerger con sentido. Así que la cita, tanto como la validez, y la confiabilidad, entre otras lindas cosas que provee la ciencia, aparte de dejar en inautenticidad al hablante, afirma la autoridad de la ciencia, haciendo desaparecer al sujeto. Pues bien, sin citas, sin datos empíricos, e incluso, sin problemas, vamos a proponer de nuevo, un segundo elogio de la locura, en forma de elogio de lo que no tiene importancia. Harto ya estoy de lo importante, lo radical y lo trascendental. Harto de decir la Verdad, que es la máscara de la Verdad. O de decir cosas que parecen importantes. Lo más importante es lo que no es importante: fíjense que lo que andamos buscando es reconocimiento, para poder (sobre)vivir. Reconocimiento como eruditos, como repetidores. De ese modo, de acuerdo con un aporte de por allí, se estructura la sociedad: los de abajo, son aquellos seres en falta, que por realismo de su esclavitud, no desean. No pueden alcanzar nada de lo que propaga el sistema, así que con lo poco se conforman. Los de en medio, son aquellos seres deseantes, que en efecto, con mucho esfuerzo, nunca podrán alcanzar los ideales y objetos de consumo que producen los comerciantes. Nunca, por más que quieran, lograrán estar en la cima. Serán... ¡Nosotros! Probado el whisky, saboreado largamente, pero nunca en la suficiencia de la cima. Eruditos, esclavos de los hijos de los señores, a quienes venimos a enseñar “el saber”, con la erudición como la máscara que hace posible toda la validez y confiabilidad de cuanto decimos, sabiamente. Los otros, son los que son. Cultos, si quieren, producen la sociedad para los demás. Son los amos del juego, con la sartén por el mango. Por supuesto, todo lo hacen a su medida. No consumen lo que producen los demás, solo lo que ellos mismos producen. Quizá su síntoma sea bien contradictorio... tal vez, siendo doctores honoris causa, lleguen a anhelar la miseria de los pobres o el deseo de los de medio pelo. Pero en cualquier caso, así hagan la revolución lite, siempre pueden volver a ser (é)lite. Es posible que lo consigan, como por ejemplo como lo hacen en Hollywood. Allí siendo rico, se puede ser pobre; o en Europa, donde la pobreza es una neurosis, y no un laberinto, como en América Latina. En fin, erudición antes que saber, validez y confiabilidad antes que inteligencia, antes que pensamiento, discurso. Poder e ideal, milagrosa combinación que hace la felicidad de unos y otros, que mataron a Dios y pusieron a la Ciencia, y luego revivieron a Dios para que le diera sentido a la Ciencia, y ahora andan con Dios y Ciencia debajo del brazo, diciendo palabras bellas cuya verdadera importancia a lo sumo puede radicar en el ingenio. La bella frase sirve para abrir puertas... para abrir piernas.

Pero para que no se me acuse de amargado, diré como palabra final, broche de oro, que lo aparente, la ideología, lo que llena el vacío constitutivo del ser, el síntoma contradictorio y sin esencia en el fondo, es aquello sin lo cual no se vive. No se ensaya mucho vivir sin ideología, no se ensaya mucho vivir el vacío, ni aún entre los monjes tibetanos, ni aún siendo como un conocido escritor de la nada. Profundos, radicales, superficiales, inconscientes... sabios grandes de grandes instituciones que dictan la ley, hay un lugar donde no llegan esas reglas...
Hay un vacío en vuestra esencia, malditos!


Noviembre de 2009.