Por: Jean-Paul Sartre
Esta comparación nos permite comprender mejor qué deber ser un psicoanálisis existencial, si es que es posible. Es un método destinado a sacar a la luz, con una forma rigurosamente objetiva, la elección subjetiva por la cual cada persona se hace persona, es decir, se hace anunciar a sí misma lo que es. Como lo que busca es una elección de ser al mismo tiempo que un ser, debe reducir los comportamientos singulares a las relaciones fundamentales, no de sexualidad o de voluntad de poder, sino de ser, que se expresan en esos comportamientos. Se orienta, pues, desde el principio hacia una comprensión del ser y no debe asignarse otro objetivo que encontrar el ser y la manera de ser del ser frente a ese ser. Le está vedado detenerse antes de alcanzar ese objetivo. Utilizará la comprensión del ser que caracteriza al investigador en tanto que él mismo es una realidad humana; y, como trata de extraer el ser de sus expresiones simbólicas, deberá reinventar cada vez, sobre las bases de un estudio comparativo de las conductas, una simbólica destinada a descifrarlas. El criterio de éxito será el número de hechos que su hipótesis permita explicar y unificar, así como la intuición evidente de la irreductibilidad del término alcanzado. A este criterio se añadirá, en todos los casos en que sea posible, el testimonio decisorio del sujeto. Los resultados así alcanzados -es decir, los fines últimos del individuo- podrán entonces ser el objeto de una clasificación, y sobre la comparación de estos resultados podremos establecer consideraciones generales sobre la realidad humana en cuanto elección empírica de sus propios fines. Las conductas estudiadas por este psicoanálisis no serán solamente los sueños, los actos fallidos, las obsesiones y las neurosis, sino también, y sobre todo, los pensamientos de la vigilia, los actos logrados y adaptados, el estilo, etc. Este psicoanálisis aún no ha encontrado su Freud; todo lo más, puede encontrarse el pensamiento de él en ciertas biografías particularmente logradas. Esperamos poder dar en otro lugar dos ejemplos a propósito de Flaubert y Dostoievsky, pero aquí poco nos importa que ese psicoanálisis exista o no: lo importante para nosotros es que sea posible.
Tomado de : Sartre, Jean-Paul. (1943/1993). El ser y la nada. Barcelona. Altaya. Págs. 597-598-
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