Por: Jairo
Báez
Todo es historia nada es verdad
Como buen hegeliano, no dejo de buscar la verdad, pero así mismo se que, lo que hoy creo verdadero mañana tendrá que ceder su lugar a otra verdad mucha más depurada. Ante esto no me queda más que ubicarme como buen historiador, a mostrar la historia de las ideas que han sido señaladas como verdad. ¿Quién hoy puede estar seguro de su verdad?, ¡qué valiente es él!, pero como yo no soy valiente, debe asumir que lo único que me queda es la historia de la verdad.
La
chimoltriufia
El gran
teórico de los posmodernistas es la chimoltriufia. Esa que dice que así como
puede decir una cosa también dice la otra, es quien hoy dirige el pensamiento
posmoderno, la coherencia y la armonía no es el principio posmoderno, lo
importante para el posmodernista es el momento dicho, el que permita nombrar
sus inquietudes. Marcianos, Santos, Chamanes, Científicos, todos van al mismo
costal; hacer de la ciencia una religión, del mito una verdad acabada y de una
especulación una prueba de fe, es propio del mundo posmodernista. Lo importante
es hablar, lo importante es creer, no importa referencias, las referencias son
personales, mínimas, subjetivas. Lo importante es hablar, ya no se le debe
sostener a nadie, total la verdad es personal, la sociedad, el colectivo, la
comuna, el otro, murió.
Soluciones
El hambre no se mata a punta de bala; sin
embargo, toda alevosía en contra del estado actual de la sociedad se arregla
armando los ejércitos para acabar con aquel que, por física hambre, pone en
entredicho la buena administración del Estado. Muerto el hambriento, muere el
legítimo contradictor. Muerto el crítico muere el inconformismo y los problemas
se acaban. Qué buen silogismo maneja el statu quo.
El Decretismo
Aquí
acostumbramos a arreglar los problemas por decreto. Los problema del hambre, de
la salud, de la violencia, de la guerra, de la educación, etc., se acaban por
decreto; Solo se necesita un presidente que decrete lo urgente, pues a la larga
nadie hace caso, nadie lo tendrá en cuenta, por supuesto, ni él mismo, pero lo
cierto es que la ley existe, eso tranquiliza las conciencias.
El Mesías
En mi país el
Mesías se rehúsa a morir, y sin embargo
siempre lo matan. Como pueblo hambriento y desprotegido siempre se acoge al
primer Mesías que aparece, no importa si es derecho, es izquierdo o de centro.
Cualquier hablador que prometa acabar con los problemas personales, arrollados
en colectivos incapaces, es vanagloriado por el tiempo que dura la ilusión. Pero
qué pronto cae en desgracia y pronto reemplazado por otro. Hasta cuándo mi
pueblo seguirá esperando el Mesías, y hasta cuándo seguirá descalificando a los
Mesías aparecidos. Bienvenidos presidentes, alcaldes, senadores, concejales,
profesores, investigadores, grandes Mesías de nuestro tiempo. Posdata, antes
los llamaban demagogos.
El idiota
útil
Cada vez me
convenzo más que es una ley natural ser un idiota útil; pero que es un
imperativo humano saber a quién beneficia nuestra idiotez. Por ejemplo, me pregunto, a quién beneficia
toda esta caterva de discursos posmodernistas que tan fácilmente se han
instaurado en la América Latina y países tercer mundistas. Los recientes
descubridores de otras realidades descubrieron el agua tibia, no se han dado cuenta
que los humanos han vivido diferentes realidades; fueron míticos y se
estancaron en la teocracia. Ahora reinan en la tecnocracia y van rumbo a una
realidad psicótica.
El derecho natural
Un argumento
que se sigue manejando en la actualidad para justificar muchas de las actitudes
humanas se remite al derecho natural. Hoy a nadie le da vergüenza invocar el
derecho natural para justificar la propiedad privada y la familia. No se sabe
por qué se siguen manejando esas
categorías sí la naturalidad solo la podemos justificar en aquellos a quienes
se les niega la capacidad de razonar.
El hombre colombiano
Ser hombre en
Colombia es de lo más ¨berraco¨. En este país el hombre es un satán. El hombre
es el malo, el victimario, el insensible. En la Constitución Nacional, se
promueven los derechos del niño, de la mujer, del anciano, del adolescente, y
de todos sus habitantes, exceptuando los derechos del hombre. Ser hombre entre
los 18 y los 50 años es nefasto, pues mientras todos lo satanizan, las
estadísticas muestran que es el que más muere por causa de la violencia, a
manos de las fuerzas físicas y las
relaciones sociales. Por eso en Colombia con certeza se puede decir que el
hombre es un pobre diablo.
La sociedad de los pordioseros
En esta
sociedad de miseria y diferencia social, la mendicidad se hace reina y señora
de los valores. El dadivoso encuentra en el necesitado la forma de redimir sus
culpas, y el mendicante la manera de subutilizar sus capacidades, en cambio sí,
tomar el camino del menor esfuerzo. Es tan aberrante aquel que entrega su
fortuna para alimentar a los pobres como aquel que besa los pies de otro en
señal de altruismo y humildad; esto sólo es muestra de una falsa bondad. Es tan
lamentable ver al que pide limosna a la entrada de una iglesia como al que crea
una ong para limosnear en nombre de los pobres. El sentirnos incapaces, el no
utilizar nuestras capacidades para beneficio individual y colectivo, es la
esencia de la verdadera pobreza; pobre no es el que no tiene los recursos en el
momento para mantenerse, sino aquel que no se da cuenta que los puede conseguir
sin necesidad de humillarse ante el próvido. Ostentoso no es el que tiene y se
desprende de ello, ni aquel que se quita una mano para tirarla a los perros.
Entregar el bienestar por el bienestar pasajero de otros, no es propiamente un
acto de desprendimiento.
Las pretensiones de los hombres con la verdad
En el deseo de
verdad que maneja el hombre encontramos dos claras tendencias que se surgen de
dos conceptos distintos que a veces se tienden a confundir. La verdad en el
hombre toma los derroteros de la explicación y la interpretación. En la verdad
como interpretación no se pretende tanto llegar a fotografiar la realidad para
ir sobreseguro al actuar, sino más bien ir depurando, limpiando el camino hasta
la seguridad de haber llegado al fin último, e incluso se pensaría que el
interpretante no está tan imbuido en obtener la verdad final; más allá de eso,
lo que desea es que cualquier avance tenga una utilidad en ese momento. El fin
de la verdad interpretativa es movilizar a otros estados, a estados deseados o
pretendidos. En la verdad como explicación hay implícito el deseo de obtener la
verdad de un solo tajo, de fotografiar de una vez por todas la realidad, pues
se tiene la convicción de que si no se tiene la verdad última no se podría
actuar, no se podría lograr ningún beneficio.
Aunque la verdad se ha mostrado, de esta manera, rebelde a la tendencia
explicativa, aun siguen existiendo gran cantidad de hombres que se aferran a
esta pretensión con vehemencia.
¿ Y el objeto psicológico?
Cuál es el
objeto psicológico, qué estudian los psicólogos. qué hacen los psicólogos. Son
momentos difíciles para la psicología, pues se ha perdido su objeto; algunos de
sus profesionales se camuflan en discursos diferentes, ante el primer embate
que le hace el medio de su autenticidad y efectividad. Algunos se han vuelto
filósofos, antropólogos, sociólogos, trabajadores sociales, educadores, etc;
aunándose al grito de que la psicología no sirve para nada; pero lo sintomático
es que no renuncian a su profesión de psicólogos; ejercen con el título de
psicólogos camuflados en discursos extraños. Hasta chamanes son ahora. Algunos
de éstos, balbucean que en la práctica no hay disciplinas sino trabajadores comprometidos
con el factor social. ¿Entonces, para que estudiar una carrera específica?,
¿Será mejor volver a la antigua licenciatura en humanística?
El objeto
psicológico se ha perdido, quien lo encuentre deberá dar cuenta de qué lo hace sui generis; qué lo diferencia de todos
los demás objetos de otras ramas de la
ciencia que tienen a su interior inscrito el hombre, la sociedad, y el
medio en que se desenvuelven. Deberá señalar por qué es fundamental la
especificidad de una disciplina como la psicología y practicarla sin miedo al
primer detractor que le aparezca.
Los que viven del cartón
Los hombres de
cartón invaden el país, y no me refiero exactamente a los indigentes; me
refiero a los doctores, que van de universidad en universidad, pagando con su
dinero para que les den un cartón. Cartón que los acredita como profesionales
en un saber que no poseen; doctores allí donde, por antonomasia, es imposible.
Hoy se ven por todo lado, con la petulancia del farsante, diciendo cosas, sin
mayor fundamento, amparados en su cartón y siendo la vergüenza de la calidad de
la educación, de un país que entregó su más preciado recurso, y esperanza, a
los mercaderes ávidos de lucro a corto plazo. La educación se volvió un
negocio, y el estudiante se volvió un cliente; y cliente satisfecho trae más
clientes. Pero ¿cliente satisfecho es buen estudiante y buen profesional? Por
sus hechos los conoceréis, nada aportan al saber, al país. Más allá de
desplazar a otro en un puesto de trabajo, nada logran con su cartón. Y ¿cuándo
serán desplazados éstos?, cuando otro nuevo cartón salga al mercado.
Los nuevos fariseos
Hoy los nuevos
fariseos, como los de antaño, predican una cosa y hacen otra. Los fariseos se
hacen llamar científicos y actúan como místicos y míticos. A los fariseos le es
imposible vivir sin dioses, por eso endiosan a los hombres y desconocen las
ideas. De ahí que nuestro país empiece el siglo con muchos sabios y poco saber.
¿Cuántos quieren ser dioses? y ¿Cuántos quieren adorarlos? Mientras no cedamos
realmente a la pretensión de endiosar y alabar, seremos víctimas del
oportunismo; grandes sabios no se dejen adorar, que valoren sus ideas como
catapultas para nuevas ideas. El mayor respeto para un hombre de ciencia es el
no ser adorado, el mayor respeto para el hombre de ciencia es el utilizar sus
ideas para crear nuevas ideas. El respeto no implica adoración, ni
endiosamiento.
Los nombres asumen las culpas de los hombres
¿Qué culpa
tienen los nombres, de las culpas de los hombres? Hay nombres que fueron
llevados al ostracismo por el único delito de haber sido dados a personas que
por su forma de ser, hoy no son de ejemplo para la sociedad reinante. A nadie
quieren llamar hoy Caín, Judas, Mesalina, Celestina, Herodes, Pilatos, Edipo,
Brutus, Nerón, Calígula. Pero ninguno nombre de estos es fratricida, traidor,
prostituta, alcahueta, infanticida, lavaculpas, parricida, magnicida,
matricida, ni pirómano.
Los fundamentos o los valores
Una idea
circula por la cotidianidad, que se debe empezar a cuestionar. Se dice que
sobre fundamentos no hay discusión, y que en los fundamentos están los valores.
En síntesis, sobre fundamentos y valores no debe haber discusión porque son
inviolables y no negociables. Por ejemplo, el fundamento es la vida y el valor
defender la vida. Pero, quién no se ha preguntado, el día de hoy, qué es la
vida y en qué consiste su defensa. La vida, acaso es la constituida a partir
del hidrógeno, el oxígeno y el carbono, en su esencia, HCO; ¿qué va a pasar con
la vida basada en el cilicio, que sucedería si encontráramos nuevas formas de
vida? Y en la defensa de la vida, ¿es justo dejar vivir a todo ser engendrado
para luego dejarlo morir de hambre?, ¿o acabar su existencia en un acto de
barbarie?; ¿es la eutanasia tan vituperable, como quieren hacerla aparecer algunos,
cuando prodiga descanso y desliga del sufrimiento y el dolor? ¿Es acaso justo
dejar vivir a alguien, para luego sentenciar su muerte porque, a nuestro
juicio, ha causado un daño irreparable?
La explosión demográfica es el enemigo
Si no tomamos
conciencia del hecho que los recursos naturales se están acabando y que la
población humana está creciendo desmesuradamente, el sufrimiento y decadencia
del género homosapiens serán cada vez más agobiantes. Las guerras aumentarán,
el hambre y la pobreza serán una constante. La procreación es una
responsabilidad civil y no un derecho natural para el hombre. No debemos confundir el derecho individual al
placer sexual con el deber social de la procreación. Ser feliz no implica hacer
infelices a otros.
La fidelidad como posesión social
El gran cambio
social se dará cuando comprendamos que la fidelidad es un atavismo que debemos
superar. La fidelidad era válida cuando la mujer dependía económicamente del
hombre y era declarada incapaz y menor de edad de por vida; además cuando había
celo porque los padres heredaran la fortuna a sus legítimos hijos. Hoy cuando
la mujer ha quedado en igualdad de condiciones con respecto al hombre, la
fidelidad se convierte en un elemento anquilosante del progreso social.
Ahora que
tanto mujeres como hombres devengan económicamente, poco importa quien sea el
padre o la madre y quien herede. Lo importante es darnos cuenta que todas las
mujeres son iguales y que merecen el respeto y el lugar que merecía la antes
favorecida mediante un trato de fidelidad. Todas las mujeres son valiosas y
merecen ser reconocidas como tales. Eso debe entenderse igualmente en la
relación de ellas con los hombres; todos los hombres son iguales y como tal
deben ser tratados y respetados. El día que comprendamos, la gran sentencia de
Antonio Machado, ese día la verdadera revolución social se va a dar: ¨Cada niño
es el tuyo, cada hembra tu mujer¨
Los discursos pesticidas y los discursos victimistas
Dos discursos,
concurrentes en nuestro contexto, no permiten el logro de objetivos más
valederos y justos socialmente. Por un lado los discursos pesticidas, esos en
los cuales se señala que se va a acabar con todos los males que ocasionaron los
que precedieron o están en tal o cual función; o también, aquellos que rezan
que no irán a hacer ese algo que dice su contradictor, por ser terriblemente
nefasto. Por el otro lado están los discursos victimistas, donde se asegura que
todo el mal que se sufre es a consecuencia del otro; los otros son malos, se
confabulan para no dejarlos surgir o hacer lo que es bueno para ellos mismos.
Si las cosas van mal es a causa de los administradores de turno, pero todo eso
acabará cuando ellos entren a administrar. Si no podemos progresar es porque
los norteamericanos no quieren dejarnos desarrollar, porque han orquestado todo
un movimiento para mantenernos en el
subdesarrollo, que los irá a beneficiar a ellos.
Los humanos no son tan humanos
En medio de
tanta ubicación prepotente, el hombre se ha hecho llamar humano, con categorías
que lo alejan de todo ser natural. No deja de causar gran hilaridad semejante
esperpento cuando se comprueba que, por un lado, no deja de ser más que un
producto natural y por el otro que no tiene nada de aquello que dice tener. No
es inteligente, gran parte de sus acciones rayan en la estupidez; no es el
único que tiene lenguaje, no se le puede corroborar sus verdaderos parámetros
éticos y morales, como tampoco se le puede validar la voluntad de sus acciones.
En cambio, nunca antes, se había visto tanto manejo inadecuado de los recursos
y del medio, como se ve en la actitud del humano. Se matan, se agreden, se
destruyen de una forma ridículamente cruel y, lo más terrible, sufren por eso.
Sí, los humanos son diferentes pero no son humanos.
Los atavismos que debemos superar
Dentro de los
atavismos que debemos superar, si queremos un progreso social, está la
revaluación de ciertos conceptos primitivos, que frenan el desarrollo
individual y social. Me refiero, en especial, a los conceptos de espíritu,
alma, dios y sentimiento. El espíritu y el alma son conceptos creados por el
hombre primitivo para explicar ciertas categorías de difícil comprensión para
sus comienzos, tales como los sueños, las alucinaciones, la muerte, etc. El
concepto de dios, de origen, igualmente, primitivo pero algo más evolucionado,
justifica su presencia en la medida que la incapacidad del hombre, no le
permitía manejar el mundo natural, su grado de efectividad era mínimo; ya
ahora, como lo muestra la historia del hombre y la ciencia, la instrumentación
del mundo es cada vez más efectiva, por tanto la necesidad de ese concepto debe
ir desapareciendo. El sentimiento, hoy lo sabemos, con los aportes de Pavlov,
son condicionamientos clásicos inscritos en el sistema límbico, talámico e
hipotalámico, que elicitan ciertas respuestas motoras, las cuales el hombre
tiende a explicar mediante representaciones tales como amor, odio, etc. En
últimas, querámoslo o no, son sólo conductas adaptativas libres del trato
voluntario.
La familia de hoy: perversa polimorfa
Ese término
que acuñara Freud para la sexualidad cómo se acomoda, tan perfectamente, a la
familia de hoy. Si algo caracteriza a la familia actual es su desviación de
toda normatividad; ya la vieja idea de padre, madre e hijos pasó de largo, para
dar paso a la más variada forma familiar. En ese ramillete, llamado familia, se
puede encontrar a la madre con su hijo, al padre con su hijo, esposos sin
hijos, nietos y abuelos, tíos y sobrinos, y cualquier diversidad de personas
que se vinculan de forma natural y social para formar una familia.
El incesto económico
Si queremos
sacar esta sociedad de la postración en que se encuentra, debemos declarar
inmediatamente la prohibición del incesto económico. Esto quiere decir que
ningún tipo de contrato, donde la comercializacion de bienes y servicios esté
en juego, podrá permitirse entre sujetos que tengan parentesco de
consanguinidad o afinidad hasta el cuarto grado, tal y como reza la prohibición
del incesto sexual. Ni el arrendamiento, ni la permuta y mucho menos la
compraventa se podrá permitir en estas condiciones. Además, exceptuando la
herencia patrimonial, que debe recibirse siempre, y en ningún momento más,
después del fallecimiento del donante, ninguna otra donación podrá hacerse
entre familiares o afines.
Esto permite,
como mínimo, mayores entradas a un Estado que tiene dificultad financiera.
Pero, lo más importante y crucial, de esta medida, es que el capital no se
concentra en una o pocas familias, tal y como ahora está sucediendo; con la
incidencia que todos vemos. Con la prohibición de incesto económico
fortalecemos la unidad social, permitiendo la expansión y cohesión comunal de
manera mucho más firme, porque complementa la prohibición primitiva del incesto
sexual, que tanto beneficio le ha traído a la sociedad humana.
Niños en la guerra
utilizar a los
niños en movilizaciones con propósitos antibélicos es tan vergonzoso como
utilizarlos en la guerra. Al fin y al cabo, ambos, son caras de una misma
moneda, la utilización de los niños en la guerra. Si no aprendemos que no existen ni los buenos ni los malos en
una guerra, como la que vive nuestro país, posiblemente lo único que hagamos es
mantener por tiempo indefinido esta masacre que nos destroza cada vez más. No
se puede creer que los guerrilleros, o los paramilitares son los malos y
nosotros los buenos, todos somos culpables por permitir que esto suceda, que
esto le suceda al país. Así, de esa manera, no es justificable que se utilice a
los niños en un problema que crearon los adultos. Es tan nefasto secuestrarlos,
como utilizarlos en caminatas contra el secuestro, ambos son atentatorios de
los derechos de los niños. Los niños deben estar preparándose para un mundo de
paz, si es realmente paz lo que queremos los adultos; a cambio de estar en
marchas deben estar en los jardines, en los parques, en los colegios y en toda
institución que les permita su formación. No olvidemos que muchos de aquellos
que hoy señalamos como ¨jefes de los malos¨ fueron menores que tuvieron que
sufrir pérdidas afectivas, que esto los hizo guerreros y se comportan ahora
como guerreros. Si se lleva un niño a la guerra se volverá guerrero, no hay de
otra.
Nota: El autor declara no acordarse cuando escribió este texto... o si alguna vez lo escribió; pero afirma ser de su autoría.