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miércoles, 1 de agosto de 2018

lunes, 23 de noviembre de 2015

MUERTE, CLÍNICA Y SUBVERSIÓN DEL SUJETO EN EL VIII ENCUENTRO DE SEMILLEROS DESDE EL PSICOANÁLISIS

Por: David Parada Morales

          
Pues no basta decidirlo por su efecto: la Muerte.
Se trata además de saber qué muerte, la que la vida lleva o la que lleva a ésta.”
 (Lacan; 1960)

Más que hacer una reseña sobre lo que sucedió en este encuentro que tuvo lugar en Villavicencio,  lo que intento es aproximarme por vías del discurso puesto en juego allí, a lo que he intentado denominar dentro del grupo Psicosis y Psicoanálisis como el encuentro con el significante. Tal Tyche, aún, a mi manera de ver, parece ser el efecto de todo este automatón que gira entorno a estudiantes y profesores que quieren decir y aproximarse a lo indecible. Si bien en la experiencia cotidiana apreciamos el saber del extranjero, del colono que nos dio espejos para condenarnos a la captura imaginaria de lo que no es, de ese yo que busca siempre a su prójimo para reconocerse en él y poder así huir al encuentro de su real y su verdad, también es cierto que uno mismo lo llega hacer porque se siente extranjero a eso que el Otro me dice que soy. A pesar de los esfuerzos de las comunidades indígenas por recuperar la identidad, hay otra identidad que no emerge allí y que se asemeja más a un espantapájaros vestido con traje Wayuu y converse.  Lo que  reflejó ese espejo que los españoles nos dieron fue una magia oscura que me recuerda algunas experiencias del  bebé autista en relación con su madre, una de ellas decía a propósito de su hijo “Él me miraba, pero a los seis meses él desvió sus ojos y los dirigió a otra parte”, el niño no quiso reflejarse allí, haciendo honor al título del libro de  Donna Williams ¡Aquí no hay nadie! una autista que dice desde su experiencia haber podido salir del mutismo y escribir lo que ella creía que era. Si pudiera suponer  que en este país ¡no hay nadie!, diría que el encuentro desde el psicoanálisis es una forma de bordear ese vacío, aquel que leí en el seminario VII de Lacan y que pone en el lugar de la Cosa, de Das Ding; dice allí   que la religión respeta ese Das ding, la ciencia lo forcluye y el arte lo organiza. También Lacan  formula en este seminario  la definición de sublimación como  Elevar un objeto a la dignidad de la Cosa.

Con lo anterior quiero decir que en el encuentro una de estas tres posturas frente a la Cosa estaba presente, la que forcluye, pero en el sentido de su tratamiento, es decir partiendo de la idea del delirio y la psicosis como un intento de curación. Me pregunto si lo que el encuentro produjo fue un trato a esa que Lacan diría entonces es “La Loca Ciencia” y que siendo sus secretarios,  es a esa psicótica a la que el grupo apunta para dirigirle un tratamiento, por eso  algunos compañeros del grupo y los que apostaron por decir lo que querían,  ahondaron en temas que los concernían como sujetos, podría pensarse sujetos de una ciencia que los inscribe en un Otro llamado Universidad; inevitable entonces no aproximarse a ella con temas como: la producción en Colombia, la clínica como un concepto a reevaluar, el suicidio en los indígenas, el lugar de los niños en el conflicto armado, el asunto de qué es la realidad en un contexto colombiano, la ley y el deseo en la infancia y sí allí podría haber leyes de otro orden no necesariamente jurídicas; también el lugar de la poesía como medio de posicionarse en un vivir colombiano, de ahí que canciones como “ Llamarada” de Jorge Villamil lograra poner a una ponente en el cuestionamiento del olvido y la me-moría. ¿Por qué no cuestionar a Freud desde la docta ignorancia?  siendo importante para algún ponente dirigirse a Don Freud preguntando por una historia de vida con la que se  refunfuña y se  intenta reconciliar. Desde Popayán se esperó la palabra de ese germen ya incrustado allí llamado psicoanálisis, siendo un caso sobre el duelo en transferencia lo que diera lugar a repensar prácticas psicológicas.

Sólo una asociación libre tengo en el momento: La ciencia es la psicótica que nos puso a hablar en aquel encuentro con los significantes que gravitan entorno al discurso académico, falto del significante nombre del padre, pero con una bocanada de palabras por estructurar como suplencias a la falla que allí se instaló en la razón. Pero además, percibí un intento porque esta suplencia sea obra y se convierta en ese objeto de la psicosis elevado a la dignidad de la Cosa, por eso  me parece importante destacar el campo de la belleza y su otra cara la fealdad, mostrar aquellas marcas sobre el cuerpo que producen otra consistencia imaginaria del sujeto en el tatuaje, o jugar con Cervantes y la literatura para dar vida  a retazos que unidos como collage, producen otra obra de teatro que quizá sea la búsqueda por la tragedia de la psicosis, así como Edipo  fue para la neurosis.

Posiblemente estas ideas no tengan nada que ver con lo que realmente cada ponente se planteó como objetivo de su ponencia, pero, fueron los  restos que quedaron en mí y los intento atar como significantes en este escrito. Lo que intento es escuchar a una pintura que va tomando la forma de una palabra por decir, de un significante que haga función de corte entre el sujeto y el objeto. En ese sentido escucho a los ponentes en calidad de sujetos, que se encuentran en un encuentro (Tyche), y que en su núcleo tiene por una de sus caras el  rostro de un cadáver; digo cadáver porque no es la calavera de Holbein que Lacan rescata del cuadro Los Embajadores para dar lugar al objeto mirada lo que me evoca el encuentro desde el psicoanálisis, sino algo con carne aún, en descomposición, que en su gesto tiene una apuesta por devolver al sujeto lo que dice del crimen que cometió sobre ese cuerpo, el suyo. La mortificación del significante en la realidad colombiana continúa su curso, no sé si en espejo o en la sombra, pero parece que aún damos pataditas de ahogado cuando se intenta poner en acto lo que se piensa desde lo inconsciente, dependerá de cada uno quedarse con la estructura ósea del cadáver que somos o con la nada que queda cuando el cuerpo se hace polvo y revela su vacío.  La subversión del sujeto está pues pasando el espejo de Alicia, en un país lejos de las maravillas, pero cerca de una sociedad enferma del supuesto saber. 

miércoles, 17 de septiembre de 2014

INSCRIPCIÓN DE ASISTENTES AL VII ENCUENTRO DE SEMILLEROS DE INVESTIGACIÓN DESDE EL PSICOANÁLISIS


Bienvenido. Haga click en el enlace  y llene los datos pedidos para hacer efectiva la inscripción. La participación como asistente no tiene costo alguno. Posterior a la inscripción se le enviará los resúmenes de los trabajos a presentar; así tendrá la posibilidad de elaborar sus posibles preguntas y acotaciones con antelación. El evento se realizará los días 31 de Octubre y 1 de Noviembre de 2014 en Bogotá, Fundación Universitaria Los Libertadores. Torreón de la Sede Caldas.   

sábado, 13 de julio de 2013

INSCRIPCIÓN PONENTES VI ENCUENTRO DE SEMILLEROS DE INVESTIGACIÓN DESDE EL PSICOANÁLISIS

Un saludo. 

Este es el formulario a llenar para su participación en el VI Encuentro de Semilleros de Investigación desde el Psicoanálisis. Recordamos que el encuentro se realizará en Ibagué, los días 25 y 26 de Octubre del 2013. La organización en esta oportunidad la coordina la  Facultad de Psicología de la Universidad Antonio Nariño y el Semillero de Psicoanálisis y Sociedad de la Facultad de Psicología de la Fundación Universitaria Los Libertadores. 

Las propuestas se reciben hasta el 21 de Septiembre del 2013.  La participación como ponente o asistente no tiene costo monetario alguno.  

viernes, 21 de junio de 2013

VI ENCUENTRO NACIONAL DE SEMILLEROS DE PSICOANÁLISIS

UNIVERSIDAD ANTONIO NARIÑO

FACULTAD DE PSICOLOGÍA


VI ENCUENTRO NACIONAL DE SEMILLEROS DE PSICOANÁLISIS

En Octubre, cada año, a finales de este mes, tiene lugar el Encuentro Nacional de Semilleros de Psicoanálisis. La tradición data del año 2008, cuando tuvo lugar el Primer Encuentro, en el Torreón Caldas de la Fundación Universitaria Los Libertadores, lugar de nacimiento del Semillero “Psicoanálisis y Sociedad”, grupo de estudio integrado por universitarios procedentes de diferentes carreras e instituciones educativas de la ciudad de Bogotá.

La historia del Semillero ha estado marcada por la discusión de los saberes, sin la renuncia del participante a su deseo de investigar. Sin el interés por presentar cifras como soporte del discurso, el espacio de discusión no teme confrontar las más dispares concepciones de la realidad, aportando el elemento ético que podría denominarse coherencia, el cual remite al propio deseo de quienes hablan y de quienes escuchan, pues se ha criticado la renuncia que caracteriza los espacios académicos fundados en la autoridad del Sabio.

La interrogación por la verdad del sujeto, queda implicada en las intervenciones de los participantes, que han sido arrojados a los desafíos que plantean los espacios de la práctica de la psicología, que empiezan en la docencia misma, cuando se encuentran con un saber Universitario, que no por casualidad Lacan ubica al lado del discurso del Amo.

En el reverso de este discurso universitario, discurso del Maestro (Master, Amo), se ubica el discurso del psicoanálisis, que viene a orquestar la subversión del sujeto. El paso a la denuncia de la castración del Amo, y la impotencia de su Saber, es el resultado del señalamiento de la falta en el discurso. En este sentido, el Semillero no ha temido reconocer que el propio psicoanálisis es un saber en falta, que solamente puede dar cuenta de la verdad del sujeto, evocando al histérico por antonomasia, el mayéutico Sócrates que partía de un no-saber para denunciar la falta en el Saber del otro.

Si bien el Semillero “Psicoanálisis y Sociedad” ha impulsado los anteriores encuentros, también ha puesto en manos de otros semilleros de psicoanálisis la organización del evento. Tal es el caso, por ejemplo, del IV Encuentro realizado en Bucaramanga, en 2011, auspiciado por la UNAB. Las huellas de estos trabajos pueden rastrearse en Indexno La Revista, blog que publica ideas de los estudiantes que han encontrado en el psicoanálisis una fuente de inspiración para seguir con lecturas de la realidad, que se precian de apuntalarse en el deseo.

De momento, el retorno del Estudiante que inquiere al saber, con ese juicio escéptico que no se doblega ante el gesto omnipotente, la palabra plena, el descubrimiento último, el número que justifica, el sofisma pletórico, o la retórica de lo largamente demostrado, es el real traumático que sigue funcionando como la apuesta de los Encuentros de Semilleros de Psicoanálisis.

El ambiente ibaguereño ofrecerá el marco para el desarrollo de estas discusiones, de las cuales quizá queden heridas narcisistas, sobre las cuales el saber retornará, pero nietszcheanamente: siempre se regresa, pero diferente, y gracias a la enfermedad, con la cual contraemos una deuda impagable en vida, y tal vez ni siquiera saldada con la muerte.

Las ponencias, simposios, mesas de trabajo, y otras metodologías de socialización de ideas, alternarán con otras modalidades: videos, danzas, instalaciones, y otras expresiones artísticas, abriendo el abanico de posibilidades a lo imposible de comunicar.

Las propuestas se recibirán en los correos:

Maribel García Rivera

Rosendo Rodríguez Fernández   


viernes, 19 de octubre de 2012

V ENCUENTRO DE SEMILLEROS DE INVESTIGACIÓN DESDE EL PSICOANÁLISIS

Octubre 26 y 27 de 2012. Fundación Universitaria Los Libertadores, Torreón Sede Caldas. Bogotá. 



viernes, 12 de octubre de 2012

SHERLOCK FREUD

 Por Héctor Gallo y Mario Elkin Ramírez *

El fundador de la microhistoria, Carlo Ginzburg, publicó en 1979 el artículo “Spie. Radici di un paradigma indiziario”, en el libro colectivo Crisi della ragione (Crisis de la razón), publicado en Italia. Este es el ensayo más traducido de Ginzburg. Sin embargo, ese éxito inusitado hizo, paradójicamente, que su autor se negara a convertirse en el teórico del paradigma indiciario, y durante más de veinte años no habló más del asunto. La hipótesis de Ginzburg es que “a finales del siglo XIX surgió silenciosamente en el ámbito de las ciencias humanas un modelo epistemológico –si así se prefiere, un paradigma– al que no se le ha prestado aún suficiente atención. Un análisis de tal paradigma, ampliamente empleado en la práctica aunque no se haya teorizado explícitamente sobre él, tal vez pueda ayudarnos a sortear el tembladeral de la contraposición entre ‘racionalismo’ e ‘irracionalismo’”. El artículo de Ginzburg se dedica a una serie de investigaciones sobre Giovanny Morelli, Arthur Conan Doyle (con su personaje Sherlock Holmes) y Sigmund Freud, de las que se infiere ese nuevo paradigma, cuya aplicación en distintos campos constituyó una nueva forma de conocimiento humano de la realidad.


El autor encuentra que el conocimiento a partir de spie –que puede traducirse como espías, huellas o indicios– se remonta hasta los cazadores antiguos, pasa por las prácticas jurídicas mesopotámicas, pero también por la semiología médica, para encontrarse después en el método clínico de Freud, en la práctica detectivesca inglesa (a partir de Doyle) y en la crítica de la pintura italiana después de Morelli.


En mayo de 1859 nació en Edimburgo Arthur Ignatius Conan Doyle, contemporáneo de Freud, quien había nacido en Moravia en 1856. Como Freud, Doyle estudió Medicina, y antes de instalarse definitivamente en Londres viajó por todo el mundo como médico a bordo de distintos barcos mercantes. Los detalles de sus viajes están camuflados en sus novelas, y esto era uno de los elementos fascinantes para el lector del siglo XIX, pues la geografía era el modelo de la exploración de las tierras extrañas, de la exploración de enigmas.


Por ello mismo, Freud usaba la geografía como metáfora de los enigmas por descubrir; así, decía de la sexualidad femenina que era el continente negro, Africa desconocida. O de su primera teoría etiológica de las neurosis, podía decir que había hallado el Caput Nili de la neurología, comparándolo con el descubrimiento de las fuentes del Nilo, que fue el descubrimiento más importante en la geografía del siglo XIX.


Arthur Conan Doyle también viajó a Viena a tratar de especializarse en oftalmología. No se sabe si conoció a Freud, quien estudiaba los efectos analgésicos de la cocaína para las cirugías. No está documentado ningún encuentro entre Freud y Doyle, salvo la ficción de Herbert Ross, en la película de 1976 Elemental, doctor Freud. Se trata en ella de la reunión de Sigmund Freud y Sherlock Holmes, quien va a consultar al médico por su adicción a la morfina, y ambos terminan resolviendo un caso criminal y un caso clínico, combinando sus métodos.


Pero la cercanía intelectual entre Freud y Doyle es algo más que ficción. Freud era anglófilo y leyó las novelas de Doyle; de hecho, lo cita en una carta a Jung, a propósito de la recepción de la paciente Sabina Spielrein, que éste le había remitido. En su carta le dice: “Fräulein Spielrein ha reconocido en su segunda carta que el asunto que la preocupa guarda relación con usted: por lo demás no revela sus intenciones. Mi respuesta fue de lo más sabia y perspicaz; le di la impresión de que las pistas más vagas me hubieran permitido, como si fuera Sherlock Holmes, adivinar la situación (...) y le sugería un procedimiento más adecuado, algo endopsíquico”.


La coincidencia en el paradigma entre Doyle y Freud se remonta más atrás, a sus años de formación. De su viaje a París, en un prólogo para un libro de Bourke en 1913, Freud dice: “Cuando en 1885 yo residía en París como discípulo de Charcot, lo que más me atrajo, junto a las lecciones del maestro, fueron las demostraciones y dichos de Brouardel, quien solía señalarnos en los cadáveres de la morgue cuántas cosas dignas de conocimiento para el médico había, de las cuales la ciencia no se dignaba anoticiarse. Cierta vez que discurría sobre los signos que permiten discernir el estamento, carácter y origen de un cadáver no identificado, le oí decir: ‘Las rodillas sucias son el signo de una chica honesta’. ¡Utilizaba las rodillas sucias de una muchacha como testimonio de su virtud!”


Paul Brouardel era un célebre médico forense, al cual Freud se refirió en términos elogiosos en varios escritos; dice Freud que, atraído por la personalidad de Jean Martín Charcot, en su estancia en París se limitó a seguir las enseñanzas de este único hombre y dejó de asistir a otras clases. Pero agrega: “Sólo a las autopsias forenses y conferencias del profesor Brouardel en la morgue rara vez dejaba de asistir”. Freud allí estuvo sensibilizado con la medicina forense de Brouardel y con la manera de inferir detalles de la personalidad de los cadáveres a partir de indicios. En otra referencia a Brouardel, Freud cuenta una anécdota: “Asistía yo a una de esas veladas que daba Charcot; me encontraba cerca del venerado maestro, a quien Brouardel, al parecer, contaba una muy interesante historia de la práctica de esa jornada. Oí al comienzo de manera imprecisa, y poco a poco el relato fue cautivando mi atención: una joven pareja de lejanas tierras del Oriente, la mujer con un padecimiento grave, y el hombre, impotente o del todo inhábil. ‘Inténtelo usted’, oí que Charcot repetía, ‘le aseguro que lo logrará’. Brouardel, quien hablaba en voz más baja, debió de expresar entonces su asombro por el hecho de que en tales circunstancias se presentaran síntomas como los de la mujer. Y Charcot pronunció de pronto, con brío, estas palabras: ‘Pero en casos parecidos es siempre la cosa genital, siempre... siempre’. Sé que por un instante se apoderó de mí un asombro casi paralizante y me dije: ‘Y si él lo sabe, ¿por qué nunca lo dice?’”.


Para el joven Freud, Brouardel, el maestro que revelaba los detalles de la personalidad a partir de indicios recogidos en un cadáver, era quien contaba la anécdota, y el maestro Charcot era quien afirmaba, desde toda su autoridad, aunque en un ambiente informal, aquello que no decía en su cátedra: que había un origen sexual en la etiología de la histeria.

* Texto extractado de El psicoanálisis y la investigación en la universidad, de reciente aparición (Ed. Grama). Publicado en Página12.  11 de octubre 2012

lunes, 5 de diciembre de 2011

LA MENTALIDAD DE UNA SOCIEDAD POLIFACÉTICA

La mentalidad de una sociedad polifácética

Por:  Guissell Katherine Urbina Urbina


¿Quién no ha fantaseado? Supongo yo, que todos hemos imaginado en alguna ocasión, poder manejar las cosas que nos involucran desde las más mínimas hasta las más amplias a nuestro antojo; ha sido un deseo  que por ende nos lleva a las más ocurrentes conclusiones que abarcan los ámbitos culturales, sociales y llegan a tocar, obviamente los mas íntimos y personales, de los cuales por alguna razón, en ciertos momentos determinados, nos hemos sentido inconformes; y por este juicio terminamos hablando de lo que haríamos o de lo que no, lo que sería justo y lo que castigaríamos. La pregunta es: ¿es tan cruel el mundo en el que vivimos y estamos tan inconformes con nuestra vida que no nos queda de otra que soñar y anhelar eso que nos falta, o que nos gustaría tener y no podemos, o también, lo que nos gustaría hacer y porque millones de ojos están observándonos a diario no lo hacemos?  La realidad nos ha atado a una cantidad de normas que nos catalogan como buenos o malos, como normales o locos, pero la subjetividad a la que se arraiga realmente la percepción humana hará nulo el intento de encontrar parámetros y líneas paralelas entre dos mentes humanas;  Y si es así ¿En dónde queda el principio de placer que le gusta tanto satisfacer al ser humano?

La satisfacción de los deseos que comúnmente una persona que se cataloga como normal reprime ¿qué provoca en un ser humano? Sería lógico pensar que aquellas personas que no se enfrentan ante la realidad y en este caso la excluyen de sus pensamientos están, en términos coloquiales, locas; y este hecho como ya fue explicito se da porque ellos no actúan bajo las mismas normas en las que nosotros sí; mientras algunos se hacen llamar normales, y excluyen de sus pensamientos toda clase de deseo para ocultarlo de los demás, otros sencillamente llevan ese deseo a flor de piel, lo que los lleva por ende a crear su propia realidad, su propio “mundo”. La relación que se encuentra desarrollada, citando El complejo de Edipo, al que se refiere Freud, que se hace manifiesto y permanente en alguna de las estancias del inconsciente tópico, esclarecerá a qué tipo de ley mental nos regimos. Por ende el lugar en donde la pulsión se distorsiona y cambia su destino, concluirá el porqué en el caso de estas personas psicóticas se hacen manifiestas las tendencias homosexuales a las cuales se les aplica un concepto de negación y lo cual lleva al sujeto a delirar o alucinar y siguiente a la última de las consecuencias, y por el grado de amplitud la más importante, la desconexión por completo de la realidad, sustituyendo a ésta por lo que al inconsciente del sujeto le parezca o se acople a lo que a éste le interesa.

Lo que es curioso y cabe resaltar es que los sueños tienen una estrecha relación con la psicosis, puesto que en ellos se ve representada en un  muy corto lapso todos los deseos reprimidos del sujeto; si esto sucede en los neuróticos, y es un mecanismo de equilibrio del  inconsciente económico, no hay nada de malo o raro en este proceso. Otro ejemplo que se formaliza  mucho más al contexto del diario vivir en donde influye demasiado las creencias y el ámbito cultural de la sociedad, pero que de igual manera refleja el cómo una persona normal sufre de leves momentos de psicosis momentáneas, es el hecho que se ve claramente en la manifestación de las ideas religiosas que en una comunidad tienden a tener demasiada importancia ya que involucra en sí, el mismísimo inconsciente y produce en ocasiones ciertas alteraciones de la percepción, cabe resaltar casos en los que el sujeto dice escuchar la voz de dios, o dice que se le aparecen figuras divinas que no tienen lugar únicamente en los relatos fantasiosos que nos brindan textos como la biblia, por ende estos hechos se denominan alucinaciones y por su modalidad se clasifican de tipo auditivo, visual táctil etc.; en conclusión, la percepción se altera o distorsiona alejándose de la realidad y produciendo ese tipo de reacciones que no tienen en ningún momento algo de coherente en un contexto real. Si de hecho los neuróticos utilizan todo este tipo de mecanismos con los cuales satisfacen sus deseos pulsionales y aun así se siguen viendo como actos normales, porque cuando una persona psicótica hace uso de sus mecanismos de defensa contra la realidad, (aclarando que se exceptúan los casos en los que se presentan actos violentos o en los que la integridad de otra persona se ve afectada), este hecho se considera como atroz y que está desligado del todo del contexto, por lo cual requiere ser rechazado, ofuscado, reprimido y acabado del todo como parte de un supuesto tratamiento. Freud nos asegura que la terapia de la asociación libre no funciona en el caso de los psicóticos porque ellos al estar tan separados de la realidad no logran hacer una transferencia con el terapeuta lo cual no genera el proceso de funcionalidad en el paciente, pero a este punto del texto, cabe preguntarse ¿que es funcional y que no?  si en verdad interesa, que lo que es funcional para mí también lo sea para otra persona, o si todos los psicóticos actúan de maneras agresivas y/o que perjudican al resto de la sociedad.

Al hablar de funcionalidad, hacemos referencia a la manera en como una persona afronta su realidad y la lleva organizada en relación con su vida, sus sentimientos, sus emociones y sus pensamientos formando así un contexto personal en el que además de influir todo lo mencionado anteriormente  se acopla de manera adecuada con el contexto social actual que se esté viviendo en la época del sujeto; Por lo tanto se diferencia claramente la realidad, de los recuerdos y en cuanto se habla de percepción en la psicosis, el sujeto no percibe el mundo de manera normal, lo cual lo conlleva a remplazar los estímulos sensoriales exteriores por estímulos generados conforme únicamente su inconsciente lo desee, es allí en donde se producen las alucinaciones y los delirios que son características fundamentales de los síntomas de la psicosis; el problema realmente radica en que, si para esta persona psicótica, su realidad lo hace funcional, (puesto que vuelvo a colocar en duda aquello de que solo se puede vivir una realidad generalizada con este tipo de personajes), no veo el porqué se tenga que hacer un tratamiento psiquiátrico cuando lo único que se logra es alterar al paciente de maneras exacerbadas medicándolo en todo momento, quitándole muchas veces las capacidades motrices y de lucidez que en ciertos momentos también se presentan en ellos; cuántos psicóticos no viven con nosotros, entre nosotros, siendo los más excelentes músicos, poetas o los que hacen de sus ideas una expresión de arte y en muchas ocasiones hasta mejor de las que nosotros los neuróticos haríamos; la idea no es generalizar este concepto y decir que todos los psicóticos son iguales porque existirán siempre algunos a los cuales no podremos controlar simplemente con palabras, por lo tanto será necesario el uso de medicamentos para poder frenar su demencia; pero por otro lado están los personajes que no le hacen ninguna clase de daño a los demás y que merecen un mejor trato, puesto que no está bien reprimir tantas capacidades y cualidades que se pueden encontrar en sujetos como estos por el simple hecho de que se piensa que todos actuarán de manera violenta. Ellos solo expresan sus pensamientos; su manera de ver el mundo es diferente y por ello no se puede tratar de cambiar eso; si existen diferencias hasta en los mismos neuróticos, como la subjetividad de la belleza, los diferentes ámbitos en los que nos desempeñamos, la visión de la vida y de cada sentimiento que nos brota de las entrañas, no podemos juzgar de maneras apresuradas la percepción de estas personas que como lo dije antes están llenas de muchas cualidades inigualables que también nos son de útil ayuda en muchos campos, entre los cuales se destaca el arte, ya que ellos tienen una infinidad de imaginación que tal vez nosotros por estar tan encerrados en la cajita de la realidad no tenemos. Mi pregunta es ¿acaso no es eso provechoso en un amplio criterio? No hay necesidad de generalizar, siempre he dicho que en este mundo las verdades absolutas no tienen sentido porque constantemente cambiamos y cada día vemos más rarezas, fenómenos y hechos que son maravillosamente inexplicables; si esto sucede en la naturaleza, como no ha  de suceder también en nuestro organismo, aclarando que aparte de ser seres sociales también somos naturales. La vida cada día nos asombra más, cada día encontramos cosas nuevas, y esto nos da a entender que cada quien es un infinito universo de posibilidades que jamás podremos retener en un contexto formal de verdad.

Bibliografía:

- Jairo Báez, Rosendo Rodríguez, Jaime Velosa, Jorge Mario Karam. (2009). Cuatro documentos desde el psicoanálisis sobre la investigación de la psicosis en Colombia. Bogotá: Fondo Editorial, Fundación Universitaria Los libertadores.

martes, 18 de octubre de 2011

EL CUARTO ENCUENTRO


El Cuarto Encuentro

Rosendo Rodríguez Fernández

No me canso de andar por tus collados,
De recorrer tu cuerpo y tus colinas,
De sembrar en tu tierra desgarrada
Por mi pecho de espadas y de espinas.
                               Carlos Castro Saavedra, Esposa Patria.

Semilleros de Psicoanálisis, vienen resultando significantes que han ameritado unas palabras de Jairo Báez, al cierre –que es un modo de decir, pues se trata de otra apertura- del Cuarto Encuentro de Semilleros de Psicoanálisis, realizado en Bucaramanga a mediados de un Octubre muy lluvioso.

Más allá de los obligados agradecimientos a la UNAB, que en cabeza de Margarita y Compañía, organizó el evento, y a los directivos que lo hicieron posible, quedan planteadas algunas cuestiones que me precio de considerar sintomáticamente, tratándose aquí del espíritu del psicoanálisis, el cual ha de vagar por los pasillos de las instituciones, gracias a una cierta torpeza que al marginarlo, le confiere toda su vitalidad.

Escribamos pues, del espíritu del psicoanálisis. Apareció en el IV Encuentro más como operación ideológica que como operación analítica. Sin nombres, sin Santos, pero lleno de Milagros, el Encuentro fue dominado por la palabra de los Paterfamilias.

En su extensión, las Semillas aparecieron más bien como muy desarrollados y añosos vegetales, cuyos planteamientos jalonaron, de modo inquietante, las conclusiones del Encuentro. A saber, mucho profesor, con mucha autoridad, con mucho peso de sus palabras avaladas en la tradición analítica (y psicoanalítica, pues distinciones de este talante se hicieron), y mucho estudiante cuya voz cayó bajo la sombra de los grandes árboles que aquí florecieron y esparcieron sus semillas.

Un goce, pues. Aporéticamente, goces de Amos, más entrados que de costumbre en la lógica del fantasma, de la que se precia de hablar el Psicoanálisis. Quien escribe, en efecto, estuvo bajo el empuje del goce, acusando los efectos de ese goce del otro que toma el psicoanálisis en tanto que cuerpo teórico para gozar más. La inquietante temática de las relaciones entre el psicoanálisis y la psicología, la transmisión de estos saberes, su status de saber y ciencia, los enfoques metodológicos, y los problemas de las sociedades que requieren de formas del gran Otro, especialmente ahora, dejaron ver el síntoma del IV Encuentro.

Y es Báez una vez más el que toma el lugar del analista, al finalizar el concierto de los Amos, sostenidos en su lugar por los Esclavos. Una parodia, la del esquema planteado. La metodología, es un síntoma, y como tal, síntoma de nombrados, autorizados psicoanalistas. En cierto sentido, llegar a plantear el psicoanálisis como una hermenéutica, tiene el altísimo costo de colocarlo en el lugar de la Verdad, como significante Amo que capitonea todo el Saber que sin más, es la Interpretación. Pues si el psicoanálisis es una hermenéutica, una sabiduría capitoneada en la Verdad, no queda más que adorar al Gran Dios Freud, el Espíritu Santo Lacan, y los Dioses Menores, Klein, Adler, Bion, etc. 

Toda una jerarquía eclesiástica se revela, a partir de esta asunción que hace caber al psicoanálisis en los modelos de ciencia cualitativa, y lo alinea sin mayores problemas con el construccionismo y la Dialéctica de la Ilustración. Habrá que advertir que no basta con que el psicoanálisis entre en el territorio del lenguaje, para convertirlo en una versión refinada del construccionismo o del cualitativismo. Si entra a ocupar ese lugar poco digno, al estilo del psicoanálisis de Kris, Hartmann, y Loewenstein, aquellos amantes de la autoridad de la Ciencia, prefiero dejar mi lugar a otro con preferencias obispales.

Con esto, no confundir la autoridad de la Ciencia con la ética que hace que la ciencia sea una forma de investigación, que históricamente al ser reducida a un método, pierde completamente su espíritu y muere a manos del capitalismo y el consumismo. El paso de la modernidad a la posmodernidad, cuya causa ha matado a Dios, a la Ciencia, y al Humano, deja soluciones fantasmáticas tan fallidas como la inscripción del psicoanálisis lacaniano en la Derecha Radical que se precia de ser Democracia (Liberal) enmascarada de cualitativismo construccionista, paradigma que aspira al status científico y en último término, corre el riesgo de doblar la cerviz ante los dogmas de Popper o cualquier otro espíritu caído al lado de la relación entre el Amo y el Esclavo.

El planteamiento de la Verdad como noción estadística, adorado sin más por los demócratas liberales entre los que coloco a los científicos cualitativistas y a los cuantitativistas, quizá de modo atrevido, pero sin dudar que existen verdaderos espíritus científicos, entre los cuales habrá que situar a aquel que renuncia a ser el Amo, es decir, a ser El Esclavo que dialécticamente llega a esa posición de autoridad a través de un largo aprendizaje del Control –que va del Autocontrol al Control Social- con el fin de operarlo como única salida a las relaciones interpersonales, ese planteamiento democrático de la Verdad, desemboca en una aporía. ¿No es el extremista, precisamente aquél que denuncia a quien se asume como radical, como extremista? Es decir, al denunciar al que se sale de la media, aquél que se considera no vicioso por no asumir una verdad, no nos encontramos con quien tiene las manos limpias de sangre, pero bendice al final el acto del verdugo que elimina al molesto anti-demócrata?

Centrado en la entronización de la comprensión, que apuntala prácticas como la inclusión social, el Encuentro vino a sustentar, no sin finas texturas, las justificaciones que no admiten críticas al perfecto sistema democrático, socialista-capitalista, que siempre requiere un líder para su decantación en un saber hegemónico. Una práctica antigua, que al final Jairo Báez viene a señalar, que dejo subrayada aquí: todo Encuentro termina en unas conclusiones que por lo general desembocan en elogios mutuos, Club al cual, en Bucaramanga 2011, sospechosamente fuimos convocados como maestros. Conferencias centrales, que develan una estructura de poder, apuntalada en el Saber, contrastaron con Mesas de Trabajo, donde los proletarios de la Verdad vieron en algunos casos (por lo general en lo que respecta a los Maestros o Profesores) a quienes hicieron oír sus voces, y en otros a quienes trajeron voces adormecidas por el temor y el anonimato. ¿No hay allí un lenguaje de la Verdad, más poderosa por su imposición imaginaria que por su devenir simbólico en una lucha de Amos?

Puede de inmediato, acusárseme de reducir el Encuentro a su Metodología. Sin embargo, las conferencias centrales versaron sobre la metodología, la cual, de paso, distinguió la práctica del psicoanálisis de su teoría, estableciendo una distancia, un abismo, entre el concepto y su decantación en una ética. Tal justificación pone a un lado la teoría, como un bloque de conocimiento verdadero, inmóvil o inamovible, intocable como S2, Saber Absoluto sostenido en significantes Amo como Freud, Descartes, Klein, y un sintomático Lacan un tanto ausente. La palabra peligrosa, prohibida, es aquella que emerge denunciada como antidemocrática: subversión. Una inclinación de la cerviz ante el gran Otro, constituyó el tono dominante de la metodología del Cuarto Encuentro.

Tal vez, un Encuentro fallido, en un cierto sentido. Allí se anunció la muerte del psicoanálisis en la Universidad. Se dejó implícito el mensaje de que el psicoanálisis se puede aprender en Congresos, y que la omnipotente psicología requiere otros alimentos, mucho más nutritivos, que un saber cuyo discurso se ubica en el reverso del discurso del Amo. También se planteó que viviría en los baños y las paredes. Y puede ser que el psicoanálisis no tenga más destino que ser marginal, y en su marginación, ser subversivo. Su subversión estriba, lacanianamente, en mi versión, es decir, como Reverso del Discurso del Amo, el Acto Analítico implica una movilización del sujeto del lugar del Amo, al lugar del Analista. Esta operación ciertamente, no se basa en la ignorancia. Rescatando las palabras que, desde el lugar del Amo, pronunciaba un autorizado psicoanalista, esta operación analítica requiere de un socrático docto ignorante, que olvida que sabe para poder dar lugar al saber del otro. Esto difiere de dar, una y otra vez, lugar al saber del gran Otro, práctica recurrente en este Encuentro, con apuntalamientos en esa diferenciación metodológica que reclamaba el trono, destituyendo a la teoría.

Demócratas, al fin y al cabo, se plantearon remedios dialécticos: diferenciado método y teoría no queda más que reconciliarlos, sospechosamente contrarios sin unidad. Omnipotencia del discurso, que podría decirse, Omnipotencia de las Ideas, antes que reconocer lo real en los efectos del discurso, se plantea contra Feyerabend que su concepción anti-metodológica, fuertemente apuntalada en último término en los efectos de la asunción de la ciencia como método, es Metodológica. El anti-método como un método más. Poner a Feyerabend a hacer fila con los científicos, más que denunciar su ignorancia crasa, es negar los efectos del discurso. Es tratar de incluirlo todo en las omnipotentes apuestas –sobre seguro- democráticas. No falta pues, entonces, quien incluya a Nietzsche o a Bataille entre los demócratas liberales más insignes, es decir, entre quienes sostienen en último término al gran Otro en su lugar, en sus diferentes versiones. Implica reificar una vez más el lugar del Amo, al cual no le queda más que ser reconocido no por otros Amos, como es su deseo, sino hegelianamente, ser un decadente Amo que se apuntala en la cerviz inclinada del Esclavo, que lo sostiene en su temor a la muerte.

Así, se defiende la existencia de Dios, o de la Ciencia, y se entronizan una vez más, los jerarcas eclesiales, que Saben lo que dicen, y quizá también, de un modo que podría decirse perverso, sabe lo que hacen. Si se dijera que no saben, pues estaría yo insultando su inteligencia. Báez, a quien deseo ubicar en el lugar del Analista, se vé avocado a rescatar el espíritu del Psicoanálisis. Si bien hay gratitud, por la amabilidad y deferencia que recibimos de las personas que atendieron nuestra visita, es preciso señalar el Sacrificio del Psicoanálisis en la Universidad, no solamente por la pretensión de eliminarlo de un plan de estudios, lo cual es de esperar, sino de su sacrificio en el seno del Semillero de Psicoanálisis. Habría que decir que somos las semillas, seamos docentes o estudiantes. Una vez más, señalo aquí lo que decía Báez en otro contexto: soy estudiante, así el rol que tenga en la Universidad sea el de Profesor. La experiencia, grata, dicho sea de paso, de Bucaramanga, es la de una cierta realidad que nos envuelve como semilleros: escuchamos al gran Otro, pero no al otro, el cual tiene sus investiduras imaginarias, de profesor o estudiante.

El lustre nos persigue, como la autoridad alcanzada a partir de la Sabiduría. Resistirse al peligro del desprecio, está también en este señalamiento. No creo que se trate de eliminar al profesor, pero sí de volverle a encargar la articulación entre teoría y práctica, si las llega a dividir, con la ética. Pasar a ser un analizante, productor de discurso, y llegar a autorizarse a decir, con la potencia aristotélica de sus palabras desplegadas, tomando el riesgo de defenderlas en una lucha de conciencias, es un desafío de los encuentros de semilleros. Si vamos a hablar desde el lugar del Amo, con un poderoso falo, S2, discurso esgrimido bajo la égida de la Verdad, no temamos entonces enfrentar a un Analista, en el reverso de esta práctica. En la metodología, evitar caer en el Discurso del Amo, diferenciando entre el Saber Ilustrado que hay que leer en idioma original para evitar los errores de traducción, que pervierten el Dogma, y el Saber Proletario, saber de segunda, saber de estudiante, que balbucea donde los grandes profesores dogmatizan.

Báez señaló, al final, el problema de las recetas. Creo que lo pensé o lo dije: no por ser Discurso de la Ciencia, se está libre de antemano de ser Discurso del Amo, o Recetario de Investigación. En contra de cualquier cosa que se precie a sí misma de ser, es decir, en el Reverso del Discurso del Amo, está ese molesto discurso del Analista. Cobardemente, los profesores, aparte de asumirnos como sabios, montamos escenarios a través de serviles estudiantes, para pronunciar nuestros discursos que son del Gran Otro. El señalamiento de Báez para los estudiantes fue éste: No se lo dejen quitar. No se trata simplemente de la Castración mental a la que se encuentran sometidos quienes se creen estudiantes y profesores, divididos por estos emblemas del Otro, se trata de plantear la lucha de conciencias con valentía: les pido que renunciemos a nuestros emblemas, para poder escuchar. De un par a otro, de un otro al otro, miremos en qué se sostienen nuestros discursos. No entremos de antemano ganando o perdiendo. Tengamos la valentía de ser analizantes, y a la vez, como analistas, ver nuestras propias entronizaciones, nuestros fantasmas que se fundan en la relación pasiva ante el Padre. 

Regresar a la paridad no es homogeneizarnos en la igualdad. Si llenamos el vacío con algo, ¿No debería estar esto referido al propio ser? Después de todo, a mí qué me importa el psicoanálisis. Me importa un vacío, y esta es la diferencia con las ilusiones que me importa la ciencia apuntalada en el comercio. Si alguien busca la felicidad, dudosamente está en estos caminos, y si la encuentra y está lo suficientemente loco como para tratar de compartirla o imponerla, pues que lo haga. Más allá de estos goces que se mercadearon en el Encuentro, diría yo que los frutos están una vez más por cosecharse, pues después de todo los Amos, con su Verdad, enseñan. Los esclavos, a su modo, resisten. Tendrán que soportar el nuevo orden existente. No por llamarse psicoanalista, se es algo así. Tampoco yo pretendo hacerlo, en inmodestia o en falsa modestia. Lo dejo como un desafío para cada cual. De acuerdo con Lacan, una vez asumida una postura, queda la impostura que envuelve lo real de tal asunción. Habrá semblante. No queda más que fingir inocencia o responsabilidad, o terminar en una asunción frente al mismo.

Para los participantes, como Amos o Esclavos, queda como costumbre algo que enseñaron los Maestros: una cortesía al escuchar al otro. Desde aquí, una cortesía para quienes compartieron su trabajo, el cual es muy digno del respeto y la consideración. Las preguntas que quedaron sin duda estimulan la semilla a su despliegue en las realidades por venir. Tuvimos una responsabilidad política en los Laboratorios Sociales. Si repetimos una vez más el esquema del Amo y el Esclavo, nunca nos podremos librar de nuestros goces. Termino volviendo a Báez, y su metodología, que es la del Semillero Psicosis y Psicoanálisis: trabajar desde el propio deseo. No pretendo pues, adoctrinar, sino participar en un espacio destinado al despliegue de las potencias de las semillas, entre las cuales me cuento. No nos reunimos allí a hacer hermenéutica de los textos del psicoanálisis: vivimos nuestro trabajo de analizantes. Por ello, aunque reconocemos en Lacan un significante Amo, por lo mismo nos resistimos a adorarlo. Al plantear Laboratorios Sociales, preferimos hablar entre pares, y nuestra diferencia se esgrime en la palabra. Por ello, no decimos que somos científicos cualitativistas, y nos distanciamos de allí, si bien por supuesto, no desestimamos a quien se precie de serlo, siempre que no diga que el psicoanálisis, por lo menos el nuestro, es una hermenéutica.

No deseo comprender, ni ser comprendido, pues cuando el saber desemboca en la personalidad, la infla, y nos hace creer que somos más grandes por comprensivos. Mi deseo finalmente, versa sobre lo imposible y omnipotente de tal posición hermenéutica que se funda en la comunicación. La ilusión democrática también se apuntala en la comprensión. El abismo entre los sujetos, estriba en esa comprensión y las demandas que genera, pues en últimas versa en un ideal imposible por superyoico, y es, después de todo, pretender que el Esclavo tome plenamente su lugar. 

A cambio, como un villano que sabe lo que hace, perversamente y siniestramente, propongo Analizar. Termino diciendo que tenemos el derecho de partir de no creer, pues eso nos hace un poco menos cretinos que los demás, y no nos entroniza en la imagen de buenos demócratas, sabios que comprenden la inocencia y la maldad de los corazones de los que se salen de la media estadística.

Bogotá, Octubre de 2011.   

miércoles, 6 de julio de 2011

miércoles, 23 de febrero de 2011

CASO ROMELIA

Romelia tiene 30 años, es profesional en psicología y tiene una especialización en recursos humanos. Se desempeña actualmente como gerente de su propia empresa, relacionada con la prestación de servicios sociales. Es madre de una niña de 10 años, que empieza a mostrar fobia escolar. Sólo vivió unos cuantos meses con el padre de su hija, pero éste responde por la cuota alimentaria de la niña. Romelia reside en la casa de su madre junto con su padrastro, su madre y su hija. En el momento, el conflicto de Romelia es independizarse del hogar materno y formalizar su propio hogar. No obstante ésta ha sido la constante desde que quedó embarazada. Romelia es muy dada a experimentar terapias alternativas, esto la ha llevado a la hipnosis, las regresiones, la carta astral y el tarot ente otras.



Romelia es la mayor de las dos hijas de una médico, quien tuvo dos relaciones de pareja, de la primera es hija Romelia. Su padre biológico se separó de la madre, cuando ella tenía 3 años. Su madre formaliza pareja con el padre de su segunda hija, quien asume la paternidad de Romelia como si fuera su propia hija. A la edad de 7 años, Romelia se entera que el padre de su hermana no es su verdadero padre, por boca de la madre, quien en momentos de ofuscamiento con ella, se lo confiesa. Cuando se entera que la persona que creía, no es su verdadero padre, empieza a rechazarlo y a sentir repugnancia de sí misma por haber acariciado y besado a un hombre que no es era su padre. Romelia comenzó a sufrir de asma desde que tenía 7 años y todavía ahora le dan ataques periódicos que deben ser controlados farmacológicamente.



De su infancia, Romelia recuerda maltrato por parte de la madre, que la castigaba y la golpeaba hasta hacerle sangrar la cara. La abuelita también la maltrataba y la acusaba de diabólica debido a sus ojos claros. En cambio recuerda que su padrastro la quería mucho, la mimaba y la acariciaba, y ella respondía afectivamente con la certeza que él era su padre verdadero. Romelia recuerda que ante el maltrato, se encerraba en lugares apartados de la casa y empezaba a vivir en sus fantasías. Dentro de sus éstas favoritas estaba el suicidarse y ver como su madre sufría. También fantaseaba con príncipes y héroes que la salvaban de la maldad de su madre. Gustaba de jugar con muñecos a que ella era la profesora y estos los alumnos, a los que enseñaba las lecciones que le daban en sus clases académicas. Relata sus deseos de ser cantante y actriz pero también las burlas de su madre que le decía que cantaba feo, que una mujer tan fea no podía ser actriz.



De la adolescencia, refiere que a los 16 años inicia su vida sexual empezando una etapa de promiscuidad en donde no puede, en la actualidad, saber con cuántos hombres ha estado íntimamente. Para esa época experimenta con las drogas psicoactivas sin que llegue a ser abusadora en ningún momento, pero en cambio si se hace usadora frecuente. Queda embarazada a la edad de 20 años, en un fin de semana donde estuvo con tres hombres diferentes, por tal motivo en este momento no puede saber quien es el padre biológico de la niña. Cuando se enteró de su embarazo, lo único que quiso fue darle un padre a su hija, por tal motivo escogió al que más le agradaba como padre para su hija, de los tres con los que estuvo esa noche, para informarle que serían padres. Éste rechazó la paternidad y huyó. Romelia decide entonces decirle a otro de ellos, quien acepta gustosamente y empieza a cuidarle su embarazo; pero, a los 6 meses de gestación Romelia decide manifestarle que él no es el verdadero padre, entonces el muchacho se retira decepcionado. Seguidamente Romelia informa al tercero, de que él es el verdadero padre del hijo que está esperando; éste, aunque rechaza en un primer momento las idea, la asume y se responsabiliza de los últimos meses de embarazo de Romelia. Al nacer la niña, los dos primeros muchachos regresan y le informan a Romelia, por separado, su deseo de ser el padre de la niña, sin importarles si son el padre biológico de la niña. Romelia quisiera que fuese el primer informado, pero éste se halla en esos momentos ¨cogido por las drogas¨, por tal motivo ella desecha la idea inicial de que él sea el padre ideal para su hija. Pensando en lo mejor, en términos económicos, decide que sea el segundo el padre de su hija, y con él mandan a registrar la niña, e intentan formalizar una vida de pareja y familia, siendo imposible convivir por los problemas de alcohol del joven y los ataques de celos de ella. Romelia se separa y se va a vivir a la casa de la madre, manteniendo la mentira de que fue casada civilmente y divorciada.



A la edad de 23 años decide viajar a conocer a su padre biológico, pero la zozobra de ser violada por él no la dejó dormir en las noches que estuvo pernoctando en su casa; llegó al punto de colocar cantidad de objetos, (mesas, sillas) contra la puerta, para mitigar la angustia de que el padre, en cualquier momento, irrumpiera en la habitación. El padre le ofreció la posibilidad de que se quedara viviendo con él y su familia, pero ella rechazó la oferta a pesar de ser bastante rentable. Romelia señala sentir afectos positivos (sentimiento de ternura, amor, compasión) por su padre biológico, a pesar de no haber vivido mayor tiempo con él; en cambio se recrimina por sentir afectos encontrados por su padrastro, siendo que él siempre ha estado pendiente de su bienestar, y haberse comportado siempre como su verdadero padre.



En su relación de pareja, se aprecian ciertas características propias a todas las relaciones que ha tenido formalmente. Los celos (fundados en su mayoría, justificados otros) de parte de ella son una constante; la intensificación de sus sentimientos de dependencia y control a su pareja, hasta el punto de desear formar parte de esa persona (introducirse en ella) para poder estar segura y conocedora de sus pensamientos, sentimientos y acciones. La angustia de no poder controlar a su pareja la lleva a cometer acciones que rayan en lo bizarro, tal como llamarla por teléfono cada 5 minutos por horas consecutivas. Ante la falta de evidencia a sus sospechas construye delirios paranoicos bastante estructurados, a partir del más mínimo estímulo, y sobre ellos empieza a actuar y tomar decisiones reales, sin importar a que persona o situación involucre. Igualmente, a llegado a maltratar físicamente a sus parejas, en su afán de retenerlas a su lado y en ánimos de que le confirmen sus sospechas de infidelidad.



En su visión del mundo es bastante masculina, detesta las labores propias de la mujer de su tiempo, se asume más de tipo ejecutivo, deseosa de ser la parte que aporte económicamente a la familia que pueda finalmente formalizar. No le gusta las labores del hogar, no le gusta jugar con su hija, refiere que todas esas labores que ejerce la mayoría de las mujeres no fueron hechas para ella. Desea que el hombre que se case con ella cumpla con esas funciones.



En su sexualidad, se asume femenina pero para llegar al orgasmo debe fantasear que está con una mujer, los pechos de la mujer es su objeto de mayor erotismo y excitación. Otra de sus fuentes de excitación es el poder penetrar analmente a su pareja. Como se planteó adelante, Romelia no ve mayor inconveniente en estar en intimidad sexual con cualquier hombre, pero refiere diferenciar las relaciones sexuales que hace con amor de aquellas que hace por simple placer o por razones del momento. Es selectiva en su comportamiento sexual; de acuerdo con la persona que esté en el momento puede desinhibirse en actividades orales, anales o vaginales siendo sujeto u objeto. Ha tenido relaciones con varios hombres a la vez, (orgía), bajo altos efectos de drogas y alcohol, sintiéndose culpable y sucia posteriormente. Ha tenido sólo una relación homosexual, de la que refiere no fue tan satisfactoria como sus fantasías y por tal motivo no se siente tentada a repetirla. Su tipo de hombre es aquel con facciones femeninas, ¨lindos¨ según su decir. En su búsqueda a tenido relaciones sexuales con bisexuales y otro que creía ser homosexual declarado. Con este último tuvo un gran romance, donde se planteó la posibilidad de casarse y tener un hijo. La relación fracasó por detalles ya mencionado sobre la forma como se relaciona con las parejas.



De la madre de Romelia se sabe que proviene de una familia donde los padres eran muy severos y maltratantes. Hay referencias de cómo su padre (abuelo materno de Romelia) colgaba de las manos de un árbol a uno de los hijos y lo golpeaba hasta hacerlo sangrar. La razón por la cual la madre de Romelia se separa de su primer esposo (padre de Romelia) es un misterio donde se guarda total hermetismo. La única explicación que da la madre a Romelia sobre el hecho es que el señor le fue infiel, pero se rehúsa a dar más detalles o ahondar en él. Romelia y su madre se relacionan de una forma agresiva y conflictiva. La madre siempre le está señalando su inutilidad y Romelia le recrimina por la crianza que le dió. Son continuas las manifestaciones verbales de agresión y recriminaciones mutuas. Su madre siempre ha sido profundamente religiosa y acusa a Romelia de atea por no compartir sus actividades místicas. La relación que la madre de Romelia lleva con su segunda pareja se caracteriza por su gran autoridad sobre él y la sumisión de él a los dictados de ella. Le administra totalmente su vida, su salario, sus gustos, decisiones, etc. Se sabe que al principio de su relación, la madre celaba exageradamente a su compañero, pero que en una discusión él la golpeó en la cara, dejando ella por siempre esos comportamientos de ira y descontrol exagerados. La relación actual de Romelia con el padrastro es de desconfianza, lo percibe como ¨viejo verde¨ que la mira morbosamente y con intenciones depravadas.



A la segunda relación de pareja de la madre pertenece la segunda hija, ella tiene problemas de audición y siempre estuvo con ayuda especial para reforzar su parte académica. En el momento, esta hija está casada con un hombre caracterizado por su fuerte carácter maltratante y su poco logro económico. Es la madre de Romelia quien les ayuda económicamente, y con la crianza y cuidado de los dos pequeños hijos que tienen, producto de esta relación. El niño mayor se muestra hiperactivo, y agresivo con los compañeros; esto ha ocasionado que el niño empiece a ser golpeado por su padre, su madre y su abuela, de tal forma que Romelia siente que ya es exagerado el castigo y que raya en el maltrato y el gusto masoquista del niño.



La niña de Romelia, fuera de sus fobia escolar, manifestada en vomito y mareos al llegar al colegio, sin justificación médica, se muestra bastante bien anímicamente. Busca el cariño y apego de su madre pero la madre muestra su rechazo; a veces Romelia siente intensa repulsión ante la cercanía de la niña. Romelia afirma que quien se ha ubicado como madre de su hija es la abuela y ella se percibe como el padre de la niña. La niña le ha referido a la madre su deseo de no tener hijos cuando sea grande, pero sin embargo se muestra muy cariñosa con sus primitos y con los niños del conjunto residencial donde habita. La relación de la niña con su padre (supuesto padre) es buena a pesar de no vivir juntos; cuando tienen la posibilidad de encontrarse, el padre le demuestra toda su afectividad y la niña le responde de igual manera. Es de señalar, que aún ahora, el padre tiene problemas de relacionados con el alcohol.