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sábado, 27 de febrero de 2010

TRIUNFO O DESCUBRIMIENTO

TRIUNFO O DESCUBRIMIENTO

JAIRO BAEZ

La caída del proyecto de referendo para la reelección dejó una duda inmensa. No se sabe si fue una derrota para el uribismo o el descubrimiento de que el país sigue anclado en estructuras medievales que no lo han dejado evolucionar. El uribismo no mostró nada diferente a lo que ya mostraron otros movimientos políticos que han accedido al gobierno: la maquinaría heredada de las costumbres feudales. Los señores feudales, dueños de la tierra, apoyados por los dos o tres propietarios de las incipientes industrias, disponen a su libre arbitrio de las normas existentes o se inventan nuevas y urgentes cuando sus intereses lo piden. En el peor de los casos, se escamotea cualquier obstáculo jurídico o legal que salga a detener su paso de vencedor. Cualquier Conde puede fungir de Rey; cualquier hijo de rey, Príncipe.

Uribe no perdió, sería iluso pensar que Uribe orquestó todo ese complot que lo llevó a mantenerse en el poder por ocho años y aspirar a reinar vitaliciamente un reino, que antes fuera de los Chibchas y posteriormente de los colonizadores españoles, aquellos que adquirieron sangre azul a costa del desmadre de los nativos. Sería llevar realmente al estado de hombre iluminado y mesiánico, si se creyera que este egregio hombre permeó las estructuras del Estado colombiano para entronizarse como amo y señor. No, Uribe no muestra nada distinto a cuanto Delfín o Conde criollo han mostrado: ser beneficiado y beneficiar con la maquinaria feudal a los de siempre, a las mismas pocas familias dueñas de lo muchos recursos con los que cuenta este territorio.

Con la derrota del uribismo, se descubre que la máxima aspiración de nuestros ricos sigue siendo el apropiarse de la tierra, despojar a los pequeños parceleros y defender sus adquisiciones terrenas a como dé lugar. La industrialización y venta de servicios, no deja de ser más que intereses de unos cuantos favorecidos por las contingencias provenientes de propuestas foráneas con intenciones de expansión multinacional. Capitalismo, libre mercado, no hay en Colombia, el modernismo, la ilustración, no han tocado estos lares; eso se patenta cada vez más; cuando en otras latitudes tiende a desvanecerse el capitalismo, en el país aún no se piensa ni se implementa. Los ejércitos privados, a lo Cid Campeador, son necesitados y apetecidos por los Condes antioqueños, costeños, llaneros, vallunos, etcétera, para defender las miles de hectáreas de tierra adquirida y subutilizada en la cría de caballos y ganado vacuno. No se puede hablar de una industrialización de la agricultura en el país, de producción de alimentos a gran escala. Se estaría mintiendo si se toman los pequeños agroindustriales, que se benefician más de los subsidios del Estado que de su misma producción.

Con el descubrimiento del feudalismo en Colombia se hace necesaria la restructuración de sus cimientos; si realmente se quieren atacar los problemas endémicos y crónicos de su sociedad el cambio debe darse en lo económico para que le dé formalidad a una nueva forma de actuar políticamente. El descubrimiento, mostró que la solución no está en modificar la Constitución en sus partes de interacción social dentro de un modelo económico sino modificar un modelo de relación económica que de posibilidad a una interacción social diferente y de lugar a una nueva Constitución. Mientras el modelo económico se mantenga, los vicios que él permite, dan lugar a la manipulación de cualquier propuesta de saneamiento en la interacción social. En Colombia las normas se instauran para todo aquel que pueda violarlas. En este país la norma no la infringe quien quiere sino quien puede; y este poder lo brinda el modelo económico. No es suficiente con una Sociedad Civil en resistencia a los vicios propios del modelo económico; se necesitan urgentes cambios en la forma como se adquiere y se administra el capital en lo colectivo y lo individual, en lo público y lo privado. Mientras el gran valor de este país, sea la adquisición de tierras, el país y su gente se van a quedar afincados en sus mismos problemas.

El país nada ha ganado, dejando en suspensión el referendo; otros Mesías serán impuestos por la maquinaria. Votos nunca faltarán, sean estos comprados, prestados, regalados o robados; la maquinaria da para todo. Son las fallas de la democracia en sistemas económicos tales como el feudal colombiano: los habitantes de un territorio no son los que deciden, menos las grandes colectividades; los que deciden son los que controlan la economía y los que controlan la economía los que deciden. Así que después de la caída del referendo, no surgieron ni triunfadores ni vencidos, pues los triunfadores seguirán siendo los mismos y los derrotados los de siempre. Sigamos disfrutando de felices sueños colombianos, porque la realidad sigue y seguirá siendo la misma aún después de la caída del referendo.