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martes, 17 de abril de 2012

LA DIFICULTAD DE VIVIR - JACQUES LACAN

La dificultad de vivir 

Entrevista publicada por la revista Panorama (Roma) en su número del 21 de diciembre de 1974

Panorama: Prof. Lacan,  se escucha hablar más y más a menudo de la crisis del psicoanálisis: se dice que Sigmund Freud está  superado, la sociedad moderna ha descubierto que su doctrina no alcanza a comprender al hombre ni a interpretar a fondo  su relación con el ambiente, con el mundo... 

Lacan: Son historias. En primer lugar : la crisis, no existe. No está, el psicoanálisis, al contrario,  no ha alcanzado  del todo sus límites. Hay aún muchas cosas para descubrir tanto en la práctica como en la doctrina.  En el psicoanálisis  no hay solución inmediata, sino solamente la larga  y  paciente investigación acerca de los porqués. En segundo lugar: Freud. ¿Cómo se lo puede  juzgar como superado si no lo hemos  comprendido enteramente? Lo que sabemos es  que ha dado a conocer cosas totalmente novedosas que no se habían imaginado antes de él, problemas... del inconsciente hasta la importancia  de la sexualidad, del acceso a lo simbólico al sujetamiento a las leyes del lenguaje.
Su doctrina ha puesto a la verdad en cuestión, un asunto que concierne a cada uno personalmente. Nada que ver con una crisis. Repito: estamos lejos de los objetivos de Freud. Es porque  su nombre ha servido para cubrir muchas cosas que  ha habido desviaciones, los epígonos no han seguido siempre fielmente el modelo, eso ha creado la confusión.
Después de su muerte en 1939, algunos de sus alumnos pretendieron hacer el psicoanálisis de otra manera, reduciendo su enseñanza a algunas  pequeñas fórmulas banales: la técnica como rito, la práctica reducida al tratamiento del comportamiento y, como objetivo, la readaptación del individuo a su entorno social. Es decir, la negación de Freud, un psicoanálisis acomodaticio, de salón.
Él mismo lo había previsto. Decía que hay tres posiciones imposibles de sostener, tres  tareas imposibles: gobernar, educar y psicoanalizar. Hoy día  poco importa quien  tiene las responsabilidades de gobernar y todo el mundo se pretende educador.  En cuanto a los  psicoanalistas,  ¡ay!, por desgracia prosperan como los magos y los curanderos. Proponer ayudar a las personas significa el éxito asegurado y la clientela detrás de la puerta. El psicoanálisis es otra cosa.

Panorama: ¿Qué exactamente? 

Lacan: Lo defino como un síntoma, revelador del malestar de la civilización en la cual vivimos.  No es ciertamente una filosofía, yo aborrezco la filosofía, hace ya tiempo que ella  no dice  nada interesante.  No es tampoco una fe y tampoco  me va  llamarla ciencia. Digamos que es una práctica que se ocupa de  aquello que no anda, terriblemente difícil ya que  pretende introducir en la vida cotidiana al imposible y al imaginario. Hasta ahora, ha obtenido ciertos resultados, pero no dispone aún de reglas y  se presta a toda suerte de equívocos. 

No hay que olvidar que se trata de algo totalmente nuevo, tanto sea  en relación a la medicina, o a la psicología o a las ciencias afines. Es asimismo muy joven. Freud murió apenas hace 35 años. Su primer  libro, “La interpretación de los sueños” fue publicado en 1900 y con muy poco éxito. Creo que  fueron vendidos unos 300 ejemplares en aquellos años. Tenía pocos alumnos que  pasaban por locos y ellos mismos  no estaban de acuerdo acerca de la manera de poner en práctica  y de interpretar aquello que habían adquirido.

Panorama: ¿Qué es lo que no anda en el hombre hoy en día? 

Lacan:  Hay una gran fatiga de vivir como resultado de la carrera  hacia el progreso. Se espera del psicoanálisis que descubra hasta dónde se puede llegar arrastrando esa fatiga, ese malestar de la vida.  

Panorama: ¿Qué es lo que empuja a la gente a analizarse? 

Lacan:  El miedo. Cuando al hombre le llegan las cosas, incluso las cosas que ha querido, que no comprende, tiene miedo. Sufre de no comprender y poco a poco entra en un estado de pánico. Es la neurosis. En la neurosis histérica el cuerpo deviene enfermo del miedo de estar enfermo sin estarlo realmente. En la neurosis obsesiva el miedo pone cosas bizarras en la cabeza ... pensamientos que  no se pueden controlar, fobias en las cuales formas y objetos  adquieren significaciones diversas y espantosas.

Panorama: ¿Por ejemplo? 

Lacan: El neurótico llega a sentirse empujado por una necesidad espantosa de  tener  que verificar docenas de veces  si la canilla  está cerrada de verdad o si tal cosa está  bien en su lugar, sabiendo con certeza que la canilla está como debe estar y que la cosa está en su lugar. No hay pastilla que cure eso. Tú debes  descubrir por qué  eso te llega y saber  lo que eso significa. 

Panorama: ¿Y el tratamiento?

Lacan:  El neurótico es  un enfermo que se trata con la palabra, sobre todo con la suya. Debe hablar, contar, explicar él mismo. Freud lo define así: “asunción de la parte del sujeto de su propia historia, en la medida en que ella está constituida por la palabra dirigida a otro”. El psicoanalista no tiene mas remedio que ser  el rey de la palabra. Freud explicaba que el inconsciente no es tanto profundo  sino más bien que es inaccesible a la profundización  consciente. Y decía también que en ese inconsciente “ello  habla”: un sujeto en el sujeto trascendiendo al sujeto. La palabra es la gran fuerza del psicoanálisis. 

Panorama: ¿Palabra de quien? ¿Del enfermo o del analista?

Lacan:  En el psicoanálisis, los términos “enfermo, médico, medicina” no son exactos, no son utilizados. Incluso las fórmulas pasivas  que son utilizadas habitualmente no son justas.  Se dice “hacerse psicoanalizar”. Es falso. Aquel que hace el trabajo en análisis es aquel que habla, el sujeto analizante mismo si el lo hace según el modelo sugerido  por el analista que le indica cómo proceder y lo ayuda con sus intervenciones. Las interpretaciones  que les son proporcionadas parecen dar sentido en un primer abordaje a aquello que el analizante dice.

En realidad la interpretación es más sutil, tiende a borrar el sentido de las cosas  por las cuales el sujeto sufre. El objetivo es el de mostrarle a través de su propio relato que su síntoma, digamos la enfermedad, no está en relación con nada, que está desanudada de todo sentido. Incluso, si en apariencia es real, él no existe.
Las vías por las cuales esta acción de la palabra  procede pide  mucha práctica y una paciencia infinita. La paciencia y la ponderación son los instrumentos del psicoanálisis. La técnica consiste en saber  ponderar la ayuda que se le da al analizante;  es por esto que el psicoanálisis es difícil.

Panorama: Cuando se habla de Jacques Lacan, se asocia inevitablemente ese nombre a una fórmula: “el retorno a Freud”. ¿Qué significa eso?

Lacan: Exactamente eso que es dicho. El psicoanálisis es Freud.  Si se quiere hacer psicoanálisis, hay que referirse a Freud, en sus términos, en sus definiciones, leídas e interpretadas en su sentido literal. He fundado en París una escuela freudiana justamente  para eso. Hace  20 años o más que vengo explicando mi punto de vista: el retorno a Freud simplemente significa  despejar el campo de las desviaciones y de los equívocos, de las fenomenología existenciales por ejemplo tanto como del formulismo institucional de las sociedades analíticas, retomando la lectura de su enseñanza según los principios definidos y catalogados en su trabajo. Releer Freud quiere decir solamente releer Freud. Aquel que  no hace esto en psicoanálisis, utiliza formas abusivas.

Panorama: Pero Freud es difícil. Y Lacan ,dicen, lo torna incomprensible. Se le reprocha a Lacan  hablar y sobre todo escribir de tal manera que solamente aquellos iniciados pueden esperar comprender.

Lacan:  Lo sé, tengo la reputación de ser un oscuro que esconde su pensamiento en  nubes de humo. Yo me pregunto el porqué. A propósito del análisis, respeto conjuntamente con Freud que sea “el juego intersubjetivo a través del cual la verdad entre en el real”. ¿No está claro? Pero el psicoanálisis no es una cosa simple.

Mis libros tienen reputación de incomprensibles. ¿Pero por quién? No los he escrito para todos, para que sean comprendidos por todos. Al contrario, no me he preocupado ni  un instante de complacer a algunos lectores. Tengo cosas para decir y las digo.  Me es suficiente tener un público que lee, y si no comprende, paciencia.  En cuanto al número de lectores, tengo mas chance que Freud. Mis libros son  muy leídos; estoy asombrado por eso.

Estoy convencido que  dentro de 10 años  como máximo, quien me lea  me encontrará transparente como una buena jarra de cerveza. Es posible que entonces se diga: ¡ ese Lacan, es banal! 

Panorama: ¿Cuáles son las características del lacanismo? 

Lacan:  Es un poco apresurado  decirlo ya que el lacanismo no existe aún. Se percibe apenas un olor, como un presentimiento. 

Sea lo que sea, Lacan es un señor que practica  el psicoanálisis hace 40 años y que estudia desde hace más tiempo. Creo en el estructuralismo y en la ciencia del lenguaje. He escrito en uno de mis libros que “ aquello a lo cual nos devuelve el descubrimiento de Freud es a la importancia del orden en el cual hemos entrado, en el que somos, si se puede decir, nacidos  por  segunda vez, saliendo del estado llamado justamente infans, sin palabra”.
El orden simbólico sobre el cual Freud ha fundado su descubrimiento está constituido por el lenguaje, como momento  del discurso concreto universal. Es el mundo de las palabras que creó el mundo de las cosas, inicialmente confusas en el devenir  del todo. Solamente las palabras  dan un sentido cabal a la esencia de las cosas. Sin las palabras, nada existiría. ¿Cuál sería el placer sin el intermediario de la palabra?
Mi idea es que Freud al enunciar en sus primera obras (“La interpretación de los sueños”, “Mas allá del principio del placer”, “Tótem y tabú”) las leyes del inconsciente formuló, como precursor de su tiempo, las teorías con las cuales algunos años mas tarde Ferdinand de Saussure  abrió el camino de la lingüística moderna.

Panorama: ¿Y el pensamiento puro? 

Lacan:  Sometido, como todo el resto, a las leyes del lenguaje, solamente las palabras pueden introducir y darle consistencia. Sin el lenguaje, la humanidad no daría un paso hacia el frente en las investigaciones  acerca del pensamiento. Del mismo modo para el psicoanálisis. Sea cual sea la función que quisiéramos atribuirle, agente de cura, de formación o de sondeo, no hay mas que un medium del que se sirve: la palabra del paciente. Y  cada palabra pide respuesta. 

Panorama: ¿El análisis como diálogo? Hay gente que lo interpreta sobretodo como un sucedáneo laico de la confesión... 

Lacan:  ¿Pero qué confesión? Al psicoanalista no se le confiesa nada. Se va a decirle simplemente todo lo que se  le pasa por la cabeza. Palabras precisamente. El descubrimiento del psicoanálisis, es el del hombre como animal parlante. Es asunto del analista el poner en serie las palabras que escucha y de darle  un sentido, una significación. Para realizar un buen análisis, hace falta un acuerdo, una afinidad entre el analizante y el analista. A través de las palabras de uno, el otro  busca hacerse una idea de lo que se trata y a encontrar mas allá del síntoma aparente, el difícil nudo de la verdad.  Otra función del analista es la de explicar el sentido de las palabras para hacer  comprender al paciente  acerca de lo que puede esperar del análisis. 

Panorama: Entonces es una relación de una extrema confianza.

Lacan: Sobre todo un intercambio, en el cual lo importante es que uno habla y el otro escucha. Aún en silencio. El analista no plantea preguntas y no tiene ideas. Da solamente las respuestas que hace falta dar a las preguntas que suscitan sus buenas ganas. Pero  a fin de cuentas, el analizante va siempre a donde el analista lo lleva.

Panorama: Eso es la cura. ¿Y acerca de las posibilidades de curación? ¿Se sale de la neurosis? 

Lacan:   El psicoanálisis tiene éxito cuando  vacía el campo  tanto del síntoma como del real, y así  llega a la verdad. 

Panorama: ¿ Podría explicarme  ese concepto de una manera menos lacaniana? 

Lacan: Yo llamo síntoma  a todo aquello que viene del real. Y el real es todo aquello que no anda, que no funciona, eso que hace obstáculo a la vida del hombre y a la afirmación de su personalidad. El real vuelve siempre al mismo lugar, se lo encuentra siempre allí con las mismas manifestaciones. Los científicos disponen de una bella fórmula: que no hay nada de imposible en el real. Hace falta ser un caradura para  hacer afirmaciones de ese género, o bien como yo lo sospecho, una ignorancia total acerca de lo que se hace y de lo que se dice.  El real  y el imposible son antitéticos;  no pueden estar juntos. El análisis empuja al sujeto hacia el imposible, le sugiere considerar el mundo como es verdaderamente, es decir  imaginario y sin ningún sentido. Mientras que el real, como un pájaro  voraz, no  hace otra cosa que nutrirse de cosas sensatas, de acciones que tienen un sentido.
Se escucha  siempre  repetir que hay que darle un sentido a esto o a aquello, a sus propios pensamientos, a sus propias aspiraciones, a los deseos, al sexo, a la vida. Pero de la vida  no sabemos nada de nada, cómo  se sofocan los científicos por explicar.  Mi miedo es que por  culpa  de ellos, el real, cosa monstruosa que no existe, termine tomando la delantera.  La ciencia está en tren de  sustituir  a la religión, con otro tanto de despotismo, de oscuridad y de oscurantismo. Hay un dios átomo, un dios espacio, etc. Si la ciencia o la religión lo logran, el psicoanálisis está acabado.

Panorama: ¿Qué relación guardan entre sí hoy día la ciencia y el psicoanálisis? 

Lacan: Para mí la única ciencia verdadera, seria para seguir es la ciencia ficción. La otra, aquella que es oficial, que tiene sus  altares  en los laboratorios, avanza  a tientas y a locas y comienza  a tener  miedo de su sombra.  Pareciera que a los científicos también les llegó el momento de angustia. En sus laboratorios asépticos revestidos de sus guardapolvos almidonados, esos viejos niños que juegan con cosas desconocidas, manipulando aparatos siempre más complicados e inventando fórmulas siempre más oscuras, comienzan a preguntarse qué es lo que  podrá sobrevenir mañana y qué terminarán aportando sus investigaciones siempre novedosas.  En fin, digo. ¿Y si es demasiado tarde? Se llamen biólogos, físicos, químicos, para mí están locos.
Solamente por el momento, mientras están en vías de destruir el universo, les  viene al espíritu preguntarse si por azar eso que hacen no sería peligroso.  ¿Y si todo saltara? ¿ Y si las bacterias tan amorosamente elevadas en  los blancos laboratorios se trasmutasen en enemigos mortales?  ¿Y si el mundo fuera  barrido por una horda de esas bacterias  con todo lo merdoso que lo habita, comenzando por los científicos de los laboratorios? Hay tres  posiciones imposibles  dichas por Freud: gobernar, educar y psicoanalizar. Agregaría una cuarta: la ciencia. Tan cerca como las demás, los científicos  no saben que están en  una posición insostenible.

Panorama: Es una definición bastante pesimista de aquello que comúnmente se llama progreso. 

Lacan:  Para nada, no soy para nada pesimista. No llegará a nada, por la simple razón de que el hombre es un bueno para nada, incapaz de destruirse a sí mismo.  Una calamidad total promovida por el hombre, eso lo encontraría personalmente maravilloso. Sería la prueba de que finalmente ha logrado fabricar alguna cosa con sus manos, con su cabeza, sin intervención divina, natural o de otra especie.
Todas  esas bellas bacterias bien nutridas que se pasean por el mundo, como  las langostas bíblicas, significarían el triunfo del hombre. Pero eso no llegará jamás. La ciencia tiene  su buena  crisis de responsabilidad. Todo reentrará  en el orden de las cosas, como se dice.  Lo he dicho, el real  tendrá  la superioridad como siempre y nosotros estaremos jodidos como siempre.

Panorama: Otra de las paradojas de Jacques Lacan. Nos lanza no solamente  la dificultad del lenguaje y la obscuridad de los conceptos, los juegos de palabras, los divertimentos lingüísticos, los acertijos a la francesa y precisamente las paradojas. Aquel que lo escucha o lo lee debe de sentirse desorientado. 

Lacan: No agrado del todo, digo las cosas  muy seriamente.  Salvo que utilice las palabras como lo los científicos, de los que hablamos antes, utilizan sus alambiques y sus gadgets electrónicos. Busco siempre referirme a  la experiencia del psicoanálisis.  

Panorama: Usted dijo: el real  no existe. Pero el hombre medio sabe que el real es el mundo, todo aquello que lo rodea,  lo que se ve ante el ojo desnudo, se toca, es ... 

Lacan: De entrada rechacemos a este  hombre medio que, él,  para comenzar no existe, es solamente una ficción estadística, existen los individuos y eso es todo. Cuando escucho hablar del hombre de la calle, de los sondeos, de los fenómenos de masa o de cosas parecidas, pienso en todos los pacientes que he visto pasar sobre el diván de mi consultorio en cuarenta años de escucha. No hay uno solo que sea parecido a otro, ninguno con la misma fobia, la misma angustia, la misma manera de relatar, el mismo miedo de no entender. El hombre medio, ¿quien es? ¿Yo, usted, nosotros, mi conserje, el presidente de la república? 

Panorama: Hablamos del real, del mundo que todos vemos ... 

Lacan:  Precisamente. La diferencia entre el real, a saber, eso que no va y el simbólico y el imaginario, a saber, la verdad, es que el real es el mundo. Para constatar que el mundo no existe, que no es, hace falta pensar en todas las cosas banales que  una infinidad de gente estúpida creen que es el mundo. E invito a los amigos de Panorama, antes de acusarme de paradoja,  a reflexionar acerca de lo que acaban de leer.

Panorama: Siempre  más pesimista se diría... 

Lacan:  No es cierto.  No me coloco entre los alarmistas ni entre los angustiados. Estupendo si un  psicoanalista no ha dejado atrás su estado de la angustia.  Es cierto, hay alrededor de nosotros cosas horripilantes y devorantes, como es la televisión, por la cual la mayoría de  nosotros se encuentra regularmente fagocitado.  Pero es únicamente porque las personas se dejan fagocitar  que llega a inventarse un interés  para  aquellos  que los ven.  Luego hay otros gadgets monstruosos tan devorantes, los cohetes en la luna, las investigaciones en el fondo del mar, etc, cosas que devoran, pero  no hay de qué hacer  un drama. Estoy seguro que cuando hayamos tenido los cohetes, la televisión y todas las otras malditas investigaciones para la vida, encontraremos otras cosas para ocuparnos. Hay una reviviscencia de la religión ¿no?  ¿Y que mejor monstruo devorante que la religión, una feria continua con  la cual entretenerse durante siglos como ya ha sido demostrado?
Mi respuesta a todo ello es que el hombre siempre supo adaptarse al mal. El solo real concebible al que tenemos acceso es precisamente este y  hay que  darse una razón. Dar un sentido a las cosas como se dice. De otro modo el hombre no tendría angustia. Freud no habría devenido célebre y yo  no sería profesor del colegio.  

Panorama: Las angustias, ¿son todas ellas  siempre de ese tipo o bien  hay angustias ligadas a ciertas condiciones sociales, a ciertas etapas históricas, a ciertas latitudes?

Lacan: La angustia del científico que tiene miedo  de sus propios descubrimientos puede parecer reciente, pero ¿qué sabemos nosotros de aquello que  les llegó en otras épocas, de los dramas de otros investigadores? La angustia del  obrero  remachado a la cadena de montaje como  al remo de una galera, esa es la angustia de hoy día. ¿O  mas simplemente  está ligada a las definiciones y a las palabras de hoy?  

Panorama: Pero ¿qué es la angustia para el psicoanálisis?

Lacan: Algo que se sitúa en el exterior de nuestro cuerpo, un miedo, un miedo de nada más que del cuerpo - comprometido el espíritu -pueda motivar. En suma, el miedo del miedo. Mucho de esos miedos, mucha de esas angustias, al nivel donde lo percibimos,  tienen alguna cosa que ver con el sexo.
Freud decía que la sexualidad para el animal parlante que se llama el hombre,  no tiene ni remedio ni esperanza. Uno de los deberes del analista es el de  encontrar en las palabras del paciente el nudo entre la angustia y el sexo, ese gran desconocido. 

Panorama: Ahora que  se coloca al sexo en todas las salsas, sexo en el cine, en el teatro, en la televisión, en los diarios, en las canciones, en la playa, se  oye decir que la gente está menos angustiada concerniente  a los problemas ligados a la esfera sexual.  Los tabúes han caído, se dice, el sexo ya no da miedo ... 

Lacan:  La sexomanía galopante es solamente un fenómeno publicitario. El psicoanálisis es una cosa  seria que comporta, y lo repito, una relación estrictamente personal entre dos individuos: el sujeto y el analista. No existe psicoanálisis colectivo, como no existe angustias o neurosis de masas.
Que el sexo sea puesto a la orden del día y expuesto  en todos los rincones de las calles, tratado de la misma manera que no importa cual detergente en los carruseles  televisivos, no constituye absolutamente promesa alguna de beneficio. No digo que esté mal. Ciertamente, eso  no sirve para asistir a las angustias y a los problemas singulares.  Eso forma parte del mundo, de esa falsa liberación que  nos es proporcionada como un bien acordado desde lo alto por la  susodicha sociedad permisiva.  Pero eso  no sirve al nivel del psicoanálisis.




lunes, 5 de diciembre de 2011

LA MENTALIDAD DE UNA SOCIEDAD POLIFACÉTICA

La mentalidad de una sociedad polifácética

Por:  Guissell Katherine Urbina Urbina


¿Quién no ha fantaseado? Supongo yo, que todos hemos imaginado en alguna ocasión, poder manejar las cosas que nos involucran desde las más mínimas hasta las más amplias a nuestro antojo; ha sido un deseo  que por ende nos lleva a las más ocurrentes conclusiones que abarcan los ámbitos culturales, sociales y llegan a tocar, obviamente los mas íntimos y personales, de los cuales por alguna razón, en ciertos momentos determinados, nos hemos sentido inconformes; y por este juicio terminamos hablando de lo que haríamos o de lo que no, lo que sería justo y lo que castigaríamos. La pregunta es: ¿es tan cruel el mundo en el que vivimos y estamos tan inconformes con nuestra vida que no nos queda de otra que soñar y anhelar eso que nos falta, o que nos gustaría tener y no podemos, o también, lo que nos gustaría hacer y porque millones de ojos están observándonos a diario no lo hacemos?  La realidad nos ha atado a una cantidad de normas que nos catalogan como buenos o malos, como normales o locos, pero la subjetividad a la que se arraiga realmente la percepción humana hará nulo el intento de encontrar parámetros y líneas paralelas entre dos mentes humanas;  Y si es así ¿En dónde queda el principio de placer que le gusta tanto satisfacer al ser humano?

La satisfacción de los deseos que comúnmente una persona que se cataloga como normal reprime ¿qué provoca en un ser humano? Sería lógico pensar que aquellas personas que no se enfrentan ante la realidad y en este caso la excluyen de sus pensamientos están, en términos coloquiales, locas; y este hecho como ya fue explicito se da porque ellos no actúan bajo las mismas normas en las que nosotros sí; mientras algunos se hacen llamar normales, y excluyen de sus pensamientos toda clase de deseo para ocultarlo de los demás, otros sencillamente llevan ese deseo a flor de piel, lo que los lleva por ende a crear su propia realidad, su propio “mundo”. La relación que se encuentra desarrollada, citando El complejo de Edipo, al que se refiere Freud, que se hace manifiesto y permanente en alguna de las estancias del inconsciente tópico, esclarecerá a qué tipo de ley mental nos regimos. Por ende el lugar en donde la pulsión se distorsiona y cambia su destino, concluirá el porqué en el caso de estas personas psicóticas se hacen manifiestas las tendencias homosexuales a las cuales se les aplica un concepto de negación y lo cual lleva al sujeto a delirar o alucinar y siguiente a la última de las consecuencias, y por el grado de amplitud la más importante, la desconexión por completo de la realidad, sustituyendo a ésta por lo que al inconsciente del sujeto le parezca o se acople a lo que a éste le interesa.

Lo que es curioso y cabe resaltar es que los sueños tienen una estrecha relación con la psicosis, puesto que en ellos se ve representada en un  muy corto lapso todos los deseos reprimidos del sujeto; si esto sucede en los neuróticos, y es un mecanismo de equilibrio del  inconsciente económico, no hay nada de malo o raro en este proceso. Otro ejemplo que se formaliza  mucho más al contexto del diario vivir en donde influye demasiado las creencias y el ámbito cultural de la sociedad, pero que de igual manera refleja el cómo una persona normal sufre de leves momentos de psicosis momentáneas, es el hecho que se ve claramente en la manifestación de las ideas religiosas que en una comunidad tienden a tener demasiada importancia ya que involucra en sí, el mismísimo inconsciente y produce en ocasiones ciertas alteraciones de la percepción, cabe resaltar casos en los que el sujeto dice escuchar la voz de dios, o dice que se le aparecen figuras divinas que no tienen lugar únicamente en los relatos fantasiosos que nos brindan textos como la biblia, por ende estos hechos se denominan alucinaciones y por su modalidad se clasifican de tipo auditivo, visual táctil etc.; en conclusión, la percepción se altera o distorsiona alejándose de la realidad y produciendo ese tipo de reacciones que no tienen en ningún momento algo de coherente en un contexto real. Si de hecho los neuróticos utilizan todo este tipo de mecanismos con los cuales satisfacen sus deseos pulsionales y aun así se siguen viendo como actos normales, porque cuando una persona psicótica hace uso de sus mecanismos de defensa contra la realidad, (aclarando que se exceptúan los casos en los que se presentan actos violentos o en los que la integridad de otra persona se ve afectada), este hecho se considera como atroz y que está desligado del todo del contexto, por lo cual requiere ser rechazado, ofuscado, reprimido y acabado del todo como parte de un supuesto tratamiento. Freud nos asegura que la terapia de la asociación libre no funciona en el caso de los psicóticos porque ellos al estar tan separados de la realidad no logran hacer una transferencia con el terapeuta lo cual no genera el proceso de funcionalidad en el paciente, pero a este punto del texto, cabe preguntarse ¿que es funcional y que no?  si en verdad interesa, que lo que es funcional para mí también lo sea para otra persona, o si todos los psicóticos actúan de maneras agresivas y/o que perjudican al resto de la sociedad.

Al hablar de funcionalidad, hacemos referencia a la manera en como una persona afronta su realidad y la lleva organizada en relación con su vida, sus sentimientos, sus emociones y sus pensamientos formando así un contexto personal en el que además de influir todo lo mencionado anteriormente  se acopla de manera adecuada con el contexto social actual que se esté viviendo en la época del sujeto; Por lo tanto se diferencia claramente la realidad, de los recuerdos y en cuanto se habla de percepción en la psicosis, el sujeto no percibe el mundo de manera normal, lo cual lo conlleva a remplazar los estímulos sensoriales exteriores por estímulos generados conforme únicamente su inconsciente lo desee, es allí en donde se producen las alucinaciones y los delirios que son características fundamentales de los síntomas de la psicosis; el problema realmente radica en que, si para esta persona psicótica, su realidad lo hace funcional, (puesto que vuelvo a colocar en duda aquello de que solo se puede vivir una realidad generalizada con este tipo de personajes), no veo el porqué se tenga que hacer un tratamiento psiquiátrico cuando lo único que se logra es alterar al paciente de maneras exacerbadas medicándolo en todo momento, quitándole muchas veces las capacidades motrices y de lucidez que en ciertos momentos también se presentan en ellos; cuántos psicóticos no viven con nosotros, entre nosotros, siendo los más excelentes músicos, poetas o los que hacen de sus ideas una expresión de arte y en muchas ocasiones hasta mejor de las que nosotros los neuróticos haríamos; la idea no es generalizar este concepto y decir que todos los psicóticos son iguales porque existirán siempre algunos a los cuales no podremos controlar simplemente con palabras, por lo tanto será necesario el uso de medicamentos para poder frenar su demencia; pero por otro lado están los personajes que no le hacen ninguna clase de daño a los demás y que merecen un mejor trato, puesto que no está bien reprimir tantas capacidades y cualidades que se pueden encontrar en sujetos como estos por el simple hecho de que se piensa que todos actuarán de manera violenta. Ellos solo expresan sus pensamientos; su manera de ver el mundo es diferente y por ello no se puede tratar de cambiar eso; si existen diferencias hasta en los mismos neuróticos, como la subjetividad de la belleza, los diferentes ámbitos en los que nos desempeñamos, la visión de la vida y de cada sentimiento que nos brota de las entrañas, no podemos juzgar de maneras apresuradas la percepción de estas personas que como lo dije antes están llenas de muchas cualidades inigualables que también nos son de útil ayuda en muchos campos, entre los cuales se destaca el arte, ya que ellos tienen una infinidad de imaginación que tal vez nosotros por estar tan encerrados en la cajita de la realidad no tenemos. Mi pregunta es ¿acaso no es eso provechoso en un amplio criterio? No hay necesidad de generalizar, siempre he dicho que en este mundo las verdades absolutas no tienen sentido porque constantemente cambiamos y cada día vemos más rarezas, fenómenos y hechos que son maravillosamente inexplicables; si esto sucede en la naturaleza, como no ha  de suceder también en nuestro organismo, aclarando que aparte de ser seres sociales también somos naturales. La vida cada día nos asombra más, cada día encontramos cosas nuevas, y esto nos da a entender que cada quien es un infinito universo de posibilidades que jamás podremos retener en un contexto formal de verdad.

Bibliografía:

- Jairo Báez, Rosendo Rodríguez, Jaime Velosa, Jorge Mario Karam. (2009). Cuatro documentos desde el psicoanálisis sobre la investigación de la psicosis en Colombia. Bogotá: Fondo Editorial, Fundación Universitaria Los libertadores.

lunes, 25 de abril de 2011

ALETURGIA Y ESCUCHA

ALETURGIA Y ESCUCHA

Jairo Gallo Acosta*


“Ver mal y oir mal. Quien ve poco, ve cada vez menos, quien oye mal, siempre oye algo más”

Nietzsche. "Humano, Demasiado Humano". Aforismo 544

 

Foucault en su último seminario que se denominó “El coraje de la verdad” trae a la palestra un término que de cierta le va a permitir apartarse una epistemología anquilosada en la búsqueda de una verdad trascendental o metafísica, interesándose por la “producción de verdad, el acto por el cual la verdad se manifiesta” (Foucault, 2010: 19), y el término que trae es el de aleturgia, que sería la producción de verdad “el acto por el cual la verdad se manifiesta” (Foucault, 2010: 19).

La “aleturgia’ sería entonces ese conjunto de procedimientos donde se produce la verdad, donde se saca a la luz lo que se plantea como verdadero, en oposición a lo falso, a lo oculto, a lo indecible, a lo imprevisible, al olvido. Aquí lo importante no es qué es lo verdadero, sino cómo se produce lo verdadero, la relación entre el sujeto y la verdad producida, y en el estudio de esas relaciones es que Foucault se encuentra con la práctica de la parrhesía.

La parrhesía como práctica de decir veraz, la práctica del discurso de verdad que el sujeto está en condiciones y es capaz de decir sobre sí mismo, lo cual era muy importante según Foucault en la moral antigua grecorromana: “hay que decir la verdad sobre uno mismo” (Foucault, 2009: 21).

Pero en la antigüedad también existieron otras prácticas que el mismo Foucault menciona como: el examen de conciencia, las libretas de notas, la misma parrhesía, o ese conjunto de reglas para la transformación de un sujeto, para la transformación del maestro por el decir veraz, que se llamaba “psicagogia”**.

Hay que recordad que este conjunto de prácticas tenían como finalidad el cuidado de sí, con el ocuparse de uno mismo, por medio de decir veraz, pero no sobre una cosa, o un objeto, sino sobre uno mismo, el decir veraz sobre uno mismo.

Este decir veraz sobre uno mismo siempre necesitó (incluso antes que el cristianismo implantará la confesión y le poder pastoral) al otro:

Para que la práctica del decir veraz sobre uno mismo se apoye en la presencia del otro y apele a ella, la presencia del que escucha, el otro que exhorta a hablar y habla. El decir veraz sobre uno mismo, y esto en la cultura antigua, fue una actividad realizada entre varios, una actividad con los otros, y más precisamente aun una actividad con otro, una práctica de a dos” (Foucault, 2009: 22).

Que la práctica sea entre dos o más, que esta práctica remita a un nosotros no implica como se entiende en la actualidad que es necesario un “maestro” que lo enseñe, o peor, que es necesario una serie de técnicas (preestablecidas y formateadas) que se enseñen de una manera que se pueda “evidenciar” o “estandarizar” en una institución llamada universitaria, o certificada como tal para otorgar títulos profesionales, para el decir veraz sobre uno mismo, o todavía más complicado, para escuchar ese decir veraz sobre uno mismo y de los otros no se necesita ningún título habilitante, ni mucho menos una serie de formatos a los que hay que seguir paso a paso para asegurar una eficacia y efectividad imaginaria, como bien lo señalaba Foucault con la parrhesía, esta práctica no tenía que ver con una profesión, y menos con la profesión tal cual como se entiende en la actualidad:

“El parresiasta no es un profesional, y la parrhesía, con todo, algo distinto de una técnica o un oficio, sino algo más difícil de discernir. Es una actitud, una manera de ser que se emparienta con la virtud, una manera de hacer. Son procedimientos, medios, medios conjugados con vistas a un fin y que, por eso, incumben a una técnica, claro está, pero es también un rol, un rol útil, precioso, indispensable para la ciudad y los individuos. Más que (como una) técnica ( a la manera de) la retórica, la parrhesía debe caracterizarse como una modalidad del decir veraz” (Foucault, 2010: 33).

¿A que me remite todo lo anterior?, primero, a remitirme a Lacan y su teorización sobre el acto analítico, cuando dice que ese acto es contrario a una profesión (de ahí su escisión de la IPA), es la escucha de una producción de un decir, no por nada en el mismo seminario que lleva el nombre de “el acto analítico” llega a decir que el acto analítico tiene que ver con lo que puede ser enunciado del sujeto, que se llama lo inconsciente, lo que se habla de él, por tanto lo escuchar lo inconsciente era a lo que debía dirigirse el acto analítico. Y segundo, me remite a lo que ya hace casi un siglo nos decía Freud sobre la atención flotante como acto de escucha:

En realidad, esta técnica es muy sencilla. Rechaza todo medio auxiliar, incluso, como veremos, la mera anotación, y consiste simplemente en no intentar retener especialmente nada y acogerlo todo con una igual atención flotante. Nos ahorramos de este modo un esfuerzo de atención imposible de sostener muchas horas al día y evitamos un peligro inseparable de la retención voluntaria, pues en cuanto esforzamos voluntariamente la atención con una cierta intensidad comenzamos también, sin quererlo, a seleccionar el material que se nos ofrece: nos fijamos especialmente en un elemento determinado y eliminamos en cambio otro, siguiendo en esta selección nuestras esperanzas o nuestras tendencias. Y esto es precisamente lo que más debemos evitar. Si al realizar tal selección nos dejamos guiar por nuestras esperanzas, correremos el peligro de no descubrir jamás sino lo que ya sabemos, y si nos guiamos por nuestras tendencias, falsearemos seguramente la posible percepción. No debemos olvidar que en la mayoría de los análisis oímos del enfermo cosas cuya significación sólo a posteriori descubrimos. (Freud, (1912) 1992).

Lo que llevó a Freud a plantear una práctica de la escucha es haber encontrado en la mirada lo mismo que Foucault subrayaba en varios de sus textos, una vigilancia para el disciplinamiento, el orden y el control, una mirada que fue utilizada para en la modernidad para extender (extensiones protésicas) un campo de gobierno sobre los otros, para su dominación.

El acto de mirar, o más bien, la visión o el observar*** en las prácticas Psi es una constante, por lo menos el observar comportamientos, la percepción atenta del otro, las técnicas de observación aquí son eficaces para tal fin, incluso la observación parece ser el primer paso para la labor evaluativa en la practica psicológica, y por lo expuesto en el proyecto de las competencias profesionales del psicólogo en Colombia, la evaluación se ubica no sólo como una albor importante dentro de lo que “tiene” que hacer un psicólogo, sino como lo único que tiene que hacer, ya que la intervención sigue ajustada a la evaluación (ASCOFAPSI, 2010).

Volviendo a la aleturgia que plantea Foucault, esa observación y evaluación poco o nada tienen que ver con la escucha de un sujeto, y mucho menos, con la relación de ese sujeto con la verdad, con eso que le permite un decir veraz sobre sí mismo, por tanto, las practicas psi que se basan en esa observación no se dirigirán a un sujeto y el cuidado de sí, sino lo más probable es que se dirijan en el mejor de los casos a un conocimiento, y en el peor, a su dominación, y podemos intuir que el conocimiento y el dominio casi siempre están relacionados.

La propuesta foucaultiana de la aleturgia de cierta manera nos hace otra vez pensar en una práctica que pueda no sólo producir verdad, un decir veraz, sino una práctica que pueda escuchar ese decir, y al parecer Freud y Lacan desde el psicoanálisis lo que siempre desearon para constituir una práctica fue precisamente eso, una práctica que no sólo escuchara a un sujeto, sino que pudiera transformar a ese mismo sujeto, incluso, ¿por qué no?, una práctica que constituya como decía Foucault una nueva subjetividad.

 
Bibliografía

*Psicólogo. Magister en Psicoanálisis, Universidad Argentina John F. Kennedy. Doctorando en Ciencias Sociales y Humanas, Pontifica Universidad Javeriana. Docente universitario e investigador. Director de la revista Psique y Sociedad. www.psiqueysociedad.org

**. El tema de la psicagogia fue abordado en otro artículo, para mayor referencia consultar: http://indexno.blogspot.com/2010/01/la-psicagogia-no-es-psicologia-pero.html

*** Existe una diferencia entre ver y mirar que sería materia de otro escrito.

ASCOFAPSI. (2010). Competencias disciplinares y profesionales del psicólogo en Colombia. Documento preliminar- Propuesta para discusión. Recuperado de: http://www.ascofapsi.org.co/documentos/2010/Competencias_profesionales_psicologia.pdf el 25 de abril de 2011.

Freud, S. (1992). "Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico"(1912), en: Obras Completas, Vol. XII. Buenos Aires: Amorrortu.

miércoles, 23 de febrero de 2011

CASO ROMELIA

Romelia tiene 30 años, es profesional en psicología y tiene una especialización en recursos humanos. Se desempeña actualmente como gerente de su propia empresa, relacionada con la prestación de servicios sociales. Es madre de una niña de 10 años, que empieza a mostrar fobia escolar. Sólo vivió unos cuantos meses con el padre de su hija, pero éste responde por la cuota alimentaria de la niña. Romelia reside en la casa de su madre junto con su padrastro, su madre y su hija. En el momento, el conflicto de Romelia es independizarse del hogar materno y formalizar su propio hogar. No obstante ésta ha sido la constante desde que quedó embarazada. Romelia es muy dada a experimentar terapias alternativas, esto la ha llevado a la hipnosis, las regresiones, la carta astral y el tarot ente otras.



Romelia es la mayor de las dos hijas de una médico, quien tuvo dos relaciones de pareja, de la primera es hija Romelia. Su padre biológico se separó de la madre, cuando ella tenía 3 años. Su madre formaliza pareja con el padre de su segunda hija, quien asume la paternidad de Romelia como si fuera su propia hija. A la edad de 7 años, Romelia se entera que el padre de su hermana no es su verdadero padre, por boca de la madre, quien en momentos de ofuscamiento con ella, se lo confiesa. Cuando se entera que la persona que creía, no es su verdadero padre, empieza a rechazarlo y a sentir repugnancia de sí misma por haber acariciado y besado a un hombre que no es era su padre. Romelia comenzó a sufrir de asma desde que tenía 7 años y todavía ahora le dan ataques periódicos que deben ser controlados farmacológicamente.



De su infancia, Romelia recuerda maltrato por parte de la madre, que la castigaba y la golpeaba hasta hacerle sangrar la cara. La abuelita también la maltrataba y la acusaba de diabólica debido a sus ojos claros. En cambio recuerda que su padrastro la quería mucho, la mimaba y la acariciaba, y ella respondía afectivamente con la certeza que él era su padre verdadero. Romelia recuerda que ante el maltrato, se encerraba en lugares apartados de la casa y empezaba a vivir en sus fantasías. Dentro de sus éstas favoritas estaba el suicidarse y ver como su madre sufría. También fantaseaba con príncipes y héroes que la salvaban de la maldad de su madre. Gustaba de jugar con muñecos a que ella era la profesora y estos los alumnos, a los que enseñaba las lecciones que le daban en sus clases académicas. Relata sus deseos de ser cantante y actriz pero también las burlas de su madre que le decía que cantaba feo, que una mujer tan fea no podía ser actriz.



De la adolescencia, refiere que a los 16 años inicia su vida sexual empezando una etapa de promiscuidad en donde no puede, en la actualidad, saber con cuántos hombres ha estado íntimamente. Para esa época experimenta con las drogas psicoactivas sin que llegue a ser abusadora en ningún momento, pero en cambio si se hace usadora frecuente. Queda embarazada a la edad de 20 años, en un fin de semana donde estuvo con tres hombres diferentes, por tal motivo en este momento no puede saber quien es el padre biológico de la niña. Cuando se enteró de su embarazo, lo único que quiso fue darle un padre a su hija, por tal motivo escogió al que más le agradaba como padre para su hija, de los tres con los que estuvo esa noche, para informarle que serían padres. Éste rechazó la paternidad y huyó. Romelia decide entonces decirle a otro de ellos, quien acepta gustosamente y empieza a cuidarle su embarazo; pero, a los 6 meses de gestación Romelia decide manifestarle que él no es el verdadero padre, entonces el muchacho se retira decepcionado. Seguidamente Romelia informa al tercero, de que él es el verdadero padre del hijo que está esperando; éste, aunque rechaza en un primer momento las idea, la asume y se responsabiliza de los últimos meses de embarazo de Romelia. Al nacer la niña, los dos primeros muchachos regresan y le informan a Romelia, por separado, su deseo de ser el padre de la niña, sin importarles si son el padre biológico de la niña. Romelia quisiera que fuese el primer informado, pero éste se halla en esos momentos ¨cogido por las drogas¨, por tal motivo ella desecha la idea inicial de que él sea el padre ideal para su hija. Pensando en lo mejor, en términos económicos, decide que sea el segundo el padre de su hija, y con él mandan a registrar la niña, e intentan formalizar una vida de pareja y familia, siendo imposible convivir por los problemas de alcohol del joven y los ataques de celos de ella. Romelia se separa y se va a vivir a la casa de la madre, manteniendo la mentira de que fue casada civilmente y divorciada.



A la edad de 23 años decide viajar a conocer a su padre biológico, pero la zozobra de ser violada por él no la dejó dormir en las noches que estuvo pernoctando en su casa; llegó al punto de colocar cantidad de objetos, (mesas, sillas) contra la puerta, para mitigar la angustia de que el padre, en cualquier momento, irrumpiera en la habitación. El padre le ofreció la posibilidad de que se quedara viviendo con él y su familia, pero ella rechazó la oferta a pesar de ser bastante rentable. Romelia señala sentir afectos positivos (sentimiento de ternura, amor, compasión) por su padre biológico, a pesar de no haber vivido mayor tiempo con él; en cambio se recrimina por sentir afectos encontrados por su padrastro, siendo que él siempre ha estado pendiente de su bienestar, y haberse comportado siempre como su verdadero padre.



En su relación de pareja, se aprecian ciertas características propias a todas las relaciones que ha tenido formalmente. Los celos (fundados en su mayoría, justificados otros) de parte de ella son una constante; la intensificación de sus sentimientos de dependencia y control a su pareja, hasta el punto de desear formar parte de esa persona (introducirse en ella) para poder estar segura y conocedora de sus pensamientos, sentimientos y acciones. La angustia de no poder controlar a su pareja la lleva a cometer acciones que rayan en lo bizarro, tal como llamarla por teléfono cada 5 minutos por horas consecutivas. Ante la falta de evidencia a sus sospechas construye delirios paranoicos bastante estructurados, a partir del más mínimo estímulo, y sobre ellos empieza a actuar y tomar decisiones reales, sin importar a que persona o situación involucre. Igualmente, a llegado a maltratar físicamente a sus parejas, en su afán de retenerlas a su lado y en ánimos de que le confirmen sus sospechas de infidelidad.



En su visión del mundo es bastante masculina, detesta las labores propias de la mujer de su tiempo, se asume más de tipo ejecutivo, deseosa de ser la parte que aporte económicamente a la familia que pueda finalmente formalizar. No le gusta las labores del hogar, no le gusta jugar con su hija, refiere que todas esas labores que ejerce la mayoría de las mujeres no fueron hechas para ella. Desea que el hombre que se case con ella cumpla con esas funciones.



En su sexualidad, se asume femenina pero para llegar al orgasmo debe fantasear que está con una mujer, los pechos de la mujer es su objeto de mayor erotismo y excitación. Otra de sus fuentes de excitación es el poder penetrar analmente a su pareja. Como se planteó adelante, Romelia no ve mayor inconveniente en estar en intimidad sexual con cualquier hombre, pero refiere diferenciar las relaciones sexuales que hace con amor de aquellas que hace por simple placer o por razones del momento. Es selectiva en su comportamiento sexual; de acuerdo con la persona que esté en el momento puede desinhibirse en actividades orales, anales o vaginales siendo sujeto u objeto. Ha tenido relaciones con varios hombres a la vez, (orgía), bajo altos efectos de drogas y alcohol, sintiéndose culpable y sucia posteriormente. Ha tenido sólo una relación homosexual, de la que refiere no fue tan satisfactoria como sus fantasías y por tal motivo no se siente tentada a repetirla. Su tipo de hombre es aquel con facciones femeninas, ¨lindos¨ según su decir. En su búsqueda a tenido relaciones sexuales con bisexuales y otro que creía ser homosexual declarado. Con este último tuvo un gran romance, donde se planteó la posibilidad de casarse y tener un hijo. La relación fracasó por detalles ya mencionado sobre la forma como se relaciona con las parejas.



De la madre de Romelia se sabe que proviene de una familia donde los padres eran muy severos y maltratantes. Hay referencias de cómo su padre (abuelo materno de Romelia) colgaba de las manos de un árbol a uno de los hijos y lo golpeaba hasta hacerlo sangrar. La razón por la cual la madre de Romelia se separa de su primer esposo (padre de Romelia) es un misterio donde se guarda total hermetismo. La única explicación que da la madre a Romelia sobre el hecho es que el señor le fue infiel, pero se rehúsa a dar más detalles o ahondar en él. Romelia y su madre se relacionan de una forma agresiva y conflictiva. La madre siempre le está señalando su inutilidad y Romelia le recrimina por la crianza que le dió. Son continuas las manifestaciones verbales de agresión y recriminaciones mutuas. Su madre siempre ha sido profundamente religiosa y acusa a Romelia de atea por no compartir sus actividades místicas. La relación que la madre de Romelia lleva con su segunda pareja se caracteriza por su gran autoridad sobre él y la sumisión de él a los dictados de ella. Le administra totalmente su vida, su salario, sus gustos, decisiones, etc. Se sabe que al principio de su relación, la madre celaba exageradamente a su compañero, pero que en una discusión él la golpeó en la cara, dejando ella por siempre esos comportamientos de ira y descontrol exagerados. La relación actual de Romelia con el padrastro es de desconfianza, lo percibe como ¨viejo verde¨ que la mira morbosamente y con intenciones depravadas.



A la segunda relación de pareja de la madre pertenece la segunda hija, ella tiene problemas de audición y siempre estuvo con ayuda especial para reforzar su parte académica. En el momento, esta hija está casada con un hombre caracterizado por su fuerte carácter maltratante y su poco logro económico. Es la madre de Romelia quien les ayuda económicamente, y con la crianza y cuidado de los dos pequeños hijos que tienen, producto de esta relación. El niño mayor se muestra hiperactivo, y agresivo con los compañeros; esto ha ocasionado que el niño empiece a ser golpeado por su padre, su madre y su abuela, de tal forma que Romelia siente que ya es exagerado el castigo y que raya en el maltrato y el gusto masoquista del niño.



La niña de Romelia, fuera de sus fobia escolar, manifestada en vomito y mareos al llegar al colegio, sin justificación médica, se muestra bastante bien anímicamente. Busca el cariño y apego de su madre pero la madre muestra su rechazo; a veces Romelia siente intensa repulsión ante la cercanía de la niña. Romelia afirma que quien se ha ubicado como madre de su hija es la abuela y ella se percibe como el padre de la niña. La niña le ha referido a la madre su deseo de no tener hijos cuando sea grande, pero sin embargo se muestra muy cariñosa con sus primitos y con los niños del conjunto residencial donde habita. La relación de la niña con su padre (supuesto padre) es buena a pesar de no vivir juntos; cuando tienen la posibilidad de encontrarse, el padre le demuestra toda su afectividad y la niña le responde de igual manera. Es de señalar, que aún ahora, el padre tiene problemas de relacionados con el alcohol.

miércoles, 26 de enero de 2011

LA MIRADA INVISIBLE


LA MIRADA INVISIBLE
JAIRO BAEZ


¨Cada segundo que paso sin verte es una interminable tortura¨

Sábato (1)

La mirada invisible, fue el título que aglutinó el 9º Coloquio de 17, Instituto de Estudios Críticos, realizado entre del 28 de junio  3 de julio de 2010 en Ciudad de México. En esta ocasión, la muestra fotográfica, tomada de fotógrafos sin vista o con pérdida sustancial de la misma, dio lugar a exposiciones, talleres y ponencias, que permitieron revelar para reflexionar parte y algo de lo estético, lo político, lo filosófico, lo semiótico y lo psicoanalítico del asunto.

Como asistente, dos elementos cruciales a destacar y que permiten la siguiente cavilación. El primero, las estrategias técnicas del fotógrafo que van de la mano con su sello inconfundible de su contenido; se vio en fotografía, la niñez, la sexualidad, la ciudad, el desazón, que permitían una identidad con el autor. El segundo, el encuentro-desencuentro entre dos: los que se nombran videntes y los nombrados invidentes.
 
¿Quién mira? es la pregunta que inicia la disertación en torno a un sujeto, ahora que los ¨invidentes¨, aquellos que no tienen el sistema perceptor visual, o lo tienen mediado por una atrofia, deciden mostrar que se puede y encuentran su placer en foto-grafiar el afuera en el que se desenvuelven como mortales. Los ¨videntes¨, esto es, aquellos que, en contravía, muestran su capacidad visual orgánica ¨completa¨ son el punto de contraste para insistir: ¿Quién observa? Sin embargo, es necesario, desde ya, dejar la duda  acerca de si existe posibilidad alguna de fotografiar arbitrariamente, de observar, lo que está en el afuera.

El ¨vidente¨ es el primer sorprendido cuando el ¨invidente¨ enuncia su deseo de sacar a la luz (foto) su deseo; y registrar mediante la foto (luz) su objeto de deseo. Pregunta que sólo se hacen los ¨videntes¨: ¿Por qué insistir en poner bajo la luz un deseo y un objeto de deseo cuando se tienen otras formas mucho más asequibles  y menos dispendiosas y traumáticas, en ocasión de haber perdido el don de la vista? ¿Por qué no dibujar, esculpir, sonorizar, palpar, los objetos ante la imposibilidad visual? ¿Por qué esforzar la memoria, hacer uso de las corrientes de aire, los efluvios de luz, la intuición y el tacto?

Esa pregunta es ya denunciante de la invidencia del ¨vidente¨; y esa pregunta la contesta con premura y casi, con candidez, el ¨invidente¨. La pregunta del ¨vidente¨ está hecha desde la ortopedia y no desde el fin; más relacionada con el proceso y el instrumento, y menos con fin o el producto; la pregunta del vidente está ávida de saber si quien ve, es el ojo, la cámara o  el dedo. La pregunta del ¨vidente¨ no sospecha jamás que el ojo, la cámara y el dedo pertenezcan a alguien que ve, que enfoca y que obtura.

La respuesta por tanto es sencilla, en tanto, no es el aparato el que fotografía; la presencia, o ausencia, del aparato no determina la ¨invidencia¨. El ojo no hace falta para ver, al igual que no hace falta la cámara ni le dedo para fotografiar; sólo se necesita el deseo y el objeto del deseo para que ¨eso¨ emprenda su marcha hacia el logro: sacar a la luz, poner a la luz, lo que yace en la penumbra, lo que se oculta en la obscuridad. ¨Eso¨ es el sujeto del deseo.

Cuando el ¨invidente¨ manifiesta su deseo de poner a la luz su deseo, inmediatamente nos remite a una pregunta crucial que involucra a los ¨videntes¨. ¿Qué se puede enunciar como lo que significa mirar? ¿Mirar es descubrir un objeto o mirar es encontrar un objeto? (2). No obstante, si el mirar es descubrir, esto supone que hubo un acto previo de cubrir y si esto es así, significaría que la mirada antecede a un ocultamiento. Pero ¿qué se oculta? ¿Cuál es ese ¨agalma cima de la oscuridad donde el sujeto está sumergido en la relación del deseo¨? (3).

Si hemos de tomar en serio la enunciación y los enunciados de los ¨invidentes¨, mirar versa sobre el descubrimiento y menos sobre el encuentro; y esto nos devuelve a la pregunta ¿Quién mira?, pero, esta vez, se debe complementar con aquella otra pregunta,  ¿qué mira? Si ¨eso¨ que mira no es el ojo, ni la cámara, ni el dedo, sino un sujeto; lo qué se mira, (lo que se descubre), es el objeto velado, el objeto del deseo: ¨el agalma [ ] este objeto al cual [el sujeto] cree que su deseo apunta y lleva a su extremo el desconocimiento de este objeto como causa del deseo¨ (4). Acá ya la dicotomía entre ¨invidente¨ y ¨vidente¨ se desvanece y, a todo aquel que se considere sujeto de la mirada, se le ubica como Invidente. Se concluye así, que quien mira es el invidente; y que quien hace uso de las ortopedias, sean estas naturales, (ojo), o artificiales, (cámara fotográfica), es un ciego; esto es, todo sujeto.

Si de origen el sujeto es ciego, mal se haría al crear linderos adosados con juicios de valor, fundamentados en la diferencia que ocasiona lo natural y lo artificial. Los portadores de aparatos ortopédicos naturales, (órganos y sistemas), se abrogan arbitrariamente el lugar del competente, y ubican, (arbitrariamente), a los portadores de aparatos ortopédicos artificiales, (cámara, sustancias reveladoras),  como los incompetentes.

La diferenciación arbitraria toma dos semblantes (el negativo y el positivo, pero a la largo ambos perjudiciales). Segregar al portador de aparatos ortopédicos artificiales es tan nefasto como querer llevarlo al mundo dominado por los aparatos naturales. En la bondad de aquellos que asumen necesario ¨ayudar¨ al no portador de la visión natural para que viva adecuadamente en un mundo de los visuales, se esconde la incapacidad de aceptar la subjetividad y la diferencia que va caracterizar a un sujeto. En el amor al prójimo acecha cierta antipatía hacia el diferente. La exclusión adentro es igual a la inclusión afuera, es una de las paradojas de la política de la falsa igualdad humana que denuncia Zizek (5).

Lo que dice el discurso del no portador de ortopedias artificiales, si se le escucha con detenimiento, es que todo sujeto tiene el derecho de hacer uso de sus estrategias para mirar, sin que esto lleve a determinar que los unos son más que los otros. La diferencia entre lo natural y lo artificial, en el mirar, no hace la diferencia entre lo superior y lo inferior. Hay que insistir, el mirar denuncia que todos somos ciegos.

La denuncia acerca de que todo sujeto es ciego en su origen, recuerda la famosa pizarra mágica de la que Freud (6) hiciera mención en alguno de sus textos. Parodiando la pizarra mágica, se puede afirmar que la mirada funciona de igual manera: la mirada no se posa en cualquier objeto, la mirada se posa en el objeto preciso en el que debe hacerlo; no obstante, ilusoriamente, se asume que la mirada es autónoma y que ésta se posa en cualquier objeto. Es de recordar-saber que Freud hace uso de la famosa pizarra mágica para describir el proceso de lo inconsciente.

Si el sujeto de la mirada es el sujeto del inconsciente, las ortopedias son solamente estratagemas para la realización del deseo velado. Que las ortopedias diversas, -artificiales-, son precisas en ausencia de aquella en falta, -natural-, puede ser una sana conclusión del encuentro entre dos sujetos a la postre ciegos pero, paradójicamente, planteados en diferencia con respecto al mirar y el no-mirar.  Si el ser sujeto del inconsciente hace un sujeto de la mirada, ningún mortal estará exento de ortopedias visuales.

Notas

(1)   Sábato E. (2001).  El túnel. Seix Barral. Barcelona.
(2)   Siguiendo una de las acepciones del Diccionario de la Real Academia de la Lengua: dar con alguien o algo sin buscarlo.
(3)   Lacan, J. Seminario 10 bis. Los nombres del padre. Clase única. 20 noviembre 1963. Escuela Freudiana de Buenos aires. Buenos Aires.
(4)   Lacan, J. Seminario 10 bis. Los nombres del padre. Clase única. 20 noviembre 1963. Escuela Freudiana de Buenos aires. Buenos Aires.
(5)   Zizek, S. (2006). Arriesgar lo imposible. Madrid. Trotta
(6)   Freud, S. (1925/1986.). Nota sobre la pizarra mágica. Amorrortu. Buenos Aires      
         
 Referencias

Freud, S. (1925/1986). Nota sobre la pizarra mágica. Amorrortu. Buenos Aires.

Lacan, J. Seminario 10 bis. Los nombres del padre. Clase única. 20 noviembre 1963. Escuela Freudiana de Buenos aires. Buenos Aires.

Real Academia de la Lengua. (2001). Diccionario de la Real Academia de la Lengua. Espasa. Madrid.

Sábato E. (2001).  El túnel. Seix Barral. Barcelona.

Zizek, S. (2006). Arriesgar lo imposible. Madrid. Trotta

lunes, 24 de enero de 2011

CARTA AL CAMPO FREUDIANO

Carta al Campo freudiano

París, 9 de enero de 2011

por Jacques-Alain Miller

Tomado de: Boletín Voz a vos

Queridos colegas y amigos,

En este comienzo del año 2011, veo venir el final de un trabajo que me ha requerido desde hace tiempo. En efecto, acabo terminar la redacción de lo que se llama, propiamente hablando, El Seminario de Jacques Lacan, es decir, los 25 Libros que van desde los Escritos técnicos de Freud al Momento de concluir. Aún queda, en lo más esencial, dar la última vuelta a un único manuscrito, el del Libro VI, El Deseo y su interpretación, del cual ya hice aparecer en otro tiempo seis lecciones.

Además de esos 25 Libros, he establecido igualmente el texto de cuatro Seminarios - por orden cronológico: el Seminario inicial de 1951-52, sobre el Hombre de los lobos, del cual subsisten algunas notas de oyente; los Seminarios topológicos, de los cuales subsiste poco, que fueron dictados después del Momento de Concluir; y el Seminario último de 1980, contemporáneo de la disolución de su Escuela por Lacan.

Llevado desde hace un año a consagrar al Seminario todos los momentos de los que podía disponer por fuera de mi práctica, he estado sin duda menos presente para mis amigos, mis colegas, para todos vosotros. También por esta razón tuve que posponer el reinicio de mi seminario.

A sus fieles oyentes les propongo una cita en el mismo lugar, el miércoles 19 de enero a las 14 horas. Hablaré del punto en el que está la redacción y la publicación del Seminario y anunciaré sobre qué tema y en qué condiciones continuaré mi curso en 2011.

Les deseo un buen año,

Jacques-Alain Miller