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martes, 27 de marzo de 2012

EL APRENDIZ DE PSIQUIATRA

Texto preparado por Rosendo Rodríguez Fernández[iii]
                                               Marzo 27, 2012.

Un ser que no sabe qué es
Ilusiones de estudiantes
El espacio y el tiempo
Dios y los dados
Ronda por la muerte.

(…) “Si bien es verdad que se puede abordar el principio del placer desde la perspectiva de la satisfacción fundamentalmente irreal del deseo, lo característico de la satisfacción ilusoria del deseo es que se propone en el dominio del significante e implica cierto lugar del Otro.” 

(Jacques Lacan, De la Imagen al Significante. El Seminario, Libro 5, Las Formaciones del Inconsciente. Feb. 5/1958.)

I.                    David y los coqueteos con la psiquiatría
En su sesión del 22 de marzo, un integrante del grupo de investigación, estudiante de psicología, pidió la palabra para expresar sus percepciones con respecto a la práctica del psicólogo en el campo clínico. Su relato, dejó entrever un problema que es preciso abordar en términos de su formalización, pues se trata de prácticas recurrentes, no ajenas a discusiones que es preciso dar en el terreno de las exigencias del Establishment, y que no tienen solamente que ver con la obligatoriedad de aprender, dígase, algo como la lengua inglesa, o más precisamente, aquello denominado sin más, interdisciplinariedad.

David planteaba, inicialmente, un problema que tenía que ver con una cuestión clínica como tal. Se trata del proceso de hospitalización de un paciente, por causas de la salud mental. En su proceso de formación, como psicólogo, tuvo la experiencia de encontrarse frente a algunas de las situaciones particulares en las que se ve envuelto un individuo de la actualidad, que cae bajo la lógica de las disciplinas de la salud.

Por fuerza, la lógica de la práctica médica debe estar soportada en alguna verdad, cuyas pruebas muy seguramente estarán a la orden del día, cuando de justificar una práctica se trata. Es en esa dirección que parece dirigirse David, sin caer en cuenta que lo que se ha puesto en juego en ese dispositivo es precisamente una práctica de la susodicha interdisciplinariedad.

David, después de apuntar aquello sobre lo cual se basaba su pregunta, entra a ocuparse de algunos aspectos fenomenológicos del tratamiento, que movilizan sus inquietudes. Indicaciones que apuntan a un gran Otro que parece orquestar el movimiento de esta maquinaria social cuyo papel parece ser el de enmascarar cuantas realidades asaltan la percepción.

La delgada línea que separa el deseo de la realidad, se difumina en las ilusiones con respecto al gran Saber de la cultura, cuyo descontado prestigio tiene el hipnótico poder de congregar a cuanto sabio se le ocurre que es mejor que el zapatero se dedique a sus zapatos, siempre que sus zapatos queden de lo mejor, en la colaboración de tantos zapateros.

Así, el planteamiento de David, es el de un cierto entendimiento de la interdisciplinariedad, como el de un grupo conformado por un líder y sus gregarios. No cuesta mucho adivinar que el que está en el lugar del pensador, es el psiquiatra, que sabe lo que hace. Los gregarios, son los paramédicos, que hacen toda clase de venias intelectuales y tareas, dictadas por el trabajo en equipo.

Las soluciones a este problema, saltan a la vista. Quien esté familiarizado con algunos modos de decir de los psicoanalistas, encontrarán en la raíz del problema la falta en ser, esa carencia que una vez más crea la ilusión de una hierba más verde al otro lado del río. ¿Es insuficiente toda la teoría psicológica para enfrentar problemas del orden de la salud mental? ¿Sigue siendo válida, actualmente, la vieja crítica de Georges Canguilhem, que finalizaba con un puntillazo del estilo según el cual el psicólogo pasa por el cementerio –de sus grandes ídolos- y llega a la prefectura de policía?[i]

Báez ha señalado, repetidamente, el papel del significante Amo en la estructura de la realidad. Algo hay que no cambia, algo permanece allí, estable, y parece apuntar a lo que Lacan enseñaba con respecto a la repetición freudiana: una cierta manera de gozar. Las preguntas que surgen de aquí, son molestas, y pueden, en efecto, dejar más de un resquemor.

¿Es imposible para el psicólogo, salir de la caja de Skinner y su relación con la rata blanca? ¿El sexólogo, debe preciarse de la entomología de Kinsey para encarar a los humanos como si tuvieran prácticas copulativas de insectos? ¿No puede salir de repetir cuentos de ilusiones, de percepción de totalidades, de estructuras cerebrales? ¿Debe seguir esperando a canibalizar los hallazgos de laboratorio de los neurocientíficos, en el temor de ver desaparecer su ciencia?

El mensaje de David, parece confirmar las respuestas que dan lugar a estas preguntas, pues la exposición de su experiencia apunta directamente al síntoma de los programas de formación en psicología: hay que ir a integrar equipos, siempre que estos sean liderados por aquellos que saben lo que hacen. ¿Es la psiquiatría la madre de la psicología? Dudoso, por supuesto. Sin embargo, la madre de esa niña, parece no andar por lado alguno, y quizá ya no se ocupa mucho de ella.

En ese sentido, el síntoma que salta a ojos vista, es la búsqueda de la psicología en otros saberes (o ciencias) de un ser que le permita guardar silencio. Simplemente, una paradisciplina. La búsqueda de la utilidad de la psicología, la lleva a inclinarse ante cuanto amo se atreve a decir algo sobre objetos tales como la mente, el sistema nervioso, la sexualidad, el desarrollo o lo que sea que le venga en gana.

Puede verse que desgajar un árbol, como por ejemplo, el de la inteligencia, ocasiona todo un fenómeno comercial, toda una práctica de consumo, que llega a traducirse en dichos tales como que existe, por ejemplo, una inteligencia musical, entre las inteligencias múltiples. Sin más, el mundo comercial se permite separar la inteligencia como una serie de fenómenos aislados, muy adecuados al consumo.

Este fenómeno comercial Gardner, al ser elevado al estatuto científico, deja al menos la sensación de que hay constantes repeticiones en el campo de la psicología. Los Cattell se volvieron ricos y famosos gracias a la personalidad y su medida, y actualmente, después de unas buenas décadas de conteo monetario, siguen vendiendo sus test.

No pareciera que hubiera algo qué decir, frente a los sabios. Si David va al psiquiatra a aprender psicología, tal vez es que su profesor aprendió psicología en la Escuela de Medicina, y espera pacientemente a que el pensador le diga no solamente qué es la psicología, sino qué es el psicólogo.

II.                  El Espacio-tiempo y la Ronda por la Muerte
 En el acto carnavalesco, que podría estrictamente ser un acto canibalesco, de abrevar en el saber de la física clásica, del famoso debate entre Niels Bohr y Albert Einstein, donde quedó claro, al entender de un psicólogo, que hay una distancia inconmensurable entre la probabilidad y la certeza de un hecho, apunta a lo que podría ser algo del orden del saber de una disciplina, que se ofrece al mundo del conocimiento y puede, con su afirmación, asumirse como interdisciplinario.

Si el psicólogo aprende a no ser, por las prácticas del psiquiatra, no es poca cosa lo que tiene que ver con el síntoma arriba señalado, que es en sí misma, la psicología de Gardner. Una concepción tal, como las inteligencias múltiples, ¿No supone pensar que se es hábil en algo, y un idiota en lo demás, por lo cual no se hace necesario preguntar sobre esto último?

La consecuencia de aceptar algo como lo de Gardner, es precisamente la que tiene que ver con la estupidez del psicólogo, que ignora que precisamente la psicología sería lo único que podría librar a los psiquiatras del movimiento de pinzas de los neurocientíficos, en el sentido en que su disciplina solamente vive en estos países en razón de la ignorancia ilustrada de sus llamados científicos.

Einstein, sin más, planteó que le gustaba pensar que la luna estaba allí, en el firmamento que al parecer se preciaba de contemplar, quizá con alguna frecuencia. Su esfuerzo por demostrar que Bohr y la mecánica cuántica andaban equivocados, terminó en un fracaso, hasta tanto no se diga lo contrario.

Quizá no sea difícil reconocer que el mundo, como se conoce ahora, con toda su virtualidad, se debe en gran parte, sino en su totalidad, a lo que el ping-pong pasó a escribirse como fórmula matemática en la mente de Bohr. ¿Qué habría pasado si Bohr hubiera obedecido a la lógica de Gardner? ¿El genio del ping-pong también tenía genio para la física? ¿No tenía inteligencia musical? ¡Lástima grande que no tuviera inteligencia para la psicología!

Y sin embargo, fieles a esta última ciencia, una línea de análisis del caso de los físicos desembocaría en la inevitable postulación de un axioma psicológico como soporte de lo que se conoce como la realidad. El psicólogo diría, quizá al modo de Piaget en respuesta a Einstein, que el niño construye la realidad por una exigencia constante del entorno que rompe con la homeóstasis a la que tiende el infante. Esta construcción, bio-social, es en suma, psicológica.

¿Qué es si no, la física? ¿No es, siguiendo a Yannis Stavrakakis[ii], una teoría que está destinada a fallar? Desde antes de los tiempos de Zenón de Elea, el mundo ha cambiado tantas veces como los ornatos de la fantasía que inviste el pensamiento y lo convierte en teoría. Si Bohr jugaba al ping-pong mientras hablaba de física, Einstein buscaba en Piaget una respuesta al espacio- tiempo en una dirección acertada, pues ya sabía que la teoría determina lo que se puede observar, pero no sabía que Dios, haciendo caso de Bohr, sí juega a los dados.

Tal vez la respuesta de Jairo Báez a David, en el espacio del Semillero de Investigación Psicoanálisis y Sociedad, sea muy aclaratoria con respecto al modo como las ilusiones de ser, sobre todo tratándose de nosotros, caen en verso sobre el otro con su gran Otro. En falta, la formación del psicólogo carente de epistemología, y no porque no existan cursos en los currículos, es buscada por el estudiante en el seno de otras disciplinas, cuyo prestigio ciega los ojos.

Es el modo de ver, quizá demasiado sensoperceptual, quizá demasiado concreto, donde la sensación y percepción del sentimiento acallan la lógica formal, el que está determinando que los portadores de la psicología quieran colocar en su lugar las prácticas de otros, con la excusa de la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad. El joven David Parada, otro David, aporta la indisciplinariedad. No sin ingenio, este camino vuelve a colocar los dados en manos de Dios, el cual, inconsciente, no puede saber porqué anda apostando.

Si la psicología sigue el camino de las disciplinas, solamente andará senderos recorridos con los acicates de los que ostentan el prestigio. Tal vez el camino señalado por Báez, en referencia a la ciencia, sea con mucho más acertado que pensar al estilo de Gardner y sus inteligencias múltiples, con genio para la psicología. En el primer caso, tenemos un saber que interroga a los físicos, a los médicos, a los neurocientíficos, y pone en duda sus respuestas. De allí, no una interdisciplinariedad sino una ciencia. Desde lejos, tanto especialista parece arar en el mismo terreno, y ese terreno parece más movedizo que las olas del mar.

Sin embargo, hay que recordar que Bohr dejó tras de sí, un mundo probabilístico, de naturaleza dual, contemplando las olas del mar y formulando la teoría con la cual, algunos, ven un mundo sin comprenderlo.

Freud, el inevitable cuando se habla seriamente de psicología, dejó tras de sí un mundo signado por el deseo. El universo de Einstein, con Dios, certezas y dados, quedó marcado por la pulsión de muerte freudiana, que ha dado más de una vez la vuelta al mundo desde que la enunció el médico que pasó a ser psicólogo, en un movimiento inverso al que practican los “psicólogos” de la actualidad. Esto es, la ilusión de ser médico, que por falta en ser, se realiza siendo psicólogo.

Esto, por tratarse de mundos de batas blancas, donde por el milagro de la investidura, se tiene la certeza de que allí hay un sabio. La sutileza, si es que hay alguna que se pueda señalar como tal, es que la falta en ser no solo cobija a los psicólogos. Freud pudo reducir a Dios, con o sin dados, a la axiomática del complejo de Edipo. Sin embargo, a pesar suyo, las semanas siguen siendo santas, bien sea que se trate de unas buenas vacaciones, como de una vocación religiosa. Esto, porque también, a pesar de la ciencia, lo que se publicita y se consume con mayor voracidad es del estilo de Gardner, y no del estilo de Bohr.



[i] Canguilhem, Georges. ¿Qué es la Psicología? Elseminario.com.ar (Editor). Argentina: Ediciones Elseminario.ar, 2000-2001. PDF disponible en: http://www.fernandomiralles.es/CEU/1queeslapsicologia.pdf
[ii] La Izquierda Lacaniana. Psicoanálisis, teoría, política. México: Fondo de Cultura Económica, 2009.
[iii] Psicólogo, investigador del grupo Psicosis y Psicoanálisis.

lunes, 19 de marzo de 2012

LA FUNCIÓN DEL NEOLOGISMO EN LA CULTURA Y SU RELACIÓN CON EL DELIRIO




Angélica María González Jiménez[1]

El lenguaje referido en el campo del Otro, indica un universo, una ley que rige desde un orden de naturaleza simbólica instaurado en la cultura, como lo menciona Lacan (2001, 431) “Todo lo que conocemos como significación siempre está encarnado en un sistema que es universo de lenguaje. Desde que el lenguaje existe, es universo” no con ello, se hace referencia al estar sujeto o inscrito al orden simbólico, denota por el contrario, lo ineludible del lenguaje en la cultura y en el sujeto más allá del registro en el que se posiciona el mismo. Partir entonces, de lo universal del lenguaje, es plantearse una lógica simbólica en la comprensión de la cultura, lógica en la cual, el lugar del significante y la palabra coexiste con los fenómenos dados en la cultura como concepto, o las culturas en tanto la particularidad de asir un discurso que no enmarca la globalidad y que se distingue en su acontecer, económico, político y social, por las posibilidades que le otorga la  lengua y los significantes que la estructuran.

Esta forma de introducirse en la cultura desde su formación y función neológica, se relaciona, con lo que Lacan (2004) describe como metalenguaje, señalando lo eficaz de proceder hacia la comprensión de los fenómenos desde su función sistemática, es decir, en la utilización del lenguaje “el lenguaje que habla del lenguaje” (p. 326) destacando lo fecundo de fiarse de la estructura significante desde la coherencia posicional y auto reproducción del sistema mismo.

Sin embargo, hablar de coherencia posicional del sistema del lenguaje, así como, de la reproducción emergente de su mismo sistema, no aduce únicamente a un posibilidad lingüística donde la formación de los neologismos penden estrictamente de su estructura o evolución  morfológica, fonética o semántica - como se explicitará posteriormente – por el contrario, da lugar a incorporar la lógica del inconsciente y del sujeto, en el rastreo de la formación del neologismo y la función del mismo desde su aparición hasta su establecimiento y mantenimiento en la cadena significante.

El  neologismo, en su definición basta, hace referencia a ese nuevo elemento léxico o a la modificación de un vocablo o palabra ya existente. En la lingüística, específicamente desde la postura teórica de Saussure, se plantean los neologismos de tipo fonético y los analógicos, los cuales en su respectivo orden, Saussure considera como cambios y creaciones pertenecientes a una dinámica fuertemente diacrónica de la lengua (Alonso, 1972,17) Se menciona dinámica, porque tal como lo señala Saussure, en la evolución de la lengua no es posible asumir una ley imperativa.

…no se habla de la ley más que cuando un conjunto de hechos obedece a la misma regla, y a pesar de ciertas apariencias contrarias, lo sucesos diacrónicos siempre tienen carácter accidental y particular.” (Saussure, 1972, 75)

Este carácter accidental, es lo que da lugar a pensar la lengua, particularmente el fenómeno del neologismo, desde una dinámica donde se vincula el acontecer cultural, el sujeto y la lógica del inconsciente.

No con ello, se pone en cuestión o se niega todo lo dicho en lingüística referente a la ley sincrónica en la lengua, en tanto que estructurada y con una funcionalidad en un momento dado. Sin embargo, el estudio sincrónico de la lengua, no copa los intereses frente a la comprensión del neologismo, mas allá de ubicarse como un punto de referencia e incluso de diferencia entre lo que puede ser de orden metonímico y metafórico.

Lacan en su Seminario 3 Las Psicosis (2004) introduce las disertaciones relacionadas con la metáfora y la metonimia, a partir de las cuales se puede lograr una aproximación a las preguntas ¿Dónde puede hallarse articulado el neologismo? y ¿Dónde se ubicaría la lengua desde una ley sincrónica? En la metáfora, señala Lacan (2004) “hay una sintaxis, un orden primordial de significante” la cual solo puede respetarse a partir de la identificación, a diferencia de la metonimia, ya que esta “Designa la sustitución de algo que se trata de nombrar (…) Se nombra una cosa mediante otra que es su continente, o una parte de ella, o que está en conexión con ella” (p. 316) la metáfora y la metonimia, tal como lo devela Lacan, pone de semblante, la cuestión del sujeto, aquel que tiene la posibilidad de metaforizar, es decir, hacer uso del mecanismo de condensación que se manifiesta en el chiste y el lapsus pero a partir del cual, aparentemente no tendría lugar el neologismo; y el sujeto, que habla desde su posibilidad metonímica, desplazando, se diría, nombrando una cosa por otra.

Siguiendo la línea trazada por Lacan (2004) el neologismo encuentra su posibilidad en la metonimia, expresamente en el desplazamiento que caracteriza la formación delirante, “A nivel del significante, en su carácter material, el delirio se distingue precisamente por esa forma especial de discordancia con el lenguaje común que se llama neologismo” (p. 52) De ahí que se presuma, una estrecha relación entre la formación neológica y la producción delirante y más aún, entre la producción delirante y la evolución o acontecer de la cultura.

Lo anterior, no es suficiente para afirmar  de modo silogístico, que la evolución de la lengua y por tanto de una cultura se da por el resultado de la producción y función del delirio. Del otro lado,  plantearse la pregunta por ¿Qué función cumple el delirio en la evolución de la cultura? Constituye un galimatías difícil de dilucidar, puesto que, no son fácilmente ubicables o rastreables en la historia de la cultura, cualquiera que sea, todos los elementos necesarios para concretizar que se está frente a un fenómeno delirante, es ahí, cuando se halla una posibilidad de comprensión de la función del delirio en la cultura a partir de un “pequeño” apartado de esta cuestión y es precisamente, la formación y función neológica en la cultura y su relación con el delirio.

Como se ha venido mencionando, la posibilidad de evolución en la cultura se da a través del devenir en la lengua, es decir de la ampliación en la cadena significante, todo lo cual, nos pone tras las huellas del sujeto que podría llegar a “pervertir” o posicionarse de forma diferente e incluso por fuera del  S1 significante primordial y dado que su lugar no está inscrito en él, puede ser formador del neologismo. Someramente, el neurótico quedaría por fuera en sus posibilidades neológicas en tanto en él se encuentra instaurado el S1 y en un máximo de sus emergencias lograría metaforizar - condensar.

¿Qué es esto? ¿Un neologismo, un lapsus, un chiste? Es un chiste, seguramente, pero el hecho de que yo haya podido plantear las otras dos preguntas ya nos introduce en una ambigüedad, en el significante, en el inconsciente, el lapsus, y en efecto: ¿qué es lo que nos va a decir Freud? Reconocemos ahí el mecanismo de la condensación, materializada en el material del significante, una especie de embutido con ayuda de no sé qué máquina, entre dos líneas de cadena significante: "Salomón Rothschild me trató de un modo completamente familiar", y luego, por debajo —Freud hace también el esquema significante—, está el "millonario", y entonces está el ario de los dos lados, el mil también de los dos lados, eso se condensa, y en el intervalo aparece famillonario” (Lacan, 2007,25 )

El ejemplo propuesto por Lacan, puede ilustrar, en cierta parte,  la diferencia entre la palabra vacía y la palabra plena; famillonario, como producto de una condensación  respeta una estructura, permitiéndole entrar en la dialéctica del significante y la  significación, “la metáfora supone que una significación es el dato que domina y desvía, rige, el uso del significante” (Lacan, 2004, 313) dicho esto, el neologismo no entra en el campo de la condensación, o del otro lado, si respondiera a este orden, sería difícil de articular a la lengua desde una estructura neurótica, precisamente por la rectificación y la búsqueda del fantasma que es la significación.

Para que se produzca una ampliación en la cadena significante, se supone el ingreso de un nuevo significante (neologismo) una palabra vacía,  que constituya un significante “significante en tanto ejerce su función propia” (Lacan, 2004, 269) Función, que de acuerdo al planteamiento de Lacan, lo hace indestructible “mientras más no significa nada, mas indestructible es el significante” (Lacan, 2004, 265)

Es esta palabra vacía que se ubica al nivel del significante, la que puede encontrar una posibilidad de trascender en el devenir cultural, introduciéndose en la lengua y cobrando el lugar de lo que se denomina como neologismo y al cual se le atribuye la evolución de la cultura; en ese orden de ideas, cada elemento nuevo de la lengua  tiene una función directa con el acontecer cultural.

Referencias
                                                                                   
Alonso, A. (1972). Prólogo a la edición española. En Losada (Ed.), Curso de lingüística general (p. 7-30).  Buenos Aires: Losada.

Lacan, J. (2001). El seminario de Jacques Lacan. Libro 2.  El yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica.  Buenos Aires: Paidós.

Lacan, J. (2004).  El Seminario de Jacques Lacan. Libro 5. Las Formaciones del Inconsciente 1957 -1958.  Buenos Aires: Paidós.

Lacan, J. (2007).  El Seminario de Jacques Lacan. Libro 3. Las Psicosis 1955 -1956.  Buenos Aires: Paidós.

Saussure, F. (1972).  ¿Qué es la lingüística? La Habana: Instituto cubano del libro.


[1] Psicóloga (2010) Fundación Universitaria Los Libertadores. Joven Investigadora, grupo Psicosis y Psicoanálisis. Email. aamgonzalezj@libertadores.edu.co

miércoles, 8 de febrero de 2012

LEY DE REFORMA DEL CONGRESO DE COLOMBIA


1. El CONGRESISTA será asalariado solamente durante su mandato. Y no tendrá jubilación proveniente solamente por el mandato.
 
2. El CONGRESISTA   contribuirá a la Seguridad Social. Todo el mundo (pasado, presente y futuro) actualmente el fondo de jubilación del Congreso pasará al régimen vigente de la Seguridad Social inmediatamente. El CONGRESISTA  participará de los beneficios dentro del régimen de la Seguridad Social exactamente como todos los demás ciudadanos. El fondo de jubilación no puede ser usado para ninguna otra finalidad.
 
3. El CONGRESISTA  debe pagar su plan de jubilación, como todos los colombianos.
 
4. El CONGRESISTA  dejará de votar por su propio aumento de salario.
 
5. El CONGRESISTA dejará su seguro actual de salud y participará del mismo sistema de salud que los demás ciudadanos colombianos
 
6 El CONGRESISTA debe igualmente cumplir las mismas leyes que el resto de los colombianos
 
7. Servir en el Congreso es un honor, no una carrera. Los diputados deben cumplir sus mandatos (no más de 2 legislaturas), después irse a casa y buscar empleo.

jueves, 29 de diciembre de 2011

CABO SAN JUAN - TAYRONA - SITIO PARA ACAMPAR

La caminata hasta Pueblito

Sitio cómodo para el camping

Caminata por la playa
Encuentro natural


Cabo San Juan del Guía - Parque Tayrona - Santa Marta - Colombia. Puede llegar en lancha desde Taganga o por carro desde Mamatoco o el Terminal.

lunes, 5 de diciembre de 2011

LA MENTALIDAD DE UNA SOCIEDAD POLIFACÉTICA

La mentalidad de una sociedad polifácética

Por:  Guissell Katherine Urbina Urbina


¿Quién no ha fantaseado? Supongo yo, que todos hemos imaginado en alguna ocasión, poder manejar las cosas que nos involucran desde las más mínimas hasta las más amplias a nuestro antojo; ha sido un deseo  que por ende nos lleva a las más ocurrentes conclusiones que abarcan los ámbitos culturales, sociales y llegan a tocar, obviamente los mas íntimos y personales, de los cuales por alguna razón, en ciertos momentos determinados, nos hemos sentido inconformes; y por este juicio terminamos hablando de lo que haríamos o de lo que no, lo que sería justo y lo que castigaríamos. La pregunta es: ¿es tan cruel el mundo en el que vivimos y estamos tan inconformes con nuestra vida que no nos queda de otra que soñar y anhelar eso que nos falta, o que nos gustaría tener y no podemos, o también, lo que nos gustaría hacer y porque millones de ojos están observándonos a diario no lo hacemos?  La realidad nos ha atado a una cantidad de normas que nos catalogan como buenos o malos, como normales o locos, pero la subjetividad a la que se arraiga realmente la percepción humana hará nulo el intento de encontrar parámetros y líneas paralelas entre dos mentes humanas;  Y si es así ¿En dónde queda el principio de placer que le gusta tanto satisfacer al ser humano?

La satisfacción de los deseos que comúnmente una persona que se cataloga como normal reprime ¿qué provoca en un ser humano? Sería lógico pensar que aquellas personas que no se enfrentan ante la realidad y en este caso la excluyen de sus pensamientos están, en términos coloquiales, locas; y este hecho como ya fue explicito se da porque ellos no actúan bajo las mismas normas en las que nosotros sí; mientras algunos se hacen llamar normales, y excluyen de sus pensamientos toda clase de deseo para ocultarlo de los demás, otros sencillamente llevan ese deseo a flor de piel, lo que los lleva por ende a crear su propia realidad, su propio “mundo”. La relación que se encuentra desarrollada, citando El complejo de Edipo, al que se refiere Freud, que se hace manifiesto y permanente en alguna de las estancias del inconsciente tópico, esclarecerá a qué tipo de ley mental nos regimos. Por ende el lugar en donde la pulsión se distorsiona y cambia su destino, concluirá el porqué en el caso de estas personas psicóticas se hacen manifiestas las tendencias homosexuales a las cuales se les aplica un concepto de negación y lo cual lleva al sujeto a delirar o alucinar y siguiente a la última de las consecuencias, y por el grado de amplitud la más importante, la desconexión por completo de la realidad, sustituyendo a ésta por lo que al inconsciente del sujeto le parezca o se acople a lo que a éste le interesa.

Lo que es curioso y cabe resaltar es que los sueños tienen una estrecha relación con la psicosis, puesto que en ellos se ve representada en un  muy corto lapso todos los deseos reprimidos del sujeto; si esto sucede en los neuróticos, y es un mecanismo de equilibrio del  inconsciente económico, no hay nada de malo o raro en este proceso. Otro ejemplo que se formaliza  mucho más al contexto del diario vivir en donde influye demasiado las creencias y el ámbito cultural de la sociedad, pero que de igual manera refleja el cómo una persona normal sufre de leves momentos de psicosis momentáneas, es el hecho que se ve claramente en la manifestación de las ideas religiosas que en una comunidad tienden a tener demasiada importancia ya que involucra en sí, el mismísimo inconsciente y produce en ocasiones ciertas alteraciones de la percepción, cabe resaltar casos en los que el sujeto dice escuchar la voz de dios, o dice que se le aparecen figuras divinas que no tienen lugar únicamente en los relatos fantasiosos que nos brindan textos como la biblia, por ende estos hechos se denominan alucinaciones y por su modalidad se clasifican de tipo auditivo, visual táctil etc.; en conclusión, la percepción se altera o distorsiona alejándose de la realidad y produciendo ese tipo de reacciones que no tienen en ningún momento algo de coherente en un contexto real. Si de hecho los neuróticos utilizan todo este tipo de mecanismos con los cuales satisfacen sus deseos pulsionales y aun así se siguen viendo como actos normales, porque cuando una persona psicótica hace uso de sus mecanismos de defensa contra la realidad, (aclarando que se exceptúan los casos en los que se presentan actos violentos o en los que la integridad de otra persona se ve afectada), este hecho se considera como atroz y que está desligado del todo del contexto, por lo cual requiere ser rechazado, ofuscado, reprimido y acabado del todo como parte de un supuesto tratamiento. Freud nos asegura que la terapia de la asociación libre no funciona en el caso de los psicóticos porque ellos al estar tan separados de la realidad no logran hacer una transferencia con el terapeuta lo cual no genera el proceso de funcionalidad en el paciente, pero a este punto del texto, cabe preguntarse ¿que es funcional y que no?  si en verdad interesa, que lo que es funcional para mí también lo sea para otra persona, o si todos los psicóticos actúan de maneras agresivas y/o que perjudican al resto de la sociedad.

Al hablar de funcionalidad, hacemos referencia a la manera en como una persona afronta su realidad y la lleva organizada en relación con su vida, sus sentimientos, sus emociones y sus pensamientos formando así un contexto personal en el que además de influir todo lo mencionado anteriormente  se acopla de manera adecuada con el contexto social actual que se esté viviendo en la época del sujeto; Por lo tanto se diferencia claramente la realidad, de los recuerdos y en cuanto se habla de percepción en la psicosis, el sujeto no percibe el mundo de manera normal, lo cual lo conlleva a remplazar los estímulos sensoriales exteriores por estímulos generados conforme únicamente su inconsciente lo desee, es allí en donde se producen las alucinaciones y los delirios que son características fundamentales de los síntomas de la psicosis; el problema realmente radica en que, si para esta persona psicótica, su realidad lo hace funcional, (puesto que vuelvo a colocar en duda aquello de que solo se puede vivir una realidad generalizada con este tipo de personajes), no veo el porqué se tenga que hacer un tratamiento psiquiátrico cuando lo único que se logra es alterar al paciente de maneras exacerbadas medicándolo en todo momento, quitándole muchas veces las capacidades motrices y de lucidez que en ciertos momentos también se presentan en ellos; cuántos psicóticos no viven con nosotros, entre nosotros, siendo los más excelentes músicos, poetas o los que hacen de sus ideas una expresión de arte y en muchas ocasiones hasta mejor de las que nosotros los neuróticos haríamos; la idea no es generalizar este concepto y decir que todos los psicóticos son iguales porque existirán siempre algunos a los cuales no podremos controlar simplemente con palabras, por lo tanto será necesario el uso de medicamentos para poder frenar su demencia; pero por otro lado están los personajes que no le hacen ninguna clase de daño a los demás y que merecen un mejor trato, puesto que no está bien reprimir tantas capacidades y cualidades que se pueden encontrar en sujetos como estos por el simple hecho de que se piensa que todos actuarán de manera violenta. Ellos solo expresan sus pensamientos; su manera de ver el mundo es diferente y por ello no se puede tratar de cambiar eso; si existen diferencias hasta en los mismos neuróticos, como la subjetividad de la belleza, los diferentes ámbitos en los que nos desempeñamos, la visión de la vida y de cada sentimiento que nos brota de las entrañas, no podemos juzgar de maneras apresuradas la percepción de estas personas que como lo dije antes están llenas de muchas cualidades inigualables que también nos son de útil ayuda en muchos campos, entre los cuales se destaca el arte, ya que ellos tienen una infinidad de imaginación que tal vez nosotros por estar tan encerrados en la cajita de la realidad no tenemos. Mi pregunta es ¿acaso no es eso provechoso en un amplio criterio? No hay necesidad de generalizar, siempre he dicho que en este mundo las verdades absolutas no tienen sentido porque constantemente cambiamos y cada día vemos más rarezas, fenómenos y hechos que son maravillosamente inexplicables; si esto sucede en la naturaleza, como no ha  de suceder también en nuestro organismo, aclarando que aparte de ser seres sociales también somos naturales. La vida cada día nos asombra más, cada día encontramos cosas nuevas, y esto nos da a entender que cada quien es un infinito universo de posibilidades que jamás podremos retener en un contexto formal de verdad.

Bibliografía:

- Jairo Báez, Rosendo Rodríguez, Jaime Velosa, Jorge Mario Karam. (2009). Cuatro documentos desde el psicoanálisis sobre la investigación de la psicosis en Colombia. Bogotá: Fondo Editorial, Fundación Universitaria Los libertadores.

viernes, 18 de noviembre de 2011

DUEÑOS DE UNA PSICOSIS PARANOIDE


Dueños de una psicosis paranoide
 
Por: David Parada
 
Es difícil lograr ubicar a quién o a qué se le ocurrió construir la sociedad de la palabra, fundada en  una máquina que habla desde la angustia, el miedo,  el principio de placer y la falta. Un nuevo llanto se escucha en las salas de parto tras la palmada de la mano de aquel figurín a quien le encargaron recibir  las cuatro vidas que nacen, en el instante en que una persona muere, y así el enlatado humano se va ensanchando, día tras día, nuevas historias se tejen ¿y quién las escucha?, buena pregunta  en  la época del afán desmedido por ser el dueño del falo. 

Dueños, poseedores, amos, gerentes de ventas, gerentes de la escoba, ejecutivos del  formato, burócratas de la miseria. Un joven es sacado de la calle para insertarlo a un sistema social que no pregunta por el deseo, tiene la certeza del superhombre, artificio de la máquina  que como diría un coronel antes de ver ante él los sesos esparcidos de un suicida: “yo aquí no quiero vagabundos”,  no sirve… a la basura, y si sirve utilicémoslo hasta hacer de él la ruina en carne viva, anciano que estorba  y que cuesta, “ muérete, porque en tu paso por la vida no dejaste más que el plus de tu sufrimiento”  y de ello no vive la máquina, ella vive del sudor pélvico de las putas que se convierte en hambre y luego en dinero para comprar en un gran almacén de cadena una fruta que le sale más cara que una hamburguesa.

Los jóvenes son recluidos en instituciones escolares sí son neuróticos comprometidos con la máquina, sino, están las fundaciones que pululan con sus talleres de asertividad, en adaptabilidad a la máquina. Para los autistas está el banco donde reprimes tus movimientos estereotipados y logras hacer calmar la angustia de una madre que no comprende el mensaje de su hijo, con esto el camino se hace más fácil para las familias y les dan trabajo a psicólogos, educadores especiales y terapeutas ocupacionales que a  posteridad serán los enemigos del paciente, las terapias deben apuntar a una mejoría y ella debe quedar escrita en la historia clínica, pues la máquina reza “la historia clínica es un documento legal, y con ella te puedes defender”, por ende no tiene cabida aquí el malestar, el yin yang que se enfrenta para producir algo distinto, nuevo, abducido del real de la experiencia humana; se prefiere callarlo, no dejarlo escuchar, porque no se sabe qué hacer con él, nos perseguiría la angustia con la que llegamos a este mundo.

En el ambiente citadino se alza una niebla que nos hace ver como frailejones estáticos, difusos, esperando que el páramo se convierta en desierto. El papel de controlar nos paraliza. Profesores, psicólogos, sacerdotes, abogados, cuidando que su labor corresponda con la demanda de vigilar y castigar que imparte el  gran Otro.  La sinceridad y la honestidad es poco amiga de este ambiente, no hay una realidad, todo es ficción dijo Lacan,  pero entonces ¿cómo lograr entenderme con esta sarta de mentiras?, falos con erecciones lánguidas, máscaras que al levantarse ponen de manifiesto una hilera de rostros que no se corresponden a la primera impresión.

El  sujeto  sujetado ¿no tiene nada que decir?, ¿por el hecho de estar sujetado no puede lograr articular algo más allá de su yugo?, ¿qué es el sinthome entonces?,  ¿un invento lacaniano que justifica el síntoma?, preguntas que surgen de la sensación persecutoria  de no encajar en un sistema; cada acto es registrado, documentado, grabado porque creer en el otro más allá de su diferencia nos cuesta a tal punto que se escuchan  frases como “desconfía hasta de tu sombra”,  devenidas paradójicamente del normal, el que maneja dineros, selecciona personal, dicta cátedras y dirige un rebaño hacia el señor. Queda la duda entonces del porqué todo acto, palabra, sentimiento está mediado por un toque paranoico en la cotidianidad de la vida. La práctica freudiana lo revela con casos como la joven homosexual, la fobia de Hans o Juanito, el sueño del hombre de los lobos y la paranoia más explicita de todas,  la  del político Schreber. ¿Qué es lo que nos persigue?

Acudiendo a lo más próximo de la teoría psicoanalítica recuerdo tres conceptos, la pulsión de muerte,  lo real y el Otro. Cada uno con sus efectos tanto en la clínica, como en la experiencia analítica y la vida misma.

Pulsión de muerte que todo lo unifica, caos psíquico que nos pone a danzar sobre la partitura de una melodía que retorna al compás inicial. Niños que intentan anudar realidades construidas por la angustia de los adultos… ancianos que retornan a lo más propio y vivido del cuerpo: la orina, las heces, el cuidado de una madre.  Constancia de que el objeto es vuelto a encontrar por el resto de la vida, la primera muerte es la que llega con el símbolo, allí ya se entra en esa cadena que nos lleva al goce de los muchos que la cultura nos ofrece. Si gozar es sufrir con  placer, al sujeto no le queda más que vivir con ello ante la mirada de los otros, hacerse a este goce y protegerlo desde su particularidad, del uno que lo pone en el juego de la mirada del otro y el Otro.

Lo real, persigue la existencia megalómana del hombre del saber, se dice en ocasiones “todo está dicho o escrito”, sin embargo cuando todo está al hombre le queda la duda por la verdad. Intenta tomarla de un vasto océano para unificarla en una  partícula originaria, dadora, que ofrece el don. Pero lo real se extiende a lo efímero de la palabra, un  día se cree tener la felicidad, al otro día no. Lo real persigue la angustia de construir y destruir un mundo, son muchas las veces que uno se encuentra con páginas en blanco donde no hay nada para escribir.

Bien... el Otro con su inconsistencia deja inscritas en el sujeto marcas a manera de significantes, es decir deja una huella que se transforma en fantasma  desde el cual operamos y retroactivamente actualizamos nuestro discurso. Aquel Otro inventa nuevos semblantes a diario, la misión del sujeto será acomodarse a alguno, ¿y si no?, pues paga con la psicosis que te depara el infortunio de la virtud. De algunos analistas he escuchado decir que la paranoia es el punto más efervescente de la psicosis, a mi manera de escuchar, es quizás lo que tanto psicóticos, como  neuróticos y perversos tenemos, una paranoia particular con la que reaccionamos a la demanda del Otro.

Un poema a manera de conclusión:

La Rosa De Hiroshima 

De Vinícius de Moraes

Piensen en la criaturas
Mudas telepáticas
Piensen en las niñas
Ciegas inexactas
Piensen en las mujeres
Rotas alteradas
Piensen en las heridas
Como rosas cálidas
Pero oh no se olviden
De la rosa de la rosa
De la rosa de Hiroshima
La rosa hereditaria
La rosa radioactiva
Estúpida e inválida
La rosa con cirrosis
La antirosa atómica
Sin color sin perfume
Sin rosa sin nada.