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miércoles, 26 de enero de 2011

LA MIRADA INVISIBLE


LA MIRADA INVISIBLE
JAIRO BAEZ


¨Cada segundo que paso sin verte es una interminable tortura¨

Sábato (1)

La mirada invisible, fue el título que aglutinó el 9º Coloquio de 17, Instituto de Estudios Críticos, realizado entre del 28 de junio  3 de julio de 2010 en Ciudad de México. En esta ocasión, la muestra fotográfica, tomada de fotógrafos sin vista o con pérdida sustancial de la misma, dio lugar a exposiciones, talleres y ponencias, que permitieron revelar para reflexionar parte y algo de lo estético, lo político, lo filosófico, lo semiótico y lo psicoanalítico del asunto.

Como asistente, dos elementos cruciales a destacar y que permiten la siguiente cavilación. El primero, las estrategias técnicas del fotógrafo que van de la mano con su sello inconfundible de su contenido; se vio en fotografía, la niñez, la sexualidad, la ciudad, el desazón, que permitían una identidad con el autor. El segundo, el encuentro-desencuentro entre dos: los que se nombran videntes y los nombrados invidentes.
 
¿Quién mira? es la pregunta que inicia la disertación en torno a un sujeto, ahora que los ¨invidentes¨, aquellos que no tienen el sistema perceptor visual, o lo tienen mediado por una atrofia, deciden mostrar que se puede y encuentran su placer en foto-grafiar el afuera en el que se desenvuelven como mortales. Los ¨videntes¨, esto es, aquellos que, en contravía, muestran su capacidad visual orgánica ¨completa¨ son el punto de contraste para insistir: ¿Quién observa? Sin embargo, es necesario, desde ya, dejar la duda  acerca de si existe posibilidad alguna de fotografiar arbitrariamente, de observar, lo que está en el afuera.

El ¨vidente¨ es el primer sorprendido cuando el ¨invidente¨ enuncia su deseo de sacar a la luz (foto) su deseo; y registrar mediante la foto (luz) su objeto de deseo. Pregunta que sólo se hacen los ¨videntes¨: ¿Por qué insistir en poner bajo la luz un deseo y un objeto de deseo cuando se tienen otras formas mucho más asequibles  y menos dispendiosas y traumáticas, en ocasión de haber perdido el don de la vista? ¿Por qué no dibujar, esculpir, sonorizar, palpar, los objetos ante la imposibilidad visual? ¿Por qué esforzar la memoria, hacer uso de las corrientes de aire, los efluvios de luz, la intuición y el tacto?

Esa pregunta es ya denunciante de la invidencia del ¨vidente¨; y esa pregunta la contesta con premura y casi, con candidez, el ¨invidente¨. La pregunta del ¨vidente¨ está hecha desde la ortopedia y no desde el fin; más relacionada con el proceso y el instrumento, y menos con fin o el producto; la pregunta del vidente está ávida de saber si quien ve, es el ojo, la cámara o  el dedo. La pregunta del ¨vidente¨ no sospecha jamás que el ojo, la cámara y el dedo pertenezcan a alguien que ve, que enfoca y que obtura.

La respuesta por tanto es sencilla, en tanto, no es el aparato el que fotografía; la presencia, o ausencia, del aparato no determina la ¨invidencia¨. El ojo no hace falta para ver, al igual que no hace falta la cámara ni le dedo para fotografiar; sólo se necesita el deseo y el objeto del deseo para que ¨eso¨ emprenda su marcha hacia el logro: sacar a la luz, poner a la luz, lo que yace en la penumbra, lo que se oculta en la obscuridad. ¨Eso¨ es el sujeto del deseo.

Cuando el ¨invidente¨ manifiesta su deseo de poner a la luz su deseo, inmediatamente nos remite a una pregunta crucial que involucra a los ¨videntes¨. ¿Qué se puede enunciar como lo que significa mirar? ¿Mirar es descubrir un objeto o mirar es encontrar un objeto? (2). No obstante, si el mirar es descubrir, esto supone que hubo un acto previo de cubrir y si esto es así, significaría que la mirada antecede a un ocultamiento. Pero ¿qué se oculta? ¿Cuál es ese ¨agalma cima de la oscuridad donde el sujeto está sumergido en la relación del deseo¨? (3).

Si hemos de tomar en serio la enunciación y los enunciados de los ¨invidentes¨, mirar versa sobre el descubrimiento y menos sobre el encuentro; y esto nos devuelve a la pregunta ¿Quién mira?, pero, esta vez, se debe complementar con aquella otra pregunta,  ¿qué mira? Si ¨eso¨ que mira no es el ojo, ni la cámara, ni el dedo, sino un sujeto; lo qué se mira, (lo que se descubre), es el objeto velado, el objeto del deseo: ¨el agalma [ ] este objeto al cual [el sujeto] cree que su deseo apunta y lleva a su extremo el desconocimiento de este objeto como causa del deseo¨ (4). Acá ya la dicotomía entre ¨invidente¨ y ¨vidente¨ se desvanece y, a todo aquel que se considere sujeto de la mirada, se le ubica como Invidente. Se concluye así, que quien mira es el invidente; y que quien hace uso de las ortopedias, sean estas naturales, (ojo), o artificiales, (cámara fotográfica), es un ciego; esto es, todo sujeto.

Si de origen el sujeto es ciego, mal se haría al crear linderos adosados con juicios de valor, fundamentados en la diferencia que ocasiona lo natural y lo artificial. Los portadores de aparatos ortopédicos naturales, (órganos y sistemas), se abrogan arbitrariamente el lugar del competente, y ubican, (arbitrariamente), a los portadores de aparatos ortopédicos artificiales, (cámara, sustancias reveladoras),  como los incompetentes.

La diferenciación arbitraria toma dos semblantes (el negativo y el positivo, pero a la largo ambos perjudiciales). Segregar al portador de aparatos ortopédicos artificiales es tan nefasto como querer llevarlo al mundo dominado por los aparatos naturales. En la bondad de aquellos que asumen necesario ¨ayudar¨ al no portador de la visión natural para que viva adecuadamente en un mundo de los visuales, se esconde la incapacidad de aceptar la subjetividad y la diferencia que va caracterizar a un sujeto. En el amor al prójimo acecha cierta antipatía hacia el diferente. La exclusión adentro es igual a la inclusión afuera, es una de las paradojas de la política de la falsa igualdad humana que denuncia Zizek (5).

Lo que dice el discurso del no portador de ortopedias artificiales, si se le escucha con detenimiento, es que todo sujeto tiene el derecho de hacer uso de sus estrategias para mirar, sin que esto lleve a determinar que los unos son más que los otros. La diferencia entre lo natural y lo artificial, en el mirar, no hace la diferencia entre lo superior y lo inferior. Hay que insistir, el mirar denuncia que todos somos ciegos.

La denuncia acerca de que todo sujeto es ciego en su origen, recuerda la famosa pizarra mágica de la que Freud (6) hiciera mención en alguno de sus textos. Parodiando la pizarra mágica, se puede afirmar que la mirada funciona de igual manera: la mirada no se posa en cualquier objeto, la mirada se posa en el objeto preciso en el que debe hacerlo; no obstante, ilusoriamente, se asume que la mirada es autónoma y que ésta se posa en cualquier objeto. Es de recordar-saber que Freud hace uso de la famosa pizarra mágica para describir el proceso de lo inconsciente.

Si el sujeto de la mirada es el sujeto del inconsciente, las ortopedias son solamente estratagemas para la realización del deseo velado. Que las ortopedias diversas, -artificiales-, son precisas en ausencia de aquella en falta, -natural-, puede ser una sana conclusión del encuentro entre dos sujetos a la postre ciegos pero, paradójicamente, planteados en diferencia con respecto al mirar y el no-mirar.  Si el ser sujeto del inconsciente hace un sujeto de la mirada, ningún mortal estará exento de ortopedias visuales.

Notas

(1)   Sábato E. (2001).  El túnel. Seix Barral. Barcelona.
(2)   Siguiendo una de las acepciones del Diccionario de la Real Academia de la Lengua: dar con alguien o algo sin buscarlo.
(3)   Lacan, J. Seminario 10 bis. Los nombres del padre. Clase única. 20 noviembre 1963. Escuela Freudiana de Buenos aires. Buenos Aires.
(4)   Lacan, J. Seminario 10 bis. Los nombres del padre. Clase única. 20 noviembre 1963. Escuela Freudiana de Buenos aires. Buenos Aires.
(5)   Zizek, S. (2006). Arriesgar lo imposible. Madrid. Trotta
(6)   Freud, S. (1925/1986.). Nota sobre la pizarra mágica. Amorrortu. Buenos Aires      
         
 Referencias

Freud, S. (1925/1986). Nota sobre la pizarra mágica. Amorrortu. Buenos Aires.

Lacan, J. Seminario 10 bis. Los nombres del padre. Clase única. 20 noviembre 1963. Escuela Freudiana de Buenos aires. Buenos Aires.

Real Academia de la Lengua. (2001). Diccionario de la Real Academia de la Lengua. Espasa. Madrid.

Sábato E. (2001).  El túnel. Seix Barral. Barcelona.

Zizek, S. (2006). Arriesgar lo imposible. Madrid. Trotta

martes, 25 de enero de 2011

ASERE PSICOLOGIA

Bienvenida esta novedosa propuesta de amor, psicología y psicoanálisis.  Asere Psicología.


lunes, 24 de enero de 2011

CARTA AL CAMPO FREUDIANO

Carta al Campo freudiano

París, 9 de enero de 2011

por Jacques-Alain Miller

Tomado de: Boletín Voz a vos

Queridos colegas y amigos,

En este comienzo del año 2011, veo venir el final de un trabajo que me ha requerido desde hace tiempo. En efecto, acabo terminar la redacción de lo que se llama, propiamente hablando, El Seminario de Jacques Lacan, es decir, los 25 Libros que van desde los Escritos técnicos de Freud al Momento de concluir. Aún queda, en lo más esencial, dar la última vuelta a un único manuscrito, el del Libro VI, El Deseo y su interpretación, del cual ya hice aparecer en otro tiempo seis lecciones.

Además de esos 25 Libros, he establecido igualmente el texto de cuatro Seminarios - por orden cronológico: el Seminario inicial de 1951-52, sobre el Hombre de los lobos, del cual subsisten algunas notas de oyente; los Seminarios topológicos, de los cuales subsiste poco, que fueron dictados después del Momento de Concluir; y el Seminario último de 1980, contemporáneo de la disolución de su Escuela por Lacan.

Llevado desde hace un año a consagrar al Seminario todos los momentos de los que podía disponer por fuera de mi práctica, he estado sin duda menos presente para mis amigos, mis colegas, para todos vosotros. También por esta razón tuve que posponer el reinicio de mi seminario.

A sus fieles oyentes les propongo una cita en el mismo lugar, el miércoles 19 de enero a las 14 horas. Hablaré del punto en el que está la redacción y la publicación del Seminario y anunciaré sobre qué tema y en qué condiciones continuaré mi curso en 2011.

Les deseo un buen año,

Jacques-Alain Miller




viernes, 7 de enero de 2011

DESEOS PARA EL 2011

DESEOS PARA EL 2011

Por: EDUARDO GALEANO



-Ojalá seamos dignos de la desesperada esperanza.

-Ojalá podamos tener el coraje de estar solos y la valentía de arriesgarnos a estar juntos, porque de nada sirve un diente fuera de la boca, ni un dedo fuera de la mano.

-Ojalá podamos ser desobedientes, cada vez que recibimos órdenes que humillan nuestra conciencia o violan nuestro sentido común.

-Ojalá podamos ser tan porfiados para seguir creyendo, contra toda evidencia, que la condición humana vale la pena, porque hemos sido mal hechos, pero no estamos terminados.

-Ojalá podamos ser capaces de seguir caminando los caminos del viento, a pesar de las caídas y las traiciones y las derrotas, porque la historia continúa, más allá de nosotros, y cuando ella dice adiós, está diciendo: hasta luego.

-Ojalá podamos mantener viva la certeza de que es posible ser compatriota y contemporáneo de todo aquel que viva animado por la voluntad de justicia y la voluntad de belleza, nazca donde nazca y viva cuando viva, porque no tienen fronteras los mapas del alma ni del tiempo.

Ojalá.

jueves, 30 de diciembre de 2010

SANCOCHO DE ACIDO, CARBON Y MERCURIO

Sancocho de ácido, carbón y mercurio... 

Por: JUAN GOSSAÍN 
Publicado en  El Tiempo. 6 de Diciembre del 2010

El alcatraz que vuela entre mis sueños lleva en su enorme pico una quimera... (Walt Whitman, Hojas de hierba).

Una mañana de mayo pasado, los viejos madrugadores del pueblo de Marytown, perdido en las costas que bordean el sudeste de los Estados Unidos, se levantaron como todos los días a echarles unas migajas de pan a los pájaros marinos que merodean con mansedumbre por los patios y que se han ido convirtiendo en sus amigos.

Lo que vieron los dejó espantados: las gaviotas de cabeza negra, que son tan bellas, también tenían negro el plumaje. Del pico les goteaba una mancha babosa. No podían levantar el vuelo de la arena, con las patas hundidas en una masa de chapapote pastoso, como el asfalto cuando se derrite. Una de las gaviotas miró a la gente pidiendo ayuda.

Según cuentan los testigos, más allá de la playa, cerca del río, tres garzas morenas habían muerto con los ojos despepitados. El guiso espantoso que navegaba corriente abajo, matando todo lo que se le atravesara, era la mezcolanza de petróleo crudo de la empresa British, que cayó pocos días antes a las aguas del Golfo de México.

A esa misma hora los alcatraces de la bahía de Santa Marta, al norte de Colombia, desayunaban su ración cotidiana de buñuelos de carbón. El periodista Antonio José Caballero, grabadora en mano, esperaba en la playa el regreso de los pescadores que habían salido a trabajar temprano. Mientras aguardaba, la cámara de su teléfono celular retrató la pala enorme de un barco carbonero que arrojaba al mar el polvo negro que sobró en las bodegas.

A esa misma hora, en las playas legendarias de Juanchaco y Ladrilleros, cerca de Buenaventura, los lancheros de cabotaje que llevan carga y pasajeros por los pueblos que se arraciman en las orillas del Pacífico limpiaban sus motores preparándose para un nuevo día de trabajo. Como si fuera la cosa más natural del mundo, arrojaban al mar el contenido de unos tanques repletos de residuos de gasolina, queroseno y diésel. Un langostino magnífico, que medía un jeme, iniciaba el día tomándose su primera taza de combustible. Cuando vi la fotografía en El País de Cali me dieron ganas de echarme a llorar.

A esa misma hora, en la zona industrial de Cartagena de Indias, abierta sobre la bahía del Caribe resplandeciente, los trabajadores de una compañía empacadora se sentaron a desayunar en los comedores de su empresa. En ese momento volvieron a ver, como venía sucediendo en las mañanas más recientes, que una nata de tizne cubría la superficie del café con leche, y que una mermelada negra, tan semejante al betún de limpiar zapatos, se había pegado al pan y al queso blanco.

Entonces, no aguantaron más. Se levantaron todos, sin que nadie los hubiera convocado, y comenzaron a golpear los platos contra los mesones. La algarabía se oyó en media ciudad. Las autoridades ambientales ordenaron el cierre de un muelle vecino, que se dedica a cargar carbón a cielo raso, sin mayores precauciones ni cuidados, sin tubos cerrados ni conductores protegidos. Seis días después el muelle fue reabierto.

A esa misma hora, en la región acuática de La Mojana, que cubre un gigantesco territorio húmedo de los departamentos de Bolívar, Sucre y Antioquia, bajaban resoplando los ríos Cauca y san Jorge, que se desbordan en caños y ciénagas. El apóstol Ordóñez Sampayo, que se ha gastado la vida defendiendo de la contaminación a campesinos, cosechas y animales, apareció en la plaza de Guaranda con el dictamen médico en la mano: los doctores certificaban que los tres niños que nacieron deformes tenían mercurio en el sistema sanguíneo.
El terrible mal de Minata, como lo saben los japoneses, porque las empresas en cualquier parte del mundo, en Tokio o en Majagual, arrojan porquerías químicas a las corrientes, y primero se pudren las aguas, y después nacen degenerados los peces y los camarones, y después nacen sin ojos los niños cuyas madres, en aquellos caseríos extraviados de la mano de Dios, consumen esa agua y esos pescados.

En las cabeceras de ambos ríos, las compañías mineras, que buscan oro entre la tierra, hacen sus excavaciones con un sancocho de mercurio y ácidos. Arroyos y acequias se llevan el mazacote. Los bocachicos mueren con la boca abierta en los playones. Las espigas de arroz no volvieron a crecer.
En medio del desastre causado por las inundaciones, y como si fuera poco, las yucas harinosas de antes florecen ahora con un hongo químico a manera de cresta. El hambre campea entre los pocos ranchos que no se ha llevado el invierno. Las emanaciones de las lagunas huelen a lo mismo que huele un laboratorio de detergentes.

Hay que decir, también, que los empresarios mineros se defienden diciendo que Ordóñez Sampayo está loco. Claro que está loco: ningún hombre cuerdo expone su pellejo ni dedica su vida entera a defender a un ruiseñor, una mojarra, un plátano pintón, una mazorca de maíz o a una mujer embarazada que carga un fenómeno en el vientre.

Epílogo

Aquella mañana, cuando los pescadores de Santa Marta regresaron a la playa, el periodista Caballero los acompañó en su tarea de descamar y abrirles el buche a los escasos pescados que traían.

-¿Qué es eso? -preguntó, intrigado, al ver unas bolas negras en el estómago de un bagre.

-Carbón, amigo -le contestó uno de ellos, levantando el animal-. Pelotas de carbón. Eso es lo que comen ahora.

Caballero tomó más fotografías y se las llevó a algunos funcionarios de la industria carbonera.

-No se preocupe -le contestó el gerente-. Vamos a construir un nuevo muelle de última generación.

-No lo dudo -dijo el reportero, con una mueca de dolor que parecía sonrisa-. No lo dudo: será la última generación.

El día que Caballero me contó esa historia, y me enseñó sus fotografías, ya no sentí ganas de echarme a llorar, como la vez aquella del langostino bañado en combustible. Lo que sentí ahora fue rabia. Cuando ya no quede una sola hoja de acacia, cuando el último pulpo haya muerto atragantado con ácido sulfúrico y cuando nuestros nietos nazcan con un tumor de carbón endurecido en la barriga, entonces será demasiado tarde. Dispondremos de computadores infrarrojos de última generación, pero ya no habrá agua para beber; los celulares de rayos láser se podrán comprar en las boticas, pero el sol no volverá a salir; los niños encontrarán el algoritmo de 28 a la quinta potencia con solo cerrar los ojos, pero dentro de 20 años no sabrán de qué color era una golondrina.

Los invito a todos a ponerse de pie antes de que se marchite el último pétalo. Usen el arma prodigiosa del Internet para protestar. Hagan oír su voz. Que el correo electrónico de los colombianos sirva para algo más que mandar chistes y felicitaciones de cumpleaños. Porque, si seguimos así, el día menos pensado no quedará nadie que cumpla años. Ni quién envíe felicitaciones.

 JUAN GOSSAÍN

sábado, 11 de diciembre de 2010

DOS ÉTICAS Y UNA SOLA MIRADA: A PROPÓSITO DEL MODELO PSICOANALÍTICO Y EL PROGRAMA DE ECOTERAPIA EN EL ABORDAJE A LA PSICOSIS.

DOS ÉTICAS Y UNA SOLA MIRADA: A PROPÓSITO DEL MODELO PSICOANALÍTICO Y EL PROGRAMA DE ECOTERAPIA EN EL ABORDAJE A LA PSICOSIS.

Jorge Mario Karam Rozo 


Nunca está de más articular algunas reflexiones en torno a la ética presente en las psicoterapias; máxime cuando se plantea la misma en el abordaje a las psicosis; un cuadro tan complejo como rico en significados y connotaciones sociales, religiosas, clínicas, políticas y económicas entre otras. 

Es menester hacer una fundamentación de entrada y es que al hablar de ética se plantea desde un ejercicio particular y no comunitario; esto acorde con la etimología propia al termino ética que lo acerca al significante latino “ethicus”, significante que se podría interpretar como “carácter” y no como “costumbre”.


Lacan en su intenso seminario sobre la ética en el psicoanálisis (1989) insistió sobre aquella diferenciación en tanto resultaba central para diferenciar a la ética de la moral y es que en la actualidad es común asemejar un término con el otro.


De hecho no es del todo equivocado interpretar ética como moral en su acepción romana en tanto el término “Ethos” puede interpretarse con cualquiera de los dos sentidos (carácter o costumbre); pero para efectos de la ética del psicoanálisis resulta vital conservar dicha diferenciación. 

En el mismo seminario Lacan dejo fundamentado una pregunta que consideró como el pivote de la ética en el psicoanálisis: “¿has actuado en conformidad a tu propio deseo?” nótese que la formulación siempre funciona a modo de pregunta, nunca a modo de asertorio, ya que en una especie de ejercicio cartesiano, la ética en el sujeto se sostiene siempre y cuando se dude de la misma como condición. 

Así pues al revisar la acepción de ética con carácter, término que por demás resulta común para Aristóteles y que fundamenta el lugar del soberano bien (1094ac), se encuentra un lugar claramente diferenciado para el sujeto, en tanto el carácter puede estar incluso en oposición a la costumbre, de modo que cualquiera puede ser ético sin llegar a ser moral a su vez. 

Curiosamente occidente esta permeado por el atributo ético asociado a la moral; seguramente influenciado por los principios Kantianos de actuar de manera tal que los actos propios se vuelvan una máxima universal (1781).

Un principio derivado de la moral (y no del carácter) tiene que ver con la capacidad de  “ponerse en los zapatos del otro”, algo que no es fácil incluso si se toma en el sentido literal; es hasta anecdótico escuchar los comentarios que las personas pueden llegar a enunciar cuando en una actividad de orden lúdico se solicita hacer dicho ejercicio. Ni que decir cuando se trata de un lugar “real”, obras literarias tales como “El príncipe y el mendigo” (1881) ejemplifican muy bien lo señalado al mostrar como al final de cuentas nadie quiere estar en los zapatos del otro.


Pero esta no es la ética del psicoanálisis, por lo menos no la que se promulga desde la vertiente lacaniana y tampoco se encontraría fundamentada desde la teoría freudiana. No se trata de ponerse en los zapatos del paciente y si bien una condición para ser analista es haber sido analizante esta no es por sí sola garante de la condición de psicoanalista. 

El psicoanalista esta en un “Otro” lugar, de lo contrario no se podría articular el discurso necesario capaz de producir significantes unarios que permitan la reestructuración subjetiva (reestructuración de tipo ético además).  Un lugar que le permita hacer semblante de “ofrecer” algo que no tiene, para así activar la demanda y el deseo en el sujeto. 

Este discurso (conocido a secas como “el discurso del analista”) se ubica claramente en una ética de lo particular, un rescate a la subjetividad y a los efectos de la misma que por supuesto guarda tras de sí profundas implicaciones que diferencian la ética propuesta por el psicoanálisis de las que puedan aparecer en otros pensamientos, disciplinas y corrientes.  Por supuesto dicha diferenciación también cobija a las psicoterapias formuladas con orientación psicoanalítica de otras esbozadas a partir de por ejemplo criterios de orden humanista. 

Lo anterior no tiene por qué ser leído de manera excluyente frente a los demás modelos, cualquiera esta en todo su derecho de ejercitar su práctica a través de una ética que a su vez es la que termina por forjar el carácter; claro que los demás pueden ampararse a través de una moral de tipo público y seguramente tendrán una mayor acogida en tanto no solamente no discrepan con el sistema dominante sino que se “adaptan” y en dicho proceso pueden llegar hasta a “mejorarlo”. 

La ética de lo particular no se debe confundir con el beneficio individual por encima de lo colectivo, Aristóteles no dudó en calificar a ello como “bestial”, por el contrario el sujeto debía hacer una especie de proceso o “peregrinación” (nótese el carácter religioso del término) que lo condujera con claridad en la búsqueda de la virtud, en sus términos sería más claro señalarlo como la búsqueda del “justo medio”. 

En términos absolutamente coloquiales sería decir “Ni tanto que queme al santo ni tan poco que no lo alumbre”, pues bien el sistema aristotélico funciona de manera triangular siendo los extremos de la base el bien individual y el bien colectivo, pero de acuerdo a Aristóteles el sujeto no debe procurar ninguno de los dos, sino que debe centrar su búsqueda ética en la canalización de la virtud que logra en la mitad. 

Paradójicamente la ética del psicoanálisis podría acercar al sujeto más al terreno del bien individual y no al colectivo, con lo que tampoco sería un sujeto virtuoso lo que aparecería al final del análisis; De modo que si alguien espera que a partir del psicoanálisis se puede obtener un modelo de convivencia social se podría llevar una tremenda decepción. 

Pero antes de profundizar en el psicoanálisis se pretende revisar la ética que se deriva de un modelo alternativo en atención a pacientes psicóticos; este es “Ecoterapia”. 

El semillero en psicosis y sociedad desde el psicoanálisis llevó a los investigadores a adentrarse en el terreno terapéutico para el abordaje de la psicosis ofrecido en el hospital de Nazareth y que obedece al nombre de “Programa de Ecoterapia” (2008). 

Pese a ser un modelo centrado en el aprovechamiento del recurso ecológico y con raíces claramente ambientales (Dumas, 2007) no es común que dicho modelo se lleve al terreno de la salud mental, en ese sentido el proceso llevado a cabo en el hospital de Nazareth ubicado en la localidad de Sumapaz (Bogotá, Colombia) tiene todo el derecho a considerarse como pionero en campo. 

No es la intención del presente documento discutir sobre los alcances del mismo, si bien hay que reconocer que son altamente significativos (Daza y otros, 2008), lo que se pretende es revisar el sustento ético que lo soporta. 

El hecho de soportarte en el aprovechamiento de los múltiples recursos de la naturaleza con fines curativos (Dumas, Ibíd.) muestra un profundo sentido humanista en sus principios terapéuticos, la búsqueda ecologista y la armonización del sujeto al interior de la misma ha mostrado tener unos efectos inmediatos y duraderos en el tratamiento de pacientes diagnosticados con severos trastornos de salud mental (Daza y otros, Ibíd.). 

La propuesta del programa de Ecoterapia parte de un claro reconocimiento del espacio físico que rodea a los habitantes de Sumapaz, una clara manera de llevar al sujeto a que asuma su lugar social dentro de un colectivo donde no se debe leer al “otro” enfermo como un extraño sino como parte del mismo ecosistema y por ende asumir la responsabilidad colectiva que tanto él como los otros tienen en su tratamiento; un modelo interesante a todas luces y que ha mostrado ser efectivo y por ende valido. 

Evidentemente la ética que lo soporta se puede asemeja con facilidad desde un sentido Kantiano; ponerse en los zapatos del “paciente” no es tarea fácil, pero con el ecosistema como escenario común tanto para el paciente como para el terapeuta se dan unas condiciones únicas de progreso terapéutico. 

Así las cosas se tiene que dentro de la Ecoterapia es fundamental no solo armonizar al paciente con el ambiente sino también a los profesionales tratantes; esta “común unión” llevaría a que ambos bandos cortaran las diferencias y encontrarán de este modo un espacio de comunicación efectiva índice del éxito terapéutico. 

Lo anterior no tiene discusión (ni se pretende hacerlo); los resultados son contundentes y el ejercicio resulta tan atractivo y ambiental que casi resulta paradójico que muchos más lugares no hayan adoptado un modelo que sería de muy buen recibo en épocas donde la deshumanización frente al daño al ecosistema (y por ende al calentamiento global) busca alternativas de solución.

No obstante vale la pena aclarar que la Ecoterapia si tiene numerosas aplicaciones en terrenos diferentes a la clínica en psicosis, algunas de ellas se relacionan en tanto trabajan con salud mental, como por ejemplo con la depresión  (Saltzman, 2008).

Volviendo al escenario de la ética, la Ecoterapia erige su labor dentro de una ética de tipo kantiano, de hecho su proceso “curativo” tendría como ideal “devolver” al paciente completamente adaptado al previo escenario familiar, a tal punto que pudiera ser un modelo de comportamiento digno de ser acogido por los demás (algo loable completamente, difícil pero perfectamente comprensible como ideal). 

¿Cómo compaginar una ética de bien común con una ética de bien individual?; las fusiones de este tipo suelen ser peligrosas (basta con recordar las enormes críticas que en su momento se le dieron al modelo de Eric Berne y su análisis transaccional por considerar que su lectura de tipo “humanista” alteraba los fundamentos éticos del psicoanálisis, discusión que se zanjó con la práctica “exclusión” de la teoría de Berne de los principios y postulados propios al psicoanálisis (en la actualidad el análisis transaccional existe pero casi totalmente alejado de sus orígenes dentro del psicoanálisis). 

La respuesta se mantiene desde la alteridad; es decir desde la posibilidad de existir ambos y ser un posible referente el uno del otro, cohabitar pero no convivir, ser sus críticos pero a la vez sus más claros auditores en la búsqueda de mejoramiento. 

La explicación a lo anterior se encuentra en la máxima limitación que puede encontrar cada uno de estos enfoques al ser mirados desde el terreno ético: el psicoanálisis en su búsqueda de que el sujeto actué conforme a su propio deseo puede perderse en los terrenos inconmensurables (o en términos aristotélicos “incontinentes”) del bien individual, un sujeto que no podría hacer lazo social en tanto no lograra establecer dialéctica con el lugar del Otro (usualmente ubicado en el Bien Común). 

Pero desde el modelo de Ecoterapia el problema sería prácticamente opuesto, si se lleva al extremo se encontraría con un sujeto completamente moldeado al acomodo del otro, perdiendo su deseo en aras de alienarse y enajenarse totalmente con el Bien común, perdería su subjetividad y en su lugar aparecería simplemente otro. 

Un clásico ejemplo señalado con el autismo puede aclarar lo que se pretende explicar: luego de un intenso tratamiento con un sujeto autista este logra hablar, el terapeuta le dice “saluda a tu mamá por favor” y este responde “Saluda a tu mama por favor”… ¿se puede decir que este sujeto ingreso en el mundo del lenguaje como un individuo? 

Cualquiera de los dos extremos impide el lazo social, quizás la permanente revisión de dos éticas que pese a ser prácticamente antagónicas pueden “verse” de frente ayude a un alcance terapéutico central en el propósito del abordaje de las psicosis: el lograr un lazo social con el sujeto


REFERENCIAS DE INTERES

Lacan, j.(1989) El seminario. Libro VII. La Ética del psicoanálisis. (Sesiones de 1959-60) compilación realizada por J.A. Miller. 1989 Paidos. Argentina

Aristóteles. (1984) Etica Nicomaquea  o ética a Nicómaco (original en 1094ac). Alianza Editorial. España

Kant. Critica de la razón Pura (1781) Editorial Losada. S.A. Argentina

TWAIN, M.   (1977) Las aventuras de Tom Sawyer. Las aventuras de Huckleberry Finn. (obra original en 1881) Un yanqui en la corte del Rey Arturo. El Príncipe y el mendigo.  Ed. Col. Juvenil Carroggio Barcelona.  

Daza, G y Otros (2008) “El producto de un sueño” Programa de Ecoterapia. Ed Versalles. Bogotá- Colombia  

Dumas J. (2005) Ecoterapia y conciencia social. De norte a Sur. (Argentina) 2005

Saltzman (2008) (revision) Richard Louv last child in the woods: saving our children from nature-deficit disorder. Journal of the international community for eco psychology. Ed. Chapel Hill, NC: Algonquin Books of Chapel Hill.

jueves, 9 de diciembre de 2010

WIKILEAKS

WIKILEAKS

Por: Comunidad Avaaz

La feroz campaña de intimidación en contra de Wikileaks está estremeciendo a defensores de la libertad de prensa en todo el mundo.

Expertos legales opinan que es probable que Wikileaks ho haya vulnerado ninguna ley. Sin embargo, destacados políticos estadounidenses lo han tachado de grupo terrorista y se ha llegado a insinuar que habría que matar a los miembros de su equipo. La organización está sufriendo un ataque masivo por parte de gobiernos y corporaciones, pero WikiLeaks se está limitando a publicar información facilitada por confidentes, en colaboración con algunos de los periódicos más prominentes del mundo (New York Times, The Guardian, Spiegel, El País), quienes examinan cuidadosamente la información antes de publicarla.

Esta gigantesca intimidación extra-judicial constituye un ataque a la democracia misma. De manera urgente, necesitamos alzar nuestras voces en defensa de la libertad de prensa y expresión. Firma la petición para poner fin al asalto, y reenvía este mensaje a todos tus conocidos. ¡Reunamos 1 millón de voces esta semana y publiquemos anuncios a toda página en periódicos en los EE.UU.!

http://www.avaaz.org/es/wikileaks_petition/?vl

WikiLeaks no está actuando sola. Está trabajando conjuntamente con destacados periódicos a nivel mundial (New York Times, Guardian, Der Spiegel. El País, etc) para evaluar cuidadosamente 250,000 cables diplomáticos de los EE.UU. y eliminar cualquier información cuya publicación fuese irresponsable. Solamente 800 cables han sido publicados hasta la fecha. Anteriores revelaciones de WikiLeaks han destapado casos de tortura a manos de gobiernos, el asesinato de civiles inocentes en Irak y Afganistán, y escándalos de corrupción en el seno de grandes corporaciones.

El gobierno de los EE.UU. está agotando todos los posibles cauces legales para impedir que WikiLeaks publique más cables, pero lo cierto es que las leyes democráticas protegen la libertad de prensa. Es muy posible que los Estados Unidos y otros gobiernos no sean partidarios del tipo de legislación que protege nuestra libertad de expresión, pero es precisamente por ello por lo que es crucial que existan dichas leyes, y que sólo a través de un proceso democrático sea posible reformarlas.

Es normal que existan desacuerdos sobre si WikiLeaks, y los periódicos con los que está colaborando, están diseminando más información de la que los ciudadanos debieran conocer; o si las informaciones publicadas debilitan el principio de confidencialidad diplomática, y si eso es algo bueno. O sobre si el fundador de Wikileaks, Julian Assange, tiene la personalidad de un héroe o de un villano. Pero nada de esto justifica la encarnizada campaña de intimidación dirigida a silenciar un medio de comunicación legal emprendida por gobiernos y corporaciones. Haz clic a continuación para unirte al llamamiento para poner fin a este asalto:

http://www.avaaz.org/es/wikileaks_petition/?vl

¿Os habéis preguntado alguna vez por qué los medios de comunicación casi nunca ofrecen la verdadera historia de lo que sucede a puerta cerrada, entre los bastidores de la política? Aquí tenemos el por qué: porque cuando así lo hacen, los gobiernos pueden llegar a ser despiadados en sus respuestas. Y cuando esto ocurre, somos los ciudadanos los que tenemos que alzarnos en defensa de nuestros derechos democráticos a gozar de libertad de prensa y de expresión.

Con esperanza,

Ricken, Emma, Alex, Alice, Maria Paz, Luis, Paula y el resto del equipo de Avaaz.