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miércoles, 1 de agosto de 2018

lunes, 23 de noviembre de 2015

MUERTE, CLÍNICA Y SUBVERSIÓN DEL SUJETO EN EL VIII ENCUENTRO DE SEMILLEROS DESDE EL PSICOANÁLISIS

Por: David Parada Morales

          
Pues no basta decidirlo por su efecto: la Muerte.
Se trata además de saber qué muerte, la que la vida lleva o la que lleva a ésta.”
 (Lacan; 1960)

Más que hacer una reseña sobre lo que sucedió en este encuentro que tuvo lugar en Villavicencio,  lo que intento es aproximarme por vías del discurso puesto en juego allí, a lo que he intentado denominar dentro del grupo Psicosis y Psicoanálisis como el encuentro con el significante. Tal Tyche, aún, a mi manera de ver, parece ser el efecto de todo este automatón que gira entorno a estudiantes y profesores que quieren decir y aproximarse a lo indecible. Si bien en la experiencia cotidiana apreciamos el saber del extranjero, del colono que nos dio espejos para condenarnos a la captura imaginaria de lo que no es, de ese yo que busca siempre a su prójimo para reconocerse en él y poder así huir al encuentro de su real y su verdad, también es cierto que uno mismo lo llega hacer porque se siente extranjero a eso que el Otro me dice que soy. A pesar de los esfuerzos de las comunidades indígenas por recuperar la identidad, hay otra identidad que no emerge allí y que se asemeja más a un espantapájaros vestido con traje Wayuu y converse.  Lo que  reflejó ese espejo que los españoles nos dieron fue una magia oscura que me recuerda algunas experiencias del  bebé autista en relación con su madre, una de ellas decía a propósito de su hijo “Él me miraba, pero a los seis meses él desvió sus ojos y los dirigió a otra parte”, el niño no quiso reflejarse allí, haciendo honor al título del libro de  Donna Williams ¡Aquí no hay nadie! una autista que dice desde su experiencia haber podido salir del mutismo y escribir lo que ella creía que era. Si pudiera suponer  que en este país ¡no hay nadie!, diría que el encuentro desde el psicoanálisis es una forma de bordear ese vacío, aquel que leí en el seminario VII de Lacan y que pone en el lugar de la Cosa, de Das Ding; dice allí   que la religión respeta ese Das ding, la ciencia lo forcluye y el arte lo organiza. También Lacan  formula en este seminario  la definición de sublimación como  Elevar un objeto a la dignidad de la Cosa.

Con lo anterior quiero decir que en el encuentro una de estas tres posturas frente a la Cosa estaba presente, la que forcluye, pero en el sentido de su tratamiento, es decir partiendo de la idea del delirio y la psicosis como un intento de curación. Me pregunto si lo que el encuentro produjo fue un trato a esa que Lacan diría entonces es “La Loca Ciencia” y que siendo sus secretarios,  es a esa psicótica a la que el grupo apunta para dirigirle un tratamiento, por eso  algunos compañeros del grupo y los que apostaron por decir lo que querían,  ahondaron en temas que los concernían como sujetos, podría pensarse sujetos de una ciencia que los inscribe en un Otro llamado Universidad; inevitable entonces no aproximarse a ella con temas como: la producción en Colombia, la clínica como un concepto a reevaluar, el suicidio en los indígenas, el lugar de los niños en el conflicto armado, el asunto de qué es la realidad en un contexto colombiano, la ley y el deseo en la infancia y sí allí podría haber leyes de otro orden no necesariamente jurídicas; también el lugar de la poesía como medio de posicionarse en un vivir colombiano, de ahí que canciones como “ Llamarada” de Jorge Villamil lograra poner a una ponente en el cuestionamiento del olvido y la me-moría. ¿Por qué no cuestionar a Freud desde la docta ignorancia?  siendo importante para algún ponente dirigirse a Don Freud preguntando por una historia de vida con la que se  refunfuña y se  intenta reconciliar. Desde Popayán se esperó la palabra de ese germen ya incrustado allí llamado psicoanálisis, siendo un caso sobre el duelo en transferencia lo que diera lugar a repensar prácticas psicológicas.

Sólo una asociación libre tengo en el momento: La ciencia es la psicótica que nos puso a hablar en aquel encuentro con los significantes que gravitan entorno al discurso académico, falto del significante nombre del padre, pero con una bocanada de palabras por estructurar como suplencias a la falla que allí se instaló en la razón. Pero además, percibí un intento porque esta suplencia sea obra y se convierta en ese objeto de la psicosis elevado a la dignidad de la Cosa, por eso  me parece importante destacar el campo de la belleza y su otra cara la fealdad, mostrar aquellas marcas sobre el cuerpo que producen otra consistencia imaginaria del sujeto en el tatuaje, o jugar con Cervantes y la literatura para dar vida  a retazos que unidos como collage, producen otra obra de teatro que quizá sea la búsqueda por la tragedia de la psicosis, así como Edipo  fue para la neurosis.

Posiblemente estas ideas no tengan nada que ver con lo que realmente cada ponente se planteó como objetivo de su ponencia, pero, fueron los  restos que quedaron en mí y los intento atar como significantes en este escrito. Lo que intento es escuchar a una pintura que va tomando la forma de una palabra por decir, de un significante que haga función de corte entre el sujeto y el objeto. En ese sentido escucho a los ponentes en calidad de sujetos, que se encuentran en un encuentro (Tyche), y que en su núcleo tiene por una de sus caras el  rostro de un cadáver; digo cadáver porque no es la calavera de Holbein que Lacan rescata del cuadro Los Embajadores para dar lugar al objeto mirada lo que me evoca el encuentro desde el psicoanálisis, sino algo con carne aún, en descomposición, que en su gesto tiene una apuesta por devolver al sujeto lo que dice del crimen que cometió sobre ese cuerpo, el suyo. La mortificación del significante en la realidad colombiana continúa su curso, no sé si en espejo o en la sombra, pero parece que aún damos pataditas de ahogado cuando se intenta poner en acto lo que se piensa desde lo inconsciente, dependerá de cada uno quedarse con la estructura ósea del cadáver que somos o con la nada que queda cuando el cuerpo se hace polvo y revela su vacío.  La subversión del sujeto está pues pasando el espejo de Alicia, en un país lejos de las maravillas, pero cerca de una sociedad enferma del supuesto saber. 

miércoles, 17 de septiembre de 2014

INSCRIPCIÓN DE ASISTENTES AL VII ENCUENTRO DE SEMILLEROS DE INVESTIGACIÓN DESDE EL PSICOANÁLISIS


Bienvenido. Haga click en el enlace  y llene los datos pedidos para hacer efectiva la inscripción. La participación como asistente no tiene costo alguno. Posterior a la inscripción se le enviará los resúmenes de los trabajos a presentar; así tendrá la posibilidad de elaborar sus posibles preguntas y acotaciones con antelación. El evento se realizará los días 31 de Octubre y 1 de Noviembre de 2014 en Bogotá, Fundación Universitaria Los Libertadores. Torreón de la Sede Caldas.   

sábado, 13 de julio de 2013

INSCRIPCIÓN PONENTES VI ENCUENTRO DE SEMILLEROS DE INVESTIGACIÓN DESDE EL PSICOANÁLISIS

Un saludo. 

Este es el formulario a llenar para su participación en el VI Encuentro de Semilleros de Investigación desde el Psicoanálisis. Recordamos que el encuentro se realizará en Ibagué, los días 25 y 26 de Octubre del 2013. La organización en esta oportunidad la coordina la  Facultad de Psicología de la Universidad Antonio Nariño y el Semillero de Psicoanálisis y Sociedad de la Facultad de Psicología de la Fundación Universitaria Los Libertadores. 

Las propuestas se reciben hasta el 21 de Septiembre del 2013.  La participación como ponente o asistente no tiene costo monetario alguno.  

viernes, 21 de junio de 2013

VI ENCUENTRO NACIONAL DE SEMILLEROS DE PSICOANÁLISIS

UNIVERSIDAD ANTONIO NARIÑO

FACULTAD DE PSICOLOGÍA


VI ENCUENTRO NACIONAL DE SEMILLEROS DE PSICOANÁLISIS

En Octubre, cada año, a finales de este mes, tiene lugar el Encuentro Nacional de Semilleros de Psicoanálisis. La tradición data del año 2008, cuando tuvo lugar el Primer Encuentro, en el Torreón Caldas de la Fundación Universitaria Los Libertadores, lugar de nacimiento del Semillero “Psicoanálisis y Sociedad”, grupo de estudio integrado por universitarios procedentes de diferentes carreras e instituciones educativas de la ciudad de Bogotá.

La historia del Semillero ha estado marcada por la discusión de los saberes, sin la renuncia del participante a su deseo de investigar. Sin el interés por presentar cifras como soporte del discurso, el espacio de discusión no teme confrontar las más dispares concepciones de la realidad, aportando el elemento ético que podría denominarse coherencia, el cual remite al propio deseo de quienes hablan y de quienes escuchan, pues se ha criticado la renuncia que caracteriza los espacios académicos fundados en la autoridad del Sabio.

La interrogación por la verdad del sujeto, queda implicada en las intervenciones de los participantes, que han sido arrojados a los desafíos que plantean los espacios de la práctica de la psicología, que empiezan en la docencia misma, cuando se encuentran con un saber Universitario, que no por casualidad Lacan ubica al lado del discurso del Amo.

En el reverso de este discurso universitario, discurso del Maestro (Master, Amo), se ubica el discurso del psicoanálisis, que viene a orquestar la subversión del sujeto. El paso a la denuncia de la castración del Amo, y la impotencia de su Saber, es el resultado del señalamiento de la falta en el discurso. En este sentido, el Semillero no ha temido reconocer que el propio psicoanálisis es un saber en falta, que solamente puede dar cuenta de la verdad del sujeto, evocando al histérico por antonomasia, el mayéutico Sócrates que partía de un no-saber para denunciar la falta en el Saber del otro.

Si bien el Semillero “Psicoanálisis y Sociedad” ha impulsado los anteriores encuentros, también ha puesto en manos de otros semilleros de psicoanálisis la organización del evento. Tal es el caso, por ejemplo, del IV Encuentro realizado en Bucaramanga, en 2011, auspiciado por la UNAB. Las huellas de estos trabajos pueden rastrearse en Indexno La Revista, blog que publica ideas de los estudiantes que han encontrado en el psicoanálisis una fuente de inspiración para seguir con lecturas de la realidad, que se precian de apuntalarse en el deseo.

De momento, el retorno del Estudiante que inquiere al saber, con ese juicio escéptico que no se doblega ante el gesto omnipotente, la palabra plena, el descubrimiento último, el número que justifica, el sofisma pletórico, o la retórica de lo largamente demostrado, es el real traumático que sigue funcionando como la apuesta de los Encuentros de Semilleros de Psicoanálisis.

El ambiente ibaguereño ofrecerá el marco para el desarrollo de estas discusiones, de las cuales quizá queden heridas narcisistas, sobre las cuales el saber retornará, pero nietszcheanamente: siempre se regresa, pero diferente, y gracias a la enfermedad, con la cual contraemos una deuda impagable en vida, y tal vez ni siquiera saldada con la muerte.

Las ponencias, simposios, mesas de trabajo, y otras metodologías de socialización de ideas, alternarán con otras modalidades: videos, danzas, instalaciones, y otras expresiones artísticas, abriendo el abanico de posibilidades a lo imposible de comunicar.

Las propuestas se recibirán en los correos:

Maribel García Rivera

Rosendo Rodríguez Fernández   


viernes, 19 de octubre de 2012

V ENCUENTRO DE SEMILLEROS DE INVESTIGACIÓN DESDE EL PSICOANÁLISIS

Octubre 26 y 27 de 2012. Fundación Universitaria Los Libertadores, Torreón Sede Caldas. Bogotá. 



martes, 27 de marzo de 2012

EL APRENDIZ DE PSIQUIATRA

Texto preparado por Rosendo Rodríguez Fernández[iii]
                                               Marzo 27, 2012.

Un ser que no sabe qué es
Ilusiones de estudiantes
El espacio y el tiempo
Dios y los dados
Ronda por la muerte.

(…) “Si bien es verdad que se puede abordar el principio del placer desde la perspectiva de la satisfacción fundamentalmente irreal del deseo, lo característico de la satisfacción ilusoria del deseo es que se propone en el dominio del significante e implica cierto lugar del Otro.” 

(Jacques Lacan, De la Imagen al Significante. El Seminario, Libro 5, Las Formaciones del Inconsciente. Feb. 5/1958.)

I.                    David y los coqueteos con la psiquiatría
En su sesión del 22 de marzo, un integrante del grupo de investigación, estudiante de psicología, pidió la palabra para expresar sus percepciones con respecto a la práctica del psicólogo en el campo clínico. Su relato, dejó entrever un problema que es preciso abordar en términos de su formalización, pues se trata de prácticas recurrentes, no ajenas a discusiones que es preciso dar en el terreno de las exigencias del Establishment, y que no tienen solamente que ver con la obligatoriedad de aprender, dígase, algo como la lengua inglesa, o más precisamente, aquello denominado sin más, interdisciplinariedad.

David planteaba, inicialmente, un problema que tenía que ver con una cuestión clínica como tal. Se trata del proceso de hospitalización de un paciente, por causas de la salud mental. En su proceso de formación, como psicólogo, tuvo la experiencia de encontrarse frente a algunas de las situaciones particulares en las que se ve envuelto un individuo de la actualidad, que cae bajo la lógica de las disciplinas de la salud.

Por fuerza, la lógica de la práctica médica debe estar soportada en alguna verdad, cuyas pruebas muy seguramente estarán a la orden del día, cuando de justificar una práctica se trata. Es en esa dirección que parece dirigirse David, sin caer en cuenta que lo que se ha puesto en juego en ese dispositivo es precisamente una práctica de la susodicha interdisciplinariedad.

David, después de apuntar aquello sobre lo cual se basaba su pregunta, entra a ocuparse de algunos aspectos fenomenológicos del tratamiento, que movilizan sus inquietudes. Indicaciones que apuntan a un gran Otro que parece orquestar el movimiento de esta maquinaria social cuyo papel parece ser el de enmascarar cuantas realidades asaltan la percepción.

La delgada línea que separa el deseo de la realidad, se difumina en las ilusiones con respecto al gran Saber de la cultura, cuyo descontado prestigio tiene el hipnótico poder de congregar a cuanto sabio se le ocurre que es mejor que el zapatero se dedique a sus zapatos, siempre que sus zapatos queden de lo mejor, en la colaboración de tantos zapateros.

Así, el planteamiento de David, es el de un cierto entendimiento de la interdisciplinariedad, como el de un grupo conformado por un líder y sus gregarios. No cuesta mucho adivinar que el que está en el lugar del pensador, es el psiquiatra, que sabe lo que hace. Los gregarios, son los paramédicos, que hacen toda clase de venias intelectuales y tareas, dictadas por el trabajo en equipo.

Las soluciones a este problema, saltan a la vista. Quien esté familiarizado con algunos modos de decir de los psicoanalistas, encontrarán en la raíz del problema la falta en ser, esa carencia que una vez más crea la ilusión de una hierba más verde al otro lado del río. ¿Es insuficiente toda la teoría psicológica para enfrentar problemas del orden de la salud mental? ¿Sigue siendo válida, actualmente, la vieja crítica de Georges Canguilhem, que finalizaba con un puntillazo del estilo según el cual el psicólogo pasa por el cementerio –de sus grandes ídolos- y llega a la prefectura de policía?[i]

Báez ha señalado, repetidamente, el papel del significante Amo en la estructura de la realidad. Algo hay que no cambia, algo permanece allí, estable, y parece apuntar a lo que Lacan enseñaba con respecto a la repetición freudiana: una cierta manera de gozar. Las preguntas que surgen de aquí, son molestas, y pueden, en efecto, dejar más de un resquemor.

¿Es imposible para el psicólogo, salir de la caja de Skinner y su relación con la rata blanca? ¿El sexólogo, debe preciarse de la entomología de Kinsey para encarar a los humanos como si tuvieran prácticas copulativas de insectos? ¿No puede salir de repetir cuentos de ilusiones, de percepción de totalidades, de estructuras cerebrales? ¿Debe seguir esperando a canibalizar los hallazgos de laboratorio de los neurocientíficos, en el temor de ver desaparecer su ciencia?

El mensaje de David, parece confirmar las respuestas que dan lugar a estas preguntas, pues la exposición de su experiencia apunta directamente al síntoma de los programas de formación en psicología: hay que ir a integrar equipos, siempre que estos sean liderados por aquellos que saben lo que hacen. ¿Es la psiquiatría la madre de la psicología? Dudoso, por supuesto. Sin embargo, la madre de esa niña, parece no andar por lado alguno, y quizá ya no se ocupa mucho de ella.

En ese sentido, el síntoma que salta a ojos vista, es la búsqueda de la psicología en otros saberes (o ciencias) de un ser que le permita guardar silencio. Simplemente, una paradisciplina. La búsqueda de la utilidad de la psicología, la lleva a inclinarse ante cuanto amo se atreve a decir algo sobre objetos tales como la mente, el sistema nervioso, la sexualidad, el desarrollo o lo que sea que le venga en gana.

Puede verse que desgajar un árbol, como por ejemplo, el de la inteligencia, ocasiona todo un fenómeno comercial, toda una práctica de consumo, que llega a traducirse en dichos tales como que existe, por ejemplo, una inteligencia musical, entre las inteligencias múltiples. Sin más, el mundo comercial se permite separar la inteligencia como una serie de fenómenos aislados, muy adecuados al consumo.

Este fenómeno comercial Gardner, al ser elevado al estatuto científico, deja al menos la sensación de que hay constantes repeticiones en el campo de la psicología. Los Cattell se volvieron ricos y famosos gracias a la personalidad y su medida, y actualmente, después de unas buenas décadas de conteo monetario, siguen vendiendo sus test.

No pareciera que hubiera algo qué decir, frente a los sabios. Si David va al psiquiatra a aprender psicología, tal vez es que su profesor aprendió psicología en la Escuela de Medicina, y espera pacientemente a que el pensador le diga no solamente qué es la psicología, sino qué es el psicólogo.

II.                  El Espacio-tiempo y la Ronda por la Muerte
 En el acto carnavalesco, que podría estrictamente ser un acto canibalesco, de abrevar en el saber de la física clásica, del famoso debate entre Niels Bohr y Albert Einstein, donde quedó claro, al entender de un psicólogo, que hay una distancia inconmensurable entre la probabilidad y la certeza de un hecho, apunta a lo que podría ser algo del orden del saber de una disciplina, que se ofrece al mundo del conocimiento y puede, con su afirmación, asumirse como interdisciplinario.

Si el psicólogo aprende a no ser, por las prácticas del psiquiatra, no es poca cosa lo que tiene que ver con el síntoma arriba señalado, que es en sí misma, la psicología de Gardner. Una concepción tal, como las inteligencias múltiples, ¿No supone pensar que se es hábil en algo, y un idiota en lo demás, por lo cual no se hace necesario preguntar sobre esto último?

La consecuencia de aceptar algo como lo de Gardner, es precisamente la que tiene que ver con la estupidez del psicólogo, que ignora que precisamente la psicología sería lo único que podría librar a los psiquiatras del movimiento de pinzas de los neurocientíficos, en el sentido en que su disciplina solamente vive en estos países en razón de la ignorancia ilustrada de sus llamados científicos.

Einstein, sin más, planteó que le gustaba pensar que la luna estaba allí, en el firmamento que al parecer se preciaba de contemplar, quizá con alguna frecuencia. Su esfuerzo por demostrar que Bohr y la mecánica cuántica andaban equivocados, terminó en un fracaso, hasta tanto no se diga lo contrario.

Quizá no sea difícil reconocer que el mundo, como se conoce ahora, con toda su virtualidad, se debe en gran parte, sino en su totalidad, a lo que el ping-pong pasó a escribirse como fórmula matemática en la mente de Bohr. ¿Qué habría pasado si Bohr hubiera obedecido a la lógica de Gardner? ¿El genio del ping-pong también tenía genio para la física? ¿No tenía inteligencia musical? ¡Lástima grande que no tuviera inteligencia para la psicología!

Y sin embargo, fieles a esta última ciencia, una línea de análisis del caso de los físicos desembocaría en la inevitable postulación de un axioma psicológico como soporte de lo que se conoce como la realidad. El psicólogo diría, quizá al modo de Piaget en respuesta a Einstein, que el niño construye la realidad por una exigencia constante del entorno que rompe con la homeóstasis a la que tiende el infante. Esta construcción, bio-social, es en suma, psicológica.

¿Qué es si no, la física? ¿No es, siguiendo a Yannis Stavrakakis[ii], una teoría que está destinada a fallar? Desde antes de los tiempos de Zenón de Elea, el mundo ha cambiado tantas veces como los ornatos de la fantasía que inviste el pensamiento y lo convierte en teoría. Si Bohr jugaba al ping-pong mientras hablaba de física, Einstein buscaba en Piaget una respuesta al espacio- tiempo en una dirección acertada, pues ya sabía que la teoría determina lo que se puede observar, pero no sabía que Dios, haciendo caso de Bohr, sí juega a los dados.

Tal vez la respuesta de Jairo Báez a David, en el espacio del Semillero de Investigación Psicoanálisis y Sociedad, sea muy aclaratoria con respecto al modo como las ilusiones de ser, sobre todo tratándose de nosotros, caen en verso sobre el otro con su gran Otro. En falta, la formación del psicólogo carente de epistemología, y no porque no existan cursos en los currículos, es buscada por el estudiante en el seno de otras disciplinas, cuyo prestigio ciega los ojos.

Es el modo de ver, quizá demasiado sensoperceptual, quizá demasiado concreto, donde la sensación y percepción del sentimiento acallan la lógica formal, el que está determinando que los portadores de la psicología quieran colocar en su lugar las prácticas de otros, con la excusa de la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad. El joven David Parada, otro David, aporta la indisciplinariedad. No sin ingenio, este camino vuelve a colocar los dados en manos de Dios, el cual, inconsciente, no puede saber porqué anda apostando.

Si la psicología sigue el camino de las disciplinas, solamente andará senderos recorridos con los acicates de los que ostentan el prestigio. Tal vez el camino señalado por Báez, en referencia a la ciencia, sea con mucho más acertado que pensar al estilo de Gardner y sus inteligencias múltiples, con genio para la psicología. En el primer caso, tenemos un saber que interroga a los físicos, a los médicos, a los neurocientíficos, y pone en duda sus respuestas. De allí, no una interdisciplinariedad sino una ciencia. Desde lejos, tanto especialista parece arar en el mismo terreno, y ese terreno parece más movedizo que las olas del mar.

Sin embargo, hay que recordar que Bohr dejó tras de sí, un mundo probabilístico, de naturaleza dual, contemplando las olas del mar y formulando la teoría con la cual, algunos, ven un mundo sin comprenderlo.

Freud, el inevitable cuando se habla seriamente de psicología, dejó tras de sí un mundo signado por el deseo. El universo de Einstein, con Dios, certezas y dados, quedó marcado por la pulsión de muerte freudiana, que ha dado más de una vez la vuelta al mundo desde que la enunció el médico que pasó a ser psicólogo, en un movimiento inverso al que practican los “psicólogos” de la actualidad. Esto es, la ilusión de ser médico, que por falta en ser, se realiza siendo psicólogo.

Esto, por tratarse de mundos de batas blancas, donde por el milagro de la investidura, se tiene la certeza de que allí hay un sabio. La sutileza, si es que hay alguna que se pueda señalar como tal, es que la falta en ser no solo cobija a los psicólogos. Freud pudo reducir a Dios, con o sin dados, a la axiomática del complejo de Edipo. Sin embargo, a pesar suyo, las semanas siguen siendo santas, bien sea que se trate de unas buenas vacaciones, como de una vocación religiosa. Esto, porque también, a pesar de la ciencia, lo que se publicita y se consume con mayor voracidad es del estilo de Gardner, y no del estilo de Bohr.



[i] Canguilhem, Georges. ¿Qué es la Psicología? Elseminario.com.ar (Editor). Argentina: Ediciones Elseminario.ar, 2000-2001. PDF disponible en: http://www.fernandomiralles.es/CEU/1queeslapsicologia.pdf
[ii] La Izquierda Lacaniana. Psicoanálisis, teoría, política. México: Fondo de Cultura Económica, 2009.
[iii] Psicólogo, investigador del grupo Psicosis y Psicoanálisis.

lunes, 5 de diciembre de 2011

LA MENTALIDAD DE UNA SOCIEDAD POLIFACÉTICA

La mentalidad de una sociedad polifácética

Por:  Guissell Katherine Urbina Urbina


¿Quién no ha fantaseado? Supongo yo, que todos hemos imaginado en alguna ocasión, poder manejar las cosas que nos involucran desde las más mínimas hasta las más amplias a nuestro antojo; ha sido un deseo  que por ende nos lleva a las más ocurrentes conclusiones que abarcan los ámbitos culturales, sociales y llegan a tocar, obviamente los mas íntimos y personales, de los cuales por alguna razón, en ciertos momentos determinados, nos hemos sentido inconformes; y por este juicio terminamos hablando de lo que haríamos o de lo que no, lo que sería justo y lo que castigaríamos. La pregunta es: ¿es tan cruel el mundo en el que vivimos y estamos tan inconformes con nuestra vida que no nos queda de otra que soñar y anhelar eso que nos falta, o que nos gustaría tener y no podemos, o también, lo que nos gustaría hacer y porque millones de ojos están observándonos a diario no lo hacemos?  La realidad nos ha atado a una cantidad de normas que nos catalogan como buenos o malos, como normales o locos, pero la subjetividad a la que se arraiga realmente la percepción humana hará nulo el intento de encontrar parámetros y líneas paralelas entre dos mentes humanas;  Y si es así ¿En dónde queda el principio de placer que le gusta tanto satisfacer al ser humano?

La satisfacción de los deseos que comúnmente una persona que se cataloga como normal reprime ¿qué provoca en un ser humano? Sería lógico pensar que aquellas personas que no se enfrentan ante la realidad y en este caso la excluyen de sus pensamientos están, en términos coloquiales, locas; y este hecho como ya fue explicito se da porque ellos no actúan bajo las mismas normas en las que nosotros sí; mientras algunos se hacen llamar normales, y excluyen de sus pensamientos toda clase de deseo para ocultarlo de los demás, otros sencillamente llevan ese deseo a flor de piel, lo que los lleva por ende a crear su propia realidad, su propio “mundo”. La relación que se encuentra desarrollada, citando El complejo de Edipo, al que se refiere Freud, que se hace manifiesto y permanente en alguna de las estancias del inconsciente tópico, esclarecerá a qué tipo de ley mental nos regimos. Por ende el lugar en donde la pulsión se distorsiona y cambia su destino, concluirá el porqué en el caso de estas personas psicóticas se hacen manifiestas las tendencias homosexuales a las cuales se les aplica un concepto de negación y lo cual lleva al sujeto a delirar o alucinar y siguiente a la última de las consecuencias, y por el grado de amplitud la más importante, la desconexión por completo de la realidad, sustituyendo a ésta por lo que al inconsciente del sujeto le parezca o se acople a lo que a éste le interesa.

Lo que es curioso y cabe resaltar es que los sueños tienen una estrecha relación con la psicosis, puesto que en ellos se ve representada en un  muy corto lapso todos los deseos reprimidos del sujeto; si esto sucede en los neuróticos, y es un mecanismo de equilibrio del  inconsciente económico, no hay nada de malo o raro en este proceso. Otro ejemplo que se formaliza  mucho más al contexto del diario vivir en donde influye demasiado las creencias y el ámbito cultural de la sociedad, pero que de igual manera refleja el cómo una persona normal sufre de leves momentos de psicosis momentáneas, es el hecho que se ve claramente en la manifestación de las ideas religiosas que en una comunidad tienden a tener demasiada importancia ya que involucra en sí, el mismísimo inconsciente y produce en ocasiones ciertas alteraciones de la percepción, cabe resaltar casos en los que el sujeto dice escuchar la voz de dios, o dice que se le aparecen figuras divinas que no tienen lugar únicamente en los relatos fantasiosos que nos brindan textos como la biblia, por ende estos hechos se denominan alucinaciones y por su modalidad se clasifican de tipo auditivo, visual táctil etc.; en conclusión, la percepción se altera o distorsiona alejándose de la realidad y produciendo ese tipo de reacciones que no tienen en ningún momento algo de coherente en un contexto real. Si de hecho los neuróticos utilizan todo este tipo de mecanismos con los cuales satisfacen sus deseos pulsionales y aun así se siguen viendo como actos normales, porque cuando una persona psicótica hace uso de sus mecanismos de defensa contra la realidad, (aclarando que se exceptúan los casos en los que se presentan actos violentos o en los que la integridad de otra persona se ve afectada), este hecho se considera como atroz y que está desligado del todo del contexto, por lo cual requiere ser rechazado, ofuscado, reprimido y acabado del todo como parte de un supuesto tratamiento. Freud nos asegura que la terapia de la asociación libre no funciona en el caso de los psicóticos porque ellos al estar tan separados de la realidad no logran hacer una transferencia con el terapeuta lo cual no genera el proceso de funcionalidad en el paciente, pero a este punto del texto, cabe preguntarse ¿que es funcional y que no?  si en verdad interesa, que lo que es funcional para mí también lo sea para otra persona, o si todos los psicóticos actúan de maneras agresivas y/o que perjudican al resto de la sociedad.

Al hablar de funcionalidad, hacemos referencia a la manera en como una persona afronta su realidad y la lleva organizada en relación con su vida, sus sentimientos, sus emociones y sus pensamientos formando así un contexto personal en el que además de influir todo lo mencionado anteriormente  se acopla de manera adecuada con el contexto social actual que se esté viviendo en la época del sujeto; Por lo tanto se diferencia claramente la realidad, de los recuerdos y en cuanto se habla de percepción en la psicosis, el sujeto no percibe el mundo de manera normal, lo cual lo conlleva a remplazar los estímulos sensoriales exteriores por estímulos generados conforme únicamente su inconsciente lo desee, es allí en donde se producen las alucinaciones y los delirios que son características fundamentales de los síntomas de la psicosis; el problema realmente radica en que, si para esta persona psicótica, su realidad lo hace funcional, (puesto que vuelvo a colocar en duda aquello de que solo se puede vivir una realidad generalizada con este tipo de personajes), no veo el porqué se tenga que hacer un tratamiento psiquiátrico cuando lo único que se logra es alterar al paciente de maneras exacerbadas medicándolo en todo momento, quitándole muchas veces las capacidades motrices y de lucidez que en ciertos momentos también se presentan en ellos; cuántos psicóticos no viven con nosotros, entre nosotros, siendo los más excelentes músicos, poetas o los que hacen de sus ideas una expresión de arte y en muchas ocasiones hasta mejor de las que nosotros los neuróticos haríamos; la idea no es generalizar este concepto y decir que todos los psicóticos son iguales porque existirán siempre algunos a los cuales no podremos controlar simplemente con palabras, por lo tanto será necesario el uso de medicamentos para poder frenar su demencia; pero por otro lado están los personajes que no le hacen ninguna clase de daño a los demás y que merecen un mejor trato, puesto que no está bien reprimir tantas capacidades y cualidades que se pueden encontrar en sujetos como estos por el simple hecho de que se piensa que todos actuarán de manera violenta. Ellos solo expresan sus pensamientos; su manera de ver el mundo es diferente y por ello no se puede tratar de cambiar eso; si existen diferencias hasta en los mismos neuróticos, como la subjetividad de la belleza, los diferentes ámbitos en los que nos desempeñamos, la visión de la vida y de cada sentimiento que nos brota de las entrañas, no podemos juzgar de maneras apresuradas la percepción de estas personas que como lo dije antes están llenas de muchas cualidades inigualables que también nos son de útil ayuda en muchos campos, entre los cuales se destaca el arte, ya que ellos tienen una infinidad de imaginación que tal vez nosotros por estar tan encerrados en la cajita de la realidad no tenemos. Mi pregunta es ¿acaso no es eso provechoso en un amplio criterio? No hay necesidad de generalizar, siempre he dicho que en este mundo las verdades absolutas no tienen sentido porque constantemente cambiamos y cada día vemos más rarezas, fenómenos y hechos que son maravillosamente inexplicables; si esto sucede en la naturaleza, como no ha  de suceder también en nuestro organismo, aclarando que aparte de ser seres sociales también somos naturales. La vida cada día nos asombra más, cada día encontramos cosas nuevas, y esto nos da a entender que cada quien es un infinito universo de posibilidades que jamás podremos retener en un contexto formal de verdad.

Bibliografía:

- Jairo Báez, Rosendo Rodríguez, Jaime Velosa, Jorge Mario Karam. (2009). Cuatro documentos desde el psicoanálisis sobre la investigación de la psicosis en Colombia. Bogotá: Fondo Editorial, Fundación Universitaria Los libertadores.

lunes, 31 de octubre de 2011