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martes, 18 de septiembre de 2012

CARTA DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL UACEMITA

Carta del movimiento estudiantil uacemita a la sociedad civil
 
México, D. F. a jueves 6 de septiembre de 2012
 
A las universidades públicas y privadas
A los movimientos sociales
A los sectores democráticos
A los organismos no gubernamentales
A las organizaciones pedagógicas
A las asociaciones artísticas y culturales
A los defensores de derechos humanos
A los creadores del proyecto educativo de la UACM
A los vecinos de Iztapalapa
A la generación 1999-2000 de la UNAM
Al #Yo soy 132
Al Movimiento de Aspirantes Excluidos de la Educación Superior
A las experiencias de escuelas activas en América Latina
A los estudiantes y educadores del mundo
A los medios de comunicación
A la sociedad civil
 
El sistema educativo mexicano, cuyo planteamiento pedagógico es la instrucción, fue creado por un régimen autoritario. Su objetivo, un adiestramiento de masas que sirve a un efectivo control social. Luego de varias décadas de luchas sociales, de múltiples reclamos de la sociedad civil y fuertes enfrentamientos contra el gobierno, proyectos educativos alternativos que reivindican una educación no bancaria salieron a la luz.
 
El más reciente, el de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), cuyo planteamiento pedagógico es educar para liberar. Una educación que transforma la conciencia y libera a las personas de su condición opresiva. Una enseñanza incluyente, cien por ciento pública, para todos los que aspiran a la educación superior.
 
Nuestra universidad es consecuencia social e histórica de la lucha de los vecinos de Iztapalapa por un centro educativo de calidad, de la lucha de los estudiantes de la huelga de la UNAM 1999-2000, de la reforma educativa iniciada en el 2001, expuesta en el Programa General de Desarrollo del Distrito Federal, y de los académicos e investigadores progresistas que crearon nuestro proyecto educativo.
 
Un novel proyecto educativo que, como afirmara Paulo Freire, busca humanizar a las personas deshumanizadas por el sistema tradicional, herencia del régimen autoritario priísta. Nuestro lema, expresión de Terencio, un gran humanista del siglo II a. C. y legado de una época de esplendor cultural, lo manifiesta claramente: Nada humano me es ajeno.
 
Luego de dos años de conflicto universitario con rectoría, de un sistemático desmantelamiento del proyecto educativo que hemos hecho nuestro, de los hechos que comprueban la corrupción, el nepotismo, el tráfico de influencias y la triangulación de recursos por parte de la aún rectora de la UACM. Luego de renovar por la vía electoral al Consejo Universitario, máximo órgano de gobierno, y de que planillas críticas a la actual administración alcanzaran, al menos el 64% de los votos, la Dra. María Esther Orozco Orozco, rectora de la UACM, a través de un Consejo Electoral cooptado, decidió anular la elección de dieciocho consejeros (titulares y suplentes) electos por la comunidad y dar un nombramiento ilegal a siete candidatos (titulares y suplentes) que perdieron la elección, que son claramente afines a su administración, y con lo cual se adjudica el control absoluto de la universidad.
 
La Comunidad Universitaria no respalda la ilegalidad, ni la ilegitimidad, ante el intento por imponer un consejo a modo de rectoría. Los uacemitas no otorgamos licencia a un gobierno universitario autoritario y corrupto, mucho menos golpista. En el contexto nacional de lucha contra la imposición de Enrique Peña Nieto como presidente de México, la UACM, al igual que los sectores democráticos del país, no permitirá una imposición.  En este caso, no permitiremos la imposición de Esther Orozco, de un Consejo Universitario ilegal e ilegítimo favorable a su autoritarismo y corrupción. Nosotros, que conformamos el movimiento estudiantil uacemita, y el Consejo Estudiantil de Lucha (CEL), vamos por la restitución de la legalidad, la legitimidad, la democracia y la defensa del proyecto educativo en nuestra casa de estudios.
 
Nuestros consejeros universitarios elegidos democráticamente por la comunidad deberán atender las demandas estudiantiles que apremian. En el entendido de que toda lucha contra un régimen autoritario es justa, expresamos nuestra solidaridad con los movimientos sociales y los sectores democráticos del país, con todos los mexicanos que están luchando por una misma causa, justicia, libertad, educación y democracia. La lucha de todos por un México más justo y democrático, la asumimos nuestra.
 
Apelamos a la conciencia de un pueblo solidario. La UACM está en huelga por una educación libre y democrática. En todos los planteles de nuestra casa de estudios requerimos solidaridad de la sociedad civil para restablecer el orden y el estado de derecho que nos ha sido negado por Esther Orozco. Mantengamos las puertas abiertas de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México para las futuras generaciones de jóvenes capitalinos. Que jamás se excluya a un sólo mexicano de la educación superior, a la que tiene derecho.
 
 
Por una educación humanista,
Por una educación crítica,
Por una educación científica,
Por una educación pública,
Por una educación laica,
Por una educación gratuita,
Por una educación autónoma,
Por una educación incluyente.
 
SOMOS UNIVERSIDAD
 
 
Consejo Estudiantil de Lucha UACM
Autonomía, educación y libertad






martes, 6 de septiembre de 2011

AL DESCONOCIDO

Al Desconocido

Rosendo Rodríguez Fernández

Para el viejo amigo Jairo, visitante de la tierra de México.

La noche es un beso infinito de las tinieblas infinitas.
Todo se funde en ese beso,
todo arde en esos labios sin límites,
y el nombre y la memoria
son un poco de ceniza y olvido
en esa entraña que sueña.
                                               Fragmento de “El Desconocido”, de Octavio Paz.

Una noche de quinientos años, fue pronosticada por el último emperador azteca, Cuauhtémoc. Un poco de oídas, y por lo que circula en el mundo de la virtualidad, pero también precisamente en la obra de Garry Jennings, “Azteca”[1], todo un universo se eclipsó sin los gritos de agonía que esperaba Cortés del Huey Tlatoani, quemado por los pies, hasta su paso a otra conciencia. El director Alfonso Arau, en su “Zapata, el sueño del héroe”[2], plantea que el espíritu de los antiguos aztecas dio vida a la revolución del sur de México, que alcanzó su apogeo con la entrada del general a la capital, en 1914. Ese año, el primero de la Gran Guerra europea, el terreno militar trazado con sangre mexicana se fue delineando a favor del nuevo gobierno, del que el personaje de Arau sabe muy bien que no quiere participar, en tanto que se trata de una degeneración de la revolución. Frases contundentes, como que “no hay revolucionario que aguante un cañonazo de 50.000 pesos” denuncian el triste precio del alma, a la vez que señalan la eternidad de Cuauhtémoc.

Un legado, el del maíz fecundo en la sangre. Una denuncia: alimento de vacas de hacienda de última tecnología al norte del Río Grande. Mestizos, sin saber, después de todo, si responder al cristianismo de los abuelos de línea hispánica, o a los antiguos dioses mexica, el drama de esas tierras repite un esquema, una y otra vez, propio de lo que se ha dado en llamar América Latina. Como una miríada de identidades fracturadas en la noche del tiempo, con las infecciones de Pizarro en el Perú, y Cortés con su Malinche, la traición es la regla del nuevo americano, pues no hay Padre, o tal vez hay mucho Padre, lo cual, para el caso, es peor.

Almas mezquinas, florecen en empresas cuya grandeza es obediente a la vieja y olvidada conquista. Se prefiere olvidar, y vivir el confort dudoso de los días del presente, y no saber de orígenes ni abuelos asesinos, o de tatarabuelas putas que llegaron por Cartagena con aire de señoras. De águilas a vencejos, se quejaba uno de los poetas de la apodada heroica, en que la sangre bulle por el hotel y la playa, y por unas cuantas gotas de ron, antes que por el honor de Lezo, o por algún sueño moribundo de abuelo de los Mil Días.

Se ha olvidado, en medio de tanta luz de la Razón, y tanta admiración por los dueños del Cielo y de la Tierra, a esos otros del Otrocidio, el término de Eduardo Galeano que apunta a los siglos de desprecio, a los otros abuelos cuyas lenguas han muerto, y solo retornan en sueños locos de cineasta o en afanes de psicótico transpersonal.

¿Qué decir de ese hijo que quiere olvidar? ¿Qué decir del Americano que detesta su origen cubierto de sangre y violación por las décadas del rencor mezquino y la pequeña venganza? ¿Por qué no va a entregar aquello que ya no es sagrado, al fuego fatuo del posmoderno capital?

Que no se olvide el nuevo dueño de la tierra, de la personalidad y la nacionalidad (transnacional), que es hijo de un crimen, y que su semilla está condenada por la limpieza étnica, por un racismo incólume a la investigación, y una victimización que siempre desemboca en el terreno del Derecho.

Ley de Justicia y Paz que es Ley de Olvido y Rencor. No olvidemos que el colombiano es el fruto macerado de la violencia de la espada y la cruz, y los gérmenes de la guerra biológica. Como en todas partes del Nuevo Mundo, lo nuevo de la Guerra, la Esclavitud y las Pandemias, se debate en nombrarlo genocidio o catástrofe demográfica.

¿Qué importa cuál abuelo mató a cuál? Si el resultado es un hijo de asesino y de víctima, ¿A dónde se inclinará su fidelidad? Vete acomodando, maldito infeliz, que estás listo ahora para tratar de ser lo que no eres.

El hombre de la actualidad, está listo para ser simpático con Obama y su democracia, o con la democracia europea, y con toda su ideología de la superioridad racial, enmascarada en el posmodernismo. Peor, listos a consumir de nuevo sabidurías y verborreas que llegan ahora por internet.

Dediquen pues, almas mezquinas, sus esfuerzos a sostener la máquina del olvido, y a mantener en prisión los remordimientos y las injurias, para que su mundo de playas y mujeres sin bikini sea su horizonte ontológico y su verdad de a puño. ¿Qué les puede importar, después de todo, que un loco como yo, los odie tanto?

Septiembre, 2011.


[1] Novela histórica, publicada en 1980 por Editorial Vergara, Estados Unidos de América.
[2] Film de 2004, producida por el propio Arau y Javier Rodríguez.